martes, 25 de noviembre de 2008

La Luchadora Solitaria

Por: Plinio Apuleyo Mendoza
Es un personaje excepcional.


El primer contacto que tuve con ella, hace algunos años, parecería propio de una novela policíaca. “Usted y yo somos objetivo militar de las Farc en Europa”, me dijo por teléfono desde Ámsterdam. Lo sabía de muy buena fuente. Las Farc, para entonces, tenían motivos muy grandes para detestarla. Doce años atrás, al contrario, debían apreciar las denuncias que como directora del departamento América Latina de Pax Christi Holanda había hecho sobre el asesinato de líderes de la Unión Patriótica.

Lo que ocurrió es que, fiel a la verdad, cuando el atropello a los derechos humanos corría por cuenta de agentes del Estado, lo decía. Pero cuando descubrió los horrores cometidos por las Farc los denunció también.

El detonador de ello fue el secuestro y asesinato en 1992 de un joven jardinero holandés en Urabá y poco tiempo después de dos estudiantes escandinavos que se habían alojado en un hotel de Turbo. De nada sirvieron sus gestiones para salvar al holandés. Fue asesinado por las Farc cuando no obtuvieron las sumas desmesuradas pedidas por su rescate.

Ubicada en Apartadó, siempre coordinando sus acciones en defensa de la población civil con monseñor Duarte Cancino y los siguientes obispos de la diócesis, Liduine fue, a lo largo de diez años, mediadora para obtener la liberación de un gran número de secuestrados, europeos y colombianos. Para ello no vaciló en entrevistarse con todos los warlords regionales: con las Farc y el Eln pero también con Carlos Castaño. De las manos de este último rescató –sólo por persuasión– a un hermano de Alfonso Cano y a las hermanas de Iván Márquez, de Simón Trinidad y de Adán Izquierdo, secuestrados por las AUC como represalia por el secuestro de decenas de soldados.

Nunca se detuvo ante amenazas o riesgos. Dormía, si era necesario, en campamentos de la guerrilla. Finalmente por la denuncia que gracias a ella hizo Pax Christi de los innumerables secuestros de las Farc en el 2002, la Unión Europea decidió considerar a las Farc y al Eln como organizaciones terroristas. Fue entonces cuando fue considerada por las dos organizaciones “objetivo militar”.

Ahora, terminada su labor en Pax Christi, labor que cumplió durante 16 años, ha creado sus propias fundaciones y continúa trabajando por las mismas causas. Hace un año regresó a Colombia para crear y liderar un movimiento de ex guerrilleros desmovilizados llamado por ella “Manos por la paz”.

Liduine ama a Colombia. No había cumplido 20 años cuando vino por primera vez. Al lado de sus estudios, trabajó en un reformatorio de gamines y en barrios pobres de Cali.

¿De dónde salió esa vocación suya por los trabajos sociales? Creo que desde el kínder. Nunca he podido aceptar las injusticias. Las ONG que se ocupan de los derechos humanos rara vez denuncian los atropellos que contra ellos comete la guerrilla.

¿Qué llevó a Pax Christi a denunciarlos? Fue una pelea que yo tuve que dar en el mundo de las ONG y dentro de mi propia organización. El motivo principal fue el drama nacional del secuestro que debería poner en su agenda cualquier organización de derechos humanos. Casi no hay familia colombiana que no lo haya conocido de cerca.

¿Contactos con otras ONG? Los hubo. Intercambio, colaboración con ONG colombianas e internacionales que se ocupan de los derechos humanos. Pero la verdad es que en ese mundo existe también bastante hipocresía. A veces se les ve más interesadas en mantener sus fondos que en reflejar la verdad.

¿Qué opina de Amnesty Internacional? Por supuesto, es una organización de suma importancia, pero en relación con Colombia su posición no siempre fue realmente independiente ni correcta. Lo sufrimos en carne propia cuando Amnesty culpó erróneamente a las Auc de una masacre. Castaño creyó que nosotros éramos los responsables de tal información y casi nos mata. El tema de las comunidades de paz fue objeto, por parte de Amnesty, de abusos e informes sesgados. Su denuncia del flagelo del secuestro fue tardía y casi a contra ‘coeur’.

Háblemos de Manos por la paz. ¿Qué es? Es un movimiento de ex guerrilleros de las Farc dentro de las cárceles de Colombia. Comenzó a fines del 2007 como no canjeables en el supuesto de un acuerdo humanitario (en el que por cierto no creo, pues es imposible exigir la liberación de unos pocos secuestrados y no de todos). Luego se convirtió en un movimiento de desmovilizados en busca de la paz.

¿Cuántos antiguos guerrilleros de las Farc participan en Manos por la paz? ¿Qué buscan? Es un movimiento que ha crecido muy rápido. De un total aproximado de 2.000 ex guerrilleros detenidos, sabemos que casi la mitad desea vincularse a él.

Son disidentes, reales desmovilizados que quieren la paz, colaborar con la justicia, hacer públicos actos de reconciliación y perdón. Es una posición muy valiente y por cierto muy amenazante para las Farc porque se las están comiendo desde adentro, pacíficamente, sin una bala. De pronto es algo más efectivo en el país que las propias operaciones militares. Es un movimiento de paz muy importante.

¿Qué ha logrado? Además de hacer conocer dentro y fuera del país esta realidad, logramos en abril la expedición del Decreto 1.059, que facilita a ex guerrilleros, individualmente, acogerse a los beneficios de la Ley de Justicia y Paz (una rebaja de penas a un máximo de 8 años). El Decreto es un gesto sabio del Gobierno, que podría convertirse en un aporte esencial para la paz. Permite, desde la óptica de la seguridad, recoger una información muy valiosa. Desde el punto de vista humano, dar a esta gente una segunda opción de vida.

¿Problemas, obstáculos? Los hay. Muchos. Por lo lento, burocrático e incoherente de los procesos y por la corrupción en las cárceles. No se ha creado jurisprudencia alguna en qué basarnos, lo que podría suscitar muchas desmovilizaciones desde el monte. Los disidentes de la guerrilla están dispuestos a dar testimonios valiosísimos para la seguridad y el bien del país como ubicación de fosas comunes, caletas de armas y explosivos, campos minados, redes financieras de las Farc, atentados futuros, etc.

¿Dónde ubicaría su principal queja? En el Inpec. Las trabas que le ponen a uno en su labor son tremendas. Encuentro algo perfectamente absurdo: como director de la institución se nombró al fin a un experto jurista que había trabajado en la creación del Decreto 1.059, el doctor Evelio Henao, Pues bien, hace poco lo cambiaron por una persona sin experiencia en este campo. Es lamentable si se tiene en cuenta que el panorama de las cárceles es catastrófico. Hay múltiples casos de inocentes debido a la corrupción y falsos testimonios y, en general, al caos en el sistema jurídico.

¿Sus planes más inmediatos? Garantizar la implementación del Decreto 1.059, velar para que el Gobierno cumpla sus promesas y no queden convertidas en propaganda vacía. También quiero llevar a Europa –bajo libertad condicional– a tres portavoces, ahora en prisión, de Manos por la paz. Los suyos serán los mejores, los más impactantes testimonios que puedan darse sobre lo que son realmente las Farc, sobre sus motivos para vincularse a esa organización y luego para abandonarla. Después de la publicación del diario de Tania, la guerrillera holandesa, este sería el golpe final para la imagen de la guerrilla colombiana.

¿Lo entiende así el Gobierno? Me han dicho que lo percibe bien el Ministro de Defensa. Pero hay funcionarios que no entiendan todavía el alcance que tendría en Europa esta presentación de los tres ex guerrilleros.

¿Ha sido objeto de amenazas por la misión que se ha impuesto en Manos por la paz? Los riesgos están dentro del juego. Desde el inicio de esta labor, las Farc me han hecho amenazas de muerte. Pero no me sorprenden ni me interesan. Sigo adelante con lo que me he propuesto.

El Tiempo, noviembre 23 de 2008
Debate Nacional

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