sábado, 28 de noviembre de 2009

La "admirable" solidaridad latinoamericana

Jaime Alzate Palacio

La Patria, Manizales

Noviembre 28 de 2009



Definitivamente nuestro continente merece el apelativo de “republiquitas bananeras” con que es ampliamente conocido en el mundo. Desde que, haciendo uso de su derecho a la legítima defensa, nuestro glorioso ejército dio de baja a uno de los más peligrosos terroristas en la historia y a varios de sus compinches en territorio ecuatoriano, comenzó el increíble vía crucis para Colombia. Cuando esperábamos un respaldo solidario de los vecinos y los no vecinos, porque el terrorismo no tiene fronteras, nos encontramos con una reacción sorprendente de su parte. Ya existe pleno conocimiento de causa de los negocios de narcotráfico a que se dedican estos asesinos, y como, desde sus madrigueras, cometen toda clase de fechorías y masacres contra la población civil sin que el gobierno de Ecuador moviera un dedo para detener esos hechos. De inmediato comenzó a sacar las garras su más entrañable aliado, el dictador de Venezuela, y a atacarnos con todas la armas de la peor bajeza con que lo criaron, defendiendo el terrorismo, que es su cimiento para sostenerse como mandatario de un país que día a día se va derrumbando.


Y cuando nuestro pueblo, que ha sufrido durante tantos años el flagelo del narcoterrorismo, pensó que por fin iba a comenzar a respirar tranquilo, ha tenido que enfrentar una diplomacia de la grosería, las amenazas y las retaliaciones, que dicho por el mismo sátrapa con la boca llena de satisfacción, nos tiene al borde de una guerra fratricida.


Pero todo esto se hubiera evitado si las naciones amigas, que seguimos creyendo son la mayoría, hubieran reaccionado racionalmente para reconocer los sacrificios que estamos haciendo, no sólo para extirpar el cáncer de nuestro suelo, sino ayudándolos a protegerse para que nunca vayan a tener que padecer semejante agonía.


Sin embargo, el poder del dinero que a manos llenas está dilapidando el dictador, ha cambiado la conciencia de los “demócratas” quienes, en este caso, están vendiendo sus principios por un barril de petróleo.


Y como si fuera poco, con rechazo vemos cómo la solidaridad de algunos paisitos se ha convertido en peleas entre ellos, lo que ha convertido a la región en una serie de incendios forestales que con un poco de gasolina que les eche quien sabemos, va a convertirse en una conflagración imposible de detener.


Entonces, nos preguntamos todos, ¿de dónde vamos a echar mano para que nos colaboren en estos tan difíciles momentos, si nuestros grandes amigos, los gringos, por quienes estamos soportando gran parte de las afugias, se limitan a darnos palmaditas en la espalda? ¿O a darnos consejos de amistad de parte del embajador Brownfield mientras que los tratados comerciales, que mucho nos servirían en estos momentos son archivados por los mismos seguidores de Obama en el congreso de su país?


Ya muchos piensan que definitivamente Colombia se quedó sola en esta desigual lucha, y si los poderosos, entre ellos Brasil, que ya está pelando el cobre y actuando en forma sesgada a favor de Venezuela no actúa en forma honesta y neutral, esta “admirable solidaridad latinoamericana” quedará reducida a piltrafas en manos de dementes incontrolables, quienes, como decía Churchill sólo nos producirán sangre sudor y lágrimas.


P.D.: Es más que justo reconocer que los periodistas siempre se disculpan con uno, en privado, por lo que han escrito contra uno en público.

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