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lunes, 22 de febrero de 2010

Víctimas del terrorismo

Darío Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Febrero 22 de 2010

Los seis asesinados en San José de Apartadó claman justicia como un crimen infame de unos inocentes. Otra cosa, lo dije en su momento, es la manipulación política que se ha tratado de orquestar a nivel internacional para condenar sin previo juicio a algunos militares. Es obvio que este grupo lo hace con fines electorales. Porque la justicia si lo es, no tiene un solo enfoque de los hechos sino que debe enmarcar estos bajo aquello que los produjo y que los causó. Y en el marco general de una guerra, como recuerda George Orwell, el autor de “1984”, un crimen cometido por un grupo de izquierda no es un asesinato político, sino un crimen que debe ser juzgado como tal. De no hacerlo no habría equidad a la hora de enjuiciar los más de 30.000 asesinatos de los Paras. La justicia no puede ser convertida en un valor relativo donde se deja por fuera las razones de las víctimas.

Si el Consejo de Estado reconoce a Iván Cepeda $1.000 millones por el hecho de que el Estado descuidó la seguridad de su padre Manuel Cepeda, miembro del Comité Central del Partido Comunista, en guerra entonces con la llamadas AUC, como también lo dije en su momento, este Consejo de Estado debe reparar con esa misma cifra a cada una de las víctimas de la masacre de “La Chinita”, en Apartadó, perpetrado por las FARC. Esa guerra sucia produjo sucesivas matanzas de trabajadores bananeros que eran bajados de los buses, maniatados y rematados a tiros. Alias ‘Karina’ sabe perfectamente de estas masacres porque participó en ellas y hoy debería ayudar a hacer luces sobre estos crímenes que además contaron con la complicidad de algunos grupos políticos.

Bajar de un bus, como igualmente lo denuncié en su momento, a una campesina y fusilarla porque era novia de un soldado fue otro de los innumerables crímenes de las FARC que contó con el sospechoso silencio de los llamados movimientos de Derechos de la Mujer. La celebración en Madrid del encuentro de las víctimas del terrorismo de Al Qaeda, ETA y las FARC, como los principales grupos terroristas en el mundo ha servido para llamar la atención sobre aquellos que fueron asesinados bajo circunstancias de extrema violencia por parte de estos desalmados. Las fotografías del niño primera víctima de la ETA, la publicación de un libro con el recuento de cada uno de estos crímenes, dejan al descubierto la presencia de viudas, huérfanos, amigos estupefactos que no lograran entender el porqué de estos crímenes cobijados bajo supuestas razones de orden patriótico o reivindicación social.

No deja de ser indicativo en Colombia que el concepto de victima siga siendo manipulado por quienes quieren mirar la violencia únicamente desde los horrendos crimines de los paramilitares pero tratando de que se olvide esta historia de horror del terrorismo político de la guerrilla. La tergiversación que adrede se hace de los hechos conduce a una deformación de la justicia y a una degradación del lenguaje.

Politizar lo que debería ser una convocatoria general a la reflexión sobre la violencia, es impedir que podamos acceder al arrepentimiento y al perdón desde las razones de la justicia que busque el entendimiento y proponga la fraternidad desde una libertad recuperada y entendida como tarea de emancipación frente al terror.

¿Sin valores civiles y sin reconocer nuestras fatales caídas, cómo podríamos enfrenta algo tan espantoso como la nueva violencia que sacude hoy a nuestra sociedad? Una justicia parcializada solo puede conducir a lo peor, y lo peor, miremos las alucinantes cifras de crímenes en Medellín, el asedio a Caucasia, los asesinatos semanales de las Farc antes del show de la entrega de los soldados, supone el vértigo de violencia detrás del cual se encuentra no un enemigo político sino una mentalidad criminal que no ha conocido nunca la mano de la justicia por su gran poder económico. ¿Una justicia que desconoce el concepto universal de terrorismo?



¿Las víctimas enfocadas bajo una óptica política y no humana? Hoy Colombia es el tercer país más amenazado por el terrorismo, según el informe de este encuentro de víctimas del terrorismo en España. ¿Se habrán dado cuenta de esto algunos de nuestros llamados jueces de paz?

lunes, 8 de febrero de 2010

Payasadas latinoamericanas

Darío Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Febrero 8 de 2010

El comandante Chávez ha confirmado que oficiales cubanos se integrarán a las filas del ejército venezolano, no como asesores sino como militares regulares. Sabemos que la insulsa OEA no llamará a una reunión extraordinaria para estudiar la gravedad de este caso, donde Chávez, enloquecido, quiere jugarse las últimas cartas de la acción represiva sabiendo que ninguna entidad continental o la ONU, o el canciller Moratinos, le llamarán la atención ya que además va a intervenir las redes de Internet, los blogs a través de los cuales la oposición ha ido minando su imagen, mostrando la verdadera realidad de Venezuela.

Como al cerrar distintos medios de información no ha recibido ningún llamado de atención, ni de parte de la Unión Europea, ni de parte de Obama, Chávez va a proseguir este proceso de arrasamiento total de las libertades y balcanización del territorio para convertirlo en un centro de conflicto. ¿Qué es entonces lo que permite esta impunidad sin que ninguna voz civilizada se decida a ponerle coto a este abuso? ¿Sin que nadie apoye a la oposición? ¿Es el petróleo lo que lleva a Obama a silenciarse frente a estos atropellos? ¿ Es el gas de Repsol lo que lleva a la cancillería española a un silencio cómplice? Creo que Obama considera que el retroceso democrático de nuestras sociedades, vapuleadas además por el narcotráfico, no constituye un foco de peligro y ante estas payasadas tropicales – como la de la señora Kirchner, que aconseja comer carne de cerdo para no comprar viagra, mientras su riqueza aumenta sin cesar – no hay porqué preocuparse, tal como sucede con la mayoría de los países africanos. Lo insólito es que esta actitud la acaba de tomar frente a la Unión Europea.

Esta situación nos lleva a una necesaria pregunta: ¿Pasó de moda, entonces, la lucha por la libertad y la tolerancia? ¿Pero no es este el lema que arguyen para estar militarmente en Afganistán y Yemen? Recuerdo la actitud sumisa del gobierno francés frente al dictador africano Bokassa, hasta que se descubrió que no solo se divertía asesinando a sus opositores sino que llegó en repetidas ocasiones al canibalismo. A Sarkozy le debemos la libertad de Granda, el de las Farc, para que continuara haciendo de las suyas. ¿De cuál democracia hablamos si hoy solamente imperan los objetivos económicos?

¿Desaparecieron los principios de la cultura occidental, el legado de la Ilustración?

Un cronista español narró lo que hace poco sucedió en una sesión de la OEA donde chavistas, orteguistas, correistas, moralistas, kirchneristas, o sea el ALBA en pleno furor, llevaban horas enteras despotricando contra el imperialismo norteamericano, al cual atribuían, una vez más, la causa de todos nuestros males, ignorancia, miseria, atraso. Sin embargo, Ortega acaba de comprar en Nicaragua el canal que le hacía oposición. Una vez más, entonces, los lugares comunes que esta izquierda, a lo largo de más de 60 años, para lavarse las manos ante su ineptitud a la hora de hacer nuevas propuestas para redimir del atraso a las sociedades, ha convertido en argumento desgastado. Pues bien, luego de estos juegos pirotécnicos, el nuevo representante de Panamá, un hombre serio y lleno de humor, remató esta pachanga recordándoles aquello que sucede cuando un hombre de extrema derecha, otro de derecha y un izquierdoso, descubren que su esposa les ha sido infiel: el de ultraderecha reacciona sacándola a patadas de la casa, el de derechas le pide que se confiese y arrepienta, y el izquierdoso, recordó irónicamente el representante panameño, ¿saben qué hace? Se va a la embajada norteamericana y la agarra a piedra.

lunes, 4 de enero de 2010

El crimen político

Darío Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Enero 4 de 2010

El Polo se aísla al demostrar tras cada crimen de las Farc que es una organización política absolutamente burocratizada y para la cual, paradójicamente, lo que menos interesa son los problemas sociales, los derechos humanos, ya que una ideología que parte de y va hacia un concepto totalitario no tiene interés en lo ético que es el espacio definitorio del ser humano responsable. Solicitar a las Farc que aclaren si ellos fueron los asesinos del Gobernador del Caquetá es una estrategia que ya utilizaron con el crimen de los diputados del Valle y lo han repetido tras cada nuevo crimen de los guerrilleros de Cano, lo hicieron de manera brillante creando confusión en el ataque terrorista al club “El Nogal”. Este montaje tiene un objetivo: crear ambigüedad ante la monstruosidad de los hechos, disolver la imputación ante la opinión pública dejando tranquila la conciencia de sus concejales, diputados, representantes a la Cámara y al Congreso y, sobre todo, a la llamada “progresía” intelectual.

Un discurso político que busca la confianza de sus electores no puede caer una y otra vez en la repetición de una retórica cuya fachada lingüística no es otra cosa que la demostración de su incapacidad para enfrentar la verdad de sus contradicciones, el hecho de haber caído en manos de la línea más dura, o sea, la armada, capaz hoy de convertir cínicamente el asesinato de civiles en un argumento de guerra, sin darse cuenta de que a estas alturas es ya imposible detener lo que cayó en el vértigo del terror y la insania. Las Farc incendian un bus y matan a seis pasajeros, entre ellos dos niños, y ¿qué han dicho al respecto los 120 intelectuales por la paz? No he leído ningún poema, ningún historiador se ha pronunciado, ninguna organización colombo africana ha dicho nada al respecto.

Andrei Zhdanov fue el funcionario de Stalin que concibió e impuso el llamado “realismo socialista” como estilo a seguir ciegamente por quienes quisieran ser calificados de escritores revolucionarios. Lo primero que niega este realismo es el concepto de individuo ya que lo que prima es el concepto retórico de pueblo, de masa trabajadora. El intelectual que insistiera en la noción de individuo, de subjetividad, era calificado inmediatamente de disidente y eliminado. Se escribe como se vive y quien para no pensar se acomoda a lo que dice y dicta la organización estará desempeñando el triste papel de asalariado de este totalitarismo político. No pronunciarse personalmente sobre un atropello sino esperar a que el Partido se pronuncie al respecto es renunciar a la búsqueda de la verdad para vivir entre estas verdades abstractas.

Cuando ha desaparecido el escrúpulo moral lo que viene a continuación es el conformismo que ha caracterizado desde entonces a una burocracia que sustituyó al pueblo, al proletariado real por una retórica mediática. Abdicar de la independencia intelectual es una catástrofe del lenguaje. ¿Con quién voy a dialogar si no hay un interlocutor para discrepar? Esta es la desaparición no sólo de lo político sino, repito, del lenguaje. Porque el crimen político crea un imposible moral que anula aquello que justifica la existencia de las palabras y hace que la literatura deje de ser una expectativa, que la poesía, tal como hicieron los nazis, desaparezca como mediadora entre el anhelo y lo intangible que supone toda esperanza que posibilita el diálogo.

martes, 1 de diciembre de 2009

Oposición y ética

Darío Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Noviembre 30 de 2009

Lo que en términos taurinos llamamos una espantá, fue lo que se produjo por parte de la oposición el día que se debió sancionar al Ministro de Agricultura a causa de las fundamentadas acusaciones que esa oposición le había hecho. Lo primero que los simples ciudadanos debieron pensar es que esta ausencia se debió al hecho de que todos tenían rabo de paja y por lo tanto podrían pasar de acusadores a acusados. Recordemos con Marcusse que el sistema crea sus propios anticuerpos y lo que parece una oposición puede fácilmente convertirse en una bufonada que en lugar de cuestionar, termina por ser asimilada por los acusados y por el poder que los cobija.

Recordemos en lo que terminaron las asonadas juveniles de los años 60-70, violencia gratuita, liberaciones despiadadas, caídas en la trampa mortal de la droga y una generación que acabó en la caricatura de la rebeldía. A juzgar por lo que estamos viendo en este caso el sistema no ha necesitado de la rebelión estudiantil, de una izquierda doctrinaria, pues como ya lo han señalado con lúcida objetividad Ulrich Beck y Zygman Bauman, el consumismo se ha encargado de eliminar en esa oposición lo que define una verdadera protesta: su alcance ético. Recordemos igualmente como el arribismo ha ido convirtiendo al Partido Liberal en una simple maquinaria burocrática alejada de los grandes debates de la vida nacional.

Cada semana las Farc asesinan niños y ancianos, pero como para esta izquierda el concepto de terrorismo es un concepto burgués, han terminado por precipitarse en la anomia moral y, devorados por su propia terminología, conducidos a un callejón sin salida tal como ha sucedido con Piedad Córdoba, con Iván Cepeda, con el Polo.

Quien carece de la debida preparación intelectual para afrontar las encrucijadas a que conduce la vida política, termina por caer en la perversión ética, pues carece de la autocrítica para evitar caer en el dogmatismo, deslizarse de la democracia al totalitarismo. Esta ética define el sentido de justicia de Rawls, de Sartoris, de Bobio, o sea de un liberalismo recuperado en su papel civilizador. La restauración moral de la república que tanto obsesionó a Gaitán no era otra cosa que la recuperación ante la barbarie de los principios y responsabilidades ante la civilización. El espectáculo que en este caso dio vergonzosamente el Congreso es la demostración de que los partidos políticos dejaron de cumplir con su tarea democrática para caer en la trampa del oportunismo electoral. ¿Se trata de propiciar el espacio de la democracia, o solamente desplegar estrategias electorales? ¿Lo importante es devolverle al Partido Liberal sus principios históricos, sus responsabilidades ante la comunidad o el de hacer pactos a ciegas con grupos de una propuesta totalitaria?

“El que quiera ocuparse de política, pero especialmente el político profesional debe ser consciente de las paradojas éticas y de la responsabilidad que contrae por efecto de éstas, ya que entran en relación con las potencias diabólicas que se agazapan detrás de toda violencia”. Esta definición de Max Weber pone de presente que en la política no hay inocencia y que la ignorancia conduce a los grandes pecados éticos frente a los ciudadanos. ¿No se ha dado cuenta el ex presidente Samper de que su falta de juicio dictada por la amargura y el rencor lo está conduciendo hacia una figura jurídica que se llama “traición a la patria”?

lunes, 5 de octubre de 2009

Rebeldes y revolucionarios

Darío Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Octubre 5 de 2009

Escuché la perorata de Fernando Vallejo agradeciendo el Honoris Causa que la Universidad Nacional le otorgó, y, me llamó poderosamente la atención que en medio de sus ya desgastados exabruptos se refiriera al soñado país de la “decencia y la honorabilidad “. ¿Pueden ustedes imaginarse a un rebelde como Rimbaud cuya proclama, “primero hay que cambiar la vida” se afirmó como una voluntad de modernidad y cuya adolescencia fue bajar hasta el fondo de la indecencia para mostrar, precisamente, la hipocresía de los “decentes” y de los “honorables”, se imaginan, repito, regresando mansamente a las “buenas costumbres”? La decencia y la honorabilidad fueron colocadas como virtudes supremas en lo que se denominó desde el siglo XIX sociedad pequeño-burguesa. El estudio de Erich Fromm sobre el amor en la sociedad comercial ilustra con agudeza este mundo plúmbeo donde el cumplimiento del deber señala las características de este tipo de decencia y honorabilidad.

El lenguaje coloca astutamente trampas a quienes desconocen sus alcances al poner de presente la falacia de los falsos rebeldes –ya que únicamente en el lenguaje está la libertad, la emancipación- y este es el caso de Carlos Gaviria cuando aparece en su campaña electoral pronunciándose contra quienes reclutan jóvenes para la guerra como si esto fuera un simple empleo. Gaviria olvida que el mayor reclutador de jóvenes y niños para llevarlos a la muerte, son las Farc. Su actitud crítica aparece como insólita ya que jamás Gaviria se ha atrevido a denunciar a esta organización criminal. O ¿fue el publicista quien le jugó esta mala pasada?

¿Lo irán a demandar las Farc por este error de logística electoral? Igualmente Gaviria vuelve a reclamar lo que Vallejo en actitud de hijo sumiso solicita: volver a la honorabilidad.

Recordemos a Aquilino Villegas cuando dijo que, “en Colombia la decencia es conservadora”, ya que los “demás” serían la plebe, los sin linaje, los excluidos, los negros. Actitud típica de quienes de salida se consideran buenos, honestos y por eso mismo se constituyen en un club exclusivo de figuras celestiales.

Sabemos, sin embargo, que la bondad se demuestra, que la honorabilidad se pone a prueba en cada circunstancia, que los llamados ciudadanos probos son quienes recurren con más frecuencia a los llamados delitos de cuello blanco, y que, sin la modestia, la humildad, no se darían los caminos que hacen propicio el conocimiento verdadero, la bondad que brota siempre del respeto hacia la tarea cumplida silenciosamente desde los más nobles oficios. El “hay primero que cambiar la vida” implica la ardua tarea moral de crear un lenguaje que rescate la fraternidad, que destierre la suspicacia. Las rebeldías comerciales, los oportunismos políticos envejecen de inmediato así como sus protagonistas.

Que el talento de Vallejo se dilapide convertido en un cuenta chistes para un público que busca distracción y no compromisos éticos es algo lamentable. Cioran, al referirse a los intelectuales de éxito, los tildó de “Dostoievski con chequera”. La parábola moral de Carlos Gaviria es más melancólica en la medida en que, deslumbrado por el espejismo de un protagonismo político, abjuró del humanismo y se dejó manipular del ala más terrible del Partido Comunista, que lo ha utilizado para infiltrarse de nuevo en el aparato político.

En su caso, referirse a la pérdida de la memoria es hacerlo sobre alguien que fue un brillante catedrático defensor del Estado de Derecho, de la tolerancia y de repente sufrió un ataque de amnesia que lo llevó a desconocer la historia, o sea a los cientos de miles de masacrados con el supuesto fin de instaurar una dictadura del proletariado por parte de lo que más condenó o sea un proyecto totalitario. Creo que son temas estos, que tendrá tiempo de repasar en su retiro.

lunes, 31 de agosto de 2009

Frente a los medios

Por Dario Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Agosto 31 de 2009

Chávez enumera la lista de atropellos de soldados norteamericanos en territorio colombiano, lee el mismo texto que Piedad Córdoba leyó en el Congreso, y que leyó igualmente Jorge Enrique Robledo en este mismo recinto. El noticiero dominical de tv agrega a esta lectura un diabólico montaje, pues sobre la voz en off de Chávez va mostrando imágenes de archivo de tropas norteamericanas disparando, marchando agresivamente; la imagen de cientos de paracaidistas cayendo sobre un país extranjero, cierra este montaje donde el desprevenido espectador que las ve en su hogar, queda temblando ante lo que le espera. ¿No constituye esto una manipulación subliminal, expresamente prohibida? ¿No es ésta una clara demostración de propaganda política y no de información objetiva?

Durante el golpe de Estado en Honduras un canal colombiano internacional, a medida que daba detalles del golpe desde la calles de Tegucigalpa contraponía a través de las horas, no una serie de reflexiones propias sino que mostraba la imagen de Chávez amenazando con invadir Honduras, denunciando al imperialismo norteamericano, incitando a la rebelión, a amenazar con el envió de tropas venezolanas para sacar del poder a Micheletti. Fue toda una demostración de terrorismo que este canal permitió y siguió permitiendo, pues Chávez es la estrella para este periodismo colombiano que poco informa sobre la otra realidad del pueblo venezolano.

Si como decía don Bartolomé Mostaza, “titular en un periódico es ya opinar”, cuando uno revisa atentamente la gran prensa colombiana se encuentra con titulares que en nada corresponden al contenido de la noticia. Hace algunos años estos titulares se caracterizaban por su defensa de las Farc y en ese entonces se habló no de infiltrados sino de jóvenes redactores que vivían su ardor revolucionario.

Desde la llegada a la Presidencia de Álvaro Uribe y a pesar de que cada semana las Farc cometen una nueva atrocidad, la utilización de este tipo de titulares es más clara, pues mediante la confusión convierten estos atropellos en una simple noticia. De este modo la desinformación va creciendo y alcanza niveles tan altos y peligrosos como los que llegó a alcanzar durante las conversaciones del Caguán.

La respuesta de Jaime Dussán, director del Polo Democrático, a la pregunta sobre las relaciones de esta agrupación con Chávez, fue inmediata al señalar que quienes tenían esas relaciones eran los medios de comunicación que cada día permiten que Chávez dé a conocer- gratuitamente, agrego yo- sus idearios. Y esto es cierto y plantea directamente a los demócratas algo que Vicente Verdú clasificaría dentro de lo que él llama “capitalismo funerario”, ese tipo de capitalismo para el cual nada cuentan los ideales de una nación amenazada por el totalitarismo sino el problema de ventas y de audiencia. ¿Quién es aquí el responsable del enfoque político de estos noticieros? ¿No está Telesur operando abiertamente a través de ciertos canales colombianos?

Si para referirnos a la delincuencia sicarial hablamos de una pérdida de valores, sucede que, como falta de responsabilidad ética, de ahora en adelante habrá que pedirle cuentas a este capitalismo con su responsabilidad frente a los valores de la democracia. ¿Qué le podemos pedir a una Comisión Nacional de Televisión, solo atenta a las ganancias económicas y ajena a la salvaguardia de los valores sociales? Una sociedad tiene el derecho a defenderse de todo aquello que pone en peligro su estabilidad, y por lo tanto debe recordar la responsabilidad que atañe a cada medio de comunicación en lo que respecta a la defensa de unos valores políticos, pues la sanción en este caso nada tiene que ver con lo que llamamos censura.

lunes, 3 de agosto de 2009

El ministro Moratinos

Por Dario Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Agosto 3 de 2009

Moratinos, el ministro de Relaciones Exteriores de España, llegó a Venezuela a respaldar a los empresarios españoles despojados impunemente de sus propiedades por la “revolución bolivariana”. Debió esperar más de hora y media a que el gobierno venezolano decidiera quiénes lo iban a recibir. Naturalmente no estaban presentes los empresarios venezolanos en lucha abierta para que la empresa privada no sea engullida por la dialéctica revolucionaria y sí estaban presentes algunos empresarios españoles despojados de sus haciendas, empresas, hoteles. La minoría ha sido indemnizada pero los empresarios medios, que lucharon toda su vida por sacar adelante sus pequeñas empresas, no han recibido un solo centavo de indemnización. Moratinos, quien acababa de ser duramente criticado por haberse presentado en Gibraltar ante las autoridades inglesas, en lo que se consideró un acto del irrespeto al honor español, y quien viajó a Guinea Ecuatorial a saludar a Obiang, un peligroso y desalmado criminal que lleva décadas martirizando a su pueblo y que convirtió este territorio en el paso libre de las redes internacionales del narcotráfico, Moratinos, siempre recordado por su inusitado fervor hacia Arafat, viajó a Venezuela, a, presuntamente, decirle a Chávez que no continuara atizando la situación de Honduras.

Según informaciones, Moratinos llamó personalmente a Zelaya y le prometió que en corto tiempo lo restituiría en la presidencia de su país. Al llegar a Caracas Moratinos fue enfático al decir que “su deseo es que España pueda acompañar a Venezuela en el profundo cambio que vive”. Si recordamos que fue Moratinos quien, inflamado de fervor revolucionario prometió vender a Chávez corbetas, aviones, armamento, lo que desató una glamorosa protesta internacional, vemos que Moratinos, entonces, no ha logrado apagar de su pecho revolucionario el deseo de ser partícipe de esas “profundas transformaciones” con lo cual ha justificado ante la opinión mundial que está de acuerdo con “esta revolución” que acaba de cerrar 200 emisoras, que prosigue su proceso para eliminar la empresa privada y que con Evo, Correa y Ortega quiere, tal como se evidenció en Honduras, prender el fuego de la revolución andina en el resto del continente, con una “transición” hacia algo condenado por la conciencia democrática, como es la desaparición de la empresa privada a manos de un Estado totalitario. ¿Por qué Moratinos no ha alentado a los miles de desplazados por la crueldad de Obiang a regresar para restaurar la democracia en ese país?


Desde el comienzo de este proceso, ideólogos como Larrea y Rodríguez Chacín, como el estalinismo colombiano partieron del papel fundamental que en este proceso debían tener las Farc. Las declaraciones del Mono Jojoy ilustran claramente este propósito de abrirse, finalmente, en un movimiento político. Hace unos meses el presidente Uribe visitó España y tal como lo denunciaron algunos columnistas, la acogida del gobierno socialista fue más que fría. A pesar de que en contra de los argumentos del chavismo en Colombia opera la libertad de prensa y a pesar de que el Grupo Prisa y el Grupo Planeta dominan hoy la mayor parte de los llamados grandes medios de comunicación y que la inversión española es muy alta. Pero lo más importante: por el concepto de socialismo que representa Moratinos –y soy testigo personal de esto- ha corrido mucha agua desde aquel izquierdismo de los años 60, admirador de Castro y hoy de Chávez y dispuesto a descalificar a sus contrarios tachándolos de fascistas, que es lo que al parecer en ciertos círculos del gobierno español se utiliza para calificar íntimamente al presidente Uribe.


Lo que necesitamos saber es entonces la verdad sobre este extraño encuentro que supondría el alinderamiento del gobierno español en una dirección política, que tanto en Latinoamérica como en el mundo, la izquierda democrática ha condenado abiertamente.

lunes, 8 de junio de 2009

Ley e intercambio humanitario

Por Dario Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Junio 8 de 2009

Desde qué Iván Cepeda y Piedad Córdoba hicieron pública la carta de los “intelectuales por la paz", ¿cuántos colombianos han sido asesinados cada semana por este movimiento armado? El intento de secuestro de los concejales de Garzón con el asesinato de un policía y un soldado, y del portero del Concejo, señala que sus estrategias ya están fuera de cualquier consideración política, que sería lo que podría justificar un diálogo entre esos intelectuales y las Farc.

Y no hay un elemento político porque tal como sucedió en España con la Eta, al insistir ésta en el terrorismo hizo imposible cualquier tipo de diálogo, pues se dialoga cuando se han creado las condiciones legales para hacerlo por parte de quienes deben responder por sus crímenes.

El estupor, el dolor de la joven viuda del militar asesinado invalida de raíz cualquier posible justificación a este escandaloso atropello contra el ser humano. El llamado diálogo en medio de la guerra causó durante el régimen de Pastrana el asesinato de 25.000 colombianos por las Farc. ¿Por qué debe repetirse este terrible error? Esto que vivimos supone la presencia de la memoria en su verdadera dimensión: ésta es su función ante el crimen y estas son las verdaderas víctimas. No debemos olvidar algo de lo cual hemos sido sus testigos, algo que nos compromete moralmente a no olvidar antes de que las consabidas asociaciones por el intercambio humanitario conviertan la memoria en retórica de ocasión.


Avanzar en un diálogo supone haber colocado sobre la mesa de discusión el memorando que contiene aquello que incrimina a quienes deben responder sobre temas decisivos en una sociedad civilizada, como el secuestro, la acción armada permanente sobre la población, sobre lo que supone la droga y el tráfico internacional de ésta.


¿Cuántas cartas ha respondido Cano y cuál ha sido el contenido de estas cartas? Se supone que tan distinguido grupo de intelectuales, haciendo honor a las responsabilidades éticas que este calificativo comporta, han tenido en cuenta los principios inalienables que un intelectual defiende en su búsqueda de la verdad y de justicia para las víctimas reales. Esta tarea consiste en pasar de la consigna, de la paranoia antiuribista para situarse en medio de un espacio objetivo dentro del cual no hay retroceso posible ni cabe ya la presencia de la mentira. Si las Farc parten del hecho de que son ajenas a la ley que reglamentan toda relación humana, toda sociedad, si su ética no se fundamenta en su relación con los otros, lo que conduciría a la tolerancia, sino, en una ciega obediencia a la acción armada ¿cómo establecer entonces un diálogo entre la barbarie y el Derecho, frente a la norma jurídica civilizadora?


“La indulgencia pero no la ceguera", tal como lo calificó un pensador español, ya que el error del Caguán consistió en colocar como portavoces de la sociedad civil a un grupo de personajes que terminaron sufriendo el síndrome de Estocolmo. Creer que un tribunal internacional de justicia va a desconocer el hecho de que cada crimen debe ser castigado en “aras de la paz" es una estudiada y premeditada ingenuidad que no va a fructificar porque tarde o temprano la Farcpolítica y sus cómplices serán castigados con la energía con que se ha castigado a los protagonistas de la Parapolítica. Lo que olvidó el grupo que intentó boicotear el Encuentro Internacional de Victimas es que, no es el presidente Uribe quien se niega al intercambio humanitario, sino la Ley universal que existe antes y después de Uribe.

lunes, 16 de febrero de 2009

Sin la paz

Por Darío Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Febrero 16 de 2009

 

Al grupo de intelectuales que una vez producida la matanza de los diputados del Valle se les ocurrió convocar a la firma de un manifiesto condenando la “horrible matanza que había hecho el ejército”, hoy, después de las declaraciones de Sigifredo López detallando la manera brutal como las Farc los asesinó con premeditada alevosía, ¿qué camino van a tomar estos intelectuales? Yo entiendo que quienes se dedican al periodismo vivan permanentemente ocupados sin contar con el tiempo necesario para reflexionar sobre los que está pasando y sobre todo para hacer algo que para el columnista, el cronista, es fundamental, tener memoria de los hechos, de los protagonistas de éstos, ya que sin esta es imposible atar cabos, descubrir la manera como se manipula una noticia para olvidar a los verdaderos responsables y disimular la dimensión del atropello.

Esta semana las Farc hicieron una masacre al asesinar a 18 indígenas en el departamento de Nariño, incluyendo además los atentados en Cali, el asesinato de varios policías. Aquí tenemos que recordar que cada vez que las Farc anuncian el comienzo de un posible diálogo para establecer un intercambio humanitario, lo primero que hacían para “mostrar poder militar” era arrasar pueblos enteros, asesinar a civiles y soldados y secuestrar enloquecidamente. Jamás escribió “Voz Proletaria” una condena de esta práctica criminal, ni los intelectuales del partido Comunista tampoco condenaron esta violencia sórdida contra inocentes campesinos. 

¿Cuánto tiempo ha debido pasar para que el ELN reconociera su autoría en la masacre de Machuca? Ninguno de los duros dirigentes del ELN ha pedido perdón a las familias víctimas de esta masacre. O sea que no se ha cumplido la premisa sin la cual es imposible pensar en iniciar con ellos un proceso hacia la paz. Quizás uno de los acontecimientos más importantes en el siglo XX fue el perdón que directamente hizo a judíos y musulmanes, Juan Pablo II a nombre de la Iglesia Católica. 

Imaginar al homo politicus es devolvernos a la visión de un ser mediatizado por la actividad política, desgajado de todo escrúpulo moral a nombre de conceptos abstractos. La idea de que el fin justifica los medios ha conducido a la barbarie no solo bajo el concepto de la revolución marxista sino también en un capitalismo ciego como el que condujo a la actual crisis económica mundial. La crisis de la política es la crisis del político concebido como un ser cegado por sus estrechos intereses. 

La nueva perspectiva que se ha abierto en el mundo nos permite juzgar por igual metodologías y procedimientos que fueron confundidos con la ley y la justicia cuando no eran más que simulacros de éstas.

El diálogo sobre la paz empezaría por la condena abierta de la violencia como supuesto argumento político. Nadie puede escribir poemas sobre algo abstracto donde lo humano es solo un pretexto y no el punto de partida para la construcción de un nuevo humanismo. No podemos avanzar hacia ese objetivo colocándonos unas viseras que nos impiden ver lo que está sucediendo a los lados.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Memorias de guerrillero

Por: Dario Ruiz Gómez

Al leer las memorias de León Valencia en el ELN, yo esperaba que, como el politólogo a que aspira ser, me resolviera preguntas como éstas: ¿Debido a qué, dirigentes como los Vázquez Castaño, comenzaron, en medio de la locura, a fusilar a los mejores representantes de ese movimiento, como Lara Parada, Jaime Arenas, Julio César Cortez?
Cuando Marx se refiere al revolucionario absoluto agudamente describe a éste como quien comenzó destruyendo la sociedad burguesa y continúa sin darse cuenta de que ya no tiene nada que destruir pero sigue matando. La selva los aísla, un marxismo tomado como religión y no como una metodología para desvelar la realidad, convierte a estos revolucionarios en insanos mesías de una secta laica que lucha por “reivindicar a los pobres”.
¿En qué momento estas perturbaciones mentales dejaron de ser políticas para volverse patologías de psicóticos, paranoicos que fusilaban hasta la sombra?

Un proyecto político no puede separar el entusiasmo de la autocritica permanente, tal como Marx lo indica cuando se pasa de la guerrilla al bandolerismo. Otros interrogantes: ¿Dónde están presentes los habitantes de estas regiones a quienes retóricamente se quería dar voz? Jamás ni las Farc ni el Epl, ni el Eln plantearon el problema del otro, todos han asesinado sin ningún escrúpulo a cientos de dirigentes indígenas.
Este desligue de la realidad y el seguimiento ciego de teorías inventadas, pues la versión que de Marx hace el Eln no es más que retórica, demuestra pues ya un problema insoluble. ¿Por qué el Eln, de claro origen universitario, llega a caer en los más feroces extremos asesinando a destajo a ciudadanos campesinos, secuestrados? Una práctica característica del Eln consistió en asesinar a sus rehenes en el momento de ser entregados a su familia.
Pero hay más, grupos como el “Pedro León Arboleda” en el Oriente Antioqueño se dedicaron a ejecutar terribles matanzas sin sentido alguno, a la práctica desaforada del secuestro. Recordemos las orgias de sangre que durante años repitieron en La Unión, Rionegro, Carmen de Viboral. ¿Quién responderá por estas víctimas? ¿Cómo olvidar lo que se llamó “pelear durante años y años contra un tubo”?
Los cientos de asesinados en la región de Coveñas, los fusilamientos irracionales de vacas, las grandes demostraciones de ferocidad en los Santanderes? Recuerdo la grandeza del ex ministro Argelino Durán, quien se negó a seguir comiendo hasta morir como protesta contra los criminales que lo plagiaron.
¿Qué médico del Eln y a causa de qué le sacó el hígado al anciano? Aquí se confirma la dirección en una política guerrillera basada en el asesinato de la población civil, en el terrorismo. León Valencia debería contestarnos estos interrogantes, ubicarnos esas fosas comunes. Esto es lo que un politólogo debe responder en el momento de enfrentar su pasado inmediato, el porqué se cayó en esta insania terrible cuyas víctimas deben ser igualmente reparadas como las de los paramilitares. El enfoque que condujo a Regys Debrais a denunciar lo que se esconde detrás de estos proyectos de barbarie, que como sabemos condujo a un sector de la iglesia católica a apoyarlos y luego a tratar de ocultar sus crímenes.
El politólogo por lo tanto debió referirse a lo que supuso la deformación perversa de un proyecto político que pudo ser justificado en su momento. León Valencia escribe las memorias de un muchacho lleno de rabia ante la injusticia social y se dedica a relatarnos en un desabrido estilo sus itinerarios personales, su vida en la guerrilla y lo hace con la moral del buen militante, olvidando que una cosa es la inteligencia crítica y otra las buenas intenciones.
Valencia logra percibir que con la caída del muro de Berlín, el socialismo se ha derrumbado y lo hizo porque no creó una sociedad humana sino una tiranía de terror y de muerte. ¿No es esto lo que han hecho los distintos grupos guerrilleros en Colombia? ¿De quién salió la propuesta de sembrar de minas los caminos, las cercanías de las escuelas e iglesias matando diariamente a inocentes? Patología del rencor del falso revolucionario. No lloro por la muerte del guerrillero que mata la policía cuando iba a entregarles a otros conmilitantes una máquina de guerra.
Lloro cada día por las madres y niños que vuelan destrozados por las minas, lloro por los campesinos que siguen siendo exterminados con una ferocidad impresionante. Lloro por la toma de Saiza durante la segunda masacre a esta población, por cuenta del EPL y las Farc. O sea que para el verdadero historiador no es el recuento de fechas, de lugares y personajes, no es la memoria personalizada lo que cuenta, sino, aquello que está detrás de estos personajes siniestros y sus decisiones acerca de la vida de la población civil a nombre de una utopía corrupta.