martes, 9 de junio de 2009

Consolidación del centro en la UE

Editorial

El Mundo, Medellín

Junio 9 de 2009

Tenemos que celebrar la consolidación de los partidos de gobierno en Alemania, Francia e Italia.

Un triunfo categórico de la centroderecha, que consolida sus mayorías en el Parlamento Europeo; un retroceso considerable de la centroizquierda socialista y una cada vez más reducida presencia de las extremas, tanto de la extrema izquierda comunista como de la ultraderecha nacionalista, son los hechos más relevantes de las elecciones celebradas en los 27 países de la UE entre el jueves y el domingo últimos, aun cuando algunos analistas ponen demasiado énfasis en la abstención, que fue del 56,61%, dos puntos por encima de la de hace cuatro años, y que atribuyen a la supuesta apatía del electorado europeo y al descontento por la falta de respuestas satisfactorias a la crisis económica.

A propósito de la abstención, al igual que en nuestros procesos electorales domésticos, a ese nivel nos parece que es igualmente representativa y suficiente una participación del 40%, porque en todas partes se cuecen habas y allá como aquí hay gente que no quiere o le da pereza votar o lo considera inútil o simplemente no le despiertan interés las propuestas ni los candidatos, aparte de quienes no votan porque se los impiden múltiples circunstancias personales. Se podría cuestionar la representatividad de una votación como esa, si hubiera estado afectada por fenómenos graves de violencia o amenaza sobre la libertad de los electores, pero eso no sucede ya, por fortuna para ellos, en ninguna nación de Europa. De modo que allí sí que es válida nuestra tesis de que los que votan se convierten en una inmensa muestra estadística que alcanza una proporción tal que es una representación exacta de lo que piensa la totalidad de la población, en este caso de los 388 millones de electores convocados a las urnas.

Un aspecto destacable, para nosotros, es que se haya confirmado la mayoría y aumentado el peso político de los partidos de centroderecha en un cuerpo legislativo que nació hace más de medio siglo, como simple “consultor” de los gobiernos, y poco a poco fue tomando fuerza y reuniendo competencias, hasta convertirse en instrumento fundamental de participación ciudadana en las grandes decisiones que atañen a toda la Unión Europea. Se dice que hoy por hoy tiene el poder de votar o enmendar las dos terceras partes de las leyes europeas, en asuntos desde cambio climático hasta tarifas de telefonía móvil; también puede enmendar el presupuesto de la UE y aprobar a los candidatos para la Comisión Europea, la administración de la Unión y la junta de directores del Banco Central Europeo.


Y el otro elemento de análisis es el significado de estas elecciones europeas de cara al contexto global de la política y al liderazgo de los Estados Unidos. Con la campaña electoral demócrata y el triunfo de Obama se creó la falsa expectativa de un viraje hacia la izquierda, pero después de su posesión y a medida que ha sentado las bases de su gobierno y demostrado que el Imperio es el Imperio y que no hay un cambio substancial en la manera de afrontar los grandes conflictos y desafíos mundiales, esa oleada de entusiasmo izquierdizante tocó playa y ahora, como lo demuestra el triunfo y la consolidación del Centro en Europa, se produce el reflujo de tranquilidad, uno de cuyos principales beneficiarios es el propio presidente de los Estados Unidos.


Los datos consolidados muestran que el Partido Popular Europeo (PPE) resultó triunfador con 36.6% de votos, ante el Partido Socialista Europeo (PSE), con 21.6 por ciento, lo que le permite al primero contar con 267 escaños y al segundo con 159, del total de 736 de la Eurocámara, que se instala el próximo 10 de julio en Bruselas. Por su parte, la Alianza de Liberales y Demócratas tendrán 81 escaños y el Partido Verde 51. Otros 90 escaños se repartirán entre candidatos sin afiliación definida, otros 55 se repartirán entre los comunistas de la Izquierda Unitaria (35) e Independencia/Democracia (20). Los otros 35 asientos serán para el partido Unión por Europa de las Naciones (UEN).


Al discriminar por países, tenemos que celebrar la consolidación de los partidos de gobierno en Alemania, Francia e Italia. En el primero, el mayor país de la UE y por lo mismo, con la mayor representación en el PE, con 99 eurodiputados, la CDU/CSU de Angela Merkel alcanzó el 39% de los votos, mientras que la oposición socialdemócrata (SPD) sólo llegó al 20%, el resultado más bajo de su historia. La extrema izquierda, Die Linke, obtuvo un 7,6%, mientras que los liberales (FPD) obtuvieron el 11% de los votos. El triunfo es un voto de confianza en la alianza gobernante, a poco de celebrarse las legislativas, y una muestra de que no es una percepción equivocada la que aquí tenemos de la señora Merkel como una líder seria, mesurada y comprometida con los grandes temas de Occidente y, particularmente, con las iniciativas globales de los Estados Unidos.


En Francia, la UMP del presidente Sarkozy obtuvo el 28,5% de los votos, mientras que en el segundo lugar, ambos con el 16%, empataron Europa Ecología (de Cohn-Bendit), y el Partido Socialista. El otro caso que sorprendió a muchos fue el del primer ministro Berlusconi, que además se dio el lujo de encabezar la lista de su partido y obtuvo el 35,6% de los votos, demostrando que a la hora de la verdad cuentan poco para el electorado italiano su buen gusto por las mujeres y sus líos de alcoba con la señora. En España, el conservador Partido Popular, en la oposición, con el 42% de los sufragios, derrotó a los socialistas del PSOE, que obtuvo el 38,5%.


En resumen, la centroderecha ganó en la mayor parte de Europa, incluyendo sus seis mayores potencias: Alemania, Francia, Reino Unido, España, Italia y Polonia. La socialdemocracia fue la gran perdedora, a punto de que el principal gobierno a su cargo, el de Gran Bretaña, con el partido laborista del Primer Ministro Brown, sufrió la peor derrota electoral desde que está en el poder y algunos analistas vaticinan que es el principio del fin de su reinado. La tendencia en el resto de la UE, donde los conservadores gobiernan en 21 de los 27 países, fue similar, con excepción de Suecia, Dinamarca, Grecia y Eslovaquia, donde la izquierda ganó las elecciones europeas. En general, los resultados son buenos para Colombia, porque muestran un mayor aislamiento de los grupúsculos de furibundos eurodiputados, enemigos de nuestro país y su gobierno, y “compañeros de viaje” de la narcoguerrilla terrorista.

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