lunes, 1 de diciembre de 2008

Ya no les gusta la justicia colombiana.

Por: Jaime Restrepo Vásquez.
Director de Atrabilioso.

Si hay un grupo político que defienda a capa y espada los desafueros en que incurren los jueces de la República, ese es el Polo Democrático Alternativo.

Basta con recordar que el mismo día de la Operación Jaque, en la que fueron liberados 15 secuestrados que permanecían en manos de las Farc, el Polo había convocado una marcha de respaldo a la Corte Suprema de Justicia. Ante la inminencia de una pobre, por no decir nula cobertura de los medios de comunicación a la marcha, el PDA decidió cancelar la manipulada protesta.

Es más: el mismo PDA fue uno de los abanderados en la defensa del paro judicial que perjudicó a miles de colombianos a los que se les negó el derecho fundamental a la administración de justicia.
Pues bien. Patricia Lara, ex candidata a la vicepresidencia del Polo, publicó una columna en la que felicita a Samuel Moreno y a su equipo por el manejo que le dio a la minga inútil que permaneció en Bogotá durante un par de días.

En esa columna, más allá de la zalamería a favor de la paupérrima administración polista de Moreno, llama la atención el cierre del texto: “Como en el caso de las arbitrariedades de la justicia contra Alfredo Molano, no podemos permitir que la prensa sea amordazada por la dictadura de los jueces”.

Es la primera vez en estos años de oposición virulenta y antropófaga, que uno de los miembros más representativos habla de dictadura de los jueces. Tradicionalmente han sido pocos los que han sostenido esa tesis, mientras recibían cualquier cantidad de ataques por cuenta de aquellos que consideraban a la justicia colombiana como un ente intocable y a sus miembros, como seres mitológicos incuestionables e infalibles.

¿Cuántas veces escuchamos que el Gobierno, y los que denunciábamos a los jueces, estábamos desconociendo fallos judiciales e irrespetando la majestad de la justicia?

Según parece, el entusiasmo del Polo, y de sus miembros, solo alcanza para las decisiones judiciales que se acomodan a sus intereses y que les suministran artillería en sus continuos y aburridores ataques contra el Presidente y el Gobierno en general.

Si la decisión judicial no les gusta, e incluso golpea a uno de los suyos como lo es Alfredo Molano Bravo, esa justicia que calificaban como el mayor baluarte en la defensa de la democracia pasa a ser un adefesio en el que los jueces son tenebrosos dictadores.

Por primera vez coincidimos en algo con el Polo Democrático Alternativo: Colombia padece, desde hace muchos años, una dictadura siniestra de los jueces, quienes amenazan a los ciudadanos que caen en sus fauces, aunque dicho sea de paso, cualquiera está en la mira de los “majestuosos” dignatarios judiciales.

Sin embargo, lo de Patricia Lara es solo la confirmación del pensamiento de Carlos Gaviria Díaz, quien fuera su jefe en el Polo Democrático Alternativo. En una entrevista concedida hace unos meses, el presidente del PDA aseguró que la Corte estaba obrando correctamente en los procesos por la parapolítica.

No obstante, más adelante, el mismo Carlos Gaviria habló de cacería de brujas en el caso de los vínculos de políticos con las Farc. Es decir: es loable perseguir a unos políticos por sus vínculos con el paramilitarismo, pero resulta condenable, peligroso y amenazante el que se intente castigar la asociación de otros políticos con las Farc y el ELN.

Esto tiene su razón de ser: si para Gaviria Díaz el terrorismo que practican las Farc son crímenes altruistas, no merece reproche alguno que los políticos de su bancada, y otros muy cercanos a sus intereses (léase Piedad Córdoba), busquen alianzas con esos filántropos del terror.

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