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domingo, 25 de octubre de 2009

La Corte con las manos salpicadas de sangre

Luis Felipe Gómez Restrepo S.J.

La Patria, Manizales

Octubre 25 de 2009



La Corte Constitucional sigue cada vez metiéndose arbitrariamente más y más en la vida de la comunidad. Pero esta vez quiere meterse con las manos salpicadas de sangre a las aulas de los colegios. Quiere intensificar la campaña pro aborto bajo la presión de sus sentencias, autos y demás carcelazos por desobedecer tutelas. La respuesta de los colegios católicos es muy clara: “Diremos lo que el Estado piensa del aborto, pero daremos también nuestra opinión al respecto”.


Hace ya algún tiempo, en el 2006, la Corte despenalizó el aborto en ciertos casos límites: violación, grave malformación y peligro de la madre. En su momento escribimos en esta columna, que este tipo de decisiones le correspondía más al Congreso adoptarlas por la vía de la ley, que a una Corte judicial por el expediente de una sentencia que resolvía un caso particular. Pero la Corte Constitucional en Colombia se ha ido posicionando como una verdadera colegisladora, para bien y para mal. Y en este caso no creemos que atentar contra un ser indefenso sea la manera de proteger la vida.


Ahora, la Corte Constitucional decide que en los colegios y planteles escolares se debe hacer una difusión de lo que ella llama derechos sexuales. Los magistrados les dan tres meses a los ministerios de Educación Nacional y de la Protección Social para que, "de manera pronta, constante e insistente", diseñen un plan nacional de promoción de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, donde se debe incluir toda una apología al aborto en los casos despenalizados.


Mientras que los colegios Católicos tienen muy clara su visión y opción de defensa de la vida, la Corte quiere ahora que se vuelvan agentes de propaganda del aborto. Imposible, para aquellos que consideramos que educar a las juventudes es ayudar a formales la conciencia. Sin embargo, preocupa mucho el hecho que la Corte desconozca la posibilidad del colegio o del hospital de oponer objeción de conciencia institucional. Pues se desconoce con ello la posibilidad moral de las instituciones. ¿Dónde queda entonces la filosofía institucional? ¿Dónde quedan misión y valores institucionales? ¿Dónde queda la posibilidad de construir una cultura organizacional? ¿Dónde queda la libertad religiosa?


La Corte con las manos salpicadas de sangre inocente de abortos quiere entrarse a las aulas escolares y no podemos permitir que esa sea la formación de la conciencia de los niños y niñas que los padres de familia confían a un colegio católico. Ya llegó la hora que los congresistas tomen el tema y legislen, pues ante la inacción y apatía del legislador sea la Corte Constitucional la que ordene cuáles son los valores que sí se pueden respetar y cuáles no. Esta es una función muy propia del legislativo.


Por lo pronto, los colegios católicos deben hacer un contrapeso muy inteligente a toda esta ola de atentados contra la vida que so pretexto de derechos sexuales están invadiendo la conciencia de las nuevas generaciones.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¿Seremos víctimas de una nueva guerra fría?

Por Luis Felipe Gómez Restrepo

La Patria, Manizales

Septiembre 20 de 2009

Mientras Chávez endurezca más sus políticas para con Colombia y más amenace con sus compras de armas, más razón le da al gobierno colombiano para ser flexible, laxo y generoso con la presencia de militares norteamericanos en nuestro territorio.

Con la caída del muro de Berlín, la desaparición de la cortina de hierro, la desmembración de la antigua Unión Soviética, creímos que la guerra fría sería algo del pasado. Pues no. Si bien los bloques comunista y capitalista se fueron fusionando en uno solo, las desconfianzas e intenciones imperialistas perduran en el corazón de muchos líderes políticos y aún de naciones. Pero el punto grave es que Colombia está siendo el territorio donde se estaría incubando esa nueva guerra fría entre Estados Unidos y Rusia.

La presencia de los Estados Unidos de forma masiva en distintas bases militares con armamento, aviones, soldados, mercenarios y demás ha generado una desconfianza grande en algunos gobiernos de América latina, quienes creen que esa presencia militar gringa en territorio colombiano desequilibra las fuerzas regionales. Pero lo más preocupante es la respuesta que el gobierno de Venezuela, que con sus amigos de Teherán y Moscú decide armarse hasta los dientes con generosos préstamos de los rusos. Aviones, misiles de 300 kms. y tanques para poner uno en cada kilómetro de la frontera, hacen parte del arsenal, que se suma a la reposición de los fusiles, que dicho sea de paso nunca se sabrá el paradero final de los viejos AK-47 que salen de uso oficial.

Rusia ha manejado un discurso duro frente a Estados Unidos, pues recordemos que quedó hondamente herida con la salida de la órbita soviética de Ucrania, salida orquestada por occidente. Y ahora encuentran una nueva frontera para desquitarse de los gringos, en una tierra llena de petróleo tan necesario para los Estados Unidos.

Unasur debe tomar muy en serio la gestación que se está dando en esta frontera colombo-venezolana, pues está pasando de un problema de presencia guerrillera y paramilitar a un problema de enfrentamiento de bloques internacionales.

Y lo peor del caso es que entre más Chávez endurezca sus políticas para con Colombia y más amenace con sus compras de armas, más razón le da al gobierno colombiano para ser flexible, laxo y generoso con la presencia de militares norteamericanos en nuestro territorio. A su vez el gobierno de Uribe debe ser muy cauto y cuidadoso, activar una diplomacia de acercamiento con los países latinoamericanos y en concreto con los vecinos, pues de lo contrario es posible que las situaciones se sigan deteriorando y pudiendo llevar a las naciones a posiciones muy distantes e irreconciliables.

Esperemos que nuestra Colombia no se convierta en el nuevo teatro de guerra fría del mundo.