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domingo, 21 de febrero de 2010

Preliminares de un "sin Uribe"

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Febrero 21 de 2010

Ha comenzado a hacer un registro interesante en las encuestas el nombre de Juan Manuel Santos. Ya parece que logró su primera meta de campaña: quedarse con el título de heredero natural de Uribe. Pero el Presidente tiene el 46 por ciento de popularidad y Juan Manuel, el 12. Como heredero, una vez se descarte la reelección, es probable que una limitada capacidad de endoso de Uribe le añada automáticamente a Santos alrededor de otro 10 por ciento. Eso lo hace potencialmente dueño del grueso del aparato uribista, pero aún no le pertenece su base popular. Como están las cosas, Santos tiene comprado uno de los dos tiquetes de la primera vuelta. Pero aún no es propietario del de la segunda, porque allí jugarán duro las alianzas y contra él podría armarse un "toconjuan", todos contra Juan Manuel.

Noemí puede llegar a la segunda vuelta si gana la consulta conservadora, pero según las encuestas, Arias sigue dando la batalla contra su desprestigio político. Solo así Noemí aseguraría el respaldo de buena parte de una colectividad disciplinada que le faltó en sus dos candidaturas anteriores, cuando aprendió que se necesita partido para convertir el favoritismo de las encuestas en votos para ganar las elecciones.

A Fajardo, otro posible contendor de Santos en la segunda vuelta, le pasa lo contrario: que no tiene partido. Despreció uno pequeño que habría tenido si se queda con los tres tenores dentro del Partido Verde, y hasta ahora no hay un solo ejemplo en el país de unas elecciones presidenciales que se hayan ganado solamente con opinión. (Eso ni Uribe: llegó apoyado por un sector del Partido Liberal y todo el Conservador). Pero, además, para los colombianos Fajardo sigue siendo una incógnita. De él solo se sabe que es un matemático descontaminado que no está ni con Uribe, ni contra Uribe. Su fenómeno podría terminar convertido en algo semejante a la burbuja inmobiliaria que casi quiebra a Estados Unidos: que se infla y sube, sube, sube, hasta que se revienta porque solo estaba llena de aire. Pero Sergio Fajardo también puede ser capaz una tarde de estas de mostrar alguna sustancia y convertirse en el beneficiario del "toconjuan". Es el que menos resistencias tendría para atraer el apoyo de otros sectores. A Fajardo lo apoyarían sin repugnancia un sector del Partido Liberal, un sector de la izquierda y, desde luego, sus ex socios, los tres tenores, todo lo cual le daría un juego interesante en la segunda vuelta.

De ahí para abajo veo jugadores, pero aún no veo juego. Las encuestas comienzan a reflejar, más lentamente de lo esperado, que Germán Vargas tiene el programa de gobierno más completo y más serio.

El concepto del fair play que ha llevado a los tres tenores a asociarse, a la vez amenaza con diluirlos en una especie de Hugo, Paco y Luis disfrazados de verde, condenados a ser una fuerza menor de esta contienda.

Lo del liberalismo podría terminar siendo una tragedia. Por un puñado de votos que no fue capaz de rechazar, Pardo está quedando preso de las Arleth Casado.

Y finalmente está Gustavo Petro, un excelente candidato de izquierda en un país de centroderecha. Ha sido valiente al desmarcarse de las alas radicales de su partido, pero va rumbo a convertirse en el hombre apropiado en el momento equivocado.

Sin que se conozca aún el fallo sobre la reelección, parece prematuro el escenario del "sin Uribe". Incluso hay quienes insisten en que la Corte estaría cocinando un cinco-cuatro a favor del referendo. Pero que Uribe ya ande pidiéndole al próximo Presidente de Colombia que nos quiera por lo menos la mitad de lo que él nos ha querido, ¿será porque la ve perdida, o será un truco para que nos empiece a aterrar su partida?

¡SE ME OLVIDA! ¿Por qué el Mindefensa Silva Luján le tiene prohibido a Noemí entrevistarse con el general Freddy Padilla? ¿Como de qué podría contagiarlo?

domingo, 31 de enero de 2010

¿Habrá Bogotá después de Samuel?

Maria Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Enero 31 de 2010

A Samuel Moreno hay que reconocerle, a mitad de camino de su administración, cinco logros. La actualización del catastro, el TransMilenio a Soacha, la conexión del sistema en el eje Décima, Caracas y NQS, el rescate de Metrovivienda y si es que logra hacerlo (porque con Samuel hay que hacer esa advertencia), su iniciativa del sistema integrado de transporte. Lo demás, comparado con el legado de sus antecesores, es casi un desastre.

Pero él quiere que en los medios digamos que se inventó la educación pública. Cuando llegó a la alcaldía, ya se atendía gratuitamente a más de 700.000 alumnos. Hoy son 300.000 más, pero eso no significa que se la inventó.

Quiere que digamos que se inventó los comedores comunales. Peñalosa inició el programa con 200.000 desayunos, refrigerios o almuerzos, y al final del gobierno de Lucho ya se entregaban 600.000. Él ha elevado la cifra a 673.000. Muy bien. Pero no se los inventó.

Quiere que digamos que él se inventó la atención nutricional en los jardines infantiles. Cuando llegó, ya se atendía a 41.000 menores de 5 años. Hoy se atiende a 45.000. No se la inventó.

Quiere que digamos que, gracias a él, Bogotá atraviesa en estos momentos un gran prestigio internacional. Imposible que se le deba a él, que está destruyendo las cosas importantes que había. No ha hecho un solo metro cuadrado de espacio público, ni un metro de acera, ni uno de ciclorruta. Por el contrario, les acaba de quitar a los bogotanos un posible parque, que le regaló a la Federación de Fútbol para que entrene la Selección.

¿Habría alguna posibilidad de que el alcalde Bloomberg, de Nueva York, les regalara a los Yankees un pedazo del Central Park? Ha dejado que la ciudad se llene de decenas de miles de vendedores, que se habían retirado con enorme esfuerzo. Y para complacer a Fecode, a Dussán y compañía, se han hecho todos los esfuerzos para sabotear los colegios por concesión, lo único efectivo para mejorar la vida de los más pobres.

Y aunque se le notan las ganas, no se ha atrevido a decir que Bogotá es la ciudad más segura del mundo. De la poca inseguridad que según él queda en la ciudad, no sabe si echarles la culpa a los desplazados o a los reinsertados, porque los revuelve, seguramente porque no los distingue.

Y digamos la verdad. Su plan insignia del metro va rumbo de ser lo que siempre fue: un eslogan de campaña. Esos 24 kilometruchos que planea construir no van a resolver en la ciudad ningún problema que no resuelva TransMilenio. Pero, en cambio, van a dejar a la ciudad absolutamente endeudada y sin posibilidades de hacer una sola troncal más o una vía nueva por 30 años, cuando para que Bogotá siga su rumbo en materia de transporte deberán construirse, según un estudio de los Andes, más de 200 kilómetros adicionales de TransMilenio antes del 2040.

En la 7a. se va a hacer una chambonada, que de TransMilenio no tiene sino el nombre. Solo llegará hasta la 100, lo mismo que el metro (si se hace), sin puentes sobre la 7a. en la 85, la 92 y la 127. Y toda la ciudad, de la 100 al norte y al oriente de la carrera 15, quedará totalmente bloqueada, sin transporte masivo, con trancones cada vez peores... Es un desastre lo que va a ocurrir.

Lo que pasó en la troncal de la Avenida El Dorado fue porque arrancaron la obra con los diseños incompletos. Ahora se muestran sorprendidos de que, en el camino, los Nule se quedaron ilíquidos. Eso lo hubieran descubierto antes, si los controles de la obra no los hubieran limitado a ir a mirar qué estaba pasando cada 3 o 4 meses.

Samuel está empeñado en que en los medios digamos que él se inventó la creación. Si quiere, lo hacemos, para que no haga pucheros y diga que lo queremos tumbar. Pero cuando se vaya, ¡déjenos alguito de Bogotá, Samuel!

¡SE ME OLVIDA! La presidenta Cristina Kirchner es científica. ¡Acaba de descubrir que la carne de cerdo cura la impotencia!

domingo, 24 de enero de 2010

El zarpazo de "Rasguño"

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Enero 24 de 2010

Puede que a casi nadie le interese ya hoy saber en Colombia quién mató a Álvaro Gómez. Pues a mí sí.

Y creo que la versión sobre un crimen de Estado que rindió el ex ministro de Defensa de la época, Fernando Botero Zea, que sirvió para descongelar el proceso que duró en la nevera desde el 2003 hasta el 2009; y la que ahora rinde alias 'Rasguño' desde una cárcel en E.U. luego de un prolongado silencio, por fin quebrado espiritualmente después de meses de estar en "el hueco", nos acerca por primera vez en todos estos años a la verdad.

Desde el primer día, este proceso lo desviaron con todo tipo de maniobras que se fueron derritiendo por su incongruencia probatoria. Pasamos por el "capítulo Sincelejo", en el que se culpó a tres jóvenes campesinos. Dos quedaron libres y un tercero aún permanece preso por un crimen distinto. Luego vino el "capítulo Bogotá", en el que se intentó relacionar el atentado efectuado contra Antonio Cancino, abogado de Samper, con el crimen de Álvaro Gómez. Las sospechas cayeron sobre una banda de atracadores comunes que nada tenían que ver con lo segundo, como quedó demostrado. Luego vino el "capítulo Cazadores", en el que la responsabilidad se desvió hacia un sector militar, y que desembocó en un callejón sin salida.

Del congelador en el que quedó durante las dos últimas fiscalías, el proceso se pudo rescatar gracias a que, por la insistencia de la familia Gómez, en la Fiscalía ya no podían seguir negándose a decretar la recepción del testimonio de Botero. Ni tampoco la del de 'Rasguño', que, por razones inexplicables, después de haber sido ordenada hace un año, apenas pudo efectuarse por fin este enero.

El testimonio de Botero contra el ex presidente Samper y su ministro Serpa hay que mirarlo con beneficio de inventario, por su evidente ánimo retaliatorio. Él asegura que Serpa le comentó, en una de las decenas de visitas que evidentemente le hizo para "calmarlo" en la Escuela de Caballería, donde estaba detenido, que el Gobierno buscaba afanosamente una noticia que desviara la atención sobre el 8.000. Eso no lo niega Serpa. Botero sostiene que hasta le mencionó la posibilidad de cosas como provocar un incidente fronterizo con Venezuela o Nicaragua. Pero de ahí a que Botero pueda suponer con alguna validez que el asesinato de Álvaro Gómez provenía de las cortinas de humo planeadas por el Gobierno, hay un gran trecho.

En cambio, el testimonio de 'Rasguño' es fulminante. ¿Qué dice 'Rasguño'? Que a Álvaro Gómez lo asesinó el cartel del norte del Valle para proteger la permanencia de Ernesto Samper en el poder. Liderado por el 'Hombre del overol', Orlando Henao, a quien los hermanos Rodríguez Orejuela temían más que a Pablo Escobar. Y con la complicidad de un sector de la Policía encabezado por el tenebroso coronel Danilo González, asesinado después por alias 'Pispi' por orden de Diego Montoya (ver El cartel de los sapos). Eso explica por qué en el momento del asesinato, la cuadra de la Universidad Sergio Arboleda estuviera convenientemente trancada hacia la 11 y hacia la 15 por unas motos de la Policía.

Por esos días existían fuertes rumores de un posible golpe de Estado para el que sus gestores estarían tratando de contar con el beneplácito de Gómez. Si eso realmente ocurrió, es evidente que este no les colaboró. Pero, en cambio, en sus últimos días escribió en El Nuevo Siglo tres editoriales de una contundencia moral y jurídica contra el Gobierno, de tal calibre, que fueron suficientes para que todos los interesados se enteraran de que la batalla que emprendía Álvaro Gómez no pararía hasta no ver a Samper fuera del poder, respondiendo por la financiación de su presidencia con dinero del narcotráfico. Que Gómez pudiera lograrlo, nunca se sabrá. Pero unos narcos asentados en el norte del Valle, envenenados de rumores provenientes del propio Palacio, sí podían suponer que ese peligro se corría.

Me parece congruente la versión de 'Rasguño'. Porque cuando uno se mete con los mafiosos y crea con ellos vasos comunicantes tan fuertes, como el de la financiación de una campaña política, entra en el círculo de sus solidaridades de cuerpo que pueden llegar, como posiblemente ocurrió en el caso de Álvaro Gómez, hasta el asesinato a manera de favor. Un favor que se hace, así no se pida.

¡SE ME OLVIDA! Entre la sátira de Jaime Bayly en NTN24 y el triunfo del nuevo presidente chileno, Sebastián Piñera, están haciendo el problema de Chávez deliciosamente soportable.

lunes, 21 de diciembre de 2009

La teoría de "la ratonera"

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 20 de 2009

El país queda en deuda con los magistrados Nilson Pinilla, José Roberto Herrera y Jorge Aníbal Gómez, por el juicioso y minucioso trabajo investigativo de los hechos del Palacio de Justicia, que les tomó cuatro años de su tiempo. Ahí queda como memoria histórica, para que el país ensaye a enfrentarse con sus trágicas verdades.

Pero cuando se intenta, 24 años más tarde, darles una explicación racional a unos hechos absolutamente irracionales, es posible que el informe de la Comisión de la Verdad contenga también conclusiones injustas.

Siempre se dijo, y el informe lo confirma, que hubo vacío de poder presidencial. Pero esa controversia queda abierta. No veo a un humanista, como lo es Belisario Betancur, de casco y de botas, ordenando que el operativo militar de la retoma se hiciera por el flanco izquierdo. ¿No pudo, o no quiso, parar el operativo? Eso no lo responde el informe.

También quiero detenerme en la teoría "de la ratonera". Que es como el informe bautiza la posibilidad de que el Ejército de la época hubiera permitido que se efectuara la toma del Palacio de Justicia a sabiendas de que ella iba a ocurrir, con el objeto de tenderle una celada al M-19, que durante meses lo había humillado con el robo de armamentos, amagos de explosivos contra los batallones e, incluso, atentados contra sus altos oficiales.

El rumor de que el M-19 se iba a tomar el Palacio estaba por todos lados y hasta se tenía una fecha probable de su ocurrencia, el 17 de octubre, que se descachó por pocos días. Lo comentaban los extraditables en las cárceles del país. Entre los magistrados se hacían chistes negros sobre la inminencia del suceso. El alto Gobierno analizó la versión en consejos de seguridad. Los medios divulgaron la existencia del plan. El propio ministro de Defensa de la época, general Vega Uribe, reveló quince días antes en un debate en el Congreso que había recibido un anónimo que detallaba los planes del M-19 y, en consecuencia, se había alertado a las unidades militares, de policía y del DAS sobre esa posible acción violenta, que coincidiría con la visita del presidente Francois Mitterrand al país.

¿Por qué, si la toma estaba tan anunciada, el 6 de noviembre amaneció el Palacio de Justicia vigilado apenas por seis celadores de una empresa privada?

No es la primera vez que una teoría semejante a la de "la ratonera" se esgrime para explicar situaciones que se presentan cuando las amenazas se vuelven catastróficas realidades. Muchas versiones históricas señalan, por ejemplo, que Roosevelt sabía que los japoneses iban a bombardear a Pearl Harbor y que permitió que se arrasara con la armada de su país para tener la disculpa de declararle la guerra al Japón. Más recientemente se presentó con la voladura de las Torres Gemelas, cuando se supo que, meses antes, entre agencias de seguridad de los Estados Unidos se había compartido información acerca de la presencia de expertos en explosivos en territorio norteamericano, y sobre los cursos de piloto que ciudadanos árabes habían tomado antes de abandonarlos sospechosamente quince días después. Ahí también se acusó al presidente Bush de no haber parado el avance de la amenaza de Al Qaeda, para seguirle el rastro completo a todo el complot.

¿Pero será posible, en la misma línea, que los comandantes militares de la época hubieran permitido la toma del Palacio de Justicia y todo su desangre a sabiendas de que ella iba a ocurrir, para luego aniquilar al grueso del M-19 con las facilidades que implicaba tenerlo rodeado en el recinto cerrado de un edificio?

Me niego rotundamente a creer que ese holocausto tenga tan tremenda explicación. Pero, de acuerdo con el informe de la Comisión de la Verdad, no hay ninguna mejor.

¡SE ME OLVIDABA! ¿Claudia Blum seguirá de embajadora de Colombia en las Naciones Unidas? No hay rastros de que sí, ni de que no.

domingo, 29 de noviembre de 2009

¿Inocente o culpable?

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 29 de 2009

Igual de despistada estaba el 18 de agosto del 2007, cuando explotó este escándalo. El asunto pintaba, y lo sigue haciendo, como un 50-50. Y escribí en mi columna de Semana que si Arango Bacci resultaba inocente, quedaría gravemente en entredicho la credibilidad del ministro Santos y del comandante de la Armada, el almirante Barrera, por haber confiado en una información de inteligencia tan chimba. "¡Cuántas cabezas tendrían que rodar por ello!", dije. Pero, si resulta culpable, Arango Bacci no solo quedaría como un inmoral que prefirió botar por la borda el prestigio de la Armada colombiana, sino como "un estúpido por haberse mezclado con la mafia y dejado su huella como prueba". En ese entonces no oculté que por conducto del almirante Barrera había tenido acceso al recibo incriminatorio que contenía la huella supuestamente auténtica de Arango Bacci.

Dos años después, la Corte Suprema me ha llamado a declarar. En un comienzo me negué a hacerlo mediante una carta en la que expresé que lo que sabía del caso era producto del ejercicio de mi trabajo como periodista y que, por consiguiente, me amparaba el secreto profesional. La Corte no me aceptó la excusa alegando que sus preguntas se iban a basar en la columna publicada. Acudí entonces a ratificar lo que había escrito dos años atrás en la revista.

Pero lo que ha sucedido después con mis declaraciones en la Corte es el motivo de esta columna. El almirante Barrera se ha mostrado sorprendido ante algunos círculos por que yo hubiera revelado que, por su conducto, tuve acceso al recibo con la huella. Jamás habría cometido la falta de ética profesional de revelar mi fuente, por la cual me haría matar. Ese reclamo nunca me lo han hecho en 35 años de vida profesional. Tampoco tiene derecho de hacerlo el almirante Barrera, puesto que acudí a él en calidad de instancia institucional, no sometida a reserva alguna, como superior del almirante Arango Bacci. Él solo se limitó a mostrarme el documento, sin emitir un juicio de responsabilidad, pero evidentemente con gran preocupación sobre su eventual autenticidad. Cuando interrogué inmediatamente después al almirante Arango para escribir la columna que menciono atrás, le manifesté mi sorpresa por la existencia de una prueba tan torpe como la huella en un recibo de la mafia. Lo que hice ante la Corte fue ratificar exactamente lo que acabo de explicar.

Por su parte, el abogado del almirante Arango Bacci, el doctor Jaime Granados, ha pretendido convertir mi declaración en la prueba de que contra su defendido se fraguó un complot dirigido por sus superiores. No creo que de la actitud del almirante Barrera de responder el requerimiento profesional de esta periodista pueda deducirse ni lejanamente un ánimo de enlodar la carrera militar del procesado. Él no me buscó. Fui yo quien le pregunté por el recibo.

A ambas partes les voy a solicitar que no manipulen las declaraciones que di ante la Corte. Porque ni he violado la reserva de ninguna fuente, ni lo dicho por mí permite suponer que al almirante Gabriel Arango le tendieron una trampa sus propios superiores.

Ahora: si la huella fue sobrepuesta en el papel, según parece, lo dirá el dictamen judicial. Aunque tengo entendido que esa no es la única prueba que obra en el proceso, lo cual es evidente por la seguridad con la que el embajador de los Estados Unidos ha calificado lo sucedido como un gravísimo caso de narcotráfico.

Lo cierto es que alguien vendió las coordenadas de las rutas de navegación de la Armada colombiana. Ojalá lo descubran. Y lo castiguen ejemplarmente.

¡SE ME OLVIDA! Resumen del apoyo de los Estados Unidos en la crisis con Venezuela: según el Departamento de Estado, que Obama manda a decir que ve a Colombia como un aliado...

lunes, 2 de noviembre de 2009

Respuesta a una pregunta de ascensor

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 1 dde 2009


Le tengo terror a encontrarme en un ascensor con algún conocido que me lance la pregunta típica: ¿y como estás viendo la cosa? Piso 6, 8, 12... ¡y uno va para el 23! La única respuesta posible es: ¿muy enredado todo, no?

Pero en estos días la pregunta de ascensor se ha complicado: Ala, ¿y tú crees que la Corte Constitucional le dé el permiso al referendo? Jaime Castro, ex constituyente, opina que es el asunto más complejo que ha tenido que resolver la Corte en sus 18 años de existencia. Y no le falta razón. Sus magistrados, de entrada, tendrán que examinar los siguientes tres problemitas, que no son de poca monta.

El primero, si el Congreso podía cambiar la redacción del texto del referendo, del 2014 al 2010, con el argumento válido de que la gente dio su firma para lo primero, pero creía estar aprobando lo segundo. Y aunque la lógica indica que el Congreso debe poder introducir cambios en los textos del referendo sometido a su consideración, no lo es tanto que pueda alterar la esencia de lo que el pueblo ha señalado previamente que quiere que se le consulte en las urnas, en este caso la reelección para un cuatrienio concreto.

El segundo problemita es que el reglamento del Congreso prohíbe que un tema que ha sido negado en una cámara sea aprobado en la otra. Eso sucedió con el cambio de la fecha del referendo. Objetivamente, hay dos sentencias contradictorias de la Corte acerca de cómo debe ser interpretada esa prohibición. Veremos cuál se impone.

El tercer punto tiene que ver con los seis representantes de Cambio Radical que se trastearon de partido la víspera de la votación del referendo. Este fue aprobado con una mayoría de escasos dos votos. La Corte podría encontrar que el cambio de partido no les permitía a esos congresistas votar el referendo, contrariando la orden de bancada y desacatando la sanción que la semana anterior les había impuesto el comité de ética de Cambio Radical. La Corte podría resolver que esos seis votos son nulos y, por lo tanto, concluir que el referendo fue aprobado sin tener las mayorías necesarias. Qué grave.

Pienso que con estos tres puntos la Corte Constitucional tiene trabajo de sobra antes de emitir su fallo sobre la constitucionalidad de la ley del referendo. No envidio a sus magistrados. Tendrán que dar la discusión en el marco de la iniciativa popular que antecede a este referendo, y no podrán dejar de considerar el hecho, que pesa mucho, de que finalmente serán los colombianos quienes con su voto decidirán la reelección presidencial, siempre y cuando el "sí" tenga la mayoría, entre un mínimo de siete millones y pico de votos.

Por lo pronto, ante la pregunta de ascensor sobre si uno cree que la Corte va a aprobar el referendo, y mientras llega el piso 23 para botarse uno al corredor, la respuesta solo puede ser una sola: quién sabe...

SE ME OLVIDA. Nunca, en los 34 años que vengo ejerciendo la libertad de expresión en el noble oficio del periodismo, me ha sucedido que un magistrado o un juez objete la publicación de mis opiniones. Quedo notificada de que eso ocurrió hace quince días, cuando cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia, encabezados por su presidente, aprovecharon una visita de cortesía al director de este periódico para quejarse de dos de sus columnistas, Mauricio Vargas y yo, a quienes consideran "quintacolumnistas" de los intereses del Presidente de la República. Ambos hemos sido críticos de recientes decisiones de la Corte, especialmente de la de mantener la interinidad en la Fiscalía. Hasta hoy, emitir ese tipo de críticas ha sido una alternativa libre y legítima en este país. Por lo cual espero que la irrespetuosa descalificación de los magistrados haya sido fruto de un acto de torpeza y no de arrogancia judicial. Sería un campanazo contra el ejercicio de la libertad de prensa en Colombia, de repercusiones nacionales e internacionales.

domingo, 25 de octubre de 2009

Santos, comandante de las AUC

Maria Isabel Rueda

El Tiempo, Bogota

Octubre 25 de 2009


Qué desperdicio tan lamentable el de nuestro aparato judicial. Porque, desde luego, cualquiera que conozca a Pacho Santos sabe que la investigación que se acaba de reabrir, después de estar archivada por insustancial, sobre su condición de comandante en jefe de un frente de las Auc, terminará en un chorro de babas. Eso sí, quién sabe dentro de cuánto tiempo. Por ahora lo enredan actuaciones pasadas en las que lo metió su carácter de eterno niño hiperactivo, incapaz de un acto de malicia. Pero antes de que esto termine se les habrá infligido al país, a los colombianos, al Gobierno y a la persona de Santos un daño nacional e internacional difícilmente reversible.

Les resumo en cortico. Cuando el señor Mancuso relata que, en una reunión, el entonces periodista Pacho Santos le sugirió al paramilitar Carlos Castaño la creación del 'Bloque Capital' de las autodefensas, el propio Santos le pide a la Fiscalía abrirle una investigación. En el proceso, Mancuso se retracta de la gravedad de la conversación, calificándola de "chanza", de "chiste". Alias el 'Alemán' asegura haber estado en una reunión distinta, en la que solo escuchó hablar del "ensuciamiento de la guerra" y de la situación de los secuestrados. Por su parte, 'Jorge 40' se ha negado hasta el día de hoy a dar declaración alguna sobre reuniones semejantes. Ante tan pobre evidencia sobre el papel de Pacho Santos como ideólogo de las autodefensas, el Fiscal ordena archivar la investigación, argumentando como hecho notorio que Santos se reunió con Castaño en su condición de periodista formador de opinión, comprometido con la suerte de los secuestrados.

Apela la decisión del Fiscal el señor Gustavo Gallón, presidente de la Comisión Andina de Juristas. En nombre de las víctimas, toma estrafalariamente partido a favor del victimario, el señor Mancuso, otorgándole toda credibilidad a su primera versión. Aunque el doctor Gallón posa de ser un desinteresado defensor de derechos humanos ante el sistema interamericano de justicia, en el fondo no es sino un abogado litigante más, que cobra porcentaje en dólares sobre las indemnizaciones con las que los tribunales internacionales condenan al Estado colombiano.

¿Quién acepta la apelación? El nuevo vicefiscal interino, doctor Hernando Pareja. Según la revista Cambio, aparece en ese cargo recomendado por la Sala Penal de la Corte para mantener, pensaría alguien más malpensado que yo, la interinidad en la Fiscalía el mayor plazo posible. Al punto de que esos mismos malpensados sostienen que es tal la influencia de la Sala Penal sobre el esquema interino de la actual Fiscalía, que el Fiscal es en realidad el magistrado Francisco Ricaurte, quien detesta al Presidente porque lo culpa de haberlo mandado a requisar como a cualquier particular a la entrada de un acto público. Según Cambio, es muy coincidencial que este Vicefiscal interino acepte la apelación el mismo día en el que se hace evidente que el Presidente no incluirá su nombre, ni el del Fiscal interino, en la terna para elegir Fiscal en propiedad. Para nadie es un secreto que ambos aspiraban.

¿Con base en cuáles argumentos concede el doctor Pareja la apelación? En que falta recibirle la declaración a 'Jorge 40', porque nunca la quiso dar y aunque sea probable que no la dé nunca. Y en que 'don Berna' ha anunciado que tiene algo muy importante que decir, solo ahora que está extraditado, condenado por la justicia norteamericana y odiando al Gobierno de Colombia por la decisión de mandarlo allá a purgar una pena de verdad, en una cárcel de verdad. Alístense: 'don Berna' es capaz de decir cualquier cosa. No tiene nada que perder, y muchas cosas por vengar.

¿Pero quieren oír lo más sorprendente? El vicefiscal interino Pareja acepta abrir el proceso por paramilitarismo contra Francisco Santos, previa advertencia de que "hasta este momento procesal, las particularidades del caso convergen en la demostración de la atipicidad de la conducta atribuida al doctor Santos Calderón" (página 11 de la decisión). Es decir, que aunque no hay ni delito, ni indicio de delito, se desarchiva el proceso de Pacho y se continúa la investigación.

Hoy, el pescuezo del Vicepresidente de Colombia está al arbitrio de lo que unos paramilitares envenenados contra el Gobierno que los extraditó quieran decir en su contra. A diferencia del Presidente, Santos carece de fuero, por lo que, con un solo estornudo, la decisión de un fiscal o un juez podrá mandarlo tras las rejas. Si depende del jurista Gallón, se les otorgará toda la credibilidad a los victimarios y se cobrará una comisión en dólares. Si depende del vicefiscal recomendado por la Corte, buena zurda en el ring de boxeo que tienen armado el presidente y su Sala Penal. Y si depende de la oposición, he aquí un excelente talón de Aquiles de este Gobierno, aunque el que esté de por medio sea el país.

domingo, 18 de octubre de 2009

El ex Presidente presidenciable

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Octubre 18 de 2009


Uno pensaría de entrada que si Álvaro Uribe queda habilitado para reelegirse, nada impedirá que lo haga. Sin embargo, una opinión que publicó este periódico del Secretario Jurídico de la Presidencia me dejó pensando que no necesariamente eso tiene que ser tan automático.

Alguien que ocupa un cargo de jerarquía tan relativa como el secretario Edmundo del Castillo no parecería tener la autonomía suficiente para ir por ahí confesando que no está de acuerdo con la reelección en el 2010, sino con la del 2014. Esa opinión pueden darla sin miedo al regaño un jerarca de la Iglesia como monseñor Pedro Rubiano, o un empresario como Luis Carlos Villegas, o un ex asesor presidencial con suficiente peso en la cola como Fabio Echeverri. Pero viniendo de un subalterno tan subalterno, no hay sino dos opciones: o es una mala persona que quiere dejar su cargo dando un portazo (cosa que no creo), o el secretario jurídico de Uribe está repitiendo algo que ha escuchado en los corredores de Palacio como una posibilidad.

Yo la cogí por ahí. Por la posibilidad de que se lo haya oído decir a alguien, incluso al propio Presidente. Y he venido tejiendo desde entonces un plan B de la reelección. Que consistiría en que, una vez superados los obstáculos de la revisión de la Corte y de la votación del referendo y ya con el permiso de competir en las elecciones presidenciales del 30 de mayo, Uribe se lleve el permiso sin usar y le despeje el camino a alguno de los candidatos uribistas que aspiran a sucederlo.

Pensarán ustedes que la cosa es medio loca. Pero no lo es tanto si analizamos todas las "jarteras" actuales que se ahorra Uribe.

Primero, saltándose un período se ahorraría la casi totalidad de las injurias que le está lanzando la oposición, como la de que es un dictador. Y que intenta tumbar la Constitución del 91 y alterar el equilibrio de los poderes públicos con su segunda reelección inmediata utilizando en su campaña, como Presidente-candidato, privilegios que no tienen los demás contrincantes que no están en ejercicio del poder, como la vitrina gratis en los medios de comunicación que por naturaleza tiene todo gobernante; los dineros públicos para hacer proselitismo, los consejos comunales, el avión presidencial y otras gabelas semejantes, que hacen casi imposible competir electoralmente contra un presidente en ejercicio.

Hasta se ahorraría la incómoda acusación de que, con su ambición, está taponando una oportunidad generacional, frustrando aspiraciones absolutamente legítimas y contemporáneas, como las de Santos y Noemí. Y hasta se ahorraría la incomodidad de doña Lina. Y un nuevo editorial de Bastenier en El País de Madrid.

Si la Presidencia del 2010 la ocupa algún otro uribista, Uribe sería durante cuatro años el poder detrás del trono. Con toda autoridad mantendría su "sirirí" sobre la forma como el nuevo gobierno estaría cuidándole sus obsesiones en materia de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social. Porque, por más independientes que sean Santos o Noemí (suponiendo que en alguno de los dos recaiga la sucesión presidencial del 2010), no lo serán tanto como para marginar a Uribe como consejero influyente y deliberante, con la autoridad que le dará haberse retirado de la Presidencia con un 70 por ciento de popularidad y llevándose entre el bolsillo el permiso de la reelección. Con lo cual adquiriría, a partir del 2010, el poderosísimo estatus indefinido de ex presidente presidenciable, hasta que él quiera mantenerlo.

Es cierto que ese experimento nos cuesta la bobadita de cien mil millones de pesos. Pero, si de todas maneras eso costará el referendo, ¿qué diferencia hace que no sea para la Presidencia de ahora, sino para la de dentro de cuatro años?

Más costoso que eso saldrán los honorarios del siquiatra de los antiuribistas furibundos cuando, a falta de un Uribe, vengan dos, con el que muy posiblemente gobernaría en lugar de él a partir del 2010. Hasta que llegue el 2014, cuando todavía tendrán pendiente... ¡otro gobierno de Álvaro Uribe!

SE ME OLVIDA ¿Alguien les podrá decir a los proveedores de películas de cable que están trayendo al país que los doblajes son detestables y que el buen cine se ve en el idioma original, con letreros?

domingo, 11 de octubre de 2009

Su momento es ahora

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Octubre 11 de 2009

Desde los 18 años, que se sepa, Juan Manuel Santos ha querido ser Presidente de Colombia. Toda su vida política ha consistido en recorrer un laberinto como esos que se ven en los periódicos, entre estrechos caminos que van en distintas direcciones, todos hacia tramos sin salida, menos uno, que es el que lleva a la meta, por lo general situada en el cuadrito de la mitad.

Muchos años duró Juan Manuel haciendo el oso de actuar como presidenciable sin tener un voto. Ni siquiera dos ministerios que ejerció muy bien y que aprovechó para recibir la mayor exposición de medios posible le alcanzaron para sacarlo del margen de error en las encuestas. No despegaba. Y no solo eso: parecía que su destino político no le daba más que para aspirar a la jefatura del Partido Liberal, que, como ha quedado demostrado, era comparable a comprar un pasaje en el Titanic.

Pero, eso sí: tiene una estrella increíble y cae parado. Uribe decidió fundar el partido de 'la U' y Juan Manuel quedó al mando de carambola, porque Peñalosa no aceptó. En las elecciones parlamentarias siguientes, 'la U' quedó por encima, no solo del Partido Liberal, sino del Conservador y de Cambio Radical. Ese fue el momento más determinante de su carrera política. Lo catapultó como jefe y adquirió carta blanca para pedirle a Uribe el ministerio que quisiera. Escogió el de Defensa, que ejerció espectacularmente bien, a pesar de los falsos positivos. Después de más de 15 años de esfuerzos más o menos inútiles, por fin se ganó la gratitud de los colombianos y quedó colocado como primera opción presidencial, si no hay Uribe.

Hoy está en el último tramo de su laberinto. Tiene la meta ahí. La está viendo. La está tocando. Casi se ha quedado sin contendores en el uribismo, pues Arias podría no recuperarse del golpe de Agro, Ingreso Seguro y Noemí navega con dificultad en la incoherencia política de sus últimos zigzagueos. Pero le queda Uribe, atravesado en su camino hacia el cuadrito feliz.

Hay un momento para todo en la vida. En la política es tan frágil y tan efímero ese momento, que pasó como un soplo la oportunidad de Noemí cuando casi derrota a Pastrana y a Serpa. Y la de Peñalosa cuando pudo haber saltado de la Alcaldía de Bogotá a la Presidencia.

Pueden ser tan breves esos momentos estelares, que, al poco tiempo de salir del ministerio y de ausentarse unas semanas del país, Juan Manuel bajó siete puntos en las encuestas. Si eso pasó en dos meses, nadie puede garantizar que siga siendo la primera opción si le toca esperar cuatro años más a que termine el tercer período de Uribe. Para ese entonces habrá nuevos líderes, nuevas situaciones en el escenario nacional, que permiten anticipar un hecho inevitable: el ajedrez político de hoy, en el que podría ganar Santos, no será el mismo del 2014. Y en él no tiene ninguna seguridad de volver a estar tan cerca de la meta en su laberinto. Ni siquiera si en un nuevo gobierno de Uribe vuelve y juega como Ministro del Interior o Canciller, o como embajador en Washington.

Por lo pronto, él describe su situación como la de un deportista con pie enyesado. Inteligentemente se dedicará a recorrer (así de cojo) el país, defendiendo a los candidatos de 'la U' en las elecciones parlamentarias y consolidando sus vínculos con la clase política, los que por cierto tiene muy buenos, a pesar de nunca haber sido ni parlamentario ni elegido jamás para alguna dignidad.

El momento de Juan Manuel es ahora. Y en su situación, hasta sor Teresa de Calcuta estaría rezando todas las noches para que la Corte Constitucional tumbe la reelección.

Lo importante es que Juan Manuel rece con la veladora apagada, para que no se le note.

¡SE ME OLVIDA! Dice un amigo cachaco, con el típico humor bogotano, que los colombianos nunca habían estado tan asustados como cuando se rumoró que monseñor Darío Castrillón podía ser Papa y Piedad Córdoba, Nobel de Paz.

domingo, 4 de octubre de 2009

¿Se debe quedar o se debe ir?

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Octubre 4 de 2009

César Gaviria tuvo entre sus posibilidades la de llevar una tranquila vida de exitoso galerista en Nueva York. Pero regresó a lo que sabe hacer y le gusta, que es la política, cuando sintió que su partido necesitaba un timonazo salvador. Y ahora maneja su propia encrucijada del alma: ¿se debe quedar o se debe ir derrotado de la jefatura de la colectividad después de los resultados electorales?

Ni el analista más original puede concluir que al Partido Liberal le fue bien hace ocho días. Tuvo un millón y medio de votos menos que en su último conteo electoral. Rafael Pardo, el candidato ganador, sacó menos votos de los que obtuvo en la consulta interna de hace cuatro años, cuando perdió frente a Serpa. Y, tal como están las cosas, no es Petro el que puede terminar arrimándose a Pardo en una consulta interpartidista, sino Pardo a Petro: según las encuestas, todo indica que el candidato del Polo está en camino de convertirse en el jefe de la oposición.

El liberalismo unido venía de perder las elecciones por primera vez en 30 años por culpa de Samper. Y luego Uribe las ganó y ocurrió una de dos cosas. O el Partido Liberal se volvió de oposición porque Uribe lo abandonó, o Uribe lo abandonó porque el partido se le volvió de oposición. Resolver cuál de esas cosas fue la que pasó es más difícil que saber si fue primero el huevo o la gallina. Gaviria pudo haber corregido esta divergencia o ahondarla y radicalizarla. Hizo lo segundo. Y el liberalismo se volvió el peor enemigo de un Presidente de origen liberal.

En el camino, Gaviria abandonó su naturaleza de ser el hombre más controlado del mundo. Terminó tratando a Uribe con palabras como "dictador" y acusándolo de querer acabar con la Constitución del 91.

Como consecuencia del resultado de las elecciones del domingo, los sectores liberales no afectos al ex presidente liberal han salido a cobrar su cabeza. Y, aunque tiene el cuero duro, durísimo, Gaviria puede no estar pasándola bien, cosa que yo lamento. Me habría gustado que se ahorrara este mal rato porque lo estimo y lo admiro. En la vida ha coronado con éxito sus principales empresas. Fue uno de los mejores estudiantes de los Andes, uno de los mejores ministros de Gobierno y de Hacienda que ha tenido el país, uno de los mejores presidentes de Colombia y uno de los mejores secretarios de la OEA, de lo que es prueba no haber dejado morir el organismo cuando lo recibió menguado y desprestigiado y lograr ponerlo a jugar un papel clave en la política de Venezuela y de Perú.

A Rafael Pardo le conviene que Gaviria se quede. Al mantenerse divididas las responsabilidades de jefe y candidato, se ahorra la jartera de hacer las listas al Congreso, y los que queden bravos, que son casi todos, se descargarán contra Gaviria. Por lo demás, ni la presencia de este incomoda a Pardo, ni es posible que ninguna de las decisiones que tome Pardo incomode a aquel.

Pero, así como a Pardo le conviene que se quede, ¿será que a Gaviria también le conviene quedarse?

Hoy en Colombia está rota, quizás para siempre, la tradición de que no éramos sino liberales o conservadores. El liberalismo ya no es el primer partido, ni siquiera el segundo. Puede hasta ser el tercero.

Así las cosas, a Gaviria parecería que le va igual de mal si se va o se queda. Aunque quizás sea mejor que por ahora se quede y le ayude a Pardo. Y mientras encuentra un momento menos malo para irse.

Todavía puede completar la labor que interrumpió para regresar a tomar las riendas de su colectividad, cuando iba rumbo a convertirse en uno de los mejores ex presidentes que ha tenido Colombia.

¡SE ME OLVIDA! Lo dijo en el nuevo programa de José Gabriel: ¿por qué el presidente Uribe, cuando se sintió enfermo a su regreso de Bariloche, sintió unas ganas irreprimibles de pedirle perdón a Piedad?

domingo, 27 de septiembre de 2009

La Corte impone Fiscal

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Septiembre 27 de 2009

¿Alguna empresa privada de este país, o del mundo, contrataría a un gerente que se confiesa incapaz de fijar políticas a largo plazo, conformar un buen equipo y hacerse respetar de sus subalternos?

No se asombren: un gerente con esas limitaciones es actualmente quien está actuando en interinidad como Fiscal de Colombia, por decisión de la Corte Suprema de Justicia. Y para que quede claro qué significa que el país tenga un Fiscal interino, que lo explique el actual Fiscal interino, Guillermo Mendoza Diago, como lo hizo hace ocho días en una entrevista en este mismo periódico. En ella confesó su "imposibilidad para diseñar políticas a largo plazo y la dificultad para escoger a un buen equipo de apoyo". Y para que quede aún más claro, añadió: "Lamentablemente, esa transitoriedad genera un poco de disminución de la autoridad... porque habrá funcionarios que pueden entender que no deben responderle a un funcionario así". ¿La Corte habrá leído esas declaraciones?

Para alegrarse de esta situación o justificarla no es suficiente con ser antiuribista. Se necesita, además, algo enfermizo como que ese sentimiento haya carcomido el respeto por la institucionalidad para que alguien prefiera que todos nos vayamos al diablo, con tal de arrinconar al presidente Uribe.

La Corte ha usado la disculpa de una terna no viable para sacarse un clavo y para vengar las grabaciones ilegales de las que ha sido víctima. Pero ha dejado abiertos grandes interrogantes sobre sus motivaciones políticas.

El Presidente podría modificar la terna en un acto de grandeza. Aunque eso fuera lo conveniente, por ahora su orgullo se lo impide. Y no es lo que corresponde. La Constitución no dice que la Corte pueda rechazar unos candidatos porque cumplen solamente los requisitos mínimos legales, sin llegar a ser unos portentos. Al menos alguno de los tres es totalmente elegible, aunque no llene otros adornos, como los de ser penalista o antiuribista.

Me pregunto dónde andan metidos magistrados de altos quilates intelectuales y morales de la prestigiosa Sala Civil de la Corte, como los doctores Arrubla, Nemen, López Villegas, Solarte, llenos de criterio jurídico y don de gentes, para hacer reflexionar a sus colegas sobre esta situación de incertidumbre institucional que se ha creado. No solo con la negativa de considerar la terna del Presidente, sino con la muy discutible encomienda que le han hecho a Mendoza Diago de convertirse en un Fiscal interino: encargar al Vicefiscal solo lo permite la Constitución para fallas temporales o definitivas del Fiscal en propiedad, que no es el caso, porque el período de Iguarán venció hace dos meses. ¿Dónde dice que la Corte puede mantener un Fiscal interino, que lo será indefinidamente si no le llega una terna que le guste?

Pero, mientras aplaude un sector de la opinión y la Corte saborea su envalentonamiento antiinstitucional e inconstitucional, ahora agravado con su decisión de abrirle investigación al Procurador, yo quiero que quede claro lo siguiente:

La actual Fiscalía, en su interinidad, en sus confesas limitaciones para fijar políticas anticriminales de largo plazo, en sus dificultades para rodearse de un buen equipo y garantizar el respeto y obediencia de los actuales fiscales hacia un jefe indefinidamente interino, esta Fiscalía, maniatada para reprimir y sancionar en plena capacidad el delito como consecuencia de una inaudita situación de interinidad, es responsabilidad total de la Corte Suprema de Justicia. De ella y de nadie más.

Por si quedan dudas cuando repasemos la historia, y aunque las responsabilidades individuales de sus magistrados se diluyan en una irresponsabilidad colectiva.

¡SE ME OLVIDA! El prestigio de Larry King como entrevistador existió hasta que entrevistó al presidente venezolano, Hugo Chávez.