Por José Obdulio Gaviria
El Tiempo, Bogotá
Junio 10 de 2009
Es el título de uno de los videos más visitados en YouTube. Carlos, jovencito español, buen narrador, mejor histrión, cuenta -navegando aún en alcohol residual de una farra pantagruélica- cómo la bella Chehuaca, joven fresca, directa, sin melindres, lo mandó a freír espárragos con esta frase inapelable: "¡Contigo no, bicho!".
Pudo haber propuesto -lamenta Carlos, en su festiva diatriba- una mentira piadosa, un eufemismo de trámite: un dolor de cabeza, algo, en fin, que dejara viva la esperanza o la autoestima. Chehuaca, protesta Carlos, espetó un cruel ¡no! respecto a la acción -cama- y le encimó un calificativo infamante: ¡bicho!, mosco, lagartija, alimaña.
En Europa tienen esa respuesta a flor de labios cuando se trata de enfrentar la apología al terrorismo: ¡Contigo no, bicho! ¡Tú no eres actor de la democracia, eres su enemigo! Y los jueces te perseguirán si vas por ahí en plan de rebelión contra
España, Alemania, Austria, castigan con prisión la simple negación del holocausto judío o la apología de la ideología nazi. ¿Por qué?, preguntará algún ultrademócrata. Y revirará: eso viola los derechos fundamentales de libre pensamiento y expresión; hace nugatorio el disfrute del libre desarrollo de la personalidad. Allá le responden: ¡estúpido! -para usar la certera imprecación de Clinton a los estúpidos-: las ideas terroristas y antidemocráticas se convierten, una vez asimiladas por los prosélitos, en una fuerza material (bombas suicidas, secuestros, desapariciones). Eso es del abecé del marxismo.
En España, donde bastante saben, determinaron que los partidos y personas que hagan apología del discurso -óigase bien, del discurso- y de las prácticas de Eta, Farc, Al Qaeda y demás bandas, incurren en delito con nombre redundante: apología del delito. Por eso tienen sub júdice a Remedios, la no bella, activista española que cruzaba correos con 'Raúl Reyes' y preparaba raquíticas manifestaciones anti-Uribe en sus visitas (igual a la que intentarán hoy en Canadá). He de decir que la bibliografía del tema es abundantísima y, para no atafagarlos, me limito a recomendar los textos políticos de Fernando Savater y Edurne Iriarte, citados ampliamente en mi Sofismas del terrorismo.
Revista Semana predica una idea diametralmente contraria. 'Reyes' usaba, indistintamente, el alias o el nombre propio -'Cienfuegos' o 'Miguel'- de cierto profesor. Eso salta a la vista en sus archivos para cualquier investigador mediocre. (Pero Semana, soy infidente y es una digresión, destituyó a buenos e imparciales investigadores que lo hubieran notado, para poder regar impunemente la especie falsa, calumniosa y violatoria de la ética periodística, de que yo fui la fuente de otra de sus investigaciones, con foto incluida. Juro que es falso y que lo demostraré en los estrados judiciales.)
Sigamos: Semana usa unos ditirambos, que repugnan a los demócratas, para describir a ese 'Cienfuegos' o 'Miguel' en su artículo 'Ni ángel ni demonio'. El escrito niega el derecho del Estado a perseguir la apología del terrorismo y pretende que se decrete la libertad inmediata de los guerrilleros que medio sepan hablar y se declaren altruistas, según recomienda la sala penal de
Equilibremos: recomiendo también textos que defienden la corriente de Semana y Anncol: Farc-Ep. Temas y problemas nacionales (Carlos Medina y otros). Qué, cómo y cuándo negociar con las Farc (Arteta, Lozano y otros). En Psicología criminal, de Soria Verde, encontrarán la definición y descripción exactas de las Farc, según Uribe y
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