Eldiarioexterior.com, Madrid
Noviembre 16 de 2009
Son unos 30 minutos en auto desde aquí hasta el centro de retiro católico adonde viajé la semana pasada para encontrarme con el cardenal hondureño, Óscar Rodríguez Maradiaga. El complejo con muros de ladrillos está situado al lado de una carretera despavimentada y sobre una colina con un bosque de pinos altos. Cuando llegué, el sol se estaba poniendo, y en la quietud del anochecer, el mundo parecía tan sereno.
Sin embargo, para el cardenal, la vida por estos días no ha sido para nada pacífica. Desde que el entonces presidente Manuel Zelaya empezó a prepararse para tirar por la borda
La extrema izquierda ha argumentado que la decisión de deponer a Zelaya fue impulsada por la antipatía de la élite hacia el activismo del presidente en nombre de los pobres. Pero el cardenal, que es un abierto defensor de los oprimidos y por muchos años ha criticado las disparidades en los ingresos en Centroamérica, no comparte esa opinión. Rodríguez ha apoyado la destitución de Zelaya y por ese motivo quise verlo personalmente para hablar sobre el tema.
"Ha sido tan doloroso", me dijo Rodríguez, poniendo énfasis en la última palabra. El dolor, señala, ha sido generado por aquellos que han atacado a los líderes de
A pesar de que
Los partidarios de Zelaya han presionado a
El cardenal también cree firmemente que Zelaya no debería regresar al poder. "Pienso que una persona que ha estado actuando como lo ha hecho él ya no tiene la autoridad moral para ser presidente de la nación", me dijo el cardenal.
Rodríguez es una figura nacional respetada y sus palabras tienen peso. No obstante, hace hincapié en que
Eso no ha sido tan fácil, debido a que el cardenal también tiene la responsabilidad de cuidar a su rebaño. Y él cree que permitir que el presidente pisotee
Esto no significa un respaldo al status quo. Rodríguez tiene muchas críticas para un sistema que ha dejado a tantos hondureños sumidos en la pobreza mientras una pequeña minoría vive una vida de extravagancias. El cardenal denuncia la falta de igualdad bajo la ley, lo que ha dañado la movilidad económica. "En América Latina, cuando tienes dinero, puedes comprar justicia". Tal corrupción es lo que llevó a "la implosión" de los partidos políticos en Venezuela, señala. "Y en el vacío estaba este mesías, [Hugo] Chávez, que vino. Este es el peligro en todos nuestros países".
Sin embargo, el cardenal también reconoce que ha habido progreso desde el nacimiento de la democracia constitucional en 1982. "Ahora, el ejército es respetado, porque se han dedicado al rol constitucional de defender las leyes y las fronteras". El problema, señala, es que con la llegada de la democracia, "los partidos políticos tomaron la política como una industria para el enriquecimiento. Necesitamos cambiar eso".
Rodríguez ve al estado de derecho como un eslabón importante hacia el desarrollo. "La clave es asegurar la justicia", dice, "porque si no tienes seguridad legal, no vas a invertir. La inversión es muy importante. Con las inversiones, hay más empleos para nuestra gente".
Hablando de los inversionistas, el cardenal dice, "por supuesto que no son todos santos", y los derechos humanos deben ser protegidos. "Pero, ¿qué deberíamos hacer sin esos trabajos", se pregunta. Luego añade: "Las maquiladoras son especialmente importantes para las mujeres, porque sus trabajos han sido una fuente de dignidad. Cuando ganan su propio dinero, dejan de ser esclavas de los hombres macho en su vida, que a menudo no son siquiera sus maridos".
Honduras llevará a cabo una elección presidencial el 29 de noviembre y muchos esperan que Zelaya sea pronto sólo un mal recuerdo. Pero la lucha por la libertad y la justicia social que surge de la igualdad bajo la ley, continuará. Rodríguez dice que espera que la clase política haya aprendido una lección. Amén a eso.
Fuente: Cato Institute