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lunes, 8 de marzo de 2010

La soga española en el cuello de Chávez

Alvaro Vargas Llosa*

El Instituto Independiente, Washington

Marzo 3 de 2010

Washington, DC—La Audiencia Nacional de España ha revelado que el gobierno venezolano hizo de alcahuete entre dos grupos terroristas: la ETA española y las FARC colombianas. El procesamiento de trece españoles y colombianos es el resultado de una investigación gatillada por los archivos informáticos capturados cuando Colombia atacó un campamento de las FARC en Ecuador en 2008. La decisión del tribunal español debería avergonzar a los muchos que cuestionaron la validez del contenido de los archivos en aquel entonces.

Entre los acusados se encuentra Arturo Cubillas Fontán, un miembro de ETA empleado en el Ministerio de Agricultura de Venezuela y casado con Goizeber Odriozola, directora general del gabinete de la Presidencia de Hugo Chávez. Cubillas, señalado como el principal nexo entre las FARC y ETA, está acusado de coordinar el entrenamiento de miembros de la banda española en guerrilla urbana. Las FARC también procuraron ayuda logística por parte de ETA en Madrid con el fin de asesinar al Presidente colombiano.

Lo que motivó la investigación fue la información obtenida por Colombia tras la incursión militar de 2008 contra el campamento controlado por Raúl Reyes, el comandante clave de las FARC, en el norte de Ecuador. Los efectivos colombianos encontraron 17.000 archivos y 37.000 documentos en tres ordenadores Toshiba Satellite, dos discos duros externos y tres memorias USB. Una vez que la Dipol estudió el contenido en Bogotá, la Interpol autenticó los archivos y confirmó que Colombia no los había manipulado. El gobierno colombiano compartió entonces con discreción las partes pertinentes con los países afectados por el contenido.

Lo que se filtró a la prensa fue sólo una parte de la enciclopédica información sobre la estructura, el financiamiento y las conexiones internacionales de los terroristas colombianos. Los amigos del truhán de Venezuela, incluidos ciertos gobiernos, líderes políticos, intelectuales, ONGs y medios de comunicación, alimentaron una campaña destinada a desacreditar la versión de que esas computadoras existían o contenían pruebas incriminatorias.

La idea de que los archivos pudiesen haber sobrevivido a un ataque de aviones Super Tucano y helicópteros Black Hawk fue ridiculizada. La noción de que los contactos entre Iván Márquez, agente de las FARC, y Hugo Chávez estuviesen registrados por escrito fue objeto de burlas estentóreas. ¿Cómo podría Venezuela entregarle a las FARC 300 millones de dólares y servir de conducto para el suministro de armas importadas de Rusia a los terroristas colombianos, y dejar pruebas de la triangulación en un ordenador portátil? La Organización de Estados Americanos no movió un dedo ante la flagrante violación de la Convención Inter-americana contra el Terrorismo de 2002.

Y, sin embargo, las pruebas eran apabullantes. Entre otros testigos, Bertrand de la Grange, una autoridad del periodismo de investigación, tuvo acceso a los archivos, que habían sobrevivido al ataque gracias a que Reyes los conservaba en maletines metálicos Pelican. Escribió detalles tan irrefutables que hasta Pirrón de Elis, el fundador de la escuela escéptica, le habría creído. Bertrand publicó por primera vez su informe en “Letras Libres”, en México, y el texto fue reproducido en medio mundo. Explicaba allí los “cinoc anillos” de la estructura de las FARC. El “anillo 3” operaba desde Venezuela con la caución de Chávez y el “anillo 5” extendía sus tentáculos a quince países, entre ellos España. El autor concluyó que existía “una red de complicidades internacionales de dimensiones insospechadas”.

Le pregunté Bertrand cuán determinante fue la información de los archivos de Reyes para la investigación de la Audiencia Nacional en España. “Los ordenadores han sido la fuente principal. Ya habían permitido el arresto de Remedios García por ayudar a las FARC en Europa y el desmantelamiento de varias redes de apoyo.”

Los vínculos de Venezuela con las FARC son antiguos. En diciembre de 2004, Colombia detuvo a Rodrigo Granda, jefe de relaciones internacionales de las FARC, cuando unos cazadores de recompensas lo capturaron en Venezuela y lo llevaron hasta la frontera. Julio Montoya, del MAS venezolano, reveló que a unos 500 miembros de las FARC se les había otorgado la ciudadanía de Venezuela y que operaban en el corredor de Zulia-Táchira.

Los cordones umbilicales de Chávez con el terrorismo van más allá de las FARC y ETA. Hace unos meses, Robert Morgenthau, el fiscal federal del Distrito de Manhattan, en Nueva York, hizo público que Venezuela estaba ayudando a Irán a eludir las sanciones internacionales en relación con su trama nuclear. Según él, Ghazi Nasr al Din, un venezolano impedido por el Tesoro norteamericano de hacer negocios aquí por sus conexiones terroristas, está trabajando con nombre falso en la embajada venezolana en el Líbano.

Las implicaciones políticas del proceso iniciado por la Audiencia Nacional son de gran envergadura. El gobierno de España ha sido un amigo cercano de Cuba y Venezuela, y vendió armas a Chávez hace unos años. Madrid ha entorpecido los intentos de la Unión Europea de denunciar la violación de los derechos humanos en esos países. Ahora, ante el colosal cuerpo del delito que obra en poder de los tribunales españoles, ¿cómo podría el gobierno socialista mantener su política sin pagar un precio devastador en las urnas?

* Alvaro Vargas Llosa es académico senior en el Independent Institute y editor de "Lecciones de los Pobres ". (c) 2010, The Washington Post Writers Group

jueves, 21 de enero de 2010

Carta abierta a Sebastián Piñera

Álvaro Vargas Llosa

El Diario Exterior, Madrid

Enero 21 de 2010

Como algunos amigos hemos tenido oportunidad de ponderar contigo recientemente, el enemigo tradicional de América Latina ha sido lo que tu compatriota, el historiador Claudio Véliz, llamó en un libro seminal “la tradición centralista”, aludiendo a la concentración de poder. Ese legado autoritario acabó cristalizando en la radicalización de la izquierda con el terrorismo revolucionario y la radicalización de la derecha con el terrorismo de Estado.

Tu país fue emblemático en ese envilecimiento; a ello se debe que el progreso de Chile lo haya convertido luego en un “país modelo”. La gente alaba su democracia y la reducción de su pobreza. Pero ambos son hijos de un fenómeno más esencial: la paulatina limpieza moral de la izquierda y la derecha. Los gobiernos de los últimos veinte años renunciaron a la ideología de Salvador Allende, que condujo al régimen de asesinos de Augusto Pinochet. Menos obvio —porque se encontraba en la oposición— fue el abrazo definitivo de la derecha al Estado de Derecho. Tu triunfo, con tantos votos de una joven generación de chilenos que ha superado los paradigmas de Allende-Pinochet, ha pasado esa página.

En la modernización de la derecha, tu liderazgo ha sido notable. Eras un estudiante en el otoño de Harvard cuando Pinochet dio su sangriento golpe de Estado. Trabajaste como académico durante la dictadura, te opusiste a la Constitución de Pinochet en 1980 e hiciste campaña a favor del "No" en el referéndum en el que el dictador trató de perpetuarse. Te opusiste después a los intentos de frenar los procesos contra militares ya imputados por violar los derechos humanos y, más recientemente, has apoyado el Museo de la Memoria a pesar de que el proyecto fue monopolizado por el gobierno de centroizquierda. En otro plano, has logrado que muchos conservadores reacios acepten la legalización del divorcio, las uniones civiles entre personas del mismo sexo y la píldora del día después.

Tu victoria también sacudirá la mentalidad de muchos latinoamericanos. Ahora que los restos de la izquierda autoritaria quiere canibalizar a la democracia liberal en algunos países, tu visión del hemisferio como una zona libre de dictadores y amiga de la libre empresa y el Estado de Derecho es saludable. En el proceso de moderación de la izquierda en parte de América Latina, ha faltado algo: un liderazgo regional nítido. El resultado ha sido la ausencia de respuesta a la intromisión de los estados revolucionarios y un complejo paralizante cada vez que hubo ocasión de pensar en grande: así se perdió la oportunidad de eliminar los obstáculos al libre comercio en todo el hemisferio. No podrás cambiar este paisaje por ti solo ni sería prudente que priorizaras la guerra política contra todos los autócratas de izquierda. Pero tu liderazgo podría tener un efecto energizante sobre otros, ahora que es probable que varias elecciones presidenciales provoquen cambios de gobierno.

Tu victoria podría ayudar a modificar lo que muchos latinoamericanos piensan de los negocios. Según las investigaciones de Global Enterprise Monitor, es una de las regiones cuya población exhibe mayor espíritu de empresa. Pero la “tradición centralista” ha afeado la imagen de la empresa en general. El que uno de los mayores inversores de América Latina haya ganado el voto popular en un continente conocido por la desigualdad económica es un recordatorio de que sólo una mentalidad empresarial ayudará a los latinoamericanos a triplicar su ingreso per cápita.

A menudo te comparan con Berlusconi. Pero, a diferencia de tu homólogo italiano, has actuado como un inversor antes que como administrador de tus empresas. Colocaste tu patrimonio en un fideicomiso ciego este año y estás vendiendo tu participación en LAN Airlines y la Clínica Las Condes, y convirtiendo a Chilevisión en una fundación. Has dicho que la separación de los negocios y la política es indispensable. Tus amigos lo mismo que tus enemigos te tomaremos—implacablemente—la palabra.

Me han desilusionado con demasiada frecuencia los personajes públicos y he aprendido a ser cauteloso en mis entusiasmos. La política no es el ámbito en el que brillan las virtudes de América Latina. También es evidente que tendrás limitaciones: la poderosa oposición de izquierda, el principal partido de derecha –que no se sentirá muy cómodo con su apertura a otros sectores— y los arreglos legales que conceden a los militares una desproporcionada participación en la riqueza cuprífera (arreglos que quieres modificar). Pero hace mucho tiempo que no se daba un hecho político tan alentador en esa zona del mundo. Confío en que no defraudarás a la causa de la libertad.

viernes, 8 de enero de 2010

¿Vuelco a la derecha en América Latina?

Álvaro Vargas Llosa

Diario de América, Nueva York

Enero 7 de 2009

Durante la última década se habló mucho del viraje de América Latina a la izquierda. Pero este análisis va pasando de moda. Casi con toda seguridad, las próximas contiendas presidenciales en los principales países empujarán a la región en dirección opuesta.

La inminente segunda vuelta electoral en Chile probablemente pondrá fin a dos décadas de dominio de la coalición de centro-izquierda y hará del empresario Sebastián Piñera un “tour de force” político. En mayo, los colombianos votarán o bien por un tercer mandato de Álvaro Uribe —si se aprueba la desatinada reforma constitucional— o por alguien que continuará sus políticas. Y en octubre, según todas las encuestas, los brasileños escogerán a José Serra, el gobernador de Sao Paulo, antes que a la “elegida” de Lula da Silva.

Si estos terminan siendo, en efecto, los resultados, el cambio ideológico sugerido el año pasado por la victoria de Ricardo Martinelli en Panamá y la elección de Porfirio Lobo en Honduras se verá muy potenciado. Y hay más. El candidato nacionalista de izquierda en el Perú ha perdido oxígeno tras casi vencer en 2006: una larga lista de candidatos de centro-derecha (un par de los cuales se dicen coquetamente de centro-izquierda aunque no es así como se los percibe) dominan los sondeos. Y todo indica que la mayoría de los argentinos secundan a los distintos opositores de las políticas de Cristina Kirchner. Eso frenará las pretensiones de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, si se postula nuevamente el año próximo.

La única democracia latinoamericana de peso donde el péndulo parece estar alejándose de la centro-derecha es México. Sin embargo, el Partido Revolucionario Institucional —la agrupación que acaso ganará los comicios de 2012— es un híbrido, no una fuerza ideológica. Y no está ni remotamente interesada en proyectar su sombra sobre la región.

La significación del vuelco a la derecha es potencialmente doble. ¿Implicará una nueva ola de reformas como no se veía desde la década de 1990 y un realineamiento de la política exterior en el continente?

En teoría, algunos de los gobernantes en ciernes se proponen hacer de América Latina un espacio con más dinamismo empresarial y económicamente más diversificado: la región sigue dependiendo demasiado de los recursos naturales, sus niveles de inversión son demasiado bajos en comparación con otros “recién llegados” a la carrera del desarrollo y sus estándares educativos continúan siendo paupérrimos. Pero no hay ninguna garantía de que el cambio de tendencia dará pie a unas reformas de fuste. Al igual que sus adversarios socialdemócratas, los centroderechistas de América Latina tienden a perderse en la placidez aparente de la situación actual. Muchos parecen haber agotado sus ambiciones reformistas con la liberalización y la privatización de los años 90, que la corrupción en parte estragó.

En cambio, el giro a la derecha podría ser de mucho impacto en la política exterior, reduciendo al desmesurado venezolano Hugo Chávez a proporciones reales. El gárrulo matón de Caracas se ha beneficiado de tres factores que desaparecerían de confirmarse el cambio ideológico. Brasil dejará de complacer los caprichos de Chávez y brindar cobertura política a sus diabluras geopolíticas. Chile abandonará su ambigüedad frente al intervencionismo exterior de Venezuela, una actitud que se explica hoy por las raíces ideológicas de la Presidenta Michelle Bachelet y por su esfuerzo –como respuesta a la percepción de que su país había descuidado a sus vecinos durante años— en ser querida por los gobiernos latinoamericanos. Por último, el eventual resurgimiento de Argentina como el referente modernizador que dejó de ser hace algún tiempo podría privar a Chávez de buena parte de su espacio político.

El “encogimiento” de Hugo Chávez en la región ayudaría a liberar parte de la presión que Caracas ejerce sobre Colombia y Perú. El contexto regional amistoso ha permitido a Venezuela en estos años buscar rutinariamente pleitos con Colombia y delegar en el boliviano Evo Morales la misión de provocar sin descanso al Presidente del Perú. La concentración del gobierno colombiano en su guerra contra las narcoguerrillas y su cuidado en evitar el conflicto armado con Venezuela han impedido a Bogotá espantar del todo al moscardón intruso de Hugo Chávez. En el caso peruano, la difícil relación de Lima con el vecino Chile ha impedido neutralizar mejor la presión de Bolivia, circunstancia hábilmente explotada por el titiritero venezolano de Morales.

Predecir cualquier cosa en América Latina es un juego de ruleta rusa. Pero si estuviese sentado en un escritorio del Consejo de Seguridad Nacional o del Departamento de Estado del presidente Obama, me estaría preparando para un extraño escenario en el que un Presidente estadounidense de izquierda podría encontrar más puntos de acuerdo con líderes latinoamericanos de derecha de los que ha sido capaz de encontrar con vecinos demasiado llanos a permitir que Venezuela —con ayuda de Cuba— socave el hasta ahora limitado compromiso de Washington con la región.

© 2010, The Washington Post Writers Group

lunes, 7 de diciembre de 2009

España, cuando la energía es viento

Álvaro Vargas Llosa

Diario Exterior

Diciembre 2 de 2009

Cuando uno recorre las tierras de Don Quijote en Castilla-La Mancha, lo asalta el espectáculo orgulloso de los parques eólicos que salvarán, con su limpia energía, a Iberia y el planeta. Lo siguen, ya en Andalucía, el de las granjas solares y los empleos ecológicos del futuro.

Sólo que, si las cosas continúan como van en España, adalid mundial del combustible renovable, es posible que la energía eólica y solar no nos salve de nada —ni renueve la economía capitalista.

España es el tercer productor de energía alternativa, después de Estados Unidos y Alemania; si se toma en cuenta el tamaño relativo de su economía y su población, es el mayor. La primera torre solar se erigió cerca de Sevilla. El próximo año la energía eólica y solar representará un 30 por ciento de la matriz energética española. Sus turbinas eólicas son una maravilla tecnológica: Estados Unidos importa muchas de ellas.

Pero estos logros no son el resultado de las opciones personales de los ciudadanos y la sana interacción entre productores y consumidores, sino de una trama política que combina proteccionismo, úcases y subsidios. Hace unos meses, un estudio de Gabriel Calzada, de la Universidad Rey Juan Carlos, causó revuelo internacional cuando reveló que cada puesto de trabajo ecológico cuesta a los contribuyentes españoles entre 540.000 y un millón de euros, e implica 2,2 puestos de trabajo perdidos o no creados por la mala asignación de capital. A pesar de unos 43 mil millones de euros en subsidios, la energía solar todavía no es un componente clave de la matriz energética y España no ha cumplido con el acuerdo de Kioto.

El gasto fiscal en energía verde ha creado un déficit en la industria energética en su conjunto, obligando al gobierno a reducir un 30 por ciento los desembolsos a los productores de combustible solar. Miles de empleos se han perdido, abultando una dolorosa tasa de desocupación que ronda el 19 por ciento. Debido a la concentración políticamente inducida en combustibles renovables, otras prioridades, como la creación de nuevas y mejores conexiones con la red eléctrica francesa, han sido ninguneadas.

Red Eléctrica de España, la compañía estatal que administra la red eléctrica, acaba de admitir en un informe el exceso de capacidad en la industria eólica: el 5 por ciento de esa energía se desperdiciará en 2014 debido a una insuficiente demanda. Las cosas serán peores en 2016 aún teniendo en cuenta los 3 millones de automóviles eléctricos que las autoridades españolas (con gran optimismo) proyectan para ese año.

Todo esto se debe a que la política ha suplantado a las fuerzas del mercado. A partir de los años 90´ y con especial vigor en la segunda mitad de esta década, las autoridades orientaron una parte significativa de los recursos de la nación hacia objetivos de carácter político, aun si estaban motivados por sentimientos nobles. El resultado —como suele suceder cuando los incentivos políticos engendran un exceso de inversiones en determinada industria— ha sido una especie de burbuja.

Las empresas eléctricas españolas están obligadas a comprar toda la energía eólica disponible y los operadores de los parques eólicos reciben un precio fijo o venden lo suyo a precios de mercado y obtienen una prima generosa. Todos los operadores de energía renovable han tenido que crear centros de control conectados a la red nacional; el de Iberdrola, en Toledo, es el más grande. Las industrias de energía alternativa conforman, en esencia, una economía dirigida.

La consecuencia de que el gobierno estableciera una economía dirigida en el campo de la electricidad no podía ser muy distinta de la que suele provocar la economía dirigida en otras partes. Había algo quijotesco en el crecimiento de 300 por ciento experimentado por la energía solar desde 2005 en España y en el hecho de que unas 500 empresas participasen en el sector eólico atraídas por el canto de sirena de los mercados cautivos y la generosidad del Estado (ellas también están eliminando empleo). La realidad tenía que tocar la puerta tarde o temprano.

Por supuesto, el fomento desmesurado del gobierno a la energía alternativa ha impuesto fuertes costos a los competidores. Los operadores de las centrales de ciclo combinado, que funcionan con gas natural, el combustible fósil más limpio, sufren ahora de un exceso de capacidad debido a las plantas que construyeron confiados en una demanda que ha sido desviada por el gobierno hacia la energía eólica. Como es lógico, ahora están contraatacando y piden cuentas al Estado. La cosa puede ponerse fea.

Las lecciones del programa de energía renovable en España deben ser tenidas en cuenta en la próxima “cumbre” del cambio climático en Copenhague. En los últimos años, muchos países, incluidos los Estados Unidos, han elogiado el modelo español, inspirándose en él. Urge que le echen un segundo vistazo.

Fuente: The Washington Post Writers Group, 2009

jueves, 19 de noviembre de 2009

Es hora de apoyar las elecciones en Honduras

Álvaro Vargas Llosa*

El Instituto Independiente, Nueva York

Noviembre 18 de 2009

Tegucigalpa—Las elecciones presidenciales que se celebrarán en Honduras el 29 de noviembre son la manera legítima de resolver la crisis que ha dado a este país una desproporcionada proyección internacional desde que el Presidente Manuel Zelaya fue depuesto en junio.

Esa es mi obvia conclusión tras conversar largamente con el Presidente interino Roberto Micheletti, autoridades judiciales y legislativas, miembros de la oposición, dirigentes empresariales y observadores extranjeros durante una reciente visita. Nadie en el gobierno actual está interesado en un fraude electoral, ni es ello factible dadas ciertas garantías, que incluyen un tribunal electoral y una Corte Suprema que gozan de considerable respeto. Las autoridades parecen muy interesadas en deshacerse de la carga que llevan encima por la censura internacional mantenimiento su promesa de entregar el poder a un Presidente electo.

En estas circunstancias, carece de sentido que la Organización de Estados Americanos (OEA) afirme que no reconocerá al ganador de unos comicios cuyos candidatos fueron nominados cuando Zelaya se encontraba aún en el poder. Las encuestas dan la ventaja a la oposición, y todos los bandos –incluido el Partido Liberal de Zelaya— están celebrando mítines callejeros y saturando las ondas herzianas. La votación no se celebrará ni un minuto más tarde de lo que hubiera correspondido si Micheletti no estuviese en el poder.

Aceptando como hipótesis de trabajo que el derrocamiento de Zelaya fue un golpe militar clásico, es sencillamente absurdo rechazar, como solución para Honduras, la salida que las democracias liberales suelen exigir a gobernantes ilegítimos: que celebren elecciones y entreguen el mando a sus sucesores. Esa era el reclamo que se le hacía Augusto Pinochet de Chile o a la junta militar argentina entre 1976 y 1983.

La OEA confirma su insignificancia negándose a enviar observadores y prestar ayuda al proceso electoral. ¿Cómo puede demostrar que la elección hondureña es fraudulenta si no acepta la invitación del gobierno a ser testigo de las elecciones sin condiciones? Otras entidades, entre ellas el Instituto Nacional Demócrata, están enviando misiones.

Sospecho que son estas consideraciones, y no sólo el “congelamiento” de la confirmación del nuevo Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental por parte del opositor senador republicano Jim DeMint, las que explican por qué la Administración Obama anunció, finalmente, que reconocerá al ganador de los comicios hondureños. El Subsecretario saliente, Tom Shannon, me aseguró, hace unas semanas, que las elecciones eran la solución. El riesgo de quedar aislado ante gobiernos latinoamericanos que exigían el restablecimiento de Zelaya empujó, más tarde, a Estados Unidos a cuestionar la convocatoria electoral. Esa postura, rechazada por dos tercios de los hondureños –convencidos de que Zelaya había violado en reiteradas ocasiones la ley e intentado subvertir el sistema democrático vigente desde 1982— se volvió impracticable con el paso de los días.

Ahora también Canadá y varios gobiernos latinoamericanos indican que ellos también reconocerán al ganador, mientras que regímenes autocráticos como Venezuela y Bolivia mantienen su veto, con el apoyo de Brasil y, con creciente incomodidad, España. El Banco Mundial ha reanudado discretamente sus relaciones con Honduras; por ahora el Banco Interamericano de Desarrollo está del lado de Chávez y compañía pero sospecho que el error no durará mucho.

Mientras tanto, Zelaya, cuyo partido está participando en las elecciones que él no acepta, trata de exacerbar las tensiones. Han sido arrojados artefactos explosivos contra edificios que almacenan las boletas electorales. A policía señala a grupos de partidarios de Zelaya.

Hace un par de semanas, Micheletti y Zelaya suscribieron el Acuerdo Tegucigalpa/San José. El texto deja en manos de la Asamblea Nacional la decisión de reponer o no en el cargo a este último hasta la entrega del poder. El ritmo de cámara lenta adoptado por la Asamblea obedece en parte a motivaciones políticas, pero se ajusta al acuerdo, que prevé consultas judiciales y no establece plazo fijo.

El escritor cubano Carlos Alberto Montaner, el consultor guatemalteco Julio Ligorría, un grupo de líderes cívicos centroamericanos y un servidor comprobamos con alivio, durante nuestro recorrido, la firmeza con la que los actores de este drama expresaron su lealtad al Estado de Derecho. Algunos entendieron el grave error cometido originalmente al expulsar a Zelaya del país; todos ellos se mostraron orgullosos de haber resistido las presiones externas y de responder al escepticismo internacional con unas elecciones legítimas.

Esperemos que los hondureños no sucumban a la tentación, ahora que sienten que han conseguido una especie de victoria a lo “David contra Goliat”, de continuar solos en el futuro. Honduras necesita a gritos acoplarse diplomática y económicamente al resto del mundo a fin de resolver su misión más importante: enrumbarse hacia la prosperidad. Será menester tragar un poco de orgullo.

* Alvaro Vargas Llosa es académico senior en el Independent Institute y editor de Lessons from The Poor.

(c) 2009, The Washington Post Writers Group

lunes, 28 de septiembre de 2009

Hilda Molina en Buenos Aires

Álvaro Vargas Llosa

Ediarioexterior.com

25 de septiembre de 2009


Hace algunas semanas,
Hilda Molina, neurocirujana delicada y de voz suave, consiguió una improbable victoria contra el titánico régimen de Cuba cuando pudo abandonar La Habana para reunirse con su hijo y sus nietos en Argentina. Escuchando su historia en un restaurante de Buenos Aires, se me ocurre que la medida de la satrapía caribeña no está en cómo trata a sus enemigos sino a sus hijos.

Hilda fue la primera neurocirujana de su país. En 1989, fundó el Centro Internacional de Restauración Neurológica. La institución llamó la atención; a comienzos de los 90, era lo suficientemente prestigiosa en la comunidad científica como para que Fidel Castro decidiera utilizarla políticamente. El partido presionó a Hilda sin tregua para que se convirtiera en diputada de la Asamblea Nacional, actividad que encontraba "extremadamente aburrida" porque de ella y sus colegas "lo único que se esperaba era que aplaudiéramos" las decisiones tomadas "arriba". Colaboró, afirma, en aras de su "vocación científica".

Castro se volvió un visitante frecuente de su institución…hasta que en 1991 el Ministerio de Salud comunicó a Hilda que el centro tendría que dedicar sus esfuerzos a los extranjeros con dólares a expensas de los pacientes cubanos. Cuando se quejó, le recordaron que tenía una madre anciana y un hijo, el neurocirujano Roberto Quiñones. Comprendiendo la amenaza, Hilda aconsejó a Roberto que aprovechara un viaje profesional al exterior para exiliarse. El hizo exactamente eso, afincándose con su esposa, que es argentina, en Buenos Aires, donde tuvo dos hijos.

Cuando Roberto partió de Cuba, Hilda renunció a su cargo en el centro y a su escaño en la Asamblea Nacional, y devolvió sus medallas. Fue el inicio de un calvario de quince años. Le montaron varios "actos de repudio" —agresiones al estilo pogrom contra los disidentes— y las autoridades la vilipendiaron. Cuando sus nietos nacieron en Argentina, rogó en vano que se le permitiese visitar y a su familia para conocerlos.

"Mi único consuelo", sostiene, "además de mi madre, fueron algunos amigos valientes, críticos del gobierno, que me ayudaron en las peores circunstancias". Estuvo muy cerca de figuras como Dagoberto Valdés, Martha Beatriz Roque y las Damas de Blanco, como se conoce a las esposas y madres de los 75 periodistas y activistas encarcelados en 2003.

Hace algunos años, cuando Néstor Kirchner solicitó a Castro que le permitiera visitar Buenos Aires, el dictador bramó: "¡Nunca!" En el prólogo a un libro titulado "Fidel, Bolivia y algo más", Castro acusó a Hilda de ser un "excelente material para el chantaje". Para entonces ella era una "causa célebre" internacional.

Castro inventó que a lo que Hilda aspiraba era a volverse propietaria del centro para su "explotación capitalista", acusación que suscita la pregunta: ¿cincuenta años de comunismo no han erradicado la codicia capitalista de la isla? Luego la acusó de encubrir una controversia sobre la investigación con células madre bajo atuendos políticos, lo que plantea la pregunta: ¿cincuenta años de gobierno comunista no han erradicado la moral burguesa?

Ha sido criticada asimismo por un pequeña minoría de Miami debido a que su centro participó en algunos estudios relacionados con el trasplante de tejido nervioso embrionario en la búsqueda de una cura para el Parkinson. Pero es un tipo de investigación realizado también en los Estados Unidos, el Reino Unido, Suecia, Polonia, España y México y, como ella explica, bajo un estricto protocolo internacional.

En 2008, su madre, ya nonagenaria, pudo marcharse. Hilda pensó que nunca la volvería a ver. Pero a la neurocirujana, que recobró su fe católica hace algunos años, le fue finalmente concedida la autorización para viajar en parte gracias a la gestión de la Iglesia (no, cincuenta años tampoco han erradicado eso). Llegó a Buenos Aires hace algunas semanas.

Hay que reconocer que la Presidenta Cristina Kirchner y su esposo, aliados de la izquierda carnívora y empeñados por estos días en coartar la libertad de expresión, no le han puesto límites o condiciones —excepto que una turba castrista la agredió durante una reciente visita al Congreso.

Mientras escucho a Hilda, pienso que su historia no revela la tragedia sino la perfecta farsa que es el comunismo de Cuba. ¿Qué otra cosa puede decirse de un régimen que reserva sus instituciones médicas para los dólares capitalistas en nombre de la abolición del capitalismo y que durante quince años, en nombre del anti-imperialismo, impide que una dama traspase las fronteras para reunirse con su hijo? Sí, una farsa perfecta.

Fuente: The Washington Post Writers Group, 2009

viernes, 14 de agosto de 2009

El ajedrez imperial de Hugo Chávez

Por Álvaro Vargas Llosa

Publicado en Blog El Independent

http://independent.typepad.com/

Agosto 12 de 2009

El venezolano Hugo Chávez nunca ha escondido sus planes imperiales. Lo que empezó como el eje Cuba-Venezuela incluye hoy a Ecuador, Bolivia, Nicaragua y las islas caribeñas de Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, y Dominica. Pertenecen a la (rebautizada) Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA). Argentina y Paraguay son íntimos del grupo. El partido del gobierno en El Salvador responde directamente a Chávez.

El hecho de que gobiernos de la izquierda moderada presten apoyo a Caracas y los dirigentes de centroderecha anden en puntas de pie por temor a consecuencias internas da al autócrata venezolano un amplio margen de maniobra. Empleando a Petrocaribe, un mecanismo para suministrar petróleo subvencionado a trece de las quince islas del CARICOM más Cuba y Guatemala, la mano larga de Chávez trasciende el ALBA. Los beneficiarios del soborno venezolano retribuyen el petróleo dando apoyo a Chávez en la Organización de Estados Americanos (OEA) y Naciones Unidas. Fueron determinantes en la elección de José Miguel Insulza como Secretario General de la OEA en 2005 y tienen capacidad para reelegirlo en 2010.

Los ojos del caudillo venezolano se fijan ahora en el Perú, donde la pobreza ha caído a un tercio de la población gracias a la democracia liberal y la empresa privada. El 29 de mayo, el boliviano Evo Morales envió una carta a una reunión de comunidades indígenas en la región peruana de Puno convocando a una rebelión abierta. Durante un reciente alzamiento nativo contra los decretos gubernamentales que buscaban relajar las restricciones sobre la minería y la agricultura privada en la selva amazónica, el gobierno de Nicaragua concedió asilo político a Alberto Pizango, el agitador acusado por las autoridades peruanas de ser responsable de la muerte de docenas de policías.

La estrategia de Chávez reposa en una red de franquicias políticas repartidas por la región: les vende a sus potenciales aliados el derecho a explotar su marca “Socialismo del Siglo 21” a cambio de servilismo político. Cada franquicia adapta el producto a las circunstancias locales, que pueden consistir en exacerbar tensiones étnicas (los Andes), remover fondos nacionalistas contra países vecinos (Sudamérica), o convocar fantasmas antiamericanos (México y el Caribe). El Socialismo del Siglo 21 está tácticamente aliado con autocracias no latinoamericanas, como Irán y Rusia.

Para consolidar la revolución chavista, fueron necesarios una implacable deslegitimación ideológica de los valores republicanos y la propiedad privada, y el establecimiento de un método para entronizar una dictadura con medios aparentemente democráticos. Tras su llegada al cargo en 1999, Chávez utilizó referendos y comicios para deshacerse del sistema de pesos y contrapesos. Pergeñó una nueva Constitución que proporcionó el entramado “democrático” para reemplazar a la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y los tribunales.

Cada institución actúa con el fin de controlar e infligir temor en la población. El sistema electoral está diseñado para crear el espejismo de la mayoría. Según “Súmate”, una respetada organización, el padrón de votantes ha crecido 52 por ciento en diez años. Ninguna institución independiente ha podido verificarlo. Las máquinas “captahuellas” que registran las impresiones dactilares en los centros de votación permiten a las autoridades rastrear la identidad de quienes votan en contra de Chávez.

Otras formas de control “democrático” incluyen la colosal expansión del Estado. Casi 5 millones de venezolanos —el 28 por ciento del padrón electoral— dependen de él para su subsistencia. Si sumamos a sus familias y las fuerzas armadas, hablamos de la mayoría de los votantes.

Chávez ha obtenido el manejo de tres cuartas parte de los medios de comunicación. A comienzos de julio, 285 estaciones de radio y TV fueron clausuradas. Los tribunales son otra pieza clave de la dictadura “democrática”. De todos los cientos de jueces que se encontraban en funciones cuando Chávez llegó al poder, sólo tres permanecen. Los nuevos jueces provisionales están persiguiendo a los alcaldes y gobernadores de la oposición elegidos en 2008.

Estas son, pues, la ideología y el método que Chávez ha convertido en franquicia. El ecuatoriano Rafael Correa ha sustituido los pesos y contrapesos por instituciones subordinadas a él a través de elecciones y referendos; una nueva Constitución le permitió este año conseguir la reelección. Mediante acusaciones fraudulentas, asumió el control de las estaciones de TV de la familia Isaías y ahora tiene cercada a Teleamazonas. En Bolivia, Evo Morales será reelegido en diciembre porque modificó las reglas mediante una nueva Constitución aprobada en un referendo; también utiliza el armazón “democrático” para concentrar poder mediante la intimidación y de masivas expropiaciones rurales. Daniel Ortega, que se robó los comicios locales del año pasado en Nicaragua, anhela una nueva Constitución para buscar la reelección permanente.

La cataléptica economía de Venezuela, la caída de la producción de petróleo en ese país debido a la corrupción y la ineficiencia, y el hartazgo con la revolución en otros países sugieren que Chávez podría enfrentar grandes obstáculos en el futuro. Pero si los propios latinoamericanos no responden a ese desafío antidemocrático con una vigorosa y desacomplejada defensa de la libertad, la región perderá el siglo 21 tal como perdió el 20.

* Álvaro Vargas Llosa es académico senior en el Independent Institute y editor de "Lessons from the Poor". (c) 2009, The Washington Post Writers Group

sábado, 25 de abril de 2009

La Biblia del Idiota

Por Álvaro Vargas Llosa

El Diario Exterior, Madrid

The Independ Institute

24 de abril de 2009

En este artículo, el autor reflexiona acerca del obsequio de un ejemplar de "Las Venas Abiertas de América Latina" que Chávez le hizo al Presidente Obama en la reciente Cumbre de las Américas y de cómo la obra no es más que una sarta de falacias históricas e ideológicas. El obsequio que Hugo Chávez le hizo al Presidente Obama en la reciente Cumbre de las Américas —un ejemplar de "Las Venas Abiertas de América Latina" de Eduardo Galeano— ha hecho que algunos se pregunten por qué tanto alboroto.

Hace una década, los coautores de "El manual del perfecto idiota latinoamericano" dedicamos un capítulo a refutar las falacias históricas e ideológicas contenidas en la obra de Galeano, la "biblia del idiota". Todo lo que ha acontecido en el hemisferio occidental desde su publicación en 1971 ha desmentido sin piedad sus argumentos y predicciones. Pero como el regalo de Chávez le ha otorgado nuevos bríos y la prensa norteamericana me asedia con preguntas, aquí vuelvo al ataque. El autor sostiene que las relaciones entre América Latina y los países ricos han sido tan perniciosas que "todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano". En verdad, durante años esa relación ha transmutado en exactamente lo opuesto: capital latinoamericano. En los últimos siete años, América Latina se ha beneficiado con 300 mil millones de dólares en transferencias netas de capital. Ingresó mucho más capital del que salió.

El libro blasfema contra la división internacional del trabajo, en la que "unos países se especializan en ganar y otros en perder", entre éstos los de América Latina. Esa división del trabajo no ha cambiado en el hemisferio occidental —América Latina sigue exportando "commodities"— y, sin embargo, en los últimos seis años la pobreza en esa parte del mundo se ha reducido a alrededor de un tercio de la población después de que cuarenta millones de personas abandonaran esa terrible condición. Para no mencionar a los cuatrocientos millones de seres que salieron de la pobreza en otras naciones "perdedoras" en las dos últimas décadas.

 

El autor pontifica acerca de "las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos, que ganan consumiéndolos mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos". Lo siento, amigo, pero la historia de esta década demuestra que América Latina ha hecho su agosto enviando exportaciones al exterior: la región ha tenido un superávit de cuenta corriente durante varios años. Los países ricos están tan molestos con el hecho de que los países pobres les exportan tanto que están pidiéndoles a sus gobiernos que los "protejan" de ellos…¡en nombre del comercio justo! La cláusula "compre americano" en el paquete de estímulo fiscal aprobado por el Congreso norteamericano hace pocas semanas es un claro ejemplo. Estados Unidos tuvo un déficit comercial de más de $600 mil millones el año pasado. Los pobres, si se me permite remedar al hemofílico Galeano, ¡están chupándoles la sangre a los ricos!

 

El libro afirma que durante años "se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas". Pero resulta que cada vez más los ricos dependen de los pobres. A ello se debe que los chinos posean ¡1 billón (trillón en inglés) de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos! La jeremiada literaria continúa diciendo que "el bienestar de nuestras clases dominantes… es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga". Uno de los pocos países que ejemplifican esa maldición es Cuba, amada por el autor, donde una empresa extranjera no puede pagarle al trabajador directamente, pues el dinero es abonado al gobierno, que a su vez paga al trabajador la décima parte del salario……¡en moneda local no convertible!

 

Las matemáticas de Galeano son enternecedoras. Señala que "el ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete veces mayor que el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces más intenso". La brecha se ha reducido, camarada. En la actualidad, muchos países "pobres" han visto su diferencia de ingresos con Estados Unidos disminuir de manera espectacular. Tailandia e Indonesia han visto la suya reducirse casi a la mitad en tres décadas.

 

Las predicciones maltusianas del libro despiertan no menos compasión que sus pronósticos económicos. La sobrepoblación, sostiene, implicará que "en el año 2000 habrá seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos", queriendo vaticinar con ello que la región se morirá de hambre. En el año 2000, la población del continente fue un 30 por ciento menor que la que el autor predijo. Como guinda del pastel, la musa literaria de Chávez destaca que "cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios". En realidad, la mayor (aunque todavía insuficiente) libertad concedida a los negocios en la era de la globalización ha dado lugar a un aumento de la prosperidad en la naciones retrasadas. En esta década, el ritmo del crecimiento económico por persona ha sido cuatro veces más alto en las naciones subdesarrolladas que en las ricas. Pagaría en oro por ser una mosca en la pared cuando el presidente Obama abra la primera página de la biblia del idiota.