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martes, 23 de febrero de 2010

¿Se rindió Globovisión?

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Febrero 23 de 2010


La salida de Alberto Federico Ravell de la dirección del canal de noticias Globovisión es un golpe noble contra la libertad de expresión y deja abierta una profunda incertidumbre con respecto al último bastión del periodismo libre en el ámbito audiovisual.

Al parecer, las reiteradas presiones del gobierno revolucionario aflojaron los esfínteres de algunos directivos, que piensan más en los negocios que en la suerte futura de la nación. Se dejaron tentar por la propuesta del abominable hombre de Miraflores, quien no soporta la valiente línea editorial que desenmascara los múltiples desmanes que cometen Hugo Chávez y su séquito de saqueadores del erario público.

Los dos comunicados del canal, reafirmando su carácter de decidido defensor de los principios democráticos, son dramáticamente escuetos con un sesgo de miedo en una redacción con poco arrojo para abrirle esperanzas a la gente. Seguramente quien escribió la declaración a la opinión pública lo hizo con la mente confusa por el momento en donde las oscuras manos del gobierno estiran la cuerda. El oculto tinterillo del régimen se mueve en la trastienda de la miseria humana. Para la gestión revolucionaria, Alberto Federico Ravell era un adversario temible que desnudaba las flaquezas del gobierno. Su temple atizado en el yunque de una familia dedicada con denuedo a luchar por los valores democráticos lo hacían una pieza insobornable. Un luchador contra todos aquellos bandoleros que creen que sus desventuras merecen la perennidad del bronce.

La salida del polémico hombre de medios es la victoria de los maleantes que, encabezados por la inefable Lina Ron, destrozaron en numerosas oportunidades la sede del canal. Es la rendición ante los numerosos recursos amañados que están en los tribunales en la búsqueda del cierre definitivo, son incontables las veces en que la justicia podrida del chavismo movió sus tentáculos para socavar las bases de sustentación económica de Globovisión. Los abultados maletines descansan felices en las manos de los malandros de cuello rojo. Ahora podrán robar conciencias sin correr el riesgo de ser descubiertos.

Al parecer, esos encuentros oscuros de la presión al límite hicieron que algunos bajaran la guardia, quizás en desmedro de la mayoría de los venezolanos que los sintoniza como una vía para lograr cierto equilibrio.

El ciudadano común debe estar alerta. Si observamos un subrepticio cambio en la denominada línea editorial ya entenderíamos que los colmillos de Drácula infectaron la sangre del pensamiento libre. Si el rostro de Hugo Chávez y sus múltiples artimañas comienzan a robarle espacio a la denuncia contundente, estaremos escribiendo el boceto triste de la renuncia a la vida. Asimismo, si caen en temas triviales de contenido zonzo, ya sabremos que la maquinaria del gobierno tomó por asalto a la única rendija que se ofrece en la parrilla televisiva. Presentar nimiedades mientras el país se muere en las calles, hacerse el loco y divertirse con el perdón oficial, es traicionar a la patria. Quizás hasta lleguen unas cuñas de esas que presentan al gobierno con la fuerza de un huracán.

Ojalá que mantengan la dignidad de estar al lado del pueblo. No se merecía Alberto Federico Ravell ser colocado entre la espada y la pared. Que sus amigos se diriman entre él y la cobardía debe ser frustrante. Venezuela es más importante que venderse al mejor postor. Es preferible vivir con dignidad, que lograr cierta estabilidad con aquellos que subyugan la patria.

martes, 9 de febrero de 2010

El Imperio contraataca

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Febrero 9 de 2010

Thomas Shannon, el más importante funcionario diplomático de Estados Unidos en Brasil, ya despacha desde la moderna sede de la embajada norteamericana de ese país, ubicada en Avenida das Nações Quadra 801 de la capital amazónica.

La llegada del reconocido personaje estuvo signada por una verdadera muestra de gran simpatía por parte del gobierno socialista de Luiz Inácio Lula da Silva. Antes de ser juramentado, pasó revista a una parada militar, hecho nunca antes visto en este tipo de actos, generalmente administrativos. Una muestra del gobierno de Lula de querer transformarse en el eje de las políticas entre Washington y sus relaciones con el Hemisferio. Mover a semejante personaje desde sus cómodas oficinas de la capital estadounidense es una distinción que hace Obama al gobierno de un hombre al que reconoce como un estadista de gran talante democrático. Además, indica que desde el Departamento de Estado comienzan a leer el giro hacía la derecha que están dando muchos países, dejando en soledad al combo atorrante de Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua; con un sigiloso Rafael Correa que anda con ganas de sacudirse al tabardillo que representa Hugo Chávez, para su progresión como estadista de mediana categoría.

Después de ejercer la subsecretaría para Asuntos Hemisféricos, Thomas Shannon recibe el buen pro del gobierno de Barack Obama, para que, desde las trincheras del país más importante de América Latina, logre penetrar a densos sectores del continente que ven a Estados Unidos como el responsable de sus penurias. Un vuelco significativo hacia un territorio de muchas contradicciones y confusiones políticas. Que, sin embargo, siempre ha resultado terreno fértil para la ilusión de los aventureros que se escudan en las patrañas del socialismo miserable. Culpar a los demás de nuestras desdichas siempre ha sido un potente ardid de administraciones incapaces y corruptas como la venezolana.

Esta confluencia en Brasil presenta grandes lecturas. El gigante del sur anhela convertirse en una potencia mundial a corto plazo. Las visitas de Lula a los centros de poder más importantes, con propuestas en los ámbitos económico y social, apuntan hacía la conquista de mercados, tecnologías y desarrollo de empresas mixtas, con especial énfasis en áreas tan sensibles como hidrocarburos, electricidad y recursos hídricos; el fortalecimiento de la agricultura como base del despegue hacia el infinito de las naciones del primer mundo. Son puntales que mira Brasil con el cristal de un potencial que se pierde de vista.

El deslinde de Brasil está en marcha. La izquierda nostálgica, encanecida en consignas de bombas e irrupciones a la buena fe de los pobres. Sigue reuniéndose en el foro de Sao Pablo, para soñar con el asalto final, que se retrasa como el viejo tranvía obsoleto del siglo XIX. El gobierno brasileño a veces se mira en el ombligo con aquellos ancianos guerrilleros del romancero infantil. Lo hace casi con el ceremonial de recordar que todo ese fetiche marxista es incontinencia de gallinazos. Mirarse en el espejo de los fracasados adoradores del imposible, para entender que se perdió el tiempo en migajas revolucionarias que se derrocharon cuando la juventud cruzaba el umbral de la vida de un soñador Lula.

Thomas Shannon viene a poner el ojo en el gatillo. Desde Brasil observará más de cerca el acontecer regional, teniendo especial interés en lo que pasa en Venezuela. La terrible situación será vista con la precisión de un halcón de Washington. Este personaje es de mayor peligro que las supuestas bases militares en Colombia. Sus armas en vuelo, su enorme capacidad profesional, la experiencia en la toma de decisiones lo hacen el hombre indicado para socavar al comunismo en el continente y acompañar a Brasil en el transito hacía la meca del capitalismo.

sábado, 23 de enero de 2010

Aprended de Chile

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Enero 23 de 2010

El ascenso del reconocido empresario Sebastián Piñera a la presidencia de Chile deja una profunda claridad en el horizonte de la democracia en el continente, si bien la concertación logró avances espectaculares en todos los órdenes, dándoles a sus conciudadanos estándares de vida similares al de naciones del primer mundo. El deseo de buscar nuevos caminos para el progreso hizo que la oferta del sagaz hombre de negocios se impusiera por sobre un circunspecto y muchas veces inconmovible Eduardo Frei Ruiz-Tagle. No pudo el ex presidente demócrata cristiano conectarse con ese inteligente elector chileno que asume a Michelle Bachellet y a Ricardo Lagos como sus estandartes, con gran volumen de respaldo social, que sin embargo no se adhirieron a la plataforma que ambos motivaron con gran desprendimiento personal y político. El abanderado del oficialismo jamás penetró densos sectores que lo notaban demasiado anquilosado en sus discursos. Con la dosis de un témpano que pocas veces rompió su molde de hombre carente de algún rictus de alegría.

Gana la derecha y la nación chilena se empina hacia el progreso. No hubo las escaramuzas y trampas que vivimos en Venezuela. Allá no existe un CNE delincuencial, que se presta para salvaguardar los sueños imperecederos de Hugo Chávez y su camarilla de secuaces malintencionados y saqueadores del erario público. Los debates estuvieron marcados por un gran vigor democrático, nadie agredió a su contrincante con expresiones vulgares propias de porteros de burdeles o de animadas parrandas en las riberas de un río. La magnitud del debate se sostenía sobre la base de un Chile con un nivel de vida espectacular que, sin embargo, tiene algunas áreas en dónde mejorar.


El viejo velo de la muerte y los desaparecidos, propio de la horripilante época de la dictadura de Augusto Pinochet, es un recuerdo que no reabre la herida. Las profundas llagas del dolor fueron sanadas con la útil y apropiada medicina que conjuga libertad democrática con el avance en los derechos de los más necesitados. Los pobres reciben ayuda permanente, mientras el empresario es visto como un aliado eficaz y no como el enemigo.

Un equipo que juega en la misma dirección y que hace de Chile una república admirada y respetada en el mundo. Que no se deja embaucar por doctrinas que pregonan estupideces, que fueron dejadas de lado por todos aquellos pueblos que saben que sólo el trabajo en libertad, con fuerte apoyo y respeto de todos los sectores, puede traer el crecimiento económico.

La estrella solitaria ondea en La Moneda. Las antiguas heridas se ofrecen al sol de Santiago con sus caminos restañados. No pudo la encorvada muerte perpetuar el dolor, envenenar el porvenir. Los disparos se quedaron incrustados en el friso marmóreo del olvido.

martes, 15 de diciembre de 2009

Piel de chacal

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 15 de 2009


Lanza agónicos aullidos desde el fondo de sus desdichas. Detrás del oscuro pelaje se esconde el hombre y sus miedos escalofriantes. En la exaltación del criminal universal se expresan claramente los graves problemas de conducta que ofrece el ciudadano encargado de regir los destinos de la nación.

El vestuario de Hugo Chávez está lleno de disfraces. Cada personaje tiene una historia en su piel de imitador. Se desdobla para buscar emular el coraje que tuvieron otros, que a pesar de sus ideas retorcidas, las defendieron con la sangre ardiente de unos testículos bien puestos. Él, cuando fue protagonista estelar, huyó hasta el último rincón del Museo Militar, dejando a sus subordinados con la encomienda de defender los principios de quien salió corriendo. Las piernas temblorosas y el lloriqueo incesante pincelando los terribles misterios del baño como guarida.

Ahora quiere justificar la performance de un asesino. Carlos Ilich Ramírez Sánchez representa un ícono para el terrorismo internacional. Sus múltiples acciones acabaron con la vida de muchos inocentes en nombre de la lucha palestina. Hugo Chávez reclama que El Chacal fue injustamente atrapado por la policía francesa, quienes con gran habilidad lo capturaron en la ciudad de Taif. Justo cuando regresaba a recuperarse de una intervención quirúrgica practicada en el hospital general de Jartum. La operación fue una obra maestra del espionaje. Carlos Ilich Ramírez Sánchez fue seducido por una hermosa mujer que resultó ser una agente del servicio secreto francés, quien lo hizo caer de manera inocente. Lo metieron en una bolsa de polietileno y de allí, en jet privado, rumbo a Paris.

Con su disfraz de lobo hambriento, Hugo Chávez quiere aparentar el coraje del que carece. Llega hasta el paroxismo de ensalzar las acciones de todo aquel que delinque contra la vida. Ama a los señores de la muerte y justifica cualquier acción en contra de aquel que piensa distinto. En su evangelio del demonio persigue de manera inmisericorde cualquier signo de libertad que enfrente su desenfrenada carrera hacia el comunismo. Su admiración por los asesinos es escatológica, una fascinación que lo hace gozarse en los funestos episodios que estigmatizaron a sus elegidos. Se adhiere a sus acciones, y hasta trata de justificar las actividades de estos creando su propia versión de los hechos. ¿Hasta dónde la turbación mental y el resentimiento social pueden hacen que Hugo Chávez se comporte como un vulgar delirante?

El guardarropa 'full' de trajes para plagiar. La barba de Fidel en la mesita de noche. Una boina roja con una pintura de un sonriente Ernesto Guevara. El armario con finos acabados ingleses tiene trajes de corte asiático para calcar el pálido rostro del presidente chino Hu Jintao Las gavetas están llenas de identidades de diversos países. Como se sabe, el presidente cree que nació en cada rincón en donde exista un terrorista. Los chacales buscan la protección monetaria de quien afila sus colmillos en menoscabo de la humanidad entera. Hugo Chávez siente que todos los sueños subyugantes que emanan de la pira socialista se inspiran en su mundo de relámpagos y truenos.

Piel de chacal para aullar como lobo rapaz. Su valentía está en entredicho, en donde nadie discute su habilidad como depredador, es asaltando los dineros públicos. Sus dentelladas son históricas, despedazando el suculento manjar que emana de la renta petrolera. ¡Pobrecita Venezuela, en dónde hemos caído!

viernes, 27 de noviembre de 2009

Las dos caras de Chávez

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 27 de 2009

Qué complejo es su mundo de sombras. Dice algo en la mañana y lo desbarata en la noche. Revela todo un plan para arrasar con el enemigo, y horas después, se pliega ante este sin el menor rubor.

Hugo Chávez es un personaje estelar para la psiquiatría. Sus evasiones hacia la irrealidad les servirían a los más encumbrados científicos para descubrir las distintas fases de personalidad que sufre un hombre en el poder. Gruesos volúmenes se llenarían con sus fantasías de película. Sus fieles focas cargadas de sumisión y delito se ríen de escuchar tanta payasada. Otros, más inteligentes, lo observan con lástima, saben que en cualquier momento se acabará el festín. Que tendrán que pagar por los incontables daños causados a la patria. Su mayor anhelo es que el magnate de Miraflores pueda sortear sus dificultades psicológicas, para ellos seguir teniendo la posibilidad de amasar mayor fortuna.

Sus ideas son el revés de la lógica. Representan el desquicio propio de cerebros empantanados por la suave cuajada de los gusanos verdes del Kalajari. El veneno va penetrando hasta convertirlos en aeropuerto de moscas gigantescas. La irracionalidad haciendo coro en el planeta de los cuerdos.

¿En qué momento perdió la sindéresis? No lo sabemos. En sus ratos de lucidez hace chistes y viabiliza circunstancias que cree que rompen los paradigmas. En el fondo es un individuo con múltiples temores. Esas demostraciones de hercúlea manifestación del prototipo del hombre inquebrantable son un muestrario de desórdenes de personalidad, que lo hacen pasar del circo a la neurosis obsesiva.

Dos caras. El anverso y el reverso en una misma mente. Una especie de hombre equilibrado, y el monstruo dispuesto a destruir lo que la lógica impone. Por eso vemos que algunas veces se presenta mistificando al amor, y en otras, sus brazos son filosas espadas que buscan despedazar al adversario. Una cruenta lucha libra en su corazón ¿Quién se impondrá? El duro acontecer de su batalla interna lo deja exhausto, pusilánime; con pocos argumentos para volver al conflicto. Allí surge alguna fantasiosa enfermedad para salvarlo de la verdad infinita.

Es sumamente interesante el caso presidencial. Sigmund Freud hubiera muerto feliz de haberlo tenido entre sus pacientes. Su visita a los Estados Unidos en 1909, quien en compañía de Sandor Ferenczi y Carl Jung fue a recibir un reconocimiento de la Universidad de Massachussets, habría tenido mayor éxito si Hugo Chávez hubiera nacido en aquella época. Imagínense. Los centros de estudios atestados de médicos, estudiantes, periodistas y curiosos; esperando la presentación de un hombre que se cree el salvador del planeta. Toda una celebridad para la investigación científica.

¿Hasta dónde puede llegar un hombre trastornado? Sus desvaríos pueden causar risa o lástima, son dos ingredientes que forman parte de la difusa personalidad de mucho mandatario.

En Venezuela seguimos en la lucha. Nuestra democracia libra una dura batalla. Al final, la razón se impondrá.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Chávez y su muro en la cabeza

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 11 de 2009

El Muro de Berlín expiró hace veinte años. El portentoso hormigón no podía seguir resistiéndose ante el maravilloso embate de la libertad. Infructuosamente, quiso hacerse eterno, pero sus corroídas bases terminaron por sucumbir. La alegría de todos los pueblos se hizo noticia de primera plana. Sólo gobiernos tiránicos, con el ropaje de dinosaurios, mantuvieron extraño silencio. Pensaron que aquel despertar democrático contaba con la mágica llave capaz de abrir sus múltiples cárceles llenas de ciudadanos inocentes. En Cuba, lloriquearon como viudas arrepentidas al saber que su ícono del comunismo internacional se desvanecía entre los furiosos martillazos de un pueblo sometido por la barbarie.

Ahora, el inefable Hugo Chávez pretende construir otro muro. Su escueta capacidad de discernimiento lo conecta con el pasado. Las transformaciones sociales y el crecimiento de los pueblos al lado de las tecnologías significan un antídoto para sus planes de perpetuarse hasta la tumba. Es por ello que busca reposo en el pasado. Vuelve a desempolvar las vetustas proclamas de un comunismo que los pueblos del mundo enterraron.

Con la ayuda de Evo Morales, Raúl Castro, Daniel Ortega y Rafael Correa, trabajan en la mezcla para después colocar los adoquines elaborados ante el sol. Dejan ver sus torsos dorados por el sacrificio; sus manos estropeadas quieren ser exhibidas como prueba de las posibilidades de resucitar al cadáver insepulto. Por más que combinen arena, piedras y cabillas de grueso calibre, no pueden con el dictamen de la historia.

En la sórdida mañana del principio de sus miserias, trabajan estos enigmáticos seres buscando levantar una nueva degradación humana. Les parece que la única manera de mantenerse en el corazón de sus pueblos es sometiéndolos al dolor, exprimirlos hasta derretirles los huesos en las gigantescas palias del maligno.

En su escueto universo cerebral, Hugo Chávez anhela liquidar a Colombia. Planea construir un muro imaginario de miles de kilómetros que acabe con una historia común. Dos países que los unen hechos más importantes, que las rabietas existenciales de un dictadorzuelo con ínfulas de trascendente.

Colombia y Venezuela han sorteado innumerables conflictos. No existe lugar alguno en la tierra en donde los problemas neogranadinos sean sentidos como propios. Igual ocurre en Colombia. Estos hechos no podrán ser cambiados por un contagio patriotero. En la frontera existe una gran cantidad de hogares en donde los que se sientan a la mesa son hijos o padres de los dos países. ¿Cómo podrían existir los pueblos del Táchira sin Cúcuta?

La mente estrecha no puede sembrar de muertos su frontera. El muro de sus espíritus revueltos cree que una guerra fratricida le devolverá la popularidad que cada día se desliza peligrosamente. Que coloquen los adoquines. La historia los aplastó. ¡Viva libertad!

viernes, 23 de octubre de 2009

Chávez y Maradona

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Octubre 23 de 2009

Llegaron a representar la esperanza y se pulverizaron en el camino. La imagen de un genio convirtiendo el mejor gol de la historia de los mundiales de fútbol todavía vive en el recuerdo de todos. El otro destrozó los partidos tradicionales y se transformó en el presidente anhelado. Sus vidas fueron motivo de inspiración para miles de personas en diversas partes del mundo.

Un balón acarició con deleite a la rendida red. El artista escribió, con la zurda, todo un poema que ahogó el grito de la muchedumbre. Los cánticos de la tribuna se hicieron un coro celestial. El fútbol había encontrado un fenómeno con pinceladas sublimes.

Hugo Chávez utiliza la izquierda para escribir y analizar las perspectivas sociales. Su voz aglutina irracionalidades en su interminable oratoria del mal gusto y el pésimo castellano. Para la gran mayoría era una especie de redentor. Los sectores más humildes lo elevaron al atrio de sus inmortales. Un predestinado de escasa preparación que expele obscenidades en detrimento de la sociedad latinoamericana. Quien se atreva a contradecir sus febriles arrebatos está expuesto a recibir su ración de dardos envenenados. No sabe discernir las críticas y, menos aún, sacar de ellas información útil para la nación que desgobierna. Sólo existen para él los sumisos que se arrastran por el amarillento polvo de sus miserias inenarrables. Una cofradía de cómplices que asaltaron a Venezuela desde su original traje de focas golosas. Individuos hambrientos de poder, que no tienen ningún escrúpulo que los obligue a tener un poco de honorabilidad.

Los maletines petroleros suspiran por Buenos Aires. En aquella gigantesca urbe de sensible espíritu europeo, su siamés Diego Armando Maradona comenzó a escribir su epopeya. Sólo que como técnico es una calamidad, tan parecida al desastre del magnate de Miraflores. La selección que dirige está plagada de estrellas que triunfan en los mejores equipos del mundo. Sin embargo, la selección albicesleste juega de manera horrorosa, parece una manada de zombis que persiguen un balón, sin tener la pasión que caracteriza al fútbol argentino. La mayoría de los comentaristas deportivos lo atribuyen a la falta de experiencia de Maradona como técnico. Una cosa es jugar y otra ser quien dirige un equipo. Se puede contar con el talento individual, pero si no existe juego de conjunto las victorias llegarán con el crucifijo entre los dientes, tal como le ocurrió en su juego contra Uruguay, que le dio el pasaje para el Mundial de Sudáfrica 2010. Sus obscenas declaraciones fueron un insulto contra el noble pueblo rioplatense.

¡Cómo se parecen Chávez y Maradona, hasta en los improperios!Claro que existe una diferencia. La selección argentina es un compendio de luminarias mal dirigidas. El gobierno de Chávez es un equipo anodino orientado por alguien con mucho dinero y poco seso. Los desequilibrios emocionales y la lengua que ametralla los hacen coherederos del mundo al revés.

Vidas que se parecen. No sabemos dónde se fundirán las palmas del moriche llanero con las casas de madera de Villa Florito. Los separan miles de kilómetros de distancia, nacieron en geografías distintas, con costumbres desviadas por una realidad incontrastable; sin embargo, son la viva representación de las miserias que se incuban en la historia de nuestros pueblos. Prefirieron guillotinar los sueños de sus congéneres que representar con dignidad su papel como protagonistas de un episodio fundamental en la vida americana. Perdieron su tiempo tratando de ser imperecederos, quizás podrían haber sido necesarios. Ahora son un estorbo para la inmensa mayoría.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Chávez y su carrera armamentista

Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Octubre 7 de 2009

Cree que vivimos en tiempos de la guerra fría. Quizás sueñe con la victoria final del ejército ruso frente a su par estadounidense. En tiempos en donde la paz enarbola sus banderas de concordia y tranquilidad, Hugo Chávez se rearma para luchar contra los fantasmas que ilustran sus pensamientos.

La administración venezolana ha gastado millones de dólares en armas y pertrechos militares. El régimen prefiere los recursos bélicos que pueden segar la vida de miles de inocentes, que llenar sus canastas con alimentos. En Venezuela existen 18 millones de pobres. La única batalla que desean librar es aquella que pueda acallar los terribles retortijones de sus estómagos vacíos.

El adalid de la guerra imaginaria observa a centenares de batallones. Con los tanques, aviones y coheticos rusos, tiene la certeza de ganarle al maligno imperio que no lo deja conciliar el sueño. Como sus argumentos son fatuos y carentes de algún asomo de raciocinio, trata de engañarnos poniendo a Colombia como el enemigo. En sus ansias de venganza está Bogotá. La indeclinable posición del gobierno neogranadino de luchar de manera contundente contra los criminales de las Farc, y las muchas evidencias de cercanías y respaldos entre los terroristas y el gobierno venezolano hacen sospechosas las ínfulas belicistas de Chávez contra el hermano pueblo. ¿Acaso toda esa alharaca contra las supuestas bases norteamericanas no será, más bien, una estrategia de distracción para poner a salvo a su adorada guerrilla?

Ahora estamos en una carrera vertiginosa. El gobierno venezolano ha gastado más de 6.000 millones de dólares en compra de implementos militares. Con ese dinero se podría haber dotado a miles de escuelas, construir hospitales, canchas deportivas, etc. Lo más preocupante del caso es que ahora solicitamos dinero a Rusia para comprar armas. ¿No estarán el Presidente y su séquito traicionado al pais, cuando sacrifican el dinero de todos los venezolanos, en pos de una guerra imaginaria? ¿Quién autorizó al magnate de Miraflores para hipotecar y entregar nuestro futuro al caudillaje ruso?

Es una verdadera traición lo que viene ocurriendo. Criticamos la hegemonía estadounidense, pero nos entregamos en brazos del imperio rojo. En nombre del socialismo, quieren convertir la patria en financista de intereses foráneos. ¡Qué solemne irresponsabilidad! Solicitar un préstamo, para gastarlo en el capricho bélico de un hombre y sus tormentos. Con tantos problemas que padecemos, y el huésped presidencial sólo piensa en comprar armas en el mercal de los cañones.

Una guerra cruenta que está en su imaginación. Parece que Hugo Chávez vive los peligrosos años de la guerra fría. No entiende que los tiempos fueron madurando sus procesos, y que su amado imperio ruso sucumbió gracias a la perestroika. Después de la segunda guerra mundial, la antigua Unión Soviética terminó siendo tan cruel como las ejecutorias de Adolfo Hitler. Detrás de aquella maraña de propaganda se encontraba un pueblo sometido al peor de los cautiverios.

Su mente es campo de batalla. Miles de hombres desembarcan en los movimientos frenéticos de su insomnio crónico. Compra armas para luchar contra el fantasma de su miedo. Su pensamiento no evolucionó con el discurrir de la historia. Su permanente ambición por someter a los demás pueblos niega el ideario de Simón Bolívar. Tratar de arruinar la economía de Colombia y de los estados fronterizos venezolanos no tiene nada que ver con la visión general del genio inmortal. Es más, dañar al hermano histórico es incinerar la doctrina del Libertador.

En su alma anida la sed de venganza. Ojalá que nunca se produzca una batalla real. Ya sabemos que nuestro Presidente volvería a esconderse. Correrían copiosas lágrimas sobre el primer hombro que encuentre.

martes, 15 de septiembre de 2009

La huida de Chávez

Por Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Septiembre 15 de 2009


Los viejos temores vuelven a perseguir a Hugo Chávez. Por sus venas circula el miedo y la confusión. Mientras trata de aplastar a Venezuela con la imposición de un régimen totalitario. El ciudadano común sale a las calles a expresar su inconformidad con un gobierno tan corrupto como ineficaz.


Las inmensas expresiones de repudio a su gobierno lo tienen rabioso. Trata de empujar un acelerador que se atascó en el alma de la resistencia popular. Los venezolanos estamos acostumbrados a dirimir nuestras diferencias en el marco de un Estado de Derecho, piedra angular de la democracia como sistema político.


Sus recurrentes neurosis lo invitan a huir. Por ello inició un extenso periplo, que lo alejó momentáneamente del creciente reclamo ciudadano. En su aventura interoceánica, de cerca de quince días, murieron en Venezuela más de doscientas personas, se realizaron cuarenta protestas en diversos puntos de la geografía patria y nueve secuestros fueron contabilizados por estadísticas oficiales.


En la polvorienta Trípoli estuvo celebrando, junto con Muammar Kadafi, los cuarenta años de la revolución islámica. Un 'show' de gran ostentación, realizado en la antigua base norteamericana de Maatinga. Dos horas de música, luces y danza, que reunieron a cientos de bailarines y jinetes de Libia, Túnez, Marruecos, Egipto y Ucrania. Entre los invitados especiales estaban Hugo Chávez, dignatarios extranjeros y el célebre Abdelbaset Ali Mohamed al Megrahi, el único condenado por el atentado de Lockerbie, acaecido hace veinte años, en donde murieron 270 inocentes.


Un Boeing 747 de la compañía estadounidense Pan Am explotaba sobre la localidad escocesa. Con 270 personas a bordo, de las que 189 eran ciudadanos estadounidenses, entre ellos un grupo de soldados, el avión, el tristemente célebre vuelo 103, había partido del aeropuerto de Frankfurt y, tras hacer escala en Londres, volaba rumbo a Nueva York. De repente, 38 minutos después de dejar la capital británica, una explosión partió el avión por la parte delantera. Separado de su morro y su cabina, el resto del aparato voló dos pavorosos minutos antes de estrellarse sobre Lockerbie. ¿Por qué un 'demócrata' comparte una celebración con semejante homicida? Es un criminal tan despiadado como Luís Posada Carriles. ¿Será que el agente libio puede ser justificado sencillamente por haber volado una arenonave norteamericana?


Siguió viajando y disfrutando de los placeres del poder. La mayoría de las naciones visitadas son dirigidas por mandatarios despóticos. El presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, no es precisamente un dechado de virtudes democráticas. Su elección estuvo signada por la trampa. Su opositor, Mir Hossein Musavi, fue conminado a aceptar unos resultados electorales amañados. Igualmente, su programa nuclear es una permanente amenaza para el mundo libre. Desde allí se ampara, financia y colabora con los grupos terroristas.

En medio de naciones bajo la égida del terror. Solaz paseo por Venecia. Un hermoso decorado de tenues colores azules corona la esplendida plaza de San Marcos. Hugo Chávez creyó que, al firmar algunos autógrafos, era una especie de Humphrey Bogart que caminaba junto a Íngrid Bergman por la alfombra roja. En la paradisíaca ciudad italiana volvió a disfrutar de las incomparables bondades del capitalismo.


El presidente venezolano le tiene miedo al país. Cuando existen conflictos que calientan la calle, sale despavorido. No resiste el menor asomo de conflicto, le estorba la protesta que avanza y que rompe con el mito del hombre invencible. Las masas, que se encienden ante sus mentiras, son el carburante de sus frecuentes evasiones.


En estos momentos, Hugo Chávez está visitando a Venezuela. Ahora se agudizarán sus emociones. La república se le escapa entre las manos. Los ciudadanos han resuelto volcar todo su esfuerzo en sostener a la democracia.


Las crecientes protestas volverán a encender las turbinas. Total, el miedo es libre.

jueves, 6 de agosto de 2009

Chávez y los medios de comunicación

Por Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Agosto 6 de 2009

Los dictadores siempre se disfrazan de demócratas. Utilizan los mecanismos que rigen a las sociedades libres para tratar de imponer su voluntad. Entre los que buscan perpetuarse en el poder no existen sesgos ideológicos; los fascistas que se apertrechan con Benito Mussolini son idénticos a los que adornan sus vidas con las cansinas metáforas de Fidel Castro. Dos miserias que se atragantan en la garganta de las víctimas. Un poderoso aparato gubernamental busca desarmar a los ciudadanos arrancándoles el derecho que tienen de pensar distinto. Para el gobernante, sólo es apremiante imponer sus ideas; las otras son veneno y peste, una forma de hacer crecer la hierba contrarrevolucionaria.

Cuando escuchamos a Hugo Chávez hablar de la crisis hondureña y del presidente Roberto Micheletti, sentimos que muchas de sus ásperas expresiones lo dibujan de cuerpo entero. Habla de una feroz persecución contra todo aquel que se oponga al sustituto de José Manuel Zelaya Rosales. ¿No es lo que vivimos todos los días aquellos que no compartimos el socialismo del siglo XXI? Irrumpe desde su madriguera para sostener que se hostiga a los medios de comunicación social que denuncian la realidad que ocurre en el territorio de Honduras.

¿Acaso en Venezuela no se acorrala a Globovisión, tal como lo hicieron en su momento con RCTV? Igualmente, tratan de liquidar a los diarios independientes y hasta a las emisoras de radio, que son el medio por excelencia de los sectores más depauperados de la nación. La verdad es que mayor totalitarismo no podemos tener. Siempre alegan que su elección fue producto de una consulta electoral. ¿Quién puede ser tan inocente para creer en un CNE tan espurio? Sus resultados son fruto de un brutal ventajismo, que asesinó la voluntad popular. Desde sus entrañas impusieron y manipularon resultados para colocar en la cúspide a quienes son nuestra vergüenza.

¿Puede llamarse demócrata a quien persigue, denigra y arrebata los valores y sueños de millones de venezolanos que son rechazados por pensar distinto? Cuando son tomadas las empresas, usurpadas las tierras y asaltadas las propiedades en nombre de leyes revolucionarias de dudosos principios éticos, ¿se está hablando de libertad o de dictadura? Asimismo, al quitarles competencias y recursos a gobernadores y alcaldías, no solo de la oposición, para que los administre la regalona mano de Hugo Chávez, ¿estamos hablando de qué?

No hay que olvidar los procesos violentos de febrero del año 1992, en donde murieron muchos venezolanos a manos de los supuestos demócratas que nos gobiernan.

Ahora resuelve luchar contra Colombia. La exhibición de las armas suecas incautadas a las Farc describen una realidad que todos conocemos. El contubernio que existe entre los terroristas y el gobierno venezolano es evidente. La presencia del inefable Ramón Rodríguez Chacín en todas estas batallas y la certeza de la presencia de las principales figuras del secretariado de las Farc en los santuarios dorados del gobierno de Hugo Chávez revelan los oscuros compromisos que existen entre dos bandos que no creen en el Estado de derecho y en el libre discurrir de las ideas. Ambos anhelan, con métodos cada día más cercanos, acabar con las democracias del continente para instaurar el socialismo que ronda por sus tenebrosas cabezas. Elimina treinta y cuatros radios y tres televisoras, con la amenaza de acabar con doscientas cuarenta más.

Micheletti o Chávez: ¿quién representa al verdadero dictador? ¿El que respetó la voluntad del pueblo y sus instituciones, defendiendo su autonomía, o aquel que las utiliza para imponer su fracasado modelo de estatización?

domingo, 19 de julio de 2009

¿Fidel es como Bolívar?

Por Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Julio 17 de 2009

La sola comparación entre nuestro Libertador Simón Bolívar y el presidente cubano, Fidel Castro, es uno de los escarnios más atroces que ha recibido el héroe en su luminosa perpetuidad.

Ni siquiera la Corona española se atrevió a colocar al caraqueño en el mismo saco en donde estaban sus peores adversarios. Al final, aceptó el deseo de los americanos a ser naciones libres. Pocas veces despotricó del genio inmortal, y mucho menos lo comparó con personajes tan aberrantes como sí lo hizo Hugo Chávez.

Es más, en el año 1983, el rey de España, Juan Carlos de Borbón, pronunció el discurso principal en el año del Bicentenario de Bolívar, en donde reconoció la epopeya independentista. Que un hombre de su alta envestidura concurriera hasta Caracas para presidir junto al presidente Luis Herrera Campins aquella memorable jornada de gentil compromiso historiográfico reivindica la pertinencia del mensaje liberador de Bolívar como faro irredento del continente.

Hugo Chávez tendría que padecer de alguna alucinación para equiparar la gesta gloriosa del Padre de la Patria con la de uno de los carniceros más temibles de la historia contemporánea. El solo hecho de confundir los roles de ambos en su tránsito terreno denota crasa ignorancia. Es tratar de hacer gentil al puñal que desgarra las vísceras del oponente.

Nuestro paladín fue un hombre que defendió con hidalguía los procesos inherentes a la libertad. En cambio, Fidel Castro instauró un régimen de terror en donde murió un número incontable de personas en nombre de un proceso revolucionario, que es la prueba más palmaria de lo equivocado que es el socialismo como alternativa para las sociedades modernas.

La administración cubana acabó con los medios libres y la propiedad privada, amputó el derecho que tenían los ciudadanos de poseer una buena educación. En la isla, todo el mundo vive bajo la égida del terror. Prefieren morir en las mandíbulas de un tiburón que vivir en una gigantesca cárcel.

Un gobierno que parece un pordiosero internacional. Ayer vivió gracias a los soviéticos; hoy, Venezuela mantiene toda aquella podredumbre y ruina moral. Un gobierno desvergonzado que se arrastra para obtener las migajas que caen del plato petrolero. Sin la dignidad de levantar una bandera democrática, que los haga una administración de emprendedores y no de sanguijuelas.

Comparar a Simón Bolívar con Fidel Castro es sentar en la misma mesa al ilustre caraqueño con un dictador que tiene las manos llenas de sangre. El ejército comandado por El Libertador llevó dignidad a los pueblos. En cambio, el sátrapa habanero es el responsable de asesinar los sueños de una república profundamente destrozada. Su democracia revolucionaria se circunscribe al pequeño grupo que se enriquece en detrimento del resto de la población.

Seguramente se removió el sarcófago que guarda las sagradas cenizas del padre de la Patria, al escuchar semejante disparate. Solo una mente perforada por el fanatismo o la carencia de materia gris puede atreverse a tanto.

No tienen derecho a ensuciar la memoria de Simón Bolívar. Él representa valores que están muy lejos de ser compañeros de las fantasías de un parricida. Tratar de ponerlos en el mismo pedestal es como si volviera a morir en San Pedro Alejandrino.