domingo, 7 de diciembre de 2008

Extradición, verdad, justicia y reparación.

Por: Alfonso Monsalve Solórzano
almonsol@hotmail.com

Inmensas consecuencias para Colombia tiene el acuerdo al que llegó Mancuso en Estados Unidos con la justicia de ese país para no ser condenado a cadena perpetua y, en cambio, recibir una pena de hasta treinta años, susceptible de rebajas, pero que en todo caso, implicaría al menos diez años de prisión.
Como se sabe, en el acuerdo acepta el cargo de narcotráfico, admitiendo haber introducido 250 toneladas de cocaína en ese país; pero lo que es más importante, se compromete a entregar todos sus bienes para reparar a las víctimas que sus acciones violentas dejaron en los territorios en los que actuó en su trayectoria como cabecilla de las autodefensas y a continuar vinculado a la reconstrucción de la verdad, dentro de los procesos abiertos por la ley de verdad, justicia y reparación.

Este acuerdo da la razón al gobierno en su tesis de que la extradición de estos delincuentes no iba a ponerle un palo en la rueda, ni, mucho menos, a desmontar dicha ley y que no conduciría a la impunidad de los crímenes ligados a las violaciones de los derechos humanos de sus víctimas y a su reparación, como lo dijeron en su momento los críticos nacionales e internacionales -pesimistas de profesión, en el sentir del doctor Humberto de la Calle Lombana en sus declaraciones del viernes en RCN- quienes hicieron caso omiso de la afirmación gubernamental de que se había pactado con las autoridades norteamericanas que éstas facilitarían y contribuirían a que los procesos iniciados en cumplimiento de la mencionada ley colombiana, continuaran su marcha.

No hay que olvidar que la ley de verdad, justicia y reparación fue la primera de su tipo en el mundo, pues hasta su promulgación ningún país exigía este tipo de responsabilidades a los violadores de los derechos humanos de sus pueblos, por lo que los finales de los conflictos internos se hacían sobre la base de la total impunidad e indiferencia ante las víctimas.

Tampoco puede olvidarse que en su momento fue sometida a escarnio por los mismos críticos que se oponen ahora a la extradición de estos cabecillas con el argumento de que es un ardid de los amigos de los cabecillas de las autodefensas para evitar que paguen sus crímenes con los nacionales.

Con este fallo, todas esas críticas quedan acalladas. Con él, se internacionalizan la ley de verdad, justicia y reparación y se hace más efectiva. Exactamente lo contrario de lo que pregonaban los críticos, quienes tendrán dificultades en los organismos y foros internacionales para sustentar su sesgado punto de vista. Pero lo que es más relevante, queda claro que no tendrán cabida la impunidad, el olvido y el abandono de las víctimas.
Todos estos criminales deberán confesar, someterse a la justicia y reparar a sus víctimas, además de asumir sus responsabilidades por los crímenes cometidos en Estados Unidos. Ganan los dos países y la sociedad colombiana tiene un motivo de tranquilidad en esta época de tanta turbulencia.

En virtud del acuerdo entre los dos Estados, también se sienta un importante precedente. En muchos países hay en curso conflictos internos y es importante reglar el postconflicto para que sea lo más justo con las víctimas y lo menos traumático posible. Muchos de los actores de esos conflictos están ligados a redes internacionales de criminales. Sería un gran paso que esos países adoptaran sus propias leyes de verdad justicia y reparación y se establecieran acuerdos internacionales que permitieran su aplicación en otros estados.
Debate Nacional

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