Ricardo Marino *
El Tiempo, Bogotá
Diciembre 8 de 2009
Este último año, el sistema financiero de los países industrializados ha soportado la más fuerte crisis desde los años treinta. En Estados Unidos, más de 400 entidades financieras entraron a recibir fondos públicos para evitar su colapso, mientras que un grupo de entidades se quebró, representando el 25 por ciento de los activos del sistema. Esta situación se expandió rápidamente por Europa.
A pesar de las difíciles condiciones macroeconómicas, del delicado entorno de los mercados financieros internacionales y de la recesión generalizada, la banca regional fue un espectador de la crisis mundial.
Mientras que en los países desarrollados se experimentaron corridas de depósitos, pánico e incertidumbre sobre el valor de los activos financieros, en América Latina la banca mantuvo la base de depositantes como una fuente clara de liquidez.
Además, la región se mantuvo alejada de los activos tóxicos, dado que la mayor parte de las inversiones de portafolio se encuentran en los mercados domésticos de deuda pública.
Hoy, la deuda pública soberana interna de América Latina es un activo financiero de alto valor. El riesgo de dicha inversión ha venido moderándose gracias al manejo responsable de las finanzas públicas. Datos de la Cepal muestran que mientras que el déficit fiscal consolidado de la región era del -2,9% en el 2002, en el 2008 éste era apenas del -0,3%.
La cartera de crédito registra números reales positivos
La banca latinoamericana ha estado lejos de ser un factor de inestabilidad o de amplificación de las tendencias recesivas. Por el contrario, muchas de las medidas anticíclicas se han apoyado en los incentivos para la toma de crédito otorgado por la banca. En momentos de menor actividad económica, la banca sigue evaluando y financiando los mejores sujetos de crédito que potencien el crecimiento económico del futuro.
Datos de Felaban estiman que el crédito total crecía a tasas regionales promedio del 14,3% en el 2008; en el 2009 este mismo indicador alcanza el 7,1%.
Dentro de estas cifras, cabe destacar que el crédito empresarial pasó de crecer un 14,9% en promedio regional anual en el 2008, a mantenerse en el 13,1% este año. En contraste, el crédito dirigido a personas naturales pasó de crecer 34,4% anual el año pasado, a 18,1% en el 2009.
Aunque puede decirse que durante el 2009 la cartera de créditos de la región se moderará con respecto al año anterior, se destaca que esta siga registrando números reales positivos, lo cual contrasta con la parálisis de crédito que aún se vive en los países ricos.
Mejor evaluación de riesgos
Otro factor que favorece la fortaleza de la banca latinoamericana es la mejor evaluación de los riesgos. Gracias a un esquema de supervisión y regulación basado en los criterios propuestos por Basilea II, la administración de los riesgos financieros tuvo mejoras sustanciales y hoy rinde sus frutos.
Durante los períodos de crecimiento económico la banca fue fundamental para financiar la inversión de las empresas y el consumo de los hogares. Ahora, en tiempos de contracción económica, estamos seguros de que con la actual capacidad patrimonial y las menores tasas de interés promovidas por los bancos centrales, las entidades bancarias tienen todos los insumos para financiar el proceso de recuperación.
Tendencias
Es previsible que la consolidación de entidades siga su curso. Con esto, la competencia en la región se incrementará, lo cual, a la larga, terminará beneficiando a los agentes económicos que tendrán nuevos productos y opciones para atender sus necesidades de financiación específica.
El reto del sector es incrementar la bancarización y superar el registro de un 36% de la población de la región con acceso, al menos, a un servicio financiero.
La recesión queda atrás
Si bien con la crisis las expectativas de crecimiento pasaron de números positivos a negativos muy rápidamente, vemos que un grupo de países ha venido recomponiendo su actividad real. Si a esto se le suma el acompañamiento de la actividad crediticia, el comportamiento de las materias y las relaciones crecientes con Asia, América Latina puede crecer hasta un 3% en el 2010.
Estos son resultados aceptables, si se tienen en cuenta la magnitud y la duración de la crisis mundial, así como la complicación que existe para que la recuperación sea sostenida. Sin embargo, en este contexto, la banca latinoamericana tiene pleno compromiso y fortaleza financiera para acompañar este proceso en los próximos 12 meses.
* Presidente de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban)