sábado, 28 de noviembre de 2009

Una reunión más

Editorial

El País, Cali

Noviembre 28 de 2009

Con una presencia que no corresponde a la importancia que algunos países del subcontinente pretenden otorgarle, y con la explicable ausencia de los ministros de Defensa y de Relaciones exteriores de Colombia, se realizó en Quito la reunión de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur. De nuevo los afanes del Gobierno de Venezuela por atacar a nuestro país se convirtieron en motivo que divide en vez de convocar la unidad que inspiró la organización.

Sólo Brasil mandó a Quito a sus ministros de Relaciones y de Defensa. Y mientras dos más, Venezuela y Perú, enviaron a sus cancilleres, los de Paraguay y Surinam fueron representados por los de Defensa. El resto, Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Guyana y por supuesto Colombia, mandaron delegaciones conformadas por subsecretarios y “delegados técnicos”. Ello da a entender el grado de desconfianza existente tanto como la actitud cautelosa que tiene la mayoría de sus miembros, frente a los intentos por convertir a Unasur en un tribunal que juzga y en una organización que puede ser manipulada para avalar posiciones unilaterales que responden a ideologías y oportunismos dañinos.

Eso fue lo que ocurrió, por ejemplo, cuando Rafael Correa, actual presidente pro tempore de Unasur, condenó el proceso electoral que tendrá lugar en Honduras mañana. Fue una posición no consultada con la totalidad de los miembros del organismo. Y pese a que todos han condenado el golpe de Estado contra Manuel Zelaya, ya se sabe que países como Perú y Colombia enviaron delegados que vigilarán el proceso para elegir el nuevo gobernante.

Pero hay algo más grave: la reunión de Quito tenía todos los ingredientes para convertirse en caja de resonancia de los insultos del régimen de Hugo Chávez contra Colombia. De tiempo atrás fue notoria la intención de insistir en juzgar a nuestro país por el acuerdo militar con los Estados Unidos, pese a que ha sido publicado hasta la última letra. Y no obstante que el Gobierno Nacional ha ofrecido las garantías de que no permitirá el uso del acuerdo para agredir o espiar a las demás naciones suramericanas. Nada de ello sirvió para evitar que los miembros del Alba, encabezados en esta ocasión por el procaz Canciller de Venezuela, persistieran en su estrategia de desinformar sobre el convenio, necesario para alimentar el fantasma del “imperialismo invasor” con el cual justifican sus posiciones ideológicas.

Así transcurrió la reunión, que debería marcar una ruta seria al intento de unión del subcontinente propuesto por el presidente Lula da Silva. Por fortuna, Perú presentó una posición interesante y esperanzadora sobre desarme de la región y sobre acuerdos para lograr la paz y la convivencia. Además, Brasil se declaró satisfecho con las explicaciones de Colombia sobre el convenio con los Estados Unidos. Pero de nuevo quedó en el aire el ambiente de desconfianza que atenta contra la Unasur. Y seguirá vigente mientras persista el intento por usarla con propósitos políticos muy distintos a la unión y la confraternidad de los pueblos suramericanos.

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