lunes, 24 de noviembre de 2008

Todo tiene un límite…

Por: Jaime Restrepo Vásquez. Director de Atrabilioso.

Los representantes del partido Demócrata, con su nuevo Presidente abordo, han demostrado que no tienen el menor interés de aprobar el TLC con Colombia.

Además de los desplantes, de recibir las versiones sesgadas de un solo sector –que además tiene evidentes y oscuros intereses en obstaculizar la gestión del Gobierno- y de utilizar a Colombia para favorecer sus las conveniencias; los Demócratas han vapuleado la dignidad y los intereses de nuestra nación.

Seguir insistiendo en el TLC con mayores presiones de cabildeo y serviles rendiciones de cuentas - a quien de paso sea dicho, no las tiene que solicitar- resulta casi insultante para un país que ha ofrendado la seguridad, la tranquilidad y la vida de miles de sus nacionales en aras de proteger a los viciosos estadounidenses.

Por esa demanda de estupefacientes, miles de hectáreas de buena tierra han sido dedicadas a cultivos ilícitos, en lugar de producir alimentos y bienestar para los colombianos. Gracias a los consumidores de droga, muchos de ellos norteamericanos, miles y miles de familias han tomado la decisión de sembrar coca, amapola y marihuana. Es más: por el dinero de esos adictos, amplios sectores del territorio nacional se han sumergido en la barbarie de la violencia.

Sin embargo, a pesar de la responsabilidad de los Estados Unidos, su pueblo incluido, en algunas de las desgracias colombianas, a la hora de asumir su cuota miran para otro lado y exigen con una doble moral que aterra.

Colombia no puede aceptar que la lealtad y el sacrificio sean recompensados con el maltrato al que nos han sometido políticos como Nancy Pelosi, Al Gore y el mismo Barack Obama. Por el contrario: es hora de mirar a otras latitudes, de ampliar la cartera de clientes que requieren de los productos colombianos y que están dispuestos a recibirlos sin tantos abusos. Hay millones y millones de compradores que quieren y necesitan de nuestros productos y que no padecen de la conveniente miopía del partido Demócrata.

Si los nuevos dueños de la política norteamericana están dispuestos a solo mantener las preferencias arancelarias, que así sea, pues lo cierto es que resulta innecesario el desgaste económico y político que acarrea la indecisión de los Demócratas, sobre todo con mercados más amplios y en expansión a los que podrían llegar nuestros productos.

Esos países que saldrán mejor librados de la crisis económica mundial deberían ser el objetivo estratégico de las políticas colombianas en materia de comercio internacional. Naturalmente es más fácil seguirle el juego humillante a Barack Obama y a su combo proteccionista, pero lo fácil generalmente no es lo mejor, ni lo más prudente.

Llegó la hora de un pronunciamiento del Presidente, con una fecha límite: si el TLC no es aprobado el 30 de noviembre de 2008 por el congreso norteamericano, Colombia desistirá del Tratado, dejando a Estados Unidos sin su único socio estratégico en la región: si Obama cree que Hugo Chávez, Evo Morales o Rafael Correa son aliados potenciales de su país, habría que decirle que su torpe análisis deja mucho que desear y que se perdió la platica que invirtieron sus padres en Harvard Law School.

Ver como aliados a los más acérrimos antiimperialistas, es decir, a los más entusiastas antiamericanos, es poner en peligro el “patio trasero” norteamericano y entregarlo en bandeja de plata a sectores que buscan posicionarse en una zona geoestratégica vital para la seguridad de los Estados Unidos… Hezbolah, Irán, Rusia y otros se deben frotar las manos de solo pensar en la estupidez de la obamamanía: tratar con guantes de seda a los enemigos y despreciar a los aliados.

La fórmula para Colombia es clara: aprovechar las preferencias arancelarias estadounidenses como una oportunidad temporal que permita gestionar la apertura de nuevos mercados en Asia. Al mismo tiempo, en el frente interno, apresurar la actualización de la desvencijada infraestructura nacional y trabajar en el fortalecimiento competitivo de las empresas colombianas.

Nuestro país ha dado muestras de compromiso con temas sensibles como los Derechos Humanos. Sin embargo esas demostraciones han sido despreciadas por los oportunistas políticos que solo atienden, como idiotas útiles, a personajes sesgados y comprometidos con la violencia, como Piedad Córdoba y Gustavo Petro… ¡Allá ellos si les dan más credibilidad!
Debate Nacional
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