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martes, 16 de marzo de 2010

Lula, Filho de puta

Simon Boccanegra (Teodoro Petkof)

Tal Cual, Caracas

Marzo 15 de 2010

Cuando Lula ganó las elecciones en Brasil apareció un gran éxito de librería con el título O Filho do Brasil, lo cual quiere decir El hijo de Brasil. Más recientemente, y con base en ese libro, se produjo una película con el mismo título y el mismo tema: la carrera del chamo nordestino, que desde la miseria llegó a la presidencia de su país, a través de años de lucha dura y sacrificada, sobre todo durante el tiempo de las dictaduras militares.

Pero cuando este minicronista lo oye hoy, filosofando sobre la "justicia" cubana y sobre los presos políticos cubanos, lo que provoca decirle es que, en verdad, es un filho de puta. Me importa un rábano que haya hecho una gran presidencia, que su popularidad sea enorme, que haya combinado la sensatez macroeconómica de Cardoso con su propia sensibilidad social, para mejorar significativamente la suerte de sus compatriotas más pobres.

Me importa un pepino que forme parte de una izquierda moderna, muy diferente a esta estafa, dizque izquierdista, que ha montado Chacumbele aquí.

Lo que ha dicho sobre los presos políticos de Cuba, comparándolos con los delincuentes comunes, presos en las cárceles brasileñas, es una canallada imperdonable, que me hace perderle todo el respeto que le tuve. Se puede compartir o no el recurso extremo de la huelga de hambre, pero lo que no se puede hacer y Lula lo hizo es basurear el inmenso espíritu de sacrificio de quienes, frente a una dictadura como la cubana, prácticamente recurren al suicidio para hacer valer sus derechos. Porque huelga de hambre en Cuba es arrostrar el peligro real de muerte. Es como haberle hecho una huelga de hambre a Hitler. Si Lula no tiene el coraje moral y político de reclamarle un comportamiento civilizado y humano al gobierno cubano, que sería lo apropiado, lo decente y lo de una izquierda que se respeta a si misma, podría tener, al menos la vergüenza de quedarse callado.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Venezuela: pleito entre mafias

Teodoro Petkoff

Tal Cual, Caracas

Noviembre 30 de 2009

Fue un informe del G2 cubano el que obligó a Chacumbele a tomar medidas contra algunos de los conspicuos boliburgueses que han hecho fortunas a la sombra de su poder. Qué el presidente no supiera del estado de Barrio Adentro es verosímil, porque los adulantes que lo rodean sólo informan lo que Los Altos Oídos quieren oír, y a esos no les gustan las malas noticias, así que se las ocultan. Esa vez tuvo que revelar el desastre porque Fidel lo emplazó. Pero que no supiera de las andanzas de los boliburgueses es imposible. Todos los días los medios han venido informando de las compras de bancos y aseguradoras que hacían Ricardo Fernández y Perucho Torres Ciliberto, amén de otros menos conocidos. Es obvio que Chávez lo sabía pero se hacía el loco, entre otras cosas porque está consciente de todas las conexiones entre estos caballeros de industria y gente de su entorno más inmediato e incluso de su propia familia. Se hi zo el desentendido hasta que le llegó el informe del G2, con los detalles de los guisos boliburgueses. La historia es interesante.


Se recordará que dos semanas antes del estallido del escándalo, circularon en los medios versiones acerca de la inminente salida del capitán Hernández Behrens de Sudeban. Hasta se mencionó, con nombre y apellido, su eventual sustituto, un tal Grillet. Hernández Behrens había venido negándose a convalidar desde la Superintendencia de Bancos las operaciones de Fernández y Torres CiIiliberto. José Vicente Rangel, uña y sucio con Torres Ciliberto desde hace añales, actuó para apartar el "estorbo" que representaba el capitán Hernández. Comenzó la campaña contra el hombre de Sudeban, pero no contaban con el capitán Ronald Blanco la Cruz, ex gobernador del Táchira, cuñado de Hernández Behrens, evangélico como él y hoy embajador en Cuba. Enterado Ronald de la maniobra contra su cuñado, llamó a Chávez anunciándole su inmediata venida al país. Ronald llegó a Miraflores con el informe del G2 en la mano. Ante las evidencias, la reacción de Chávez fue típica. Huyó pa’lante. Ordenó la inmediata detención de Ricardo Fernández. "Lo meten preso ya y si el juez ordena juicio en libertad se buscan otro que lo deje preso". Perucho Torres no quiso correr riesgos y fue a parar a Miami de un solo brinco.


Pero ahora vienen las preguntas. ¿Hasta dónde va a llevar Chávez esta jugada? Para nadie es un secreto que Ricardo Fernández y Adán Chávez son curruñas. Pero tampoco es un secreto que José Vicente Rangel y Perucho Torres son, más que curruñas, socios. El presidente de uno de los bancos de Torres Ciliberto es Arné Chacón, el hermanísimo de Jesse. Políticos del régimen están enredados en los negociados de los boliburgués. Las operaciones con notas estructuradas, con las cuales los bancos boliburgueses hicieron millones varias veces denunciadas por este diario, sin que el gobierno se diera por enterado- nacieron con Rafael Isea y Merentes en MinFinanzas. Esos "banquitos", todos quebrados, recibieron depósitos del gobierno por más de 8 mil millones de bolívares fuertes, con los cuales compraban otros bancos, amén de usar para esas operaciones dineros del público. ¿Chávez no sabía de esto? De este verdadero asalto, que trae a la memoria la
boutade de Bertolt Brecht de que mejor que atracar un banco es fundarlo, ¿quién responde? ¿Llegará esto hasta las inefables "ultimas consecuencias"? ¿O privará, como siempre, la complicidad entre las mafias y el silencio? Chacumbele puede teorizar todo lo que quiera sobre el socialismo del siglo XXI, pero lo que ha aparecido desnudamente es que esta etiqueta lo que recubre es el salvaje capitalismo de las mafias. Además, son dos las que están en salsa, pero ¿y las otras? ¿Las que mantienen un cuidadoso perfil subterráneo? ¿El segundo hombre del régimen, Diosdado Cabello, no tiene nada que decir al respecto? Muchas preguntas, pocas respuestas.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Con la guerra no se juega

Teodoro Petkoff

Tal Cual, Caracas

Noviembre 10 de 2009


Tiene que estar muy preocupado, diríase, incluso, que desesperado, el señor Presidente, para ponerse a tocar, enloquecido, los tambores de la guerra con Colombia. Es una típica operación de diversión, una cortina de humo. No le faltan razones para tratar de hacernos voltear hacia otro lado, porque lo que está ocurriendo en nuestro país es gravísimo y cualquier gobernante estaría con las manos en la cabeza. Pero, Su Excelencia la Reencarnación de El Libertador, tiene un motivo adicional para mesarse los cabellos. Por más que se menea, no logra que los venezolanos, todos, pierdan de vista que la culpa de lo que está pasando es suya y exclusivamente suya. Su irresponsabilidad, su incompetencia y la corrupción de su régimen han lanzado sobre el país cuatro crisis simultáneas, cada una tanto o más grave que la otra.

Seguridad, electricidad, salud pública, economía y, en Caracas, agua, son áreas en las cuales el desmadre alcanza niveles sobrecogedores. Nadie escapa a las consecuencias de la peor gestión administrativa que haya conocido el país en su historia contemporánea.

Lógicamente, lo que venía siendo un lento, aunque sostenido, descenso del apoyo al gobierno en los últimos tres años, se está convirtiendo en una barrena. A menos de un año, en principio, para las elecciones parlamentarias, razones le sobran a Chacumbele para sentir un frío en la espalda.

De allí que ya esté en campaña electoral. No lo oculta; actúa con el desparpajo y la desfachatez de quien sabe que nadie en el Estado le va a llamar la atención. Pero el domingo elevó los decibeles y prácticamente llamó a zafarrancho de combate. Se necesita una carencia total de escrúpulos para hacer de un tema tan delicado, de vida y muerte, materia de campaña electoral. Cree que puede recoger el respaldo que se le escurre entre los dedos, tocando la fibra patriotera de sus conmilitones.

Fracasará, porque ya se le ven demasiado las costuras. Es tan burda la maniobra electorera que cualquier mandatario que hablara en serio de una posibilidad de guerra, llamaría, ante todo, a la unidad de la nación contra el "enemigo".

Pero Chacumbele no. Su guerra no es contra Colombia sino contra más de la mitad de sus propios compatriotas. Es tan obvia y, al mismo tiempo, tan torpe su jugada, que no vacila en agredir a una supuesta "quinta columna", que sería la de sus adversarios políticos. Estamos ante una estratagema electorera de vuelo gallináceo. No son las bases militares en Colombia las que le quitan el sueño sino las bases del pueblo venezolano. Para aquellas, la diplomacia suramericana ya ha venido colocando muros de contención y tanto Uribe como los gringos se han visto obligados a dar garantías a sus vecinos.

De hecho, el propio Correa, desmarcándose de Chávez, avanza en el camino del restablecimiento de relaciones con Colombia, a pesar de las bases.

Pero Chacumbele necesita la conflictividad permanente, hacia adentro y hacia fuera. Por eso no se pueden subestimar los niveles que podría alcanzar su carencia de escrúpulos.

viernes, 9 de octubre de 2009

Fuerza Armada Chavista

Por Teodoro Petkoff

Tal Cual, Caracas

Octubre 8 de 2009


A un año y pico de la aprobación de la reforma de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, Chacumebele le ordenó a la jaula de las focas que la volviera a reformar. El martes la orden fue obedecida sin chistar y sin siquiera alterarle una coma, la reforma fue aprobada tal como la entregó el señor Carrizales.

Un aspecto de la nueva reforma atañe a los nombres de los componentes de la institución armada. En la reforma anterior se le había agregado a la denominación tradicional (Fuerza Armada Nacional), el cognomento “Bolivariana”, con lo cual pasó a ser Fuerza Armada Nacional Bolivariana, y cada uno de sus componentes también fue apellidado de igual manera. En la re-reforma se suprime en el nombre de los componentes Ejército, Marina, Aviación, Milicia el apelativo “Nacional”. Cada uno de los componentes es “degradado” de “Nacional” a simplemente “Bolivariano”, excepción hecha de la Guardia Nacional, la cual sigue siendo “Nacional” y “Bolivariana”.

Contra lo que pudiera pensarse, no se trata de un simple juego semántico, de un “capricho” típico del delirio bolivariano de Yo-ElSupremo, sino de una jugada con serias implicaciones ideológicas y políticas. Forma parte del proceso de transformación de la FAN en un fuerza armada de partido, con base en el modelo del Ejército Rojo soviético y chino y en las FAR cubana. Se trata de un modelo explícitamente concebido para dotar de un brazo armado “institucional” a una parte del país (la gobernante), contra la otra (la gobernada). Este modelo parte de la división del país en “revolucionarios” y “contrarrevolucionarios”, siendo estos últimos el “enemigo interior”, que debe ser sometido, por la fuerza si fuere necesario. Para eso está la FAN, que de institución “al servicio de la Nación”, tal como reza la Constitución, pasa a estarlo al de una persona y de una parcialidad política -posibilidad taxativamente negada por la misma Constitución. Chacumbele ha hecho prácticamente sinónimas las palabras “bolivariano” y “chavista”, de allí que la modificación de la denominación de los componentes de la FAN, está dirigida a establecer esa equivalencia en el imaginario colectivo, pero en particular en el de los hombres de uniforme. El cambio no es inocente.

La reforma aprobada hace de la Milicia Bolivariana o Chavista, un quinto componente orgánico de la institución. La Reserva vuelve a ser lo que era, por componentes, y la Milicia, ya no disfrazada de “Reserva”, adquiere el rango de un componente específico. Es una organización paramilitar, cuyo propósito es el de servir de contrapeso al Ejército y en este caso el esquema copiado parece ser el de los Guardianes de la Revolución, de Irán. De hecho, se remite al reglamento (que será dictado, como es obvio, por el presidente), el proceso de admisión de sus aspirantes. Esto garantizará el minucioso filtraje político de los integrantes, de modo tal de asegurar un cuerpo políticamente comprometido, a diferencia de las fuerzas regulares, basadas en conscriptos o reclutas, cuya filiación política o no se conoce o es difícil de comprobar. Para estos se aprobó también una nueva Ley de Conscripción Militar, que literalmente restablece la odiosa y discriminatoria institución de la recluta. Avanza la militarización de la sociedad y se hace cada vez más evidente la condición militar del gobierno. Este es un gobierno de la Fuerza Armada. Como el de Pérez Jiménez.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Censura chavista: política hitleriana

Por Teodoro Petkoff

Tal Cual, Caracas

4 de agosto de 2009



Todavía seguía cayendo lluvia radiactiva de la bomba atómica lanzada por la Fiscal con su Ley Maldita, cuando el gobierno, al día siguiente, cerraba 34 emisoras de radio y aprobaba en la Asamblea Nacional la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPE). Todo conduce a pensar que la Ley Maldita será aprobada sin cambiarle una coma. Porque la brutalidad de la "ofensiva" oficialista, más que para intimidar y/o desmoralizar a los sectores opositores, está dirigida, literalmente, a aterrorizar a sus propios sectores más moderados.

El gobierno está apuntando a encerrar en un anillo de hierro el ejercicio de todos los derechos civiles, políticos, económicos y, en suma, meramente humanos que, en principio, nos garantiza la Constitución Nacional. La suma de leyes aprobadas y por aprobar conforma, prácticamente, una nueva Constitución, muy diferente a la "vigente". En vista de que fracasó la pretensión de Chacumbele de lograr la aprobación de los venezolanos para su proyecto de reforma constitucional, lo está intentando por la vía hitleriana de hacer aprobar leyes que van en el sentido de la reforma negada.


Alguna gente nos pregunta por qué atribuimos más peso a la inspiración hitleriana que a la comunista o marxista-leninista en la conducta de Chávez. Porque los comunis tas, donde quiera que alcanzaron el poder, desde el principio, salvo una efímera primavera, establecieron la dictadura y las reglas de juego. En materia de libertad de expresión y de prensa, de una vez dijeron: "Aquí no hay más voz que la nuestra". En el caso de Hitler, este ganó las elecciones en 1933, dentro del marco de un Estado democrático, y ya en marzo de 1934 pidió y obtuvo del Reichstag una Ley Habilitante que de allí en adelante, a punta de decretos-leyes, le permitió, "legalmente", destruir el Estado democrático y sustituirlo por uno totalitario. Es el proceso que ha seguido Hugo Chávez --sin que con esto pretendamos decir que es nazi en cuanto a filosofía política, pero sí un aprovechado discípulo en cuanto a la utilización de toda clase de martingalas supuestamente legales para liquidar el Estado democrático, desde la cabeza de éste, es decir, desde el gobierno.


Por otra parte, casi nadie se dio cuenta de que en su discurso de toma de posesión, en 1999, Chávez mencionó a Hitler, dentro del contexto del anuncio de la convocatoria de la Constituyente, alertando que ésta no debía ser enredada en la "trampa constitucional", tal como los republicanos de Weimar habrían podido hacer con los designios del Führer, si éste lo hubiera permitido.


Ahora bien, ¿diez años después, esta conducta es una demostración de fuerza? No. Son actos de fuerza, porque la tiene en lo institucional y militar, pero no demuestran fortaleza sino la aprensión de quien sabe que la base popular se está derritiendo y que es "ahora o nunca". O nos doblega ahora o ya no lo podrá hacer jamás. El balón está en el
campo de quienes no queremos vivir en una sombría sociedad totalitaria.