Mostrando entradas con la etiqueta Sergio Muñoz Bata. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sergio Muñoz Bata. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de marzo de 2010

Desencuentro inevitable

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Marzo 16 de 2010


Desde el principio de su administración, Barack Obama se fijó el propósito de mejorar el estado de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Hoy, después de la muerte por huelga del prisionero político Orlando Zapata y de la criminal indiferencia de los gobernantes cubanos a la protesta de Manuel Fariñas, otro preso político, se hace evidente que seguirá el desencuentro entre ambos países mientras los hermanos Castro se mantengan en el poder.

De nada ha servido que en su afán por reducir las tensiones con el régimen cubano, Obama haya cambiado el tono agresivo de su antecesor y valiéndose de los poderes del Ejecutivo haya ordenado el relajamiento de algunas de las restricciones que existían al envío de remesas y a los viajes de los cubano-americanos a la isla. La reacción del gobierno cubano a sus esfuerzos ha sido de una indiferencia rayana en la arrogancia y al cabo de unos meses, la displicencia se ha convertido en desafío. Contando con la colaboración activa de sus aliados en el hemisferio sur, principalmente de Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil; Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia, los amigos de los Castro intentaron una maniobra para forzar la reintegración de Cuba a la Organización de Estados Americanos haciendo caso omiso de la Carta Democrática de la institución. Y cuando fracasaron en su intento, se inventaron, con la entusiasta y patética participación de México, una nueva agrupación hemisférica que excluye a Estados Unidos y a Canadá.

Luego vino la detención policial de un contratista estadounidense que repartía computadoras y teléfonos en La Habana, para culminar en una violación criminal de los derechos humanos de los opositores a un régimen en el que no se permite ni la disidencia ni la oposición.

La escalofriante frialdad con la que las autoridades cubanas reaccionaron ante la muerte en huelga de hambre del encarcelado disidente político Orlando Zapata y el inhumano trato que se le ha dado a Manuel Fariñas, otro disidente en huelga de hambre que pide la excarcelación de 26 presos políticos gravemente enfermos, cancelaron cualquier posibilidad de reacomodo diplomático inmediato entre ambas naciones y no sólo por el enorme peso electoral que tiene el cabildeo cubano-americano en el país.
La brutalidad del régimen para tratar a Zapata, a Fariñas y a la oposición en general también ha generado críticas de la Unión Europea al régimen de los Castro. La semana pasada, el Parlamento Europeo adoptó una resolución condenando enérgicamente la "evitable y cruel" muerte de Zapata y expresando su preocupación por el "alarmante estado" de Fariñas. También le exigieron al gobierno cubano la libertad "inmediata e incondicional" de todos los presos políticos, al tiempo que urgieron a la Unión Europea a entablar "un diálogo estructurado" con la sociedad civil cubana.

En el mismo sentido se expresó el diario español El País, criticando al gobierno español por "poner en sordina las exigencias políticas al régimen cubano para arrancarle concesiones humanitarias" y lamentando el "deterioro de los derechos humanos" en Cuba. "Minimizar o, incluso, sacrificar las exigencias sobre derechos humanos en nombre de la transición que ha de venir no es sólo moralmente inaceptable; es contribuir, además, a que esa transición no llegue," concluyó el editorial del diario.
Desafortunadamente, fue en este hemisferio donde el poco apego a la defensa de los derechos humanos resurgió con las nefastas declaraciones del presidente Lula, quien se encontraba en La Habana conviviendo con su viejo amigo el dictador Fidel Castro el día que Zapata falleció, y a quien, con inaudita desfachatez, se atrevió a compararlo con los delincuentes comunes presos en Brasil.

Por suerte para la región, el costarricense Óscar Arias volvió a demostrar su calidad humana y su lucidez mental al criticar sin ambages a la dictadura cubana. Alzando la voz en nombre de Fariñas, exigió la liberación de todos los presos políticos en Cuba. "Los presos políticos no existen en las democracias. En ningún país verdaderamente libre uno va a prisión por pensar distinto," dijo el presidente Arias.

martes, 9 de marzo de 2010

La pistola como hazaña de la libertad

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Marzo 9 de 2010

A sus 71 años de edad y con la pistola al cinto, David Welch entró a la cafetería Starbucks y ordenó un Frapuccino con plátano y una rosca de canela. Los dependientes de la cafetería, según el reporte de la AP, le sirvieron su orden sin inmutarse a pesar del murmullo de los clientes al ver al pistolero.

El estado de Virginia, donde Welch reside, es uno de los 43 estados de la Unión Americana en el que la gente puede portar armas abiertamente, al más puro estilo del "salvaje oeste" americano. Con la gran diferencia de que en el siglo XIX, en algunos de los pueblos donde ocurrían más balaceras el alguacil tenía la autoridad para obligar a los pistoleros a dejar sus armas a la entrada del poblado. Hoy, en 29 de estos estados nada les impide a los bravucones hacer gala de su machismo trasnochado, pues ni siquiera necesitan tener un permiso para portarlas.

Enfrentados al dilema que los pistoleros han creado, muchos de los más importantes negocios de la nación han preferido contemporizar con los fanfarrones aduciendo, hipócritamente, que no es el temor a una represalia económica de los amantes de las armas lo que les lleva a permitir su exhibicionismo sino su profundo apego a las leyes estatales y federales que lo permiten.

Según argumentan sus abogados, estos negocios no interfieren en los derechos de los ciudadanos prohibiéndoles que compren sus verduras en Wallmart, sus libros en Barnes and Noble o sus computadoras en Best Buy sin andar debidamente protegidos con sus armas al cinto. Sólo Dios sabe los peligros que los acechan detrás del televisor, el libro o la zanahoria.

Por fortuna, otros negocios no han sido tan cobardes. California Pizza Kitchen y Peete's Cofee and Tea han tenido el valor de ejercer el derecho que les otorga la ley para impedir que dentro de sus establecimientos sus clientes tengan que soportar el espectáculo de convivir con los empistolados aunque se arriesguen a pagar un alto precio por su valentía.

Welch, el septuagenario de Richmond (Virginia), es sólo uno de los cientos de activistas provocadores que se han fijado como meta forzar a negocios como Starbucks a aceptarlos armados en las tiendas de la cadena. Lo alarmante, sin embargo, no es el desplante en una tienda, sino la visión del mundo y las convicciones ideológicas de quienes promueven la insensatez. Según declaró al periodista de la AP que lo entrevistó, Welch piensa que el ambiente en el que se vive en E.U. es tan hostil que duda de que las instituciones o la policía tengan la capacidad para defenderlo en una situación de peligro y por ello sólo se siente seguro con la pistola al cinto.

El problema es que la realidad no se ajusta a la paranoica visión del mundo de Welch y sus correligionarios, pues en el mundo real son las armas de fuego las que facilitan los robos, los asesinatos y las matanzas de seres humanos. El 60 por ciento de los crímenes en Estados Unidos se cometen con armas de fuego. Y en los hogares donde hay un arma de fuego la experiencia muestra que lo usual es que se utilicen para matar a alguien de la familia o a un amigo y lo insólito es que se usen para matar a un intruso. No obstante, E.U. sigue siendo el país con mayor número de armas de fuego por habitante. Por cada 100 habitantes hay 90 pistolas o fusiles o ametralladoras. Estados Unidos es también el país en el que más a menudo ocurren tragedias en las que un individuo dispara sus armas contra gente inocente. Observando el historial de las matanzas ocurridas desde Columbine, en 1999, aquella en la que dos estudiantes de secundaria mataron a 12 personas antes de suicidarse, el diario británico The Daily Telegraph les preguntaba a sus lectores a qué atribuían el fenómeno.

Entre las respuestas que recibieron hubo una de un lector americano que me llamó especialmente la atención. "Tenemos tantas pistolas -escribió Mike- porque somos una nación libre en la que vive mucha gente libre". Aterradora revelación de quienes creen que traer la pistola al cinto o dormir con una ametralladora Uzi bajo la almohada es una hazaña de la libertad.

martes, 2 de marzo de 2010

El último tango de Cristina

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Marzo 2 de 2010


Si algo muestra el itinerario de la gira de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a América Latina esta semana es que las opciones que E.U. tiene para sostener una relación constructiva y de beneficio mutuo con los países de América del Sur son más que limitadas.

La gira empieza en Uruguay, un país al que la inmensa mayoría de los estadounidenses no podría ubicar en un mapa, y su propósito es cumplir con el protocolo diplomático asistiendo a la toma de posesión del nuevo presidente, José Mujica.

El terremoto en Chile ha obligado a un cambio de último minuto del itinerario y según me informa uno de los voceros del Departamento de Estado, de Montevideo la Secretaria de Estado viajará a Buenos Aires para entrevistarse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Una adición que es como una bofetada con guante blanco a quien hace apenas unos días expresaba sus desencantos con la Casa Blanca.

En una entrevista reciente y desplegando su acostumbrada arrogancia, Fernández se autonombró representante del hemisferio para expresar su decepción con la política de Obama hacia la región. "No cumplió con las expectativas", dijo y desenterrando una frase con sabor a tango arrabalero remató con esta perla: "Hay una sensación de oportunidad perdida, aunque nadie esperaba un príncipe en un corcel blanco".

Según el diario La Nación, las impertinentes declaraciones de la Presidenta podrían tener como propósito anticipar el mensaje de su reunión con Clinton y mostraban su despecho porque no se había incluido a Buenos Aires en la gira. No lo dudo, aunque pienso que el desplante de Fernández tiene más que ver con el peculiar maniqueísmo que como lo ha expresado recientemente el lúcido filósofo argentino Santiago Kovadloff, la Presidenta y su marido encaran el mundo.

Lo que los Kirchner han hecho, escribe Kovadloff, es alentar "un discurso reduccionista, cuyos acentos sobresalientes son el desprecio y la jactancia, ese rencor se asienta en disyuntivas tajantes por las que aún se muestran atraídos muchos argentinos. No hay matices. No hay término medio. El Bien y el Mal lo absorben todo... como Nación, todavía no hemos dejado de ser: subestimadores infatigables de todos aquellos que no coinciden con nosotros, depredadores constantes de oportunidades y recursos, republicanamente irresponsables, desdeñosos de la ley".

De Buenos Aires, Clinton viajará a Santiago de Chile, a mostrar su solidaridad con el pueblo chileno y para sostener breves reuniones con la presidenta Michelle Bachelet y el presidente electo, Sebastián Piñera. Luego va a Brasil, a entrevistarse con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. La creciente prominencia mundial del 'gigante del sur' país obliga la cortesía, aunque según se ha filtrado a la prensa, lo que Clinton quiere es patentizarle al brasileño la preocupación de E.U. con el programa nuclear de Irán y pedirle su apoyo al régimen de sanciones que Europa y E.U. proponen.

De Brasil viaja a Costa Rica, para participar en una reunión con ministros de la región y aprovechará el viaje para despedir al presidente saliente, Óscar Arias, y conocer a la presidenta entrante, Laura Chinchilla. Y de aquí a Guatemala, donde espera reunirse con varios presidentes de la región, el único que parece estar excluido para la reunión en Guatemala sería el ex comandante y hoy próspero empresario-presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

También han quedado fuera de la gira Perú y Colombia, aunque su exclusión no obedece a un encono contra E.U. Todo lo contrario, no va a Lima y a Bogotá porque el diálogo con los gobernantes de estos dos países es fluido y cordial. Los que están fuera de consideración son Venezuela, Bolivia y Ecuador. Tres países cuyos primeros mandatarios no cesan de manifestar su obsesiva y vociferante animosidad contra E.U. y su poca disposición a entablar un diálogo constructivo.

La Secretaria de Estado llega a la región con la tranquilidad que le da saber, como bien lo subrayó el subsecretario Arturo Valenzuela, que en la mayoría de los países de la región, Clinton y Obama son mucho más populares que los propios presidentes.

martes, 16 de febrero de 2010

La desunión hemisférica

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Febrero 16 de 2010

Intentar presentar un frente común latinoamericano para insertarse favorablemente en la globalización con la fuerza de un colectivo es una buena idea. Hacerlo justo en el momento en el que los equilibrios de poder político y económico tradicionales se han trastornado es todavía mejor.


Y, en principio, este parecería ser el propósito de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe que se celebrará la próxima semana en Cancún (México), para acordar "una agenda común de concertación política, cooperación, desarrollo e integración" para toda la región. Aunque se ha excluido a Estados Unidos y a Canadá, los dos países del hemisferio con peso en el escenario mundial.


El problema mayor, sin embargo, es que resulta muy difícil entender de qué manera y sobre qué bases los primeros mandatarios de los países del continente americano podrían plantearse la unión de un grupo de naciones soberanas sin formular primero los principios que los unifican.


Hasta ahora, el factor que verdaderamente ha imposibilitado cualquier esfuerzo de unificación ha sido el intento de hegemonismo del eje cubano-venezolano en el hemisferio, que afortunadamente hoy agoniza. Así las cosas, ¿se imagina usted que en Cancún se pueda hablar de concertación política y cooperación entre Hugo Chávez y Álvaro Uribe? ¿O que se pueda plantear la integración de Cuba al sistema democrático del hemisferio?


Peor aún, no habría que descartar la posibilidad de que, dependiendo del ánimo de los predecibles reventadores de reuniones "cumbre", como Chávez, Daniel Ortega o el hermano menor de Fidel Castro, en este foro se repitan los ásperos desencuentros que han caracterizado otros encuentros y que las marcadas diferencias ideológicas entre los presidentes ahonden la ruptura continental.


Al adelantar esta predicción del desenlace de la reunión no pretendo descalificar las buenas intenciones que los mandatarios más sensatos seguramente tienen en mente. Pero no olvidemos que, aun en aquellas instancias en las que la convergencia en los principios básicos sobre la forma de gobierno y el sistema económico entre todos los miembros del colectivo es total la unificación de criterios entre países soberanos sigue siendo un problema difícil. Tal es el caso de la Unión Europea, un colectivo de 27 naciones cuya devoción por el sistema democrático y por la economía de mercado sigue siendo inquebrantable aunque el debate sobre el papel del sector público en la rectoría de la economía siga debatiéndose.


En el caso de la deseable y hasta ahora inalcanzable unión latinoamericana, los escollos para lograr la unidad son mayores porque entre los países del Continente no existe la coincidencia de principios. Ni siquiera hay un acuerdo mínimo sobre la definición de lo que constituiría un Estado democrático.


Fidel Castro y su hermanito, Hugo Chávez y su prolongación mecánica en Nicaragua, el boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa constantemente se autonombran los profetas de la "verdadera democracia" al tiempo que consolidan o intentan consolidar la dictadura en sus respectivos países.


Hace apenas unos años, cuando por todo el hemisferio empezó a circular la ilusoria noción de que los pueblos del continente habían dado un giro hacia la izquierda, los populistas precipitados como Chávez predijeron que la columna vertebral de la unidad latinoamericana sería la primitiva ideología izquierdista de tipo castrista unificada contra E.U.


Hoy, la historia le ha dado la espalda a esta visión simplista y la teoría del péndulo cargado a la izquierda cada día se desinfla más gracias a votantes en El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá y Chile, que han optado por la prudencia y rechazado el populismo simplón propuesto por el napoleoncito caribeño.
La explosión de la diversidad ideológica y política en el hemisferio augura que por el momento no habrá mayor unidad continental ni más acuerdos entre los países del continente que aquellos dictados por el pragmatismo y que presenten oportunidades para resolver problemas o para promover intereses comunes entre los países.

martes, 9 de febrero de 2010

Contra la ocultación

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Febrero 9 de 2010

En el Congreso estadounidense recién ha revivido el debate sobre el viejo tema de los límites de tolerancia de la sociedad para aceptar la identidad plena y los derechos de los homosexuales y la facultad que se arrogan ciertos grupos para decidir cómo debe la gente vivir sus vidas.


El mes pasado fue el presidente Obama quien anunció su intención de cumplir una de sus promesas de campaña y su decisión de abocarse a la derogación de una ley que incita a la hipocresía. La semana pasada fue la elocuente comparecencia ante el comité de las fuerzas armadas del Senado del almirante Mike Mullen, el Jefe de Jefes de Estado Mayor y principal asesor militar de la presidencia, la que fijó el tono adecuado para la discusión.


Abogando por la derogación de la norma que, bajo el principio de "no preguntes ni digas", obliga a los soldados gay a ocultar su sexualidad, Mullen dijo: "Cuando pienso en este asunto, no puedo evitar el desasosiego que me causa el hecho de que mantengamos vigente una política que obliga a hombres y mujeres jóvenes a mentir para poder dedicar su vida a defender a sus compatriotas", y remató diciendo: "Eso no es correcto."


El secretario de Defensa, Robert Gates, quien también estuvo en la comparecencia, fue más cauteloso pero no menos claro al señalar que el debate ahora no es si se debe repeler la ley sino la manera en la que debería hacerse el cambio. El general Colin Powell también se pronunció en contra de la ley, "al constatar que las actitudes y las circunstancias" que lo llevaron a apoyarla hace 17 años habían cambiado.


La ley que actualmente entroniza la mentira fue aprobaba en 1993, al comienzo de la presidencia de Bill Clinton, como una medida conciliatoria cuyo propósito, según se dijo en ese momento, era acabar con la discriminación basada en la orientación sexual de los reclutas. La realidad es que de entonces a la fecha ha servido para rechazar a unos 13.000 soldados que o se declararon homosexuales o fueron denunciados como tales.


Quienes se oponen a que se revoque la mordaza argumentan que la ley es necesaria "para mantener la cohesión y el espíritu de cada unidad de combate". Su argumento es falaz. En los ejércitos de 20 de los 26 países miembros de la OTAN hay soldados homosexuales y en ninguno de ellos se ha reportado problema alguno de cohesión o de falta de espíritu. Más aún, los soldados norteamericanos, gay y no gay, han combatido al lado de soldados gay y no gay de Gran Bretaña, Canadá o Australia, países donde los homosexuales sirven en la defensa de su país sin tener que ocultar su sexualidad, y nunca se han reportado problemas ni de cohesión ni de espíritus decaídos.


Pero no se vaya a pensar que en esta renovada batalla para vivir en una realidad sin apariencias, Estados Unidos está sólo en el continente. En la Ciudad de México, por ejemplo, lo que se discute ahora es el derecho de los matrimonios entre personas del mismo sexo a adoptar hijos e hijas, y en Argentina ya se permite el matrimonio entre homosexuales. En Uruguay y en Colombia no se reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero sí se permite la unión civil. Uruguay sigue la ruta marcada por el gobierno de la Ciudad de México y por Argentina y lo que ahora se discute es el derecho de una pareja del mismo sexo a tener hijos. En El Salvador fracasó un intento de prohibir expresamente los matrimonios homosexuales, aunque en Costa Rica lo que fracasó fue un intento de legalizar las uniones de hecho entre homosexuales. Bolivia y Ecuador incluyeron en sus respectivas constituciones la prohibición de la discriminación sexual, aunque el gobierno peruano ha promulgado un nuevo reglamento para la Policía que sanciona con severidad a los agentes homosexuales argumentando que su sexualidad menoscaba la imagen de la institución.


A final de cuentas, lo importante es que por todo el continente americano ha empezado a prender con fuerza una muy saludable lucha en pro del realismo y en favor de los derechos humanos y civiles de los homosexuales.

martes, 26 de enero de 2010

La rebelión de los independientes

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Enero 26 de 2010

A un año de haber ganado la elección presidencial, y a 10 meses de unas elecciones intermedias que podrían cambiar la composición del Congreso y alterar radicalmente las prioridades del programa de gobierno del presidente Barack Obama, los votantes independientes les han dado al Partido Demócrata, al presidente y a la nación una contundente demostración de su descontento y de su decisorio poder político.
La semana pasada, el revés tuvo lugar en Massachusetts con la elección al escaño en el Senado que durante 46 años ocupara el demócrata Ted Kennedy. Hace dos meses, los derrotados fueron los candidatos demócratas a las gobernaciones de Nueva Jersey y de Virginia. Irónicamente, los tres fracasos recientes suceden en tres estados que votaron a favor de Obama en la elección presidencial del 2008 y donde, según muestran las encuestas, a pesar de los resultados adversos a su partido, el índice de aprobación al presidente sigue siendo alto.


Más que por las evidentes debilidades de sus candidatos y sus respectivas campañas, los demócratas perdieron en estos tres estados porque los votantes independientes, que son la mayoría, se rebelaron contra el partido político al que apenas un año antes le habían dado su apoyo. Peor aún, las encuestas indican que la rebelión de los votantes independientes bien podría extenderse por toda la nación.
Los estadounidenses están preocupados por su situación económica, están enojados contra los políticos de Washington que, incapaces de hacer a un lado sus diferencias partidarias, se desgastan en debates eternos e improductivos en vez de aplicarse a resolver los problemas reales del país, y temen el posible costo de una reforma del sistema de procuración de salud cuyos beneficios no acaban de entender.
En este sentido, por ejemplo, Sergio Bendixen, quien frecuentemente hace encuestas para el Partido Demócrata, sostiene que, "desafortunadamente, el Presidente no tiene alternativas que ofrecer sobre su propuesta de seguro universal y ahora que la reforma tal y como está planteada está muerta, Obama debería concentrar sus esfuerzos en reactivar la economía y disminuir el desempleo".
En sus discursos posteriores a la debacle en Massachusetts, el Presidente ha dicho que entiende el problema, que ha escuchado el mensaje de los votantes y que asumirá su liderazgo con una defensa vigorosa de los beneficios de la reforma sanitaria, y renovando sus esfuerzos para reactivar la economía y disminuir el desempleo.


El mensaje de los votantes tiene, sin embargo, dos vertientes difíciles de compaginar. Por un lado, la gente dice que el gobierno no se debe entremeter en temas que son de la competencia del sector privado y les reclama a los políticos el costo del rescate de los bancos, planeado y ejecutado por la administración de George W. Bush y ampliado por Obama, al incluir a la industria automotriz. De poco ha servido explicar que la situación económica del país estaría peor si el gobierno se hubiera lavado las manos y no hubiera salido al rescate.


Dada esta circunstancia, y buscando cambiar los términos del debate político, el Presidente ha retomado su batalla verbal contra banqueros e inversionistas acusándolos de seguir sacando provecho de la crisis económica y penalizándolos. El problema es que aunque la gente siente una profunda desconfianza en los banqueros y en las instituciones financieras (según Gallup, sólo un 18% confía en ambos) sigue sin entender qué es lo que el Presidente va a hacer para evitar sus abusos.


Por el bien del país, Obama debe responder a la rebelión de los independientes no con explicaciones justificativas ni con actitudes populistas, sino con medidas concretas que ayuden a estabilizar la situación económica y a restaurar la confianza en las instituciones. Lo que la gente espera de él es que retome el control de su partido, encabece el viraje de su política hacia el centro del espectro político y se dedique a solucionar los grandes problemas nacionales negociando abiertamente con los moderados dentro del partido de oposición.

martes, 19 de enero de 2010

La moneda está en el aire

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Enero 19 de 2010

Hace un año, cuando Barack Obama tomó posesión de la presidencia, la encuesta del Washington Post-ABC News señalaba que sólo el 19 por ciento de los estadounidenses consideraba que el país iba en la dirección correcta. Hoy, el porcentaje de los optimistas es de 37 por ciento, y aunque Obama sigue teniendo un índice de aprobación del 53 por ciento, sólo el 49 por ciento de los votantes independientes aprueban su gestión. Con estos datos, concluir que hay un empate en la percepción de la ciudadanía sobre la gestión de Obama en su primer año de gobierno sería lo correcto.


En enero del 2009, cuando la economía del país se encontraba en medio de una profunda crisis ante la atónita mirada de la administración de George W. Bush, y el paradigma de gobierno capitalista fraguado ideológicamente por Ronald Reagan parecía derrumbarse, los estadounidenses votan por Obama porque creen en su promesa de cambio.


Obama, a su vez, interpreta el mensaje del cambio como un permiso para dar un giro a la izquierda del centro y empezar a transformar la manera en la que el Ejecutivo ejerce su liderazgo dentro y fuera del país. Los términos de su propuesta de cambio los plasma en un puñado de brillantes discursos en los que ha explicado su visión de la transformación y del rumbo que se propone seguir.


El reto formidable que le presenta el lamentable estado de la economía es visto por Obama y sus colaboradores como una oportunidad magnífica para plantear proyectos de fuerte contenido social, como, por ejemplo, una reforma del sistema de cuidado de la salud que beneficiaría a millones de personas que hoy no reciben atención médica.

Un año después, agobiada por el desempleo y una recuperación económica que no llega, la ciudadanía se pronuncia contra el statu quo y contra el cambio. Y nada ejemplifica mejor este desencanto que el tema de la reforma sanitaria. Hoy, la mayoría de la gente se opone a la reforma y piensa que el presidente debería dedicarse exclusivamente a encontrar la manera de reactivar la economía y disminuir el desempleo.


No se piense, sin embargo, que el desencanto con Obama está muy extendido. El veredicto sobre su primer año de gobierno es mixto y, curiosamente, las dos visiones que prevalecen sobre el desempeño de la actual administración se valen de los mismos ejemplos para llegar a conclusiones opuestas. Es decir, aquello que para unos ha sido un logro de la administración para otros ha sido un fracaso.


Considere, por ejemplo, que la orden para enviar a 30.000 soldados norteamericanos más a pelear en Afganistán, que ha sido aplaudida por los expertos en cuestiones estratégico-militares por considerarla justa y necesaria, ha sido criticada por quienes piensan que es un grave error mandar a tantos jóvenes al matadero en una guerra que no puede tener buen fin.


La misma dicotomía surge cuando se habla de los 787.000 millones de dólares que Obama obtuvo del Congreso para estimular la economía. Para unos, con esta iniciativa Obama evitó que los efectos de la recesión económica en la población fueran más profundos y que se frenara un poco la caída del empleo. Para otros fue una medida populista que sirvió para poco, aumentó la deuda pública y entremetió al gobierno en cuestiones que no deberían ser de su competencia.


En cuanto a temas de política exterior, las percepciones son aún más encontradas. Por un lado están quienes sostienen que en tan solo un año Obama ha logrado mejorar notablemente la imagen de Estados Unidos en el mundo y ha reducido las tensiones con los países del Oriente Próximo, con Rusia y con China. Por el otro, hay quienes no le perdonan la autocrítica por las arbitrariedades cometidas por E.U. en el pasado reciente y por poner en duda el excepcionalismo estadounidense.


Lo prudente sería acordar que el balance de su gestión es mixto, recordar que el período presidencial para el que fue Obama elegido dura cuatro años y que en la política tres años más son casi una eternidad, para bien o para mal.

martes, 22 de diciembre de 2009

Navidad por adelantado para Obama

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 22 de 2009

En dos continentes y por partida doble, a Barack Obama le llegó por anticipado su regalo de navidad. En Copenhague (Dinamarca), y a última hora, Obama logró negociar un acuerdo "significativo aunque insuficiente", que busca reducir la emisión de gases de efecto invernadero, pide esforzarse por que la temperatura de la tierra no sobrepase los dos grados centígrados y promete ayuda a los países pobres para combatir el calentamiento global. Y aunque el acuerdo no es lo que el mundo anhelaba y los defensores del medio ambiente querían y esperaban, hubo un avance. En términos políticos, por otro lado, demostró que Obama puede trabajar al lado de países desarrollados y emergentes en la búsqueda de soluciones, y encabezar la negociación para que, como dijera el propio Obama, "por primera vez en la historia, todas las grandes economías acepten juntas su responsabilidad para hacer frente a la amenaza del cambio climático".


Y mientras Obama negociaba el acuerdo en Copenhague, en Washington la mayoría demócrata en el Senado lograba los 60 votos necesarios para prevenir el filibusterismo republicano y virtualmente asegurar la aprobación en el pleno de su proyecto de ley de reforma sanitaria.


De antemano se sabe que ni la versión del Senado, ni el aprobado por la Cámara de Representantes en noviembre, ni el que resulte una vez que se reconcilien las dos versiones, cumplen el anhelo del Presidente, pero lograr la reforma del sistema de salud que sus antecesores no pudieron alcanzar en un siglo de intentos es una hazaña histórica.


Una vez aprobada, la ley posibilitaría que unos 30 millones de personas tengan algún tipo de seguro médico garantizado. Por primera vez, los adultos pobres tendrán seguro y quienes lo requieran recibirán ayuda del gobierno para pagarlo. Se impedirá que las compañías de seguros les nieguen cobertura a quienes padecen de enfermedades y se intentará reducir la escandalosa espiral de costos en el sistema.


Desafortunadamente, la oposición de los republicanos ha impedido que se discuta la posibilidad de darles cobertura de salud a los trabajadores indocumentados.


Entre las virtudes de ambos proyectos de ley está la existencia de programas piloto para analizar tratamientos, descartar los que no funcionan y reproducir los que sí funcionen. También se prevé adoptar nuevos métodos de pago, mucho más racionales, a los proveedores de salud en vez del sistema actual, que propicia el abuso.


Con un cinismo que ronda la perversidad, los republicanos han descrito como pírricas las victorias de Obama y dicen que ni Copenhague ni la reforma sanitaria mejorarán la imagen del Presidente con los votantes independientes ni le darán nuevos bríos a la base del Partido Demócrata porque lo que la ciudadanía quiere es que la economía retome el rumbo. ¿Y quién fue, habría que preguntarles, quien descarriló una economía que el anterior presidente, demócrata por cierto, había dejado en perfecto estado y hasta con un impresionante superávit?


Más aún, a pesar del oneroso legado de George W. Bush, la economía que Obama recibió al borde de la depresión, hoy empieza a recuperarse, aunque el desempleo sigue siendo preocupante. Y los bancos, que por su avaricia e incompetencia estuvieron al borde de la quiebra, hoy se recuperan gracias a los préstamos que el Gobierno les otorgó.


Tampoco tiene razón el liderazgo demócrata cuando intenta convencernos de que en su primer año de gobierno Obama ha tenido logros espectaculares. Es cierto, sí, que ha logrado que se apruebe una legislación que expandió el cuidado de la salud de los niños pobres y otros logros pequeños, pero, en general, los resultados han sido magros.

La histórica reforma sanitaria, una vez se apruebe, y los acuerdos de Copenhague, una vez que se lleven a la práctica, podrían marcar el punto de despegue de una administración que hasta ahora ha estado más ocupada en remediar los costosos errores del anterior presidente que en construir su propio legado.

martes, 15 de diciembre de 2009

Tres buenos augurios y una advertencia

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 15 de 2009


De Washington D. C. a Santiago de Chile, la gran noticia es que, pese a las dificultades causadas por la crisis económica mundial, el apoyo de los latinoamericanos al sistema democrático y a la economía de mercado sigue en aumento y, de cumplirse las previsiones de economistas, analistas y políticos, la región retomará el rumbo del crecimiento económico el año próximo.

En la capital estadounidense, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, hizo una evaluación muy positiva de las tendencias en materia de democracia, educación y salud en el hemisferio, al inscribirlas en el contexto de los tres grandes temas en los que se sustenta la nueva política exterior estadounidense: diplomacia, desarrollo y defensa.

En Santiago, mientras tanto, Martha Lagos daba a conocer los resultados de la encuesta de Latinobarómetro, que revelan que, a pesar de las dificultades endémicas de la región, desempleo, pobreza, desigualdad, y de las repercusiones de la crisis económica mundial, el apoyo a la democracia y la economía de mercado sigue creciendo por todo el continente y es mayoritario en todos los países del área, salvo en Ecuador y Argentina.

La tercera buena noticia también se dio en Santiago y también la dio una mujer, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El último informe de la organización indica que la recuperación económica de la región será más rápida de lo previsto, con un crecimiento económico promedio de 4,1 por ciento en el 2010.

Las coincidencias en la manera de pensar y de actuar de las personas en América Latina que revelan estas tres instancias son más que evidentes. El Latinobarómetro encontró, por ejemplo, que los ciudadanos de los países donde funciona mejor el sistema democrático -Chile, Costa Rica, Brasil, Panamá, Colombia- son los que más confían en la economía de mercado. No así en Nicaragua, Honduras, Argentina, Guatemala y México, donde parece haber mayor desconfianza hacia la democracia y la economía de mercado.

Tampoco es accidental que en los países donde mejor se valora el sistema democrático son aquellos en los que los presidentes cuentan con los índices de aprobación más altos, 80 por ciento en Chile, Brasil, El Salvador y Panamá. Y que los menos apreciados sean los mandatarios de Argentina, Nicaragua, Venezuela y Perú, un caso, este último, que a mi juicio obedece a otro orden de cosas. Y que de todos los presidentes del hemisferio, el mejor valorado sea Barack Obama, seguido de Luiz Inácio Lula da Silva y del rey de España, don Juan Carlos. Daniel Ortega, Fidel Castro y Hugo Chávez siguen siendo los menos apreciados.

De lo dicho por la secretaria de Estado Clinton, hay dos temas que a mi juicio habría que destacar. En primer lugar, la profundización de la práctica de la diplomacia, tanto con los gobiernos como con los gobernados, que ilustró de varias maneras y sutilmente relacionó con los esfuerzos de la administración de Obama para preservar el orden constitucional y democrático en Honduras.

Después de condenar la expulsión del presidente Zelaya, dijo Clinton, Estados Unidos se valió de la acción multilateral y de la diplomacia personal para abogar por su restitución, pero evitando su imposición desde el exterior. El rechazo de los hondureños a la mediación extranjera y la celebración de los comicios del 29 de noviembre, en los que los hondureños expresaron su voluntad política, obliga al país a otorgar su reconocimiento al nuevo orden democrático.

Para aclarar el segundo tema, la secretaria se valió de una pregunta para expresar su inquietud por los nexos entre el gobierno de Irán, patrocinador, promotor y exportador de terroristas, y los gobernantes de Venezuela y Bolivia. En el ocaso de su popularidad en el continente, Chávez debería entender con toda claridad que, en el caso de que existiera una amenaza clara y contundente a su seguridad nacional, Estados Unidos no ha renunciado a una posible intervención unilateral.

Por lo pronto, sin embargo, hagamos a un lado lo desagradable y quedemos con las tres noticias positivas que tres mujeres extraordinarias le han dado al hemisferio en este mes de diciembre.

Sergio Muñoz Bata

martes, 8 de diciembre de 2009

Una nueva locura angelina

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 8 de 2009

A partir de enero, la ciudad de Los Ángeles podría contar con una nueva e insólita atracción turística si un grupo de activistas -motivados por la fe religiosa y la convicción de que la delincuencia es una derivación de la pobreza, que a su vez es producto de la injusticia social- se sale con la suya.

La idea, dice Alfred Lomas, un ex miembro de la pandilla Florencia 13 y promotor principal del proyecto turístico, "es empoderar a la comunidad" ofreciendo tours de dos horas de duración a un costo inicial de 65 dólares por adulto (no sé si el boleto para niños tendría un descuento) en los que se visitarían los barrios en los que las pandillas de la ciudad trastornan la vida de la ciudadanía con sus balaceras y el tráfico de estupefacientes.

Los turistas ávidos de "humanizar la pobreza", según reza el lema de la compañía que los promueve, podrían comprar una camiseta con un grafiti hecho por un artista local al gusto del cliente. También se ha incluido en la visita un concurso de baile "rapero" en el que los turistas podrían actuar como jueces y patrocinadores del evento con la obligación de compensar económicamente al ganador.

La idea de contar con niños del barrio que disparan sus pistolas de agua contra los turistas, en un simulacro que reflejaría de la manera más auténticamente posible lo que sucede en las calles, fue desechada. Y esto, a pesar de que una vez terminado el simulacro a los participantes se les habría dado como recuerdo una camiseta con la inscripción: "Me balearon en el 'Barrio Sur Centro' de Los Ángeles".

De tener éxito la idea, la primera parada del tour incluiría una lección in situ de grafiti para familiarizar a los turistas en el uso que las pandillas le dan para organizarse, intimidar y reclutar. Otras paradas incluirían una visita a la cuna de los 'Panteras Negras', al cuartel original de los 'Bloods', una de las pandillas afroamericanas más brutales y otra, faltaba más, al reducto de la pandilla 'Florencia 13', que sería su equivalente "latino".

Para Francisco Ortega, uno de los miembros de la Comisión de Relaciones Humanas de Los Ángeles, la idea es "fascinante aunque controvertida". Sobre todo, dice Ortega, "porque esta sería una forma de sensibilizar a la gente conectándola con la realidad, con lo que realmente sucede en la calle". Aunque admite que llevar turistas a observar a las pandillas en su hábitat "podría resultarles denigrante a los pandilleros y quién sabe cómo lo podrían tomar".

Terry Jensen, ministro de una iglesia y millonario hombre de negocios que se ha entusiasmado con el concepto, calcula que el proyecto podría generar hasta un millón de dólares en su primer año. Lo importante, dice Jensen, es que quienes toman el tour eximan de responsabilidad legal a los organizadores firmando un contrato legal con dispensa completamente blindado.

Aun así, Lomas no quiere tomar riesgos innecesarios y por ello ha iniciado conversaciones con Fred 'Scorpio' Smith para tramitar una tregua. "No les pido que dejen de matarse entre ustedes -dijo Lomas-, sólo les pido que suspendan las balaceras el día que vengan los turistas." Tan generoso como irresponsable, 'Scorpio' prometió que su pandilla les daría un salvoconducto en su reducto.

Temerosos de quedar mal con quien sea, los políticos del área se han mostrado cautos en sus reacciones. "Todo dependerá de cómo lo hagan", dijo el concejal del distrito y ex jefe de la policía de la ciudad Bernard Parks pensando quizá que hay una forma buena y otra mala de hacerlo y demostrando, de paso, que en un sistema democrático ninguna autoridad puede poner en duda la racionalidad de una acción que todavía no ha sucedido.

Afortunadamente, yo no soy político y nada me impide criticar la premisa que sustenta el proyecto. Me parece un insulto intolerable establecer una conexión causal entre la delincuencia y la pobreza, y me repugna la idea de glorificar a las pandillas, porque eso es una falta de respeto a las familias de las víctimas de su violencia.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La revancha de Palin

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 1 de 2009


Confieso que de no haber recibido el libro de Sarah Palin como regalo de un viejo amigo tan conservador como ella, aunque notoriamente más masoquista, nunca ni lo habría comprado ni lo habría leído ni se me habría ocurrido escribir sobre él. Y digo esto a pesar de que cuando conocí a Palin en mayo del 2007, cuando era gobernadora de Alaska y platiqué brevemente con ella, su naturalidad, su simpatía, su belleza y su desparpajo me causaron una buena impresión.

También me impresionó, debo reconocerlo, su debut en la escena política nacional. Su discurso de presentación como candidata a la vicepresidencia por el Partido Republicano fue memorable por la agudeza de su posicionamiento político como un perro pitbull con los labios pintados, y por su manera de expresarlo, que fue poco menos que impecable.

Su desempeño en la campaña presidencial, sus pronunciamientos, sus yerros y su evidente falta de preparación para el puesto me hicieron cambiar de opinión. La lectura de Going Rogue fortaleció mi convicción de que Palin no estaba capacitada para ser vicepresidenta en el 2008.

El libro es, sobre todo, un intento de posicionarse como una mujer, fiel esposa y abnegada madre de cinco hijos que triunfa en la política gracias a su fe religiosa, su determinación, y la suerte de haber nacido, dice la autora, en un país "excepcional", sin par en el mundo.

Para entender su peculiar visión del mundo, bastaría con ver el mapa en la primera página del libro que coloca a Alaska como el centro del planeta. Con razón en plena campaña presidencial Palin documentaba sus credenciales como experta en política exterior asegurándonos que desde la ventana de su casa podía observar lo que pasaba en Rusia.

Going Rogue es también un libro revanchista cuyo propósito es ajustar cuentas con los estrategas de su fallida campaña. El título del libro, que no tiene fácil traducción al español, se refiere a un comentario, casi un reparo, que, según Palin dice, hiciera uno de los estrategas cuando la candidata criticó públicamente la decisión de no contender por el voto en el estado de Michigan, saliéndose del papel que le tenían asignado.

El libro le sirve para evadir su responsabilidad por el fracaso. Los responsables de la derrota fueron otros. Por ejemplo, de la famosa entrevista con Katie Couric, que reveló su apabullante ignorancia, dice que su culpa fue haberse incomodado con las preguntas sesgadas de la entrevistadora, pero atribuye la responsabilidad del fiasco a sus manejadores políticos, que le habían asegurado que la entrevista sería cómoda, breve y suavecita.

De su repertorio de ideas, baste señalar que en pleno siglo XXI Palin está en desacuerdo con la teoría de la evolución de Charles Darwin: "Yo no creo en la teoría de que los seres humanos -seres pensantes, con capacidad de amar- provengan de peces a quienes les brotaron piernas que les permitieron deslizarse del mar a la tierra, o de changos que descendieron de los árboles".

Según la agencia de noticias AP, la lista de errores fácticos que contiene el libro incluye cuentas de gastos falsificadas; mentiras sobre la procedencia de fondos para sus campañas políticas; declaraciones contradictorias y muchos más. Lo alarmante, sin embargo, es que la mayor parte del libro la dedica a confesarnos que para ella todo lo que tiene relevancia en su vida ha sido un designio de Dios, como si fuera la vida de una santa.

De su posible futuro hay muy poco. Una decena de páginas en las que reafirma sus credenciales conservadoras, sus creencias religiosas y su convicción de que la mejor política extranjera es fortalecer a las fuerzas armadas.

¿Se muestra preparada para la presidencia en el 2012? No más que durante la campaña del 2008 y si en ese entonces era evidente su fragilidad, para el 2012 no se ve mejoría. Sigue mostrando que le cuesta trabajo entender mejor lo que pasa en el país y en el mundo. Peor aún, sigue sin asumir la responsabilidad por sus errores, prefiriendo adjudicársela a otros.


martes, 17 de noviembre de 2009

Una juiciosa decisión

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 17 de 2009


Quienes creemos que en una sociedad civilizada se respeta el Estado de derecho y que no hay nada ni nadie que esté por encima de la ley; quienes pensamos que la ley debe aplicarse a todos por igual y que la culpabilidad de un acusado sólo puede establecerse mediante un juicio abierto, realizado con estricto apego al Estado de derecho, aplaudimos la decisión del Procurador de Justicia Eric Holder de atraer a una corte civil de la ciudad de Nueva York el caso de Khalid Sheikh Mohammed y cuatro de sus cómplices, presuntamente implicados en los atentados del 11 de septiembre del 2001.

Con esta decisión, Holder reivindica valores fundamentales de la civilización de occidente, consagrados en los escritos de Platón y Aristóteles; en el Códice Justiniano, la Carta Magna y la Defensa del Espíritu de las Leyes de Montesquieu. Textos fundamentales que dan base y forma a la Constitución estadounidense. En 1776, por ejemplo, Thomas Paine establece que "en América, la ley es el Rey". Cuatro años más tarde, al escribir la Constitución de Massachusetts, John Adams fija el principio de la primacía del "gobierno de leyes, no de hombres".

En el 2001, sin embargo, George W. Bush rompe con tan honorable tradición e ignorando el Estado de derecho emite una orden que permite la detención indefinida de cualquier persona (no estadounidense) sospechosa de ser terrorista en la Base Naval de Guantánamo (Cuba). Con esta decisión, Bush colocó en un limbo legal a los detenidos al mantenerlos fuera del sistema legal estadounidense y al mismo tiempo negándoles la protección de las convenciones de Ginebra que rigen para los prisioneros de guerra.

Como era de esperarse, la decisión de Holder ha provocado intensas reacciones de quienes temen que el juicio a estos fanáticos (Mohammed ha "confesado" ser uno de los autores intelectuales del atentado) ponga en riesgo la seguridad de la ciudad.

Los más cínicos, véase por ejemplo el editorial de The Wall Street Journal, aducen que un juicio abierto les permitiría a los terroristas obtener valiosa información sobre las operaciones y los métodos que emplean las agencias de inteligencia americanas para cazarlos. Y haciendo a un lado las lecciones de los espíritus ilustrados que construyeron este país bajo el principio de que la tolerancia es la mejor arma para combatir la intolerancia, terminan argumentando que a los acusados de terrorismo no hay por qué darles la oportunidad de ser juzgados en una corte en la que rigen valores en los que los acusados no creen.

También hay quienes piensan que los presuntos culpables podrían quedar libres al desecharse la evidencia de su culpabilidad por estar viciada. Admito que ese es un riesgo real, sobre todo porque todos hemos oído testimonios escalofriantes y todos hemos visto fotografías espeluznantes que documentan la práctica de la tortura en la era de Bush.

Confío, sin embargo, que la Fiscalía cuenta con suficientes pruebas no contaminadas como para demostrar la culpabilidad de los acusados y lograr que se les castigue de manera ejemplar.

La reacción de los familiares de las víctimas ha sido mixta. Para algunos, es una nueva afrenta que los "confesos" autores del crimen pisen suelo neoyorkino; para otros, es justo y necesario que el juicio sea en la ciudad que sufrió los cobardes atentados.

Desafortunadamente, Holder simultáneamente anunció que los prisioneros acusados del atentado al Cole serán juzgados en un tribunal militar porque su crimen no fue cometido en suelo norteamericano. Aunque yo hubiera preferido la transparencia de un juicio civil, comprendo que una agresión militar contra un navío militar estadounidense fuera del territorio nacional merezca un juicio militar.

Con esta decisión, sin embargo, Holder ha dado un gran paso adelante para finalmente desmantelar la vergonzosa prisión en Guantánamo, ha reivindicado la vigencia del Estado de derecho en E.U. y avanza en la recuperación del prestigio del país que tan vapuleado quedó durante la nefasta presidencia de Bush.