sábado, 31 de octubre de 2009

Ya no más canalladas

Jaime Alzate Palacio

La Patria, Manizales

Octubre 31 de 2009



La madre de todas las calumnias es la acusación de uno de los delincuentes más tenebrosos del país contra el vicepresidente Francisco Santos.


Bien es sabido que uno de los principales problemas que tenemos en nuestro país, y que es ya una generalización en América Latina, es la mala administración de justicia por parte de Poder Judicial. Esto nos hace perder cada día más confianza en lo que tiene que ser la columna vertebral de una democracia, porque un país sin justicia no deja de ser un territorio salvaje perdido en lo profundo de una selva.


Lamentablemente, lo que estamos viviendo es el desprestigio acelerado de lo que es la rama del Poder más importante de un Estado. Hace más de tres meses se viene presentando un enfrentamiento en el nombramiento de Fiscal General de la Nación, en un tire y afloje cuyas consecuencias son el incremento del rechazo de la opinión pública ante un hecho que no tiene antecedentes en la historia y cuyas causas son una evidente lucha política promovida por las más Altas Cortes en un rechazable afán de convertirse en una justicia deliberante.


Todo este mal ejemplo, venido de lo alto, produce los resultados nefastos de que cientos de delincuentes, comienzan a regar calumnias por doquier, que sirven para dañar la honra de personas, que por la trayectoria de su vida y por los servicios prestados a la patria, deberían recibir respeto y admiración, pero que injustamente pasan hoy por momentos muy difíciles.


La demostración más palpable de estos hechos son los ataques de que están siendo víctimas una gran cantidad de miembros de nuestras Fuerzas Armadas.


Sólo para dar unos pocos ejemplos, el caso del almirante Arango Bachi llega a límites incalificables de canallada. Después de haber sido sometido durante más de tres años al escarnio público y recluido en la cárcel por las acusaciones de testigos cuya falsedad ha sido reconocida por el fiscal encargado del caso, acaba de declararse en el juicio que se le sigue, que las pruebas presentadas no tienen ninguna veracidad, comenzando por argumentos tan simples, como que las coordenadas de las órdenes de movilización de la fragata Almirante Padilla dadas por Arango, distaban más de 60 grados de la posible ruta de los narcotraficantes, que según los falsarios utilizaron los narcotraficantes. La acusación es tan estúpida que uno no se imagina cómo han tenido que pasar tres años para darse cuenta de semejante falsedad.


El general Mario Montoya, cerebro de una de las estrategias más exitosas de rescate en el mundo como fue la Operación Jaque, a los pocos días fue retirado de su cargo por acusaciones de enemigos del Ejército de haber sido responsable de supuestos falsos positivos, que ya fueron también rechazadas por falta de las más elementales pruebas.


Y así siguen multiplicándose los casos, hasta llegar al que podríamos llamar la madre de todas las calumnias. Es la acusación de uno de los delincuentes más tenebrosos del país contra el vicepresidente Francisco Santos. Ya Semana dijo que tal vez su único defecto, era que tenía un poco suelta la lengua; pero de allí a llegar, como lo hace Mancuso, a denunciarlo dizque por haberle propuesto que se organizaran en Bogotá grupos de paramilitares para enfrentar a los narcoguerrilleros, es llegar a los límites de la infamia.


Sin embargo, estas bellaquerías, impulsadas por algunos mamertos seudoperiodistas, tienen a un hombre bueno, supongo que con una gran angustia, defendiéndose de estas falsas acusaciones.


Y así podríamos estar llenando cuartillas, viendo cómo las honras ruedan por los suelos con gran sentimiento de indefensión ante los ataques de los bandidos. Es hora de amarrarnos los pantalones y rechazar con valor tantas canalladas.


P.D.: Sólo hay dos clases de personas realmente fascinantes: las que lo saben absolutamente todo, y las que no saben absolutamente nada.

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