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martes, 22 de diciembre de 2009

La paradoja Venezuela

Rómulo E. Lander Hoffmann

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 22 de 2009

"A mayores ingresos petroleros, mayor pobreza"

Alguna vez, hace muchos años, en algún artículo, comenté que Venezuela no estuvo preparada para asumir el reto que significaban unos ingresos petroleros fuera de toda proporción que distorsionaron la perspectiva que algunos funcionarios públicos tenían sobre cómo administrar la cosa pública.

Este inmenso caudal de dinero no solamente generó una vorágine fiscal, sino que, aparejado y como consecuencia de ello, empezó a hipertrofiar el ya recrecido aparato del Estado, que preso de indigestión fiscal generó los más disparejos proyectos, junto a otros, que es necesario reconocer, hicieron que se produjera un gran crecimiento del país, lamentablemente no aparejado con el desarrollo de su sociedad. Ecuación (crecimiento + desarrollo) indispensable para la creación continua de nueva y sustentable riqueza.

Así como en el pasado, hoy día, el Estado no estaba ni estará preparado para transformar los recursos generados por el aumento de los precios del petróleo, en proyectos que generen empleos y produzcan inversión reproductiva y con ello motorizar el tan necesario cambio que con tan intenso fracaso hemos buscado, muy especialmente esta última década.

El cierre de miles de empresas privadas ha creado ingentes cantidades de mano de obra desempleada que, al no poder ser absorbida por el sector público, ha generado un inmenso proletariado profesional que se ha volcado sobre la actividad informal, y que lejos de producirle al Estado ingresos previsibles y estables se ha convertido en una inmensa carga que ha terminado por desbordarlo en relación con los servicios que este debería prestarles.

Si se hace un análisis del comportamiento de los ingresos de los hogares y de la distribución de ese ingreso, que son los medidores directos del nivel de pobreza, para el año 2007, según la última información disponible y medianamente confiable, el porcentaje de pobreza a nivel de personas fue de 57 por ciento. Y a nivel de hogares, el porcentaje de pobreza fue de 49 por ciento. Resulta claro entonces que hoy día, a pesar de la bonanza petrolera, la pobreza se ha incrementado respecto a sus niveles de 1998, como lo demuestra el comportamiento de variables como la inflación, el desempleo y la informalidad. Que explican por sí mismas el porqué del fenómeno del crecimiento de la desigualdad en Venezuela.

La gran pregunta es: Si Venezuela ha recibido los mayores ingresos fiscales por concepto de la venta del petróleo en este último quinquenio, ¿por qué ha aumentado la pobreza?

La respuesta a esta pregunta en situaciones de una planificación ordenada y dirigida a generar riqueza, sería que la absorción de los ingresos fiscales para invertir, no se produce de manera automática y toman tiempo para que estos se transformen y generen una nueva base de empleos que amplíe, a su vez, los ingresos del Estado, pero que al final producen un descenso de sus niveles.

Pero esta misma pregunta aplicada al actual gobierno tendría una respuesta muy diferente. Y es que el aumento de la pobreza que hemos experimentado está dado en relación inversamente proporcional al ambiente de incertidumbre e inestabilidad política y, sobre todo, económica que intencionadamente ha desestimulado al sector privado (para poder crear una nueva élite empresarial comprometida) disminuyéndolo en tamaño como componente en la conformación del PIB del país. Demostrando fehacientemente con esto que sin la intervención y aporte de este sector no es posible un crecimiento con desarrollo, que sea verdaderamente sustentable.

Históricamente, está demostrado que los Estados interventores son ineficientes, se hipertrofian y mientras más poder acumulan más se corrompen y convierten en un parásito fiscal imposible de saciar, vía el aporte de los elementos económicos.

Como dije anteriormente, en Venezuela la pobreza a nivel de hogares es del 49 por ciento, lo que significa que su ingreso per cápita, es decir el Ingreso total del número de miembros que lo componen, es inferior al valor los bienes y servicios que conforman la canasta normativa de consumo. Esto significa que el 49 por ciento de la población no logra cubrir: casa, vestido, alimentación, educación, etc. Y de ese 49 un 20 por ciento se encuentra en pobreza crítica; es decir, que el 20 por ciento de esas familias no alcanzan a cubrir ni siquiera la canasta básica de alimentos. Cifra que es igual al porcentaje de pobreza absoluta que existía en 1998. (1)

Lo lamentable de esto es que esta monstruosa cifra se presenta diez años después y después de mas de 900.000 millones de dólares de ingresos en este periodo.

Por otra parte, la pérdida de los empleos formales de la economía ha afectado directamente al ingreso de los hogares. Si en un hogar hay dos personas que trabajan y una de ellas pasa a situación de desempleo y/o ingresa a la economía informal, el ingreso total y per cápita de ese hogar se reduce y existe la probabilidad de que ahora ese hogar sea pobre.

Esta demostrado que el ingreso medio por trabajador en el sector informal es inferior al ingreso medio del sector formal y que el porcentaje de pobreza es mayor en el sector informal. De tal manera que cuando la informalidad aumenta hay un tendencia al aumento de la pobreza.

En el período 1999-2008, la tasa de informalidad se ha incrementado alcanzando niveles superiores a los registrados en 1998. Sólo en el año 2005 logra ubicarse según cifras del INE por debajo del nivel de 1998 para luego volver a colocarse en el 2007 sobre este nivel.

Junto a estas cifras de pobreza se ha "instalado" en Venezuela una inflación crónica que este año alcanzará las 30 unidades. Esta inflación afecta el valor de la canasta de consumo, y si el valor de esta se sitúa por encima del incremento de los salarios, hay un aumento de la pobreza y esto a pesar de un "crecimiento relativo" del PIB.

"La inflación, es decir, el crecimiento de los precios, afecta el valor de la canasta de consumo, y disminuye el salario real. El ingreso, los precios y la distribución del ingreso son los determinantes directos de los niveles de pobreza. Cualquier otra variable actuará sobre la pobreza a través estos tres factores".

En general se puede afirmar que:

1.- Si el ingreso de los hogares aumenta y los precios y la distribución del ingreso no se alteran, habrá una tendencia a la reducción de la pobreza.

2.- Si los precios aumentan y el ingreso y su distribución no se alteran, la pobreza tiende a aumentar.

3.- Si la distribución del ingreso se deteriora -aumenta la desigualdad- y el ingreso y los precios no cambian, habrá una tendencia a que la pobreza aumente.

En el período 1999-2005, el PIB per cápita real nunca pudo superar el nivel alcanzado en 1998. Solo lo logró, gracias al desproporcionado crecimiento de los ingresos petroleros, en 2007, pero en el 2009 la inflación sobre el 30 por ciento volverá a colocarlo por debajo de 1998.

Esto quiere decir que la disponibilidad de bienes y servicios por persona ha estado siempre por debajo de la disponibilidad de 1998. Este hecho también tiene un efecto sobre el mantenimiento de los niveles de pobreza.

Es de resaltar que las principales causas de esta inflación han sido la política monetaria y la política fiscal de este gobierno que se relacionan íntimamente con el fenómeno de la inflación, el desempleo y la informalidad y de allí con la pobreza. Así mismo, en los últimos años la política fiscal ha tenido un carácter expansivo que ha aumentando el gasto en forma más que desproporcionada. Este mayor nivel de gasto, junto con la aplicación del control de cambio, genera subvaloración de la moneda y con ello potenciales efectos inflacionarios adicionales, que como dijimos antes se mostrara este año en más de un 30 por ciento.

Así que la nueva ecuación es: "En Venezuela, a mayores ingresos, mayor pobreza". ¡Viva la ROBOLUCION bonita!

Amanecerá y veremos.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Estanflación II

Rómulo Lander Hoffmann

El Tiempo, Bogotá

Septiembre 26 de 2009

Tomando como referencia la información publicada por el Banco Central de Venezuela en su 'site', se evidencia que nuestra economía está bastante más deteriorada que el año precedente. No solo como consecuencia de la baja de los precios del petróleo, sino que estas cifras empiezan a mostrar cuán profundo ha sido el desmantelamiento de nuestro aparato productivo, que ha sido intentado de reemplazar con una economía de puertos; deficiente, ineficiente y sobre todo corrupta.

Las cifras del Banco central indican una caída del producto interno bruto del orden del 2,4 por ciento con una inflación esperada por el gobierno por encima del 20 por ciento (siendo el acumulado al mes de julio del orden del 15,3 por ciento) no toma en consideración la inflación subyacente, que sin duda y aunque las cifras "oficiales" lo nieguen, bien podría estar en ordenes superiores al 30 por ciento para este año 2009.

Este panorama descrito tiene un solo nombre: ESTANFLACION. Léase ESTANCAMIENTO (reflejado en la caída del PIB) con INFLACION reflejada en los precios generales.

Esta perniciosa enfermedad, que, como dijimos antes, se caracteriza por una contracción del PIB combinada con un alza, en nuestro caso importante, de los precios, siempre viene acompañada de perniciosas consecuencias, y la más importante de ellas es la generación de pobreza, así ésta esté maquillada por las instituciones encargadas del manejo y la difusión de las cifras, por los ingresos petroleros de la nación y por los informes oficiales respecto a: empleo, disminución de la pobreza extrema, alzas en la producción interna, etc., etc.

Esta enfermedad, caracterizada por dos convulsiones simultáneas; por un lado, aumento de precios y, por el otro, estancamiento en condiciones "teóricas" de bonanza fiscal, es definida técnicamente como ESTANFLACIÓN (Estancamiento con inflación) y las consecuencias sobre el aparato productivo suelen ser desastrosas.

Si no hay crecimiento, las ventas caen. Las empresas, en consecuencia, no necesitan contratar nuevo personal (más bien la tendencia es a despedirlos) y no hay ganancias para ajustar adecuadamente los salarios de los trabajadores al ritmo de la inflación, mientras que los precios se incrementan continuamente.

Para resumir, podríamos decir que este cuadro tiene dos grupos componentes básicos: control de precios, control de cambios, nacionalizaciones y restricción en la entrega de divisas que inciden sobre la oferta, al mismo tiempo que el descenso en los precios del petróleo disminuye los recursos e impacta la demanda.

Al evaluar la relación entre los precios y los salarios, se evidencia aún en las cifras emitidas y maquilladas por el gobierno que el poder de compra de los trabajadores se ha deteriorado en un 10,6 por ciento al cierre del segundo trimestre de este año versus el mismo período del 2008 y el resultado es un declive de 2,7 por ciento adicional en el consumo privado.

La contracción, que se evidencia principalmente por la caída del consumo privado, representa aproximadamente el 20 por ciento de la demanda, lo que, a su vez impacta la producción.

A pesar del evidente maquillaje, los datos oficiales muestran una contracción importante en sectores claves. La producción de la industria manufacturera cayó 8,5 por ciento en relación con el segundo trimestre del 2008, el comercio cayó en 6,5 por ciento y la actividad del transporte descendió en 4,8 por ciento.

Si revisamos algunos detalles específicos de las cifras oficiales, se destaca una caída de 6,3 por ciento en la industria alimenticia, de 30,1 por ciento en metales comunes y de 33,3 por ciento en minerales no metálicos. Lo que, por cierto, deja al descubierto la situación real de las empresas de la CVG.

La actividad petrolera reporta números rojos en su producción respecto del año precedente con un descenso de 4,2 por ciento, disminución que el Banco Central explica por los recortes de producción acordados en la OPEP. Y cuyos ingresos resultantes han ido sustituidos con endeudamiento adicional y con emisión de bonos de manera indiscriminada.

En resumidas cuentas, el sector privado de la economía se contrajo en el primer trimestre, en un 4,1 por ciento y el sector público, solo gracias a la "nacionalización" inconclusa de algunas empresas, aumenta 2,7 por ciento. Pero esto es solo una maroma contable.

Se evidencia, pues, el rotundo fracaso del modelo de economía socialista planteado por el gobierno, fracaso producido por su inefectividad, su ineficiencia, la inmensa corrupción que domina todas las esferas del gobierno y, sobre todo, lo utópico, extemporáneo, incongruente y mal intencionado del modelo.

Así mismo, la sobrevaluación del bolívar "fuerte" como arma para contener la inflación es solo pan para hoy y hambre para mañana. Más temprano que tarde tendrá el gobierno que acudir a la devaluación. Y así la disfrace con cambios múltiples diferenciales o cualquier otra argucia que se le ocurra, hacia el último trimestre del presente año la inflación subyacente se hará presente y nos encontrará con una economía devastada por las inconsecuentes y absurdas "políticas económicas" del gobierno.

Mi percepción es que la inflación del presente año estará rondando el 28 por ciento y dependiendo de algunas medidas por venir, alcanzará las tres decenas y solo entonces sentiremos en toda su extensión lo que la Estanflación significa. Amanecerá y veremos.

* Fuente de las cifras: BCV