viernes, 16 de octubre de 2009

Ecuador, ¿juego sucio?

Editorial

El Colombiano, Medellín

Octubre 16 de 2009

Vuelve y juega el Ecuador de Correa como lo sabe hacer: sin transparencia y sin definición, a menos que su definición sea decir que sí, pero hacer lo contrario. ¿O será que una vez más oyó el mal consejo de Chávez y ahora borra con el codo lo que creímos empezaba a escribir con la mano en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York?


¿Por qué Ecuador guardó silencio entre el 24 de septiembre y el 14 de octubre? Tal vez no fue capaz de enfrentarse a la Asamblea en pleno de la ONU ni al ex presidente estadounidense Jimmy Carter. Quizás quería posar de conciliador para luego mostrar su verdadero rostro, su mirada desafiante, que tan bien le hemos visto en reuniones regionales.


¿Será pura coincidencia la actuación "autónoma" del juez de Sucumbíos, en vísperas de la reunión que debían tener en Ibarra, Ecuador, los Cancilleres de las naciones hermanas, los Comandantes de las Fuerzas Armadas y las comisiones técnicas de ambos países? ¿Por qué el juez no dijo nada cuando la reunión fue en Ipiales, Colombia? ¿Por qué actúa en vísperas de que el presidente Correa salga como ángel inocente para la reunión con sus pares del Alba? ¿Por qué el 24 de septiembre, mientras en Nueva York se reunían los Cancilleres Bermúdez y Falconí, el juez de Sucumbíos profería orden de captura contra Freddy Padilla de León, Comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, quien combatió hasta la muerte a Raúl Reyes, segundo de la guerrilla de las Farc, que se refugiaba en territorio ecuatoriano a 1800 metros de la frontera con nuestro país?


No nos cabe en la cabeza que el gobierno ecuatoriano pretenda normalizar relaciones diplomáticas con Colombia, permitiendo que su Función Judicial -lo que nosotros llamamos la Rama Judicial- expida otra orden de captura. La primera, fue contra Juan Manuel Santos, Ministro de Defensa cuando se llevó a cabo la operación Fénix. Ahora la orden es contra el Comandante en ejercicio de las Fuerzas Armadas de Colombia, el General Padilla de León.


Más difícil nos queda entender que el Canciller ecuatoriano pretenda justificar esta judicialización de la diplomacia, aduciendo la separación de poderes de su país. Y mientras tanto, el Presidente Correa, guarda silencio como si las cosas no fueran con él. ¿No deben primar los intereses superiores de ambos pueblos?

Al ver tanto gesto buscando la buena vecindad, creímos que el gobierno ecuatoriano había logrado entender la concepción moderna de soberanía en un mundo globalizado en donde el terrorismo también es global. Vana ilusión.


Estamos de acuerdo con Gabriel Silva, nuestro Ministro de Defensa, cuando dice que llegó la hora de ver si Ecuador quiere realmente normalizar o no las relaciones con Colombia y que, en consecuencia, el gobierno de dicho país debe tomar acciones concretas para dejar sin efecto la orden de prisión contra el General Freddy Padilla de León. También, con el rechazo enérgico del Ministro del Interior y de Justicia, Fabio Valencia, quien ratifica que la decisión de la autoridad judicial ecuatoriana viola el Derecho Internacional Público.


Creemos que nuestro país ya ha hecho demasiado frente a la insolencia del Gobierno ecuatoriano. Colombia no puede renunciar a su dignidad ni dejar que pretendan llevar a la cárcel a quienes han servido a la Patria y al mundo, a través de actos heroicos. Quizá lo adecuado sea aprender a vivir sin vecinos que juegan a varias bandas. Y mirar hacia otras fronteras que sí entienden nuestro sacrificio y trabajo contra la peor amenaza del mundo de hoy: el terrorismo y el narcotráfico, dos caras de una misma moneda.

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