Mostrando entradas con la etiqueta Cristian Mejía Trujillo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cristian Mejía Trujillo. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de diciembre de 2009

La Revolución

Cristian Mejía Trujillo

La Patria, Manizales

Diciembre 14 de 2009


Las nuevas generaciones deberían leer el libro que acaba de publicarse sobre las memorias de Juanita Castro; “Fidel y Raúl, mis hermanos (la historia secreta)”, en donde esta valiente mujer narra, entre otras muchas cosas, cómo resulta de fácil cambiar hasta el nombre a los héroes tradicionales.
Digo que este magnífico libro debería ser leído por toda la juventud moderna, que hoy está expuesta a caer en las artimañas engañosas del comunismo y el socialismo que intentan tan desesperadamente establecerse en este continente.

Engaños como los de Fidel Castro que el 28 de abril de 1959, antes de la revolución, prometió a sus más cercanos amigos y seguidores lo siguiente: (pág. 322 del libro), “Será un gobierno del pueblo sin dictaduras ni oligarquías; libertad con pan, y pan sin terror, eso es humanismo. Creemos que no debe haber pan sin libertad, pero tampoco puede haber libertad sin pan. Queremos que Cuba sea un ejemplo de democracia representativa con verdadera justicia social”.

“Esa era la revolución que quería el pueblo de Cuba. Esa era la revolución por la que entregaron su vida miles de cubanos. Esa era la revolución que no existía”, señala Juanita Castro en sus memorias.
Algún periodista quiso saber su opinión sobre el cambio de rumbo que sufrió la revolución que prometió al pueblo de Cuba su hermano Fidel, y ella no vaciló en responderle que eso obedeció única y exclusivamente al deseo de éste por perpetuarse en el poder.

Otra cosa de la lectura de este libro que impresiona bastante, es la deformación que ha hecho la historia de la figura y la personalidad del Ché Guevara, pues la autora de la obra no vacila en poner a este siniestro personaje en el sitio que de verdad le correspondería dentro de la historia, cuando desnuda su verdadera personalidad de un individuo perturbado, cruel y ambicioso, al cual no le temblaba el pulso para traicionar hasta sus mismos compañeros de lucha en la Sierra Maestra, y a todos aquellos que se oponían a sus descontrolados deseos por el poder.

Esto me recuerda el graffiti que han pintado hace algunos días sobre un costado del muro con el cual me topo cada mañana al salir de mi residencia: “Ché tu ejemplo vive”. Y yo pregunto, ¿Cuál ejemplo? ¿Será acaso el del impasible asesino que envió al paredón injusta e indiscriminadamente a miles de cubanos amigos y enemigos suyos por el solo hecho de disentir? El joven que pintó este graffiti no conoce sino una parte de la historia, que es la misma que venden hoy, igual que ayer, los mamertos comunistas para engañar a sus ingenuos seguidores.

Pero esa es la historia recurrente en la falacia comunista desde siempre, que no pueden dar la cara desde el comienzo, porque si se destapan, nadie sería tan pendejo de apoyarlos y votar por ellos.
Yo no sé qué piensa la gente de Nicaragua, Bolivia, Venezuela, y Ecuador, porque en Argentina y Brasil, a pesar de que los gobierna el socialismo, éste se podría describir por el momento como moderado y tímido, y también porque aún no les llega el payaso comunista de verdad para animar la escena, porque leyendo la historia de la revolución cubana narrada por una voz tan autorizada como la de Juanita Castro, lo que se ve por estos países es el mismo recorrido de unas revoluciones socialistas que se gestan para que sus protagonistas se puedan perpetuar en el poder. Esa es la triste realidad.

martes, 15 de septiembre de 2009

Unasur R.S.

Por Cristian Mejía Trujillo

La Patria, Mnizales

Septiembre 14 de 2009

En Bariloche no van a parar los problemas y los ataques para Colombia, ya que hay que tener en cuenta que estamos lejos todavía de unirnos a la corriente socialista que recorre el continente, y que si mis apreciaciones no me fallan, vamos a tener Uribe para rato.

Yo no sé qué pudo ver cada quien en el Unasur Reality Show de hace algunos días, pero yo sí les voy a contar lo que yo vi.

Lo primero sea advertir que este tipo de transmisiones son inconvenientes para el grueso del público televidente, pues eso de sentarse a resolver cómo se evita, o cómo se hace una guerra continental, tomando Coca Cola y comiendo papas fritas con la mano, aparte de los nervios, deja mucho qué pensar.


Cómo se vería de raro esto, que nuestro amado presidente, que jamás ha pasado bocado frente a ninguna cámara de televisión, ni en los largos y tediosos consejos comunales que ha realizado cada sábado ininterrumpidamente durante los pasados siete años, curiosamente resolvió entrarle a las papitas fritas con Coca Cola en Bariloche, descache impensado en el que también pudo llegarle el contagio de la gripa esa que ya no permiten llamar porcina, la que seguro se le prendió por juntarse a puerta cerrada con tanto cerdo salvaje.


Yo creo que a Álvaro Uribe presidente, aparte del incidente de las papas fritas y la gripe, le fue muy bien allá, pues ante tanta chabacanería y tanta mala educación a tan alto nivel, nuestro mandatario brilló por su buena educación y sus impecables modales al mejor estilo que señala el manual de Carreño.
Por lo demás, es bueno advertir que al presidente Correa con esa camisa no lo dejarían entrar ni al baile de máscaras y carnaval del Club Manizales, y a Evo tampoco, aunque la máscara que siempre lleva a estos ágapes es buena, pero no así el castellano, el que se le entiende más al presidente del Brasil que no lo habla.

Si yo fuera boliviano, pagaría escondederos a peso cada que este hombre saliera por ahí a hablar en nombre de mi país. ¡Qué vergüenza!


Michelle Bachelet junto a Álvaro Uribe, salvaron la cara de esta reunión, la que repito no debe volver a televisarse entre otras cosas porque, dentro de poco no va a haber pantalla, por gigante que esta sea, que pueda abarcar completo al presidente Alán García, el que al parecer se está tomando la sopita diaria con mucho fundamento.


Cristina Fernández, aparte de haber sido la primera en separar la calefacción en el recinto del protocolo, (protoculo diría yo), se quitó la chaqueta en aras de poder presidir con más frescura la importante reunión, a lo que de inmediato fue penosa y visiblemente llamada al orden por su propia jefe de protocolo. Eso, y que no le luce para nada ser el blanco de los piropos de Chávez y Correa en una reunión de semejante calibre, requiebros tan chanflones como sus protagonistas y la propia reunión.


Aquí sólo se salvaron Colombia y Chile, como ya lo he señalado, porque al presidente Fernando Lugo del Paraguay le pesan demasiado sus abusos sexuales del pasado escondidos detrás de una sotana arzobispal, y al de Uruguay, Tabaré Vásquez -un presidente con nombre de director técnico de una selección nacional de fútbol-, sólo le hizo falta el pito y las tarjetas amarillas para amonestar a más de uno de sus desenfadados compañeros.


He dejado para lo último al presidente Lula, al que quizá pudimos observar fue el más incómodo con la poca delicadeza y la inmensa falta de respeto con que lo trataba su homólogo venezolano, y también, con la desorganización que reinó durante el todo desarrollo de la importante reunión.


Este último (Chávez), que no merecería ningún comentario de mi parte, me parece que no se portó tan mal, no obstante tener la cara dura de presentarse allí con un documento bajado de Internet (el libro blanco) con el cual no hizo otra cosa más que confirmar porque cada que abre la boca sube el precio del pan en Venezuela, eso junto al poco temor que le inspira Dios, porque menos temor le tiene al ridículo internacional del cual es primer protagonista.


Resumiendo entonces lo sucedido en este último show mediático -en donde sólo le faltaron al trío diabólico conformado por Evo, Chávez, y Correa, el destronado sombrerón Zelaya, y ese dechado de virtudes escatológicas llamado Daniel Ortega-, sólo me restaría anotar que, a pesar de que al presidente Uribe le fue bastante bien, y esto lo confirma la declaración final de todos los participantes en Bariloche, ahí no van a parar los problemas y los ataques para Colombia, ya que hay que tener en cuenta que estamos lejos todavía de unirnos a la corriente socialista que recorre el continente, y que si mis apreciaciones no me fallan, vamos a tener Uribe para rato, pues aunque lo advirtió el presidente Lula en su momento, estas reuniones televisadas abren las puertas para que cada presidente hable sólo para sus electores, y en el fondo y de verdad, los electores y partidarios de Álvaro Uribe, le pusimos mucho cuidadito.

lunes, 24 de agosto de 2009

Dos grandes de la canción

Por Cristian Mejia Trujillo

La Patria, Manizales

Agosto 24 de 2009

No podemos darle a entender a Caracas que si nos mantiene cerrado el “grifo” de las gasolinas subsidiadas va a colapsar la economía de nuestra frontera.

El pasado 21 de agosto el gobierno de Caracas -dando seguimiento a los anuncios amenazantes de Hugo Chávez de hace algunos días- dio por terminado el acuerdo entre PDVESA y Ecopetrol. En virtud de este contrato la empresa venezolana venía suministrándole a la colombiana 4,5 millones de barriles al mes de gasolina venezolana subsidiada para ser expendidos ordenadamente a lo largo de la frontera.
A partir de este momento, y teniendo en cuenta que el costo del galón de gasolina gracias a este contrato era la mitad del precio interno prevaleciente en Colombia (3.500 pesos galón versus 7.000 aproximadamente), el gobierno colombiano enfrenta dos alternativas: asegurar el suministro necesario con gasolinas de origen colombiano a lo largo de la frontera, pero manteniendo el precio doméstico que prevalece al interior del país. O idear algún esquema de subsidio para asemejar el precio con el que venía practicándose hasta la fecha.

El dilema no es fácil, pero es necesario optar con claridad por alguna de las dos opciones. No es conveniente utilizar un tono suplicante -como el que usó infructuosamente el ministro de Minas y Energía la semana pasada- casi implorándole a Venezuela que prorrogue el acuerdo. Esto, además de acarrear pérdida de dignidad de parte nuestra sólo genera menoscabo en el difícil ajedrez político que está en juego. No podemos darle a entender a Caracas que si nos mantiene cerrado el “grifo” de las gasolinas subsidiadas va a colapsar la economía de nuestra frontera. Porque más pábulo le daríamos aún a la actitud pendenciera del régimen de Caracas.

La primera fórmula es, a primera vista, la más fácil de implementar y la más ortodoxa desde el punto de vista fiscal. Tiene, sin embargo, dos graves inconvenientes. De una parte, dispara el contrabando que es prácticamente imposible controlar por parte nuestra a lo largo de una porosa frontera de más de 2.000 kilómetros. Y de otro lado, fomenta el malestar y el descontento público del lado colombiano donde se encarecería súbitamente (casi en un 100%) el precio de la gasolina suministrada formalmente. Lo que políticamente favorece inmensamente a Chávez. En este contencioso comercial que él ha planteado injustamente contra Colombia el que aparezca malestar de nuestros conciudadanos de la frontera contra Bogotá es algo que lo favorece.

La otra fórmula es más difícil fiscalmente, menos ortodoxa, pero no es imposible ni tampocdescabellada: consiste en que nuestro gobierno subsidie (así sea temporalmente mientras dura la emergencia) las gasolinas de origen colombianas que se distribuyan en la frontera hasta un nivel cercano a los 3.500 pesos el galón. Esto tendría, claro, un costo fiscal para el fisco colombiano, pero evitaría que el malestar cunda a lo largo de nuestra frontera, que el contrabando se dispare, y que la dignidad colombiana se tenga que arrodillar mendicante ante el amo de Caracas.

Recordemos que se han subsidiado otras muchas actividades. Y que se vienen otorgando privilegios tributarios costosísimos a sectores específicos de la economía. Uno se pregunta entonces: ¿Por qué no subsidiar también la gasolina colombiana que se distribuya en la frontera durante esta emergencia? ¿No estarían de por medio intereses geopolíticos superiores en esta ocasión?

Lo que no podemos caer es en los titubeos, o en las fórmulas a medias. Como, por ejemplo, la que se le ocurrió al gobierno la semana consistente en que los alcaldes de Norte de Santander y de la Guajira reduzcan la sobretasa municipal a la gasolina que se cobra en sus jurisdicciones. Pero nada dice nada de bajar los impuestos nacionales, más gravosos aún, que soporta la gasolina colombiana.

A partir de esta semana comenzarán a sentirse los efectos de la conclusión del contrato PDVESA-Ecopetrol. Ojalá, pues, que el gobierno adopte una política contundente y rápida. Que no permita que estalle el malestar entre los consumidores de gasolina de nuestra frontera. Pues eso, precisamente, es lo que quiere Chávez. ¡No le hagamos el juego!

martes, 30 de junio de 2009

Colombia Siglo XXI

Cristian Mejía Trujillo

La Patria, Manizales

Junio 29 de 2009



Sería también injusto no reconocer hoy aquí la participación que ha tenido en todo este cambio el gran Presidente que tenemos con su estilo sencillo y pedagógico para gobernar.


Hasta hace pocos años los colombianos éramos mirados solo como un puñado de gentes maliciosas y violentas, productoras y comercializadoras de toda clase de alucinógenos; contrabandistas de infinidad de mercancías que se ofrecían en los semáforos de nuestras principales ciudades ante la mirada despreocupada de las autoridades.

Una larga guerra civil no declarada nos tenía catalogados como un país al cual no se debía visitar so pena de ser secuestrado por una o más de las guerrillas comunistas que estaban al borde de tomar el control de todo nuestro territorio.

Los malos gobernantes, la miseria, y la corrupción política, hacían de este país el ejemplo para no seguir. Todas las autoridades aeroportuarias del mundo nos observaban con extrema desconfianza y se nos revisaba hasta el último rincón del equipaje con rabiosa mirada de aquí ya te cogí.
Ser colombiano era pues, hasta hace pocos años, la peor de las desgracias. Hoy sin embargo las cosas son a otro precio; todo ese oscuro panorama negativo ha cambiado de color y de actitud, comenzando porque ya se nos reconoce en muchas partes como una raza inteligente, recursiva, guapa para trabajar, y muy despierta, en todo lo cual han tenido mucha participación todos nuestros emigrantes, que hoy por hoy a través de enormes sacrificios y el trabajo honrado, han logrado poner el envío de sus remesas desde el exterior en el segundo renglón de la economía colombiana después del petróleo.


Todos, comenzando desde el más humilde de los trabajadores del campo, la hostelería, y la construcción, hasta el profesional universitario y el científico, todos por igual, son apreciados por su buen desempeño laboral en sus países de destino.


Aún más, cuando se conoce la situación de los colombianos que por desgracia sufren penas en las cárceles de España, es normal oír de labios de los directores de estos sí verdaderos centros de rehabilitación, como allí nuestros compatriotas son líderes, y como se les entregan los puestos de más responsabilidad tales como las lavanderías, caspetes, y guarderías infantiles en los sitios de reclusión donde hay mujeres detenidas.


Sería también injusto no reconocer hoy aquí la participación que ha tenido en todo este cambio el gran Presidente que tenemos con su estilo sencillo y pedagógico para gobernar, el cual, no sólo revivió en nosotros las esperanzas perdidas en manos de tantos malos gobernantes, sino que despertó el orgullo y el amor de todos los colombianos por su país y por sus cosas.


Aquí en esta columna siempre hemos sostenido que la sociedad nuestra tiene una resistencia y una capacidad infinita para haber podido sobrevivir a hechos más que negativamente insólitos. Quién no recuerda el último año de la última década del siglo XX, cuando Colombia parecía condenada a seguir viviendo bajo la zozobra del narcoterrorismo y la incapacidad para descubrir un líder que nos señalara el camino de la salvación, sin olvidar que el hombre que tenemos hoy como Presidente, antes de ser escogido como ese líder que andábamos buscando, sufrió catorce atentados contra su vida; la propia y la de toda su familia.


Por todo esto, y sobre todo por todo lo que aún nos queda por enseñar al mundo, debemos ser más que cuidadosos al momento de escoger la persona que tiene el deber de proseguir el camino señalado por nuestro Presidente. No sea que nos vuelvan a empacar un paquete más de esos que nos tuvieron al borde del abismo.


N.B.: “Álvaro Uribe Vélez ha sido un actor clave para desarmar las trampas de la demagogia terrorista y para reforzar a la sociedad colombiana con una carga moral imprescindible para terminar con décadas de indiferencia, complicidad y barbarie”. (Líneas adaptadas de la obra del escritor español Alfredo Urdaci en su libro Días de Ruido y Furia).