martes, 20 de octubre de 2009

Las elecciones uruguayas en la recta final

Emilio Cárdenas*

Eldiarioexterior.com, Nueva York

Octubre 16 de 2009

La región toda sigue con marcada atención lo que está ocurriendo en el proceso electoral del Uruguay, que culminará el próximo 25 de octubre con la primera rueda de las elecciones en las que se decidirá si José Mujica (el candidato de la izquierda) o Luis Alberto Lacalle (el candidato con más posibilidades que presenta la oposición conformada por los partidos tradicionales), ocuparán el sillón presidencial del país rioplatense.


Las elecciones orientales trascienden el marco nacional uruguayo, porque podrían transformarse en el principio de un “giro” hacia el centro de la política regional, que en los últimos años ha estado dominada por la izquierda, sea “radical” (como
Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega o Cristina Fernández de Kirchner) o “moderada” (como son las experiencias lideradas por los gobiernos de izquierda de Michelle Bachelet, en Chile, el presidente Lula” en el Brasil, o Tabaré Vázquez en la República Oriental del Uruguay). La “señal” que emita Uruguay, entonces, puede quizás comenzar a marcar un rumbo más allá de su propio país. Que seguramente confirmará la elección chilena, que le sigue en el calendario electoral regional.


No solo el referido eventual “giro” hacia el centro uruguayo va a ser seguido con atención. También la posibilidad de que un pueblo de la región consagre, a través de las urnas, como su Presidente, a un hombre que perteneció a la dirigencia más alta de un movimiento como el de los “
Tupamaros”. Una agrupación que en el conflicto armado interno que afectó al Uruguay (como a otros países de la región) en la dura década de los 70, pudo haber sido responsable de un buen número de asesinatos, secuestros u otros delitos cometidos contra civiles inocentes todo a lo largo de ese enfrentamiento. Esos delitos son, en rigor, “crímenes de guerra”; esto es nada menos que “delitos de lesa humanidad” cometidos durante un conflicto armado interno, que están específicamente prohibidos por el artículo 3° (la llamada “Cláusula Martens”) de la Cuarta Convención de Ginebra de 1949.


Que una mayoría del educado y sereno pueblo uruguayo tome una decisión de ese porte sería realmente una lástima, desde que debilitaría políticamente la estructura de protección a los civiles inocentes que consagra inequívocamente el derecho internacional.


Por esto seguramente
Luis Alberto Lacalle, en el cierre de su campaña, llamó la atención (particularmente de los indecisos) sobre el significado que, esta vez, tiene el voto oriental, alertando acerca de la eventualidad de un retorno a las “ideas” tupamaras de la década del 70, si Mujica llega al gobierno.


Por esto quizás los silencios de
Mujica, que ahora apuesta a “la inercia”. Aunque no puede descartarse que esos silencios hayan sido provocados por sus imprudentes manifestaciones acerca de “cómo somos los argentinos”, en su opinión. Este argumento de Lacalle fue presentado en la ciudad de Florida, cuando culmina la campaña electoral uruguaya, además de todo un paquete de medidas de estímulo regional propuesto por el Partido Nacional.

Las proyecciones.


Cuando la carrera electoral está en su recta final, las encuestas generan sensaciones contradictorias. Por una parte aparece la generada por Factum, que sugiere que los candidatos Blancos, esto es los del Partido Nacional, están perdiendo popularidad, lo que -sin embargo- no se refleja en un aumento de los votos de la izquierda, sino en un insólito crecimiento del porcentaje de “indecisos”.

Por otra parte, la consultora MPC, mientras anuncia que dará a conocer el jueves 22 su “proyección definitiva”, sugiere ya que en las elecciones de octubre (primera vuelta) el Frente Amplio obtendría entre un 37 y un 42% de los votos, mientras que Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional, lograría entre un 35 y un 38% de los sufragios.


No obstante, aclara que, en su parecer, esos resultados se revertirían luego en noviembre, de cara al balotaje, esto es en segunda vuelta, donde el candidato nacionalista,
Luis Alberto Lacalle, derrotaría a José Mujica obteniendo una votación cercana al 52-55%, mientras que su rival de izquierda alcanzaría entre un 40-43% de los votos.


Para la encuesta de MPC en octubre habría una “sorpresa” que, a la postre, aseguraría el triunfo de la oposición, en la segunda vuelta. Según la encuestadora, el candidato del Partido Colorado,
Pedro Bordaberry, podría alcanzar entre un mínimo del 17% de los votos y un máximo del 22%.


La encuesta del MPC se completa sugiriendo que el
Partido Independiente obtendría el 3% de los sufragios; la llamada Asamblea Popular un 1%; y finalmente que los votos en blanco y los que resulten anulados no habrán de superar el 3%.


Queda visto que para el
Uruguay la elección que se acerca tiene enorme importancia. Pese a la buena gestión de Tabaré Vázquez, que no pudo imponer un sucesor “de su propio palo” en el seno del llamado “Frente Amplio”. La circunstancia de que esta agrupación haya elegido al líder tupamaro podría terminar afectando adversamente a la izquierda uruguaya, dando simultáneamente comienzo a un nuevo movimiento pendular regional que apunte ahora a reinstalar al centro en el espectro de ideas políticas.

* Emilio Cárdenas, ex Embajador de la República Argentina ante la ONU

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