miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿Qué hacer?

José Obdulio Gaviria

El Tiempo, Bogotá

Septiembre 30 de 2009


Hay mucha trisca con el oso que hicieron el domingo los partidos de oposición. Pero, ¡no nos equivoquemos! No se jugaban su suerte. La campaña del Polo, más que preparación para el matrimonio (unión), parecía presentación de alegatos en juicio de divorcio (división). Los resultados en el liberalismo muestran que tampoco la cosa iba en serio.

El meridiano de la política opositora colombiana no está pasando por las urnas, sino por la Corte Suprema. Mientras los candidatos se desgañitaban buscando voticos, el presidente de ese núcleo de la oposición, el magistrado Ibáñez, hacía lo suyo. (Que, en todo caso, nunca han sido los votos. Obtuvo 2.303 para Senado, mientras que Arrubla, su vicepresidente, ni llegó a buenas cuando fue candidato a la Alcaldía de Medellín.)

La cosa es de frente. El domingo, el verdadero jefe de la oposición y aspirante a otra magistratura, la Primera, notificó a Colombia (entrevista con Yamid Amat) que estamos en la fase definitiva de su estrategia: gobierno de los jueces. Van por el poder completico. Políticos ambiciosos, sin respaldo popular, han decidido recorrer el escabroso sendero de la usurpación del poder. Ya controlan el aparato judicial y, a su amparo, irán derrocando las otras ramas ("el siglo XIX fue el de los parlamentos (¿?); el siglo XX fue el del Ejecutivo (¿?); el XXI será el de los jueces (¡!)", notificó el jefe opositor a don Yamid).

Y están en campaña. Cuando los de las consultas iban, ellos ya venían. Ibáñez y su corte recorren departamento por departamento en plan de "contacto popular". Sus delegaciones son suntuosas y gastadoras. Un día están en San Andrés; otro, en Riosucio, en Cartagena...

Y ni siquiera guardan apariencias en el lenguaje. Los magistrados hablan con cierto descuido, como políticos (Ibáñez no dice, por ejemplo, "se adelanten las investigaciones" ni "autos dictados", sino "se sigan (sic) con las investigaciones" o "autos tomados (sic) por las mayorías"). Para cerrar el círculo, ya tienen a los políticos hablando como litigantes: de recusaciones, denuncias penales, demandas. Y los debates desembocan en los juzgados (¿o no, doctor Navas?) y se resuelven con sentencias, no con mayorías -que esas, ellos, no saben construir-.

Las palabras no son tan aterradoras como los hechos que presagio, comenzando por el encarcelamiento masivo de dirigentes que apoyen al gobierno. En auto interlocutorio, la Corte determinó asignarse la competencia de juzgar a los ex congresistas uribistas, bajo el cargo de derechismo paramilitar. Los que militen o ayuden a las Farc nunca serán procesados; ni por el chiras van ellos a perseguir a gente altruista (Anncol, alborozada, saludó las palabras de Ibáñez y lo presentó como nuevo Mesías). Como pieza jurídica, el auto de marras es asombroso en la forma y peor en el contenido: las reglas de aplicación de su jurisprudencia en el tiempo serán, dijeron, las mismas que se establecen para la aplicación de las leyes, en la 153 de 1887 (perdónalos, don Miguel Antonio, aunque sé que sí saben lo que hicieron). Luego, ¡créanme!, dictaron, en el autico, las normas generales (con el nombre de jurisprudencia), para procesar a los ex congresistas enemigos.

Ibáñez es hombre sin hígados: anunció que elegirá Fiscal propio (dizque por autoridad de la 'academia'). También mandó para la luna al Consejo de la Judicatura (¡es un golpe de Estado!, denuncia su presidenta) y le notificó al presidente Uribe que tiene cositas que hablar personalmente con él. ¡Ya lo veremos! Abarrotarán próximamente las cárceles con parlamentarios, funcionarios y políticos que se opongan a sus designios. Ibáñez y sus compañeros están hablando como Chávez y actuarán como Chávez. Como Saint-Just en el proceso contra Luis XVI, Ibáñez buscará que no se juzgue a los uribistas como a ciudadanos sino como a enemigos. Y siendo así, ni para que pagar abogados defensores. ¡Sí! ¿Qué hacer?

Una cruzada urgente

Editorial

El Heraldo, Barranquilla

Septiembre 30 de 2009

Una de las noticias más positivas que dejó la Cumbre sobre Cambio Climático, en la sede de las Naciones Unidas hace una semana, fue el compromiso ambiental ratificado por Estados Unidos y China para detener el estado agonizante de la Tierra.

Como es sabido, ambos países son los mayores contaminadores del mundo. Si bien Estados Unidos ha sido históricamente el mayor emisor de gases de efecto invernadero, la potencia oriental lo ha superado recientemente. Lo más preocupante es que la suma de los gases que ambas naciones aportan día a día termina convirtiéndose en la mitad de las emisiones tóxicas totales que nos tienen ad portas de la gran debacle.

De allí que los anuncios hechos por ambas potencias hayan sido considerados por la comunidad internacional como apenas necesarios en momentos tan cruciales como los actuales.

El mandatario chino manifestó que así como desde 2005 su país ha venido implementando un programa para reducir las emisiones de dióxido de carbono, lo continuará haciendo para lograr hacia 2020 una reducción más notable.

Obama, por su parte, cuyo gobierno se ha caracterizado por generar una mayor conciencia ambiental entre la sociedad estadounidense, en su discurso ante más de 100 jefes de gobierno manifestó que esta generación enfrenta un gran desafío porque será juzgada por la historia por haber fracasado en su intento por evitar la debacle ambiental o, por el contrario, por haber actuado a tiempo para salvar la Tierra de una catástrofe.

La Cumbre del Clima, convocada por el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, tuvo como objetivo principal crear conciencia mundial sobre la necesidad de actuar urgentemente para no darle más largas al tema del cambio climático. La alerta dirigida a los países más poderosos, justamente tuvo lugar antes de la reunión de Copenhague, a celebrarse el 18 de diciembre próximo, para buscar un acuerdo de recorte de CO2. Este acuerdo sustituiría desde 2012 el Protocolo de Kioto, que hasta ahora no ha arrojado los resultados esperados.

Sin duda, el mundo es cada vez más consciente de que es hora de actuar y de que el cambio climático es un asunto que concierne a todos. Especialistas en el tema no dejan de divulgar cada tanto que las futuras generaciones no encontrarán vida en la Tierra si no cambiamos en menos de 10 años nuestros hábitos.

Ese ha sido el tiempo justo que han estimado para tomar medidas correctivas con las que logremos evitar el descongelamiento acelerado de los glaciares, los cambios extremos de temperatura y la aparición de más ciudades ahogadas en su propio aire.

Sin embargo, mientras se busca la manera de detener la destrucción de la Tierra, la naturaleza nos sigue enviando señales de cuán enferma está. Hace unos días el mundo fue testigo de una de las peores tormentas de polvo que ha vivido Australia en los últimos años. El polvo rojo que provino del desierto llegó a perturbar gravemente la vida de los habitantes de Sidney y a complicar los tiempos calurosos y secos que vive Oceanía desde hace meses.

Por otro lado, todavía se siguen recibiendo noticias de cómo el desbordamiento de ríos ha matado a más de un centenar de personas en Filipinas y continúa manteniendo al 90% del país completamente sumergido.

Paralelo a las infortunadas noticias, los documentales y películas también han sido vitales en esta cruzada para salvar el planeta y masificar el mensaje de preservación. El filme Home, lanzado el pasado 5 de junio en 50 países dentro de las celebraciones del Día de la Tierra, así como Una verdad inconveniente, del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, hace un par de años, son apenas dos de esos ejemplos.

El clamor para salvar el planeta continuará llegando desde diferentes escenarios porque es un asunto que no solo le atañe a la comunidad científica. El cambio climático es un problema que no debemos mirar como algo que otros solucionarán.

Bien vale la pena que comencemos a cuestionarnos seriamente qué tanto estamos aportando diariamente a la recuperación o destrucción de nuestro planeta. Hemos olvidado que de seguir actuando tal como hoy lo hacemos podríamos enfrentar épocas en las que tener agua potable, disfrutar de un chapuzón en el mar o ver las estrellas serían cosas del pasado.

Hielo, páramo y acciones

Por Juan Pablo Ruiz Soto

El Espectador, Bogotá

Septiembre 30 de 2009

Según el informe del Baco Mundial cerca de 77 millones de personas se verán afectadas en el suministro de agua en los próximos 30 años por la desaparición de los glaciares en la cordillera de los Andes.

El pronóstico de Parques Nacionales y del Ideam, que hacen seguimiento a varios glaciares en el país, es que en el mismo período, habrán desaparecido la mayor parte, si no todos los glaciares de Colombia. La pregunta es ¿qué podemos hacer? ¿Tenemos como colombianos que actuar o dado que la pérdida de los glaciares es efecto del calentamiento global, sólo nos queda lamentarnos y registrar su desaparición?

Hay acciones urgentes que debemos tomar. Los páramos, su recuperación y manejo se convierten en prioridad nacional. La desaparición de los glaciares tiene un gran impacto visual y pedagógico, desaparece parte del atractivo turístico de la alta montaña y su aporte hídrico regulatorio. En breve el hielo tropical será un recuerdo de tiempos pasados. En lo económico y social, para Colombia, los páramos son más importantes que los glaciares y con la desaparición de los glaciares, el páramo pasa a jugar un papel aún más relevante, pues toda la regulación dependerá de ellos. Hay plantas del páramo que pueden retener hasta cuarenta veces su peso en agua y si destruimos la vegetación original, esas plantas desaparecen y los pastos y pajonales, ya no tienen el mismo poder regulador.

¿Entonces qué hay que hacer? Primero que todo conservar los pocos páramos que aún tenemos en buenas condiciones, que conservan la vegetación original. La mayor parte de nuestros páramos la hemos convertido en pasto para unas pocas vacas que se alternan con cultivos de papa, grave error, con alto costo. El ejemplo recurrente es que para Bogotá el valor de la conservación del páramo de Chingaza representa un beneficio equivalente a 15 millones dólares al año, suma que por mucho, cientos de veces, es más de lo que se gana por cultivar los páramos de la cuenca alta del río Bogotá y los páramos de Sumapaz.

Además, hay que realizar con urgencia las inversiones requeridas para recuperar las zonas de páramo que se han destruido y que son críticas para la regulación hídrica de cuencas que estamos usando o que requeriremos en el futuro. Aun cuando desde el punto de vista ecológico todos los páramos son importantes, desde lo social y económico hay diferencias, por ello hay que priorizar los lugares de inversión. El Estado, las regiones y los ciudadanos debemos invertir para recuperar la vegetación original de algunos páramos y compensar a los propietarios de tierra en los páramos para que puedan obtener, por conservar, los ingresos que obtendrían si los usaran para propósitos agropecuarios. El uso con mayor valor productivo de algunas zonas de páramo es su recuperación y conservación dados sus valiosos servicios ambientales.

Las tareas no terminan allí, debemos desarrollar sistemas de alarma temprana para evitar los incendios, pues con el calentamiento global este riesgo se incrementa. Los páramos tendrán épocas secas y con temperaturas altas donde la propensión a los incendios será muy grande y una quema destruye, al igual que la papa, lo cobertura de vegetación nativa.

El calentamiento global nos deja muchas taras que no podemos evadir.

¡Chávez, peligro inminente!

Maria Clara Ospina

El Colombiano, Medellín

Septiembre 30 de 2009


Hugo Chávez tiene una meta clara, invadir Colombia y para eso se prepara. Ha comprado un arsenal a Rusia, incluidos poderosos aviones Sukhoi los cuales, en menos de media hora, podrían llegar de Caracas a Bogotá y bombardear la capital colombiana. Entrena soldados asesorado por la Guardia Revolucionaria Iraní para una "guerra asimétrica", semejante a la usada por Hezbollah en Líbano, basada en acciones terroristas sin objeciones éticas. Está creando un ambiente internacional favorable a su posible agresión contra Colombia fabricando excusas y escenarios ficticios. Acusa falsamente a los colombianos de planear ataques contra su territorio. Esto es algo que le hemos oído muchas veces, inclusive en su última y desequilibrada intervención en Naciones Unidas, la cual fue aplaudida por sus áulicos, aquellas naciones a las cuales ha dadivado con petróleo y petrodólares.


Nada de esto es nuevo. El venezolano ha anunciado sus intenciones guerreristas numerosas veces con su acostumbrada verborrea, llena de insultos, agravios y mentiras. Antes se pensaba que sus amenazas eran parte de ese show mediático que lo enloquece y maneja a la perfección. Hoy pocos dudan cuál es su propósito, Chávez se prepara para invadir Colombia. Sería su primer paso para lograr implantar, a las buenas o a las malas, su idea de un continente "bolivariano" bajo su control.


Como parte de su plan, apoya a las Farc, enemigo número uno de la democracia colombiana y permanente factor desestabilizante. Intenta financiar a un grupo de políticos colombianos para que sean su punta de lanza y cubre su retaguardia asegurándose que los países al sur de Colombia lo apoyen. Forman parte de este plan las 8 bases militares que está montando en Bolivia.


No cabe duda que la reciente compra de armas de Brasil, aunque Lula diga lo contrario, tiene como propósito principal una posible defensa contra la expansión chavista. Los propios venezolanos están alarmados, aun algunos chavistas ven con malos ojos lo que está sucediendo. Hay que recordar que Venezuela, nuestra hermana República, tiene una fuerte tradición pacifista.


¿Suena exagerado? Así sonaban las palabras de los que advirtieron el peligro de las acciones y las palabras de Hitler en sus primeros años, cuando formaba las Juventudes Hitlerianas, creaba enormes fábricas de armamento y, en manifestaciones inmensas, hablaba de cambiar el mundo. ¿!Acaso, Hitler y Chávez no suenan y actúan igual!?


El error de los países europeos y de Estados Unidos fue no tomar a Hitler en serio desde el principio. ¿Cuánto le costó este error a la humanidad? Más de 50 millones de muertos y la mayor destrucción que ha presenciado la historia.


Tomemos a Chávez en serio. Aún estamos a tiempo de detener a este loco y a su sucia guerra, que quién sabe hasta dónde pueda llegar.

El reflejo de la apatía

Alberto Velásquez M.

El Colombiano, Medellín

Septiembre 30 de 2009


No entendemos por qué están tan sorprendidos algunos analistas políticos acerca de la baja votación del liberalismo oficialista en la consulta para escoger su candidato presidencial. El resultado es el reflejo de una inocultable apatía, que puede significar decadencia y hasta prematuro cansancio electoral. Las encuestas ya revelaban ese desgano por las actuales figuras de esa colectividad, tanto por sus dirigentes como por sus aspirantes para sustituir al actual jefe del Estado.


Desde hacía menos de un mes ya se intuía cierta indolencia liberal. El informe de Invamer así lo preveía. Mientras Álvaro Uribe reflejaba una opinión favorable del 72%, la de Rafael Pardo -quien el domingo tuvo una votación muy inferior a la lograda en la consulta del 2006- a duras penas llegaba al 29%. Era superado por figuras tan livianas como la del conservador Fernando Araújo y ampliamente doblegado por Noemí Sanín, Santos, Fajardo, Mockus, Garzón, Vargas Lleras y Arias. Siendo Pardo un hombre capaz y serio, no despierta mayor entusiasmo en unas adormecidas masas liberales que requieren de una voz y de un mando que las congregue y las llene de entusiasmo para despertarles la voluntad de conquistar el poder, con programas seductores, que hoy le son tan lejanos.


La abulia del liberalismo oficialista en las urnas se percibía de antemano en el ambiente. Vino a protocolizarse en la consulta. No nació por generación espontánea. Era previsible. Se pulsaba esa carencia de mística y de sindéresis, en los monorritmos verbales de sus ex presidentes, promotores del ataque monótono y sistemático contra Uribe Vélez. Los lugares comunes eran sus ritornelos y obsesiones. César Gaviria y Ernesto Samper jugaron contra la corriente. Uno apadrinó a Pardo. El otro, con el elefante al hombro, se hizo al lado de Gómez Méndez. Se les filtró por el medio Aníbal Gaviria, quien desde hoy, puede ser, si sabe maniobrar con audacia y sagacidad, una carta fundamental para la política liberal de renovación.


Si bien es cierto que mantener la democracia tiene altos costos que se deben asumir como expresión manifiesta de la voluntad popular, el haber invertido cerca de 60 mil millones de pesos para contabilizar un poco más de dos millones de votos en las consultas partidistas, ¿sería acaso un desaprovechamiento de recursos, en un país lleno de necesidades insatisfechas?


Alguien que desee hacer un ejercicio riguroso de la relación costo/ beneficio de este proceso consultivo, llegará a la conclusión de que el resultado fue exiguo y que deja insatisfechos aún a los más fervientes y recalcitrantes seguidores del ex presidente Gaviria.


No va a ser fácil, si la Corte Constitucional le da vía libre al referendo, detener a Uribe en su ambición reeleccionista, por lo menos con el candidato liberal que obtuvo apenas la tercera parte del millón cincuenta mil votos logrados por Serpa en la consulta de hace tres años. Tendrán que perfeccionar la consulta interpartidista para ver si el milagro de derrotar a Uribe se da. Pero será difícil lograrlo con los candidatos salidos de esta contienda. Es más fácil obtener la cuadratura del círculo.

Un paso más en las autopistas

Editorial

El Colombiano, Medellín

Septiembre 30 de 2009

Bienvenidas sean las Autopistas de la Montaña, así las obras estén aún lejos de iniciarse y su construcción pueda tardar más de una década. Pero las aplaudimos en su intención, proyectada sobre un horizonte de desarrollo para Medellín y Antioquia, y nos entusiasma cada avance de este proyecto corporativo, a partir de la firme voluntad de los gobiernos nacional, regional y local para emprenderlo cuanto antes, con la gestión y promoción del sector privado.


El paso dado por el Gobierno nacional a través de un documento Conpes, que ya está en poder del Concejo de Medellín, para que éste a su vez apruebe vigencias futuras de la ciudad por 400.000 millones de pesos, da luz verde al más ambicioso plan vial para dotar a la ciudad de cuatro dobles calzadas, para el acceso y la salida hacia los cuatro puntos cardinales.


Interconexión Eléctrica S.A. (ISA), que incursiona en las concesiones viales, antes de firmar el convenio interadministrativo para hacerse cargo del proyecto, ha emprendido acciones para el estudio de las obras en los cuatro corredores viales: una doble calzada desde el túnel Fernando Gómez Martínez hasta El Tigre, en el Occidente, y que conectará con la futura Ruta de las Américas, para permitir a los antioqueños acceder en forma más directa a los puertos de la Costa Atlántica; la doble calzada Hatillo-Caucasia, que mejorará la comunicación con la Costa Atlántica, en una prolongación de la concesión Medellín-Hatillo; la transversal que unirá a Medellín con Puerto Berrío, para permitir un mayor intercambio con la capital del país; y la doble calzada que nos llevará hasta el Eje Cafetero, agilizando el tráfico hacia y desde el Puerto de Buenaventura. Son 900 kilómetros en total, para recuperar 50 años de atraso vial.


El documento Conpes, mediante el cual se aprueba la primera fase para la financiación del megaproyecto con un valor estimado de 5.6 billones de pesos, es punto de partida para emprender los trámites necesarios en las distintas instancias comprometidas. Entre éstos, el debate en el Concejo, donde hay un ambiente favorable para su aprobación, pese a la oposición de alguno que otro concejal que estima que el asunto no es responsabilidad de Medellín o que la actual generación al frente de los destinos de la ciudad no puede firmar, a futuro, tamaño compromiso.


Si así hubiesen pensado nuestros antepasados, entre los que hubo hombres visionarios y audaces para impulsar nuestro destino y desafiar nuestra agreste geografía, estaríamos aún más enclaustrados de lo que estamos en materia de infraestructura vial, y sin contar con el reto que implica hoy en día la globalización económica.


Aún hay dudas que se irán aclarando con los estudios y diseños, en lo que tiene que ver con los tiempos, trazados y especificaciones finales de las obras, pero se requiere que el Concejo avale esta iniciativa como ya lo hizo la Asamblea, comprometiendo el aporte de Antioquia por 600 mil millones, a los que se suma el billón de pesos aprobado por la Nación, en tanto que los restantes $3,6 billones serán aportados por ISA, que tendrá la concesión de estas vías por 40 años. Las reglas del juego están claras. Lo que resta es apostarle a la posibilidad de que nuestra región avance en competitividad y mayor bienestar para sus habitantes.

La pobreza: ¿quiénes son los responsables?

Alfredo Silva Valdivieso

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Septiembre 30 de 2009

Aunque en los últimos años han disminuido los índices de la pobreza e indigencia del país, no hay duda de que todavía existen millones de colombianos sumidos en esas infortunadas situaciones. Esta es una realidad inocultable, a la que debe dársele máxima importancia a la luz de la justicia social, expresada en forma magistral por la última encíclica del Papa Benedicto XVI, “La Caridad en la Verdad”. Algunos políticos y columnistas de la prensa escrita culpan de esa lamentable realidad al gobierno, sin tener en cuenta que el Estado está obligado a aplicar ingentes recursos para defender al país del terrorismo.

Veamos: el primer eslabón de esa cadena es la simbiosis narcotráfico-guerrilla, a través de la cual ambas organizaciones se prestan mutua ayuda: la primera alimentando a la segunda con el negocio de la droga, y ésta –la guerrilla– protegiendo al narcotráfico en el cultivo y procesamiento de la coca. Esa asociación delictiva recibe apoyo logístico de países vecinos –segundo eslabón– al permitirles a sus integrantes el libre tránsito por sus territorios, y proveerlos de pertrechos para las acciones terroristas. Le sigue –tercer eslabón– la intervención solapada de ciertos políticos y ONGs, quienes, so pretexto de buscar la paz y la libertad de secuestrados, le sirven a la guerrilla como maquilladores de su imagen terrorista, en el plano nacional e internacional. Y el cuarto –quizás el más grave– lo constituye la indiferencia con que los organismos internacionales (ONU, OEA, UNASUR) y la llamada “sociedad civil” (Partidos Políticos, Gremios, Academia, Medios de Comunicación, etc.) miran y enfrentan el fenómeno narcotráfico-guerrilla-terrorismo.

La existencia evidente de estos hechos obliga al gobierno, por un claro mandato constitucional, a defender la integridad territorial y la vida de 44 millones de habitantes. Pero esa defensa le cuesta al estado billones de pesos que podrían canalizarse para educación, salud y nutrición infantil, agua potable y vivienda, con todo lo cual se lograría reducir sustancialmente los índices de pobreza e indigencia. Por eso me atrevo a decir que el eslabón más grave de la cadena de causas de la pobreza, es la indiferencia con que los organismos internaciones y la sociedad civil miran y enfrentan el problema narcotráfico-guerrilla-terrorismo. Si al menos los Medios de Comunicación hubieran persistido en una campaña contundente contra la guerrilla y en promover movilizaciones masivas, como la de marzo de 2008, otro gallo cantaría en muchos hogares pobres de Colombia.

Talibanismo en la Sala Penal

Eduardo Mackenzie

El Mundo, Medellín

Septiembre 30 de 2009

La sed inmoderada de poder puede llevar a feos descalabros. La sala penal de la Corte Suprema de Justicia parece haber entrado en ese callejón sin salida. Alguien les dijo que podrían tomarse el poder de manera indirecta. Y lo están haciendo contra todo y contra todos. Parece que la consigna es no entender razones y avanzar en una sola dirección, sin calcular las consecuencias. Y tratar de doblegar a quien sea, al precio que sea. Pues el fin, según ellos, justifica los medios.

Contra el presidente Álvaro Uribe lo ha intentado todo. No lo han derrocado pues la intriga «Tasmania» abortó muy pronto. Ahora tratan de demostrar que la función presidencial puede ser vulnerada. El derecho del Presidente a proponer una terna para la designación de Fiscal General pretende ser por ellos abolida. Catorce de los 23 magistrados se niegan a escoger el Fiscal. Humillan y vetan a los tres candidatos y quieren elegir a uno distinto, designado por ellos y de su mismo corrillo. Para eso tendrán que cargarse la Constitución. Es lo que están haciendo. Ya han sido acusados de prevaricato.

Pero siguen. Ya veremos cuál será el fin de esa aventura. En todo caso, la pieza de teatro a la que asistimos es shakesperiana, es decir ruidosa y sangrienta.

Contra el Congreso esa sala se desbocó hace mucho. Ningún país del mundo había visto lo que ellos pretenden hacer: evaporar el poder legislativo con el pretexto de que algunos elegidos tuvieron nexos reales o presuntos con paramilitares y están siendo sancionados.

Aquellos que tuvieron y tienen nexos con las Farc son, por el contrario, loados y protegidos. Ahora quieren embastillar a los miembros del Congreso que quedan por haber votado el referendo. Esa deriva alucinante es posible pues creen que la coja Constitución de 1991 no prevé salida clara a ciertos abusos. No hay una autoridad que pueda sancionar esos excesos. O mejor, esa autoridad existe, pero es inoperante, pues es el pleno de la Cámara de Representantes y ésta ha sido puesta en entredicho.

Como el Procurador General es católico y defiende una visión clásica del Derecho, se lo quieren cargar a él también. Nadie debe oponerse a ellos, dicen entre líneas. Alejandro Ordóñez explicó que el magistrado auxiliar Iván Velásquez (el mismo que estuvo comprometido en el caso «Tasmania») no debe viajar a Washington solo, es decir sin un representante del ministerio público, para entrevistarse con los jefes paramilitares encarcelados allá. Ordóñez tiene toda la razón. ¿Por qué Velásquez quiere verse a solas con jefes criminales? ¿Para armar con ellos un segundo caso Tasmania? Todo es posible en este bello mundo. Piedad Córdoba lo hizo un día y vino amenazando a todo el mundo.

¿La sala penal quiere que ese sainete se repita?

Ordóñez promete abrirle una investigación disciplinaria a Velásquez si viaja solo. Ahora la sala penal de la CSJ quieren derribar a Ordóñez por eso.

¿Cómo derribar a Ordóñez? Muy fácil. Mediante otra impostura. Germán Navas Talero, un congresista del minoritario Polo Democrático, tristemente célebre por haber entablado la demanda contra los congresistas que votaron el referéndum, ha sido sacado del cubilete por los artistas de la Corte. Él acaba de entablar demanda contra el Procurador General por un asunto imaginario que en otro país no sería siquiera examinado. Como Ordóñez no tomó la decisión que el Polo quería respecto del asunto de la “Yidispolítica” lo acusa de haber “desestimado pruebas” que habrían existido en ese tema. Pero esas “pruebas” eran otra cosa. Según el Procurador General, eran “pruebas mal allegadas y mal recaudadas que mal podrían valorarse” como tales. Como en la Colombia de estos días más vale una falsa verdad que un hecho, el Procurador tendrá que ir a perder tiempo para convencer a la CSJ.

Otra que ataca a Ordóñez es Claudia López, quien predica que los males de Colombia comenzaron con los paramilitares y que la criminalidad armada narco-comunista, las Farc y sus émulos, quienes forzaron el nacimiento de los paras, no son sino angelitos que luchan por la justicia social.

Contra Alejandro Ordóñez ella está diciendo que busca “obstruir las funciones de la Corte” al exigir al magistrado Velásquez abstenerse de ver a los paras en Estados Unidos sin presencia de un delegado suyo. Ella alega que ese requisito “no existe para los demás procesos penales”. Eso es cierto. Lo que ella calla es que contactar discretamente criminales detenidos, ofrecerles dinero y beneficios judiciales y hasta viajes al extranjero, con familia y todo, a cambio de declaraciones falsas contra ciertos inculpados, tampoco existía en el derecho procesal penal colombiano. Y aún así varios magistrados se embarcaron en esa aventura ilegal. Por eso el principio de precaución que aplica, en buena hora, el Procurador es bienvenido.

Si quiere entrevistar a los ex jefes paras extraditados, la CSJ debería enviar a un magistrado titular, pues quien actúa en esa diligencia es la sala de casación penal. ¿Por qué escogió precisamente al sulfuroso magistrado auxiliar Velásquez?

El Procurador contesta también la nueva jurisprudencia de la CSJ sobre las renuncias de congresistas al fuero. Pidió que el caso del ex senador Álvaro García Romero se quede en manos de un juez especializado y explicó que el cambio en las reglas de juego decidido por los magistrados «constituye una violación a las garantías al debido proceso”. La Procuraduría pidió, además, que el coronel Plazas Vega sea absuelto pues las pruebas que fueron recabadas contra él se derrumbaron. Por todo eso, la minoría que pretende utilizar al poder judicial como arma contra la mayoría y contra el gobierno quiere sacarlo del ring. En estos días, todo el mundo tiembla en Bogotá, y con razón, ante al paso de los modernos Atilas.

Los errores venezolanos

Guillermo Maya

El Tiempo, Bogotá

Septiembre 30 de 2009

Desde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela, las relaciones recíprocas entre Colombia y Venezuela han estado marcadas por el conflicto ideológico, político y comercial, escalando alturas peligrosas para países hermanos. En una columna anterior señalé los errores colombianos con Venezuela, ahora es el turno para señalar los cometidos por el gobierno venezolano con Colombia.

Por supuesto, Chávez se ha equivocado en materia grave con Colombia. En primer lugar, Chávez no ha sido claro en sus relaciones con la guerrilla de las Farc y se ha resistido a calificarlos como grupo terrorista. Incluso, el ex ministro venezolano Ramón Rodríguez Chacín, cuando se encontró con los guerrilleros de las Farc, en la liberación de un grupo de secuestrados, saludó a los guerrilleros con palabras de familiaridad y camaradería, para sorpresa de la mayoría de los colombianos: "... Estamos muy pendientes de su lucha. Mantengan ese espíritu, mantengan esa fuerza y cuenten con nosotros".

Buena parte de la izquierda de América Latina, e incluso europea, prefiere pasar de agache en la condena a las prácticas de los grupos guerrilleros colombianos que se reclaman de izquierda, porque eso es hacerle el juego al enemigo. Con los mismos argumentos, muchos intelectuales, grupos y partidos de izquierda justificaron el Gulag soviético y la falta de libertades y de derechos humanos en las sociedades del "socialismo real", porque condenar a Stalin equivalía a colocarse del lado del imperialismo. Se equivocaron.

Sin embargo, algunos intelectuales, como el premio Nobel de literatura José Saramago, con lucidez y coraje, sí han sido capaces de ver el lado siniestro de las Farc y de la revolución que prometen a los colombianos. En un reportaje con Yamid Amat afirmó: "Por su culpa (la de la guerrilla), es asombroso cómo en Colombia dos generaciones se han perdido. Su existencia solo ha producido muerte, cantidad de desaparecidos y 3.000 o 4.000 secuestrados" (EL TIEMPO, 15 de julio de 2007).

En otro reportaje reciente, Nelson Fredy Padilla ('Saramago descalifica 'revolución' de las Farc, 'El Espectador', 21 de febrero de 2009) le pregunta: "¿Y a la guerrilla de las Farc?". Saramago responde: "Que si el secuestro y la muerte son los métodos para cambiar la sociedad, las Farc no nos ofrecen más que lo que el poder ha venido haciendo siempre a lo largo de la historia: ejercer fuerza contra los débiles. Actuar como en las guerras medievales, como en todas las guerras, en las que mueren los soldados rasos de un lado y otro y arrasan por donde van pasando, no es ninguna buena señal de futuro. Con esta base, ¿qué garantía de respeto por el ser humano presentan? Si en el futuro tuvieran capacidad para gobernar el Estado, ¿lo harían manteniendo el secuestro y la muerte como línea de actuación? ¿Para eso es necesaria una revolución? ¿No es eso lo que el poder hace en tantos lugares del mundo? ¿No actúan de forma tan criminal como Bush? (...). ¿Que unos son Estado y otros grupos militarizados? A los muertos, secuestrados y arrasados, ¿cómo se les explica que uno es terrorismo de Estado y otro terrorismo revolucionario? Yo no puedo".

En este sentido, la poca voluntad política de Chávez para condenar a las Farc no se debe a la falta de pruebas sobre sus múltiples crímenes contra la población colombiana, de sus secuestros que equivalen a penas de muerte en vida, o a la carencia de un análisis sobre estos hechos que oriente a la política. Si Chávez calla por afinidad ideológica con las Farc, debe entender que ninguna ideología podrá justificar los crímenes de lesa humanidad que las Farc han cometido. Las Farc no deben condenar a la sociedad colombiana a sufrir incontables sufrimientos para purificar el "pecado original" de los marranos y las gallinas de don Manuel, los crímenes de la derecha y del Estado colombiano.

En segundo lugar, un error grave de Chávez ha sido amenazar con la guerra a los colombianos: "Se escuchan vientos de guerra", "los aviones Sukhoi pueden llegar en 20 minutos a Bogotá", etc. ¿Acaso la amenaza de guerra es solo contra el gobierno colombiano? ¿Acaso una guerra contra el gobierno colombiano no es una guerra contra los colombianos? ¿Acaso Venezuela y Colombia no son el mismo pueblo, separado por una frontera demarcada por quienes vieron como un obstáculo a sus ambiciones personales la existencia de La Gran Colombia?

Y en tercer lugar, aunque hay más, "reducir el comercio con Colombia a cero". ¿No es acaso una acción contra los trabajadores y los más pobres de Colombia? ¿Piensa Chávez que su "comercio cero" encenderá la ira popular en contra de la oligarquía colombiana? Se equivoca. El comercio entre Colombia y Venezuela es una ley de gravedad por proximidad, por cultura y por historia. La pretensión de Chávez de castigar a Colombia no beneficia a Venezuela, y contribuye al proyecto y a los intereses de quienes fragmentaron La Gran Colombia.

Chávez se equivoca, y mientras más habla más se equivoca. En el lado colombiano, también se habla demasiado. Hablan como desfondados, diría Fernando González, el filósofo de Colombia. La incontinencia verbal nacionalista sirve para ganar votos, pero no para respetar la hermandad y la paz entre los pueblos, sellada por el origen y el destino común.

Dos visiones de la ira estadounidense

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Septiembre 30 de 2009

El enojo y el rencor de los estadounidenses contra los bancos, las corporaciones y las instituciones políticas del país han llegado a extremos nunca antes vistos en el país que patentó el optimismo como seña de identidad nacional. Al menos, eso es lo que revelan las investigaciones de dos antagónicos estudiosos de la realidad nacional.

La ira que el ciudadano común y corriente siente en este momento de crisis económica es contra los banqueros e inversionistas sinvergüenzas que no contentos con saquear sus ahorros y destruir su patrimonio se aprovechan del rescate financiero para autopremiarse por su habilidad para conducir al país al precipicio financiero en el que hasta hoy sigue atascado.

También siente una profunda animadversión contra los políticos que en vez de controlar la ambición desmedida de Wall Street con regulaciones responsables que protejan a las mayorías se esforzaron por "flexibilizarlas" hasta hacerlas obsoletas y cuando sobrevino el desastre tuvieron la desfachatez de pasarles la cuenta a los contribuyentes.

No es menor su hostilidad contra las corporaciones que, obsesionadas por su afán de lucro, recurren a los despidos masivos de sus empleados y premian con bonos estratosféricos a los ejecutivos encargados de los despidos.

Esta sería, en una apretada y combinada síntesis, la conclusión a la que han llegado Frank Luntz, un asesor de políticos republicanos y encuestador de impecable pedigrí conservador que aparece en la cadena de televisión Fox News, la catedral de la derecha norteamericana, y Michael Moore, el gurú de la izquierda radical norteamericana. Curiosamente, el malestar que refleja la encuesta de Luntz (6.400 entrevistas realizadas entre diciembre del 2008 y abril del 2009) es el mismo que detecta Moore en su última película. Capitalismo, una historia de amor. Una narración despiadada del contubernio entre las corporaciones, los ejecutivos de finanzas de Wall Street, la Casa Blanca y el Congreso, y de las devastadoras consecuencias que esto tiene en los ciudadanos y en sus familias.

La manera en la que los dos trabajos se complementan es asombrosa. Por ejemplo, la encuesta de Luntz nos informa que el 72% de los estadounidenses "está sumamente enojado" ("mad as hell", en inglés como el personaje principal de la película Network) y el 57% piensa que la calidad de vida del país que les heredan a sus hijos sufrirá un enorme deterioro. En su documental, Moore nos muestra un memorándum de Citigroup, escrito a principios del 2006, que revela que la economía estadounidense es una "Plutonomía", en la que el 10% más rico de la población recibe el 43% de los ingresos y posee el 57% de la riqueza del país, mientras que el 40% de la población se las arregla con el 10%. Mientras el gobierno siga en sincronía con el capitalismo, la tecnología incremente la productividad (es decir, se usen más máquinas y menos empleados) y continúe la globalización, concluye el analista de Citigroup, los ricos se harán más ricos y la desigualdad irá en aumento. A menos que, continúa el memo de Citigroup, sobrevenga una crisis financiera o que el resto de la población se rebele y obligue al gobierno a "tomar medidas populistas".

Para ambos autores, el problema principal que enfrenta el país es la erosión de los valores estadounidenses tradicionales. Anclado en su fe católica, Moore atribuye el deterioro de los valores morales al capitalismo que encumbra el dinero como el único valor, y para ello se vale de ejemplos escandalosos como, por ejemplo, la historia de dos jueces que se hacen millonarios con el soborno que reciben de los dueños de un centro de detención juvenil privado al que mandan a miles de jóvenes por delitos ridículamente menores.

Desde perspectivas ideológicas opuestas, Moore y Luntz exhortan a la ciudadanía a exigir respeto a sus derechos como ciudadanos y como seres humanos, y a recuperar los valores fundamentales del sistema democrático para acabar con los bribones.

¿Pro ricos?

Hernán Avendaño Cruz*

La República, Bogotá

Septiembre 30 de 2009

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Las cifras de pobreza del país, recientemente divulgadas, generaron diversas críticas. Según una de ellas, hay políticas que incentivan el uso del capital en desmedro de la mano de obra; esto presuntamente impide reducir más el número de pobres.

¿Ha crecido demasiado el capital en Colombia y está desplazando mano de obra? Quienes eso argumentan no aportan cifras concretas.

Para el gobierno, sin recuperar la inversión es difícil crecer sostenidamente. La evolución del coeficiente entre la inversión y la población mayor de 14 y menor de 64 años (aproximación a la relación de capital por unidad de trabajo) descendió continuamente entre 1995 y 1999. En los años siguientes creció lentamente y se aceleró desde 2003. Según este cálculo, apenas hacia el año 2007 se superó el nivel que había a mediados de la década anterior.

Lo anterior quiere decir que la actual relación de capital por unidad de trabajo apenas supera el nivel de hace 12 años. ¿Los críticos preferirían que el país se quedara con un coeficiente como el de 1995 o más bajo? ¿Qué pasaría entonces con el crecimiento?

El indicador de bancarización de Colombia (cartera/PIB), aún está por debajo de los niveles previos a la crisis de los noventa. ¿Se pueden interpretar las políticas orientadas a aumentarla como pro banqueros y contra ahorradores?

Veamos algunas de las medidas “a favor” del capital que han generado polémica: las exenciones tributarias a los cultivos de tardío rendimiento y a las construcciones de hoteles, y los incentivos a las zonas francas.

Con relación a los cultivos de tardío rendimiento, es evidente su impacto en el surgimiento de la industria de biocombustibles en Colombia, en la generación de nuevos empleos y en beneficios ambientales. ¿Este incentivo aumenta los pobres en el campo? La pobreza rural no se puede entender aislada de los problemas de violencia de paramilitares, guerrilla y narcotráfico, ni del desplazamiento resultante; pero estos temas no existen en los análisis de los críticos.

En turismo, es evidente que el conflicto bloqueó el desarrollo de esta actividad y generó un atraso en la infraestructura. La exención ha sido efectiva, como lo muestra el aumento de la oferta de más de 15 mil habitaciones nuevas. Puesto que el turismo es una actividad intensiva en mano de obra y el país tiene un enorme potencial, carece de sentido afirmar que esta es una política a favor del capital.

En el tema de zonas francas es muy difícil la comprobación de la relación entre sus incentivos y los niveles de pobreza; sin embargo, cabe esperar lo contrario de lo enunciado por los críticos.

En primer lugar, la nueva regulación es muy reciente y los proyectos aprobados apenas están en proceso de construcción; esto significa que por ahora su generación de empleos se concentra en esa actividad que es intensiva en mano de obra.

En segundo lugar, para obtener los beneficios, las inversiones deben ser nuevas. Por lo tanto, independientemente de su intensidad tecnológica, crearán empleos directos nuevos en la economía y generarán demandas indirectas en sectores intensivos en mano de obra (vestuario, papelería, muebles, vigilancia, transporte, aseo, jardinería, etc.).

En tercer lugar, los beneficios no son exclusivos para las empresas grandes, como concluyen algunos analistas. Los requisitos mínimos de inversión y empleos aplican a las zonas francas uniempresariales. En las permanentes se puede instalar cualquier empresa nueva, sin importar su tamaño ni el monto de su inversión; pero, de nuevo, por tratarse de inversiones nuevas, darán lugar a nuevos empleos tanto directos como indirectos.

En síntesis, las críticas suenan bien para la audiencia… pero carecen de contundencia argumental.

*Jefe Estudios Económicos Mincomercio

martes, 29 de septiembre de 2009

Utilizando a las víctimas

Editorial

El País, Cali

Septiembre 29 de 2009


Aprovechando el cambio de posición del Gobierno Nacional, al autorizar la presencia de la senadora Piedad Córdoba en la devolución de dos de los 24 servidores públicos aún secuestrados, las Farc vuelven a reclamar “garantías oficiales y protocolos claros y públicos” para cumplir con lo que ofrecieron hace cinco meses.

Como si la culpa de la tragedia a la cual han sometido a sus víctimas fuera del Estado, los plagiarios que hace doce años le están negando sus derechos más elementales al sargento Pablo Emilio Moncayo asumen de nuevo su posición arrogante para exigir tratamientos especiales, acordes a la explotación publicitaria que acostumbran en sus liberaciones unilaterales. Por eso no tienen reato de conciencia al afirmar que el Gobierno carece de sensibilidad frente al drama que afrontan esas personas.

Por supuesto, la ocasión la brindó el viraje que accede a incluir a la senadora en la comisión que recibirá también al soldado José Daniel Calvo, junto con los restos del mayor Julián Ernesto Guevara, muerto en cautiverio hace tres años por una enfermedad que debió ser atendida por los médicos, como corresponde a cualquier ser humano. En este triste caso las Farc no demuestran la misma sensibilidad. Ni siquiera se toman el trabajo de explicar por qué, si lo consideraban “prisionero de guerra”, no aplicaron los principios del derecho internacional humanitario al conocer la gravedad de sus dolencias. Si lo hubieran hecho, el mayor hubiera tenido el tratamiento digno que le negaron sus victimarios.

Pero de eso no se trataba su infernal cautiverio. Lo que los secuestradores pretendían entonces, y aún lo intentan, era sembrar el terror en la sociedad colombiana, para que obligara a sus autoridades a negociar con ellos en un supuesto plano de igualdad: eso es terrorismo puro y simple para chantajear con la vida de seres humanos indefensos. Fue la tenebrosa táctica ideada en las épocas del despeje en el Caguán, cuando la ambición de los cabecillas de las Farc despreció de manera arrogante la voluntad de paz que demostraba entonces la sociedad colombiana, a través de sus gobernantes.

Las cosas han cambiado en forma radical. Ahora los secuestradores reciben a diario el desprecio del mundo por sus execrables abusos. Y su capacidad de intimidación ha sido reducida gracias a la decidida actitud de la Nación, interpretada de manera fiel por el Gobierno y la Fuerza Pública. Por eso ahora deben echar mano de los secuestrados y de la retórica. Es lo que les queda.

Pero esa utilización de sus víctimas es lo que debieran terminar, si acaso pretenden tener alguna audiencia. El Gobierno ha actuado de manera oportuna, al dar los pasos necesarios para liberar a Moncayo y a Calvo. Pero, como lo propone la Iglesia Católica, las Farc deberían aprovechar la coyuntura para hacer lo mismo con los otros 22 secuestrados antes de culminar el presente año. Ese sí sería un verdadero gesto humanitario. Y mientras no ocurra, lo que seguirá produciéndose es una vulgar manipulación de los secuestrados, la misma que el mundo y nuestra Nación han condenado siempre.

Pacto de no agresión

Ramiro Andrade Terán

El País, Cali

Septiembre 29 de 2009


El presidente peruano, Alán García, ha puesto el dedo en la llaga de la carrera armamentista en América del Sur, que -de continuar al frenético ritmo actual- tendrá consecuencias funestas para la estabilidad de la región y aumentará el gasto público a niveles que afectarán seriamente la economía de naciones en subdesarrollo. En esa tarea capital para el futuro, el Presidente peruano no tiene mucha compañía. Por el contrario, se enfrenta al pontífice de la carrera armamentista en la región, el mandatario venezolano, Hugo Chávez Frías, que recorre con su bien surtida chequera de petrodólares todos los continentes y se arma con lo más sofisticado de la industria del siniestro oficio del asesinato colectivo.


Con notable persistencia, el Presidente del Perú ha venido clamando en diversos foros latinoamericanos acabar con la compra de armas que se ha desatado en el continente y firmar un pacto de no agresión entre las naciones que integran esta porción del planeta y a las que el libertador Simón Bolívar llamó el continente de la paz y la esperanza. Un camino que la dirigencia latinoamericana no recorrió. Por el contrario, el pasado está lleno de agresiones mutuas, rivalidades por territorios limítrofes, diferencias políticas y otros desacuerdos que, en algunos casos, originaron enfrentamientos militares. La visión de los libertadores de un continente de paz terminó en letra muerta.

Alan García fue más adelante. Propuso el 14 de septiembre que el Consejo de Defensa Suramericano hiciera un estudio pormenorizado y objetivo del armamentismo en todas las naciones suramericanas, que incluya los gastos militares, el mantenimiento de instalaciones bélicas y las nuevas compras que se están efectuando. Como era de esperarse, Venezuela -con el rey del armamentismo regional, Hugo Chávez- objetó la propuesta. Lo propio hicieron los compañeros de viaje del Presidente venezolano, a quienes subsidia con petróleo barato y préstamos favorables. En síntesis, el demócrata peruano aparece bastante solitario en su objetivo de combatir la plaga armamentista.

Como es sabido, Chávez es el campeón en ese funesto oficio de armarse hasta los dientes, para luego provocar a quienes considera sus enemigos. ¿En qué concluirá ese proceso? ¿Pasará de las palabras insultantes a la acción? ¿En que terminará la cadena de agravios frente a Estados Unidos? Nadie lo sabe. La situación creada con la millonaria compra de armas de Chávez a Rusia y otros países -y su amistad estrecha con naciones islámicas fundamentalistas- es un atentado contra la paz de América Latina y tiene que poner a pensar a Colombia. Y a todas las naciones de una región que debe luchar por acabar con una situación que hace daño inmenso a su futuro.