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martes, 25 de agosto de 2009

La suerte del Presidente

Por Ricardo Eastman de la Cuesta

La Patria, Manizales

Agosto 25 de 2009


Los candidatos perfilados quedan cortos al momento de compararlos con el gladiador Uribe.

No sólo hay que contar con Dios. Nacer inteligente, con carácter, astuto y decidido. Porque a eso hay que añadirle el aporte familiar: buena educación y formación y buen ejemplo. También agregarle el libre albedrío: escoger ser un estudiante destacado, casarse bien, adentrarse en la retórica y amasar fortuna. Así y todo, no vale. Porque a todo ello tenemos que sumarle la buena estrella personal, la suerte del ganador. La posibilidad que la vida sólo da a unos pocos: triunfar hasta en la derrota, convertir las debilidades en fortalezas, los yerros en aciertos, el trabajo en instrumento de combate, el discurso en demoledora herramienta.

Toda esa sumatoria nos resulta en el nombre de Álvaro Uribe Vélez. Hace ocho años tenía unos pocos seguidores. Con inteligencia y el aporte de las Farc remontó en las encuestas y terminó destrozando a sus contendientes. Hace cuatro años ganó “sentado” con las fortalezas de su primer cuatrenio y los continuos desaciertos de la guerrilla. Al punto, que ni siquiera el tétrico destape paramilitar le hizo mella. Ahora, con las Farc por lo menos arrinconadas, con un pueblo que ya no considera a la subversión como principal problema -es, por lo pronto, el desempleo- le aparece como punto de apoyo el amague de conflicto internacional, para lo cual los colombianos lo reconocen como principal protagonista, casi único capaz de contener la peligrosa verborrea de Chávez, la manifiesta inquina de Correa, la ladina actuación de Ortega y la desconfianza manifiesta del continente con los acuerdos militares negociados con Estados Unidos.

Colombia se volvió derechista como respuesta a Tirofijo y compañía. Ahora, cuando discutimos internacionalmente lo de las “bases norteamericanas” en suelo patrio, el pueblo las respalda y se reencuentra con el presidente Uribe, adalid de la derecha latinoamericana. Hubiera sido imposible la acción bilateral si los colombianos no tuviéramos en el orden del escudo nacional la coraza que sirve hasta para acotar la libertad. Qué más suerte quisiera alguien tener.

Algo más para redondear el hado. Los candidatos perfilados quedan cortos al momento de compararlos con el gladiador Uribe. Santos produce mortificación en los vecinos presidentes. No lo aprecian, lo tratan como a un enemigo. De Fajardo ni siquiera conocemos la capacidad combatiente. Vargas Lleras pudiera resultar demasiado fajador en una pelea donde resistir todos los asaltos es vital. Noemí todavía no aterriza y se desconoce su destino final. Cualquier candidato del Polo tendrá activa y pasiva oposición de nuestra singular derecha, que por no conservadora le quita posibilidades a una candidatura “azul”. Por eso el referendo tiene suficientes mayorías en el pueblo. Con la reelección aprobada -si los honorables Representantes no se marean en esta semana- Uribe quedaría solo en la plaza. Pareciera que el único capaz de enfrentarlo con decoro sería el ex presidente Gaviria, muy remozado con los últimos acontecimientos políticos. El lector podrá elucubrar sobre quién ganaría. Porque, por ahora, los demás aspirantes, todos personas relevantes, son todavía pesos livianos para la opinión pública nacional.

martes, 16 de junio de 2009

Mucho "doctor" pocos doctores

Ricardo Eastman De La cuesta

La Patria, Manizales

Junio 16 de 2009


El problema empieza en la escuela. Los maestros no enseñan comprensión lectora porque no la tienen. Quien desde niño no lee, le queda casi imposible un desempeño de alto rendimiento.


Está claro, sin investigación y desarrollo es imposible avanzar. El gobierno hace esfuerzos por aumentar su financiación, pero el recorrido es largo. En este año el presupuesto de Colciencias representa el 0,1% del PIB – de un pibcito comparado con el norteamericano – cuando allá llegan hasta el 6% del PIB más los US$100.000 millones que asignó el gobierno Obama para desarrollo de nuevas fuentes energéticas.
Sólo en Estados Unidos, los chinos tienen más de 100.000 de sus ciudadanos cursando doctorados en ciencias y tecnología, financiados directamente por el estado. Los indios impulsan los altos estudios para mantener su preeminencia en el sector de la informática. De las 120.000 patentes del año 2006, apenas 25 fueron colombianas. En el 2005 en Colombia graduamos 47 doctores, en el 2008 cerca de 80. Aunque pueda entenderse como un buen comienzo, el plan de 3.000 nuevos doctores para el año 2019 lo que logra es ampliar nuestro retraso.

El problema empieza en la escuela. Los maestros no enseñan comprensión lectora porque no la tienen. Quien desde niño no lee, le queda casi imposible un desempeño de alto rendimiento. El interés por la ciencia debe inculcarse en los primeros años, y su fomento apenas se inicia. Los sistemas de comunicación masiva se transformaron en elementos de intercambio superficial, en modos de divertirse sin salir de la casa. En los colegios no existe la investigación como parte importante del currículo. En las universidades se investiga para cumplir; obvio, siempre existen los verdaderos investigadores que sacan la cara por los miles de estudiantes y profesores que confunden la investigación con la profundización de un tema. Al punto que Colciencias propone elevar las exigencias para acceder a la financiación de los trabajos.

Los avances científicos dependen de la presencia simultánea de un conjunto de factores: redes de contactos universitarios y de eruditos, bibliotecas físicas y virtuales para incorporar los conocimientos acumulados, un nivel de vida que facilite la dedicación al estudio y a la lectura, posibilidades de experimentar así los resultados sean negativos, la disponibilidad de herramientas tecnológicas apropiadas y una sociedad donde la investigación sea habitual. Investigar es un propósito, personal y colectivo. Mejorar a quienes lo hacen es obligación de la sociedad. Considerar a aquellos que dedican la vida al estudio debería ser norma de conducta general.

En la Unión Soviética no se podía ingresar a un doctorado antes de cumplir 42 años de edad. Suponían que las exigencias académicas debían soportarse en estudios y en experiencias laborales e investigativas. Aquí cerramos la posibilidad a los mayores de 32 años, otra injusticia con los millones de compatriotas que pasaron de la treintena. Una buena manera de eliminar del futuro las vivencias pasadas. Las civilizaciones milenarias consideran primordial la opinión de los ancianos, siquiera para no repetir la historia.
Con todo, la juventud tendrá que aceptar que estudiar paga, que investigar la engrandece, que en la ciencia y la tecnología está el porvenir.

martes, 12 de mayo de 2009

Nuestras flores en el mundo

Por Ricardo Eastman De La Cuesta

La Patria, Manizales

Mayo 12 de 2009

Los floricultores colombianos se lanzaron a la conquista del mercado moscovita, montados en las anuales y luminosas celebraciones rusas del día de la victoria. Ellos fueron los vencedores en la Segunda Guerra Mundial. A tan infausto acontecimiento lo llaman la “gran guerra patria”, una clara y perversa agresión de Hitler, instigada por las potencias occidentales, deseosas de desencadenar un conflicto donde la desaparecida Unión Soviética pusiera las pérdidas -físicas y humanas- e hiciera el sacrificio. Creían evitar así la confrontación nazi con Europa y acabar de una vez por todas con la meca del odiado comunismo.

Es su interpretación de la historia, ratificada por el planeta cuando conmemoraron los sesenta años del triunfo, con grandes fiestas en Moscú y la presencia de los jefes de estado de las naciones aliadas. 

Se regalaron 100 mil tallos de rosas y claveles, de amable y general aceptación en la población. Fue una excelente oportunidad para demostrar nuestra producción, en un país donde no es posible iniciar cualquier encuentro, amistoso o amoroso, entre vecinos, parientes o amigos, hombres o mujeres, sin antes entregar una o varias flores como saludo y cortesía. Se aprovechó una fecha importante para los rusos, como también lo son el día del trabajo o el día de la mujer que para ellos es feriado nacional. 

Promover productos nacionales es tarea difícil y costosa. Para eso se requiere del concurso gremial, todos a una para lograr un buen resultado. Vender lo propio en el exterior no es labor de los gobiernos -apoyar sí, con recursos y dinero- sino de los particulares interesados en negociar allende las fronteras.

Los floricultores tienen mentalidad exportadora, su actividad miró desde el comienzo a los mercados externos. Conocen el mundo de las flores y saben cómo “pegar” primero. Medírsele a Moscú y después a Berlín, Hamburgo, Dusseldorf, Munich y Nuremberg es un empeño de empresarios internacionalizados. 

Los cafeteros arrancaron, siguieron los bananeros. Fueron pioneros en la venta masiva y global de productos del campo. Los palmeros ya aprendieron, su ingreso a los biocombustibles ratifica la capacidad empresarial. Con los floricultores conforman un magnífico grupo, ejemplo de mundialización de una actividad tan compleja como es cualquiera de carácter agropecuario. Otros dan los primeros pasos, el sector de los cárnicos avanza tras la apertura de nuevos mercados, que no debería quedarse en Venezuela. Igual ocurre con la industria avícola. 

Para las flores hay fechas de máxima atención. Eso ayuda a ordenar los esfuerzos. San Valentín, que en Colombia celebramos en el segundo semestre, y el día de las madres. Bueno incluir en su calendario la celebración de la victoria en Rusia, país de enorme consumo por razones culturales. Las 7.500 hectáreas cultivadas, los miles de empleos calificados y labrantíos y los US$1.100 millones exportados en 2008 son el fundamento de un gran sector, que merece la comprensión y el apoyo del Estado. Hacer empresa es muy difícil, destruirla requiere apenas de un plumazo.