martes, 20 de octubre de 2009

¡Se les dañó el negocio!

Francisco Javier Saldarriaga A.

El Colombiano, Medellín

Octubre 20 de 2009

La noticia que proporcionaron las autoridades sobre le existencia de más de 25 fuentes ilegales de las informaciones escandalosas, que algunos medios de comunicación emplean para incrementar su audiencia o a la demanda del medio escrito, comprueba contundentemente que la moral y la ética de esos directivos de medios es indirectamente proporcional a las utilidades económicas que perciben con las informaciones obtenidas fraudulentamente por esos delincuentes.


Ahora muy seguramente como buenos efectistas que son, harán mutis por el foro como lo están haciendo; dejando pasar esta información sin darle mucha divulgación y así evitar que los colombianos nos enteremos a cabalidad de sus mañas y sus acciones ilegítimas para conseguir esas grabaciones que muy seguramente fueron instigadas por ellos para así mejorar sus negocios.


En otros países con menos libertades ya estarían a muy buen recaudo estos individuos que, aprovechándose de delincuentes comunes, se dedicaron a hacerle el juego a intereses mezquinos de algunos grupos de oposición, en unos casos, e indirectamente, no sabe uno si consciente o inconscientemente, a los grupos terroristas que pretenden tomarse el poder. Desprestigiar al gobierno que los está diezmando es una forma de ayudarles a estos facinerosos.


Si en nuestra legislación de impuestos existen herramientas para investigar el manejo de los dineros y la contabilidad de estos medios de comunicación, ya es hora de que se hagan las visitas pertinentes para buscar minuciosamente cómo es que han pagado por esas informaciones y si quienes recibieron los dineros los han declarado ante las autoridades competentes. Estoy seguro de que allí encontrarán muchas irregularidades, tanto de quien paga por pecar como de quien peca por la paga. Sabremos también que quienes manejan estos negocios no son unos angelitos, por el contrario, descubrirán más pecados de los que muy posiblemente ellos, en su falsa moral, han publicado mañosamente sobre funcionarios y personajes de la vida nacional que no cuentan con sus simpatías.


Sabemos de lo sucios que son algunos, cuando reciben estímulos económicos de parte de un interesado en dañar un proceso o enlodar un contrato. No se paran en pelitos para destruir prestigios, no dan oportunidad de defensa a quien están destruyendo; se convierten en demoledores profesionales que solo dejan el polvero y lo peor es que se consideran impolutos. No sé si duermen tranquilos, me queda esa gran duda.

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