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domingo, 7 de marzo de 2010

La vara quedó muy alta

Jaime Alberto Restrepo Carvajal

El Universal, Cartagena

Marzo 7 de 2010


“Me quité ese piano de encima”, diría Uribe ante el fallo de la Corte Constitucional. Las presiones familiares, políticas, mediáticas (locales e internacionales), en torno a la reelección, eran cada vez más insoportables para él y el país.

La Corte no acogió el mandato de casi 5 millones de constituyentes primarios que pidieron su segunda reelección, pero sí la tesis de la “dictadura del Estado de opinión”, que varios pensadores políticos nos vendieron; tampoco se dejó influenciar de casi 70% de colombianos que han considerado favorable su gestión. Fue un fallo serio pero sienta una jurisprudencia peligrosa: en el futuro no será fácil cambiar la Constitución cuando la inmensa mayoría lo pida.

Con este fallo no “termina la era Uribe” (como tituló El Universal); por el contrario, con el tesón de Uribe, reconocido hasta por sus enemigos más ácidos, logrará cumplir su promesa de “servir a Colombia desde cualquier trinchera hasta el último día de la vida”.

En lo poco que resta de campaña, los electores estaremos guiados por la emotividad, las tesis pasarán a un segundo plano: no habrá tiempo de asimilarlas y votaremos con más corazón que cerebro. En carrera corta y la posta entregada por Uribe, Santos tiene las de ganar, pese a debutar en una elección popular. En una larga afloraría su falta de carisma, defecto subsanado por éxitos tangibles en su gestión pública y un portafolio amplio de habilidades, no encontrado en los demás candidatos: Ministro exitoso de Hacienda, Desarrollo, Comercio Exterior y Defensa; y Canciller. ¿Quién será su rival en segunda vuelta?
Fajardo podría ser si supera las debilidades que opacan sus fortalezas evidentes: sería ideal tener un presidente carismático con la educación y la transparencia como promesa de gobierno, aunque preocupa la seguridad “dialogante” que sugiere y su roce internacional escaso (¿subsanable con un buen Canciller?). Es muy fuerte en la juventud y la franja amplia de independientes.

Los conservadores Arias y Noemí se partirán en dos en su consulta, dada la pelea agresiva que mantienen, salvo que una alianza sume el primero a Santos. No parece que la “disciplina del partido” (ningún partido la tiene) alcance para unirlos en torno a Noemí.

Petro, con el negativo más alto, condena al Polo a no subir los votos que ya tiene. Vargas, fuerte contra los violentos, no despierta pasiones por su prepotencia y tampoco subiría de ahí (¿se tiró el apellido “Lleras”?). Los liberales con Pardo, tan decente como inexpresivo, tienen la opción tan embolatada como los Verdes, que nos frustraron la oportunidad de tener 3 senadores de lujo por jugar a “Quijotes”.
Uribe ha dejado una vara muy alta para su reemplazo y debemos agradecerle lo que hizo por Colombia. No quisiera estar en los zapatos de su sucesor: cada paso será seguido milimétricamente por esa masa de colombianos de todos los estratos que reconocemos la recuperación de la confianza, la seguridad y el desarrollo económico. Son logros tan exitosos de Uribe, que ningún otro candidato se atreve a hablar de “cambio” en este derrotero.

En los años venideros, ante el más mínimo hecho político, los periodistas que tanto criticaron a Uribe serán los primeros en ir a buscarlo a la trinchera para oír su opinión y poner a pensar al país: tendremos Uribe para rato.

*Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial

domingo, 18 de octubre de 2009

El paradigma del "Tapón"

Jaime Alberto Restrepo Carvajal

El Universal, Cartagena

Octubre 18 de 2009


Una gran noticia geoestratégica para la costa pasó muy inadvertida: la “Transversal de Las Américas” unirá la frontera venezolana con la panameña, así Colombia honrará su compromiso, ante el “Plan Puebla - Panamá”, de llevar una autopista hasta Palo de Letras, hito donde se inicia Centroamérica.

Hace muchos años, la selva húmeda y rica en biodiversidad entre Panamá y Colombia se bautizó como el “Tapón del Darién”. Desde entonces la conciencia colectiva de ambas naciones la concibe como una obstrucción infranqueable que impide ir de la Patagonia hasta Alaska por tierra.

La empatía y voluntad política entre el Presidente panameño Martinelli y Uribe es tan cercana como el tramo que falta (109 Km), ¡está más lejos Cartagena de Barranquilla! A solo 378 Km de Medellín por vía pavimentada (doble calzada, muy pronto) queda Lomas Aisladas (Urabá), de allí a Palo de Letras habría que construir 51 Km con un puente sobre el río Atrato. Del lado panameño faltan 58 Km de la frontera a Yaviza, donde hoy termina la Carretera Panamericana, a solo 261 Km de la capital.

Es decir, Urabá quedaría a 312 Km y Medellín a 748 Km de un puerto en el Pacífico, sin pasar por el canal, para estar más cerca de las dos nuevas locomotoras del mundo: India y China.

Quienes rechazan la carretera no aducen el alto costo (es relativamente poco) sino los riesgos étnicos, ambientales, aduaneros, fitosanitarios y de inseguridad (tráfico de drogas, armas y personas), paradigmas que debemos desmitificar de cara a la nueva realidad del mundo.

La ingeniería y la conciencia ambiental del siglo 21 son prendas de garantía para la construcción sostenible de esta obra (las vías elevadas sobre pantanos sureños de EEUU son buenos ejemplos). Está concebida como una “vía de paso”, es decir, no tendría caminos de penetración sin control para evitar la colonización y “potrerización” de dos reservas naturales indígenas (Katíos y Cunas), protegidas por la UNESCO, comunidades que tendrían una gran oportunidad de mejorar su calidad de vida con ecoturismo, al tener un “Museo Lineal Ambiental” a cada lado de la vía.

El nuevo tramo contaría con puestos fronterizos en cada extremo y doble control aduanero, migratorio, fitosanitario y sitios de cuarentena (la carretera que cruza la selva del Petén, entre Guatemala, Belice y México, cuna de civilización Maya, es otro referente).

Ojalá los panameños no resistan la “tentación” de ver una autopista moderna que llega hasta el límite y decidan hacer su tramo pronto. Antes, debemos convencerlos de que con retenes vigilados fuertemente controlarán mejor su frontera (los delincuentes siempre tendrán la selva y el mar como atajo). Por su parte, los ambientalistas y humanistas deberán aportar soluciones, exitosas y probadas, para los problemas identificados de fragmentación del ecosistema e impacto étnico.

Si Ecuador y Venezuela nos cierran las fronteras y simpatías, debemos mirar hacia el mercado atractivo de 60 millones de centroamericanos, ávidos de nuestros productos y servicios (energía y gas). El turismo que generaría una América conectada de punta a punta sería gigantesco.

Por ahora, los panameños tienen toda la carne puesta en el asador en su prioridad estratégica: ampliar el Canal; el mayor incentivo para acabar la Carretera Panamericana ya.

*Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial