lunes, 15 de diciembre de 2008

La colombianización del ultrafeminismo radical.

Por: Jaime Restrepo Vásquez.
Director de Atrabilioso.

No es redundancia: hay personas que son simplemente feministas. Hay otras que llevan sus posiciones a los extremos y que desarrollan sus ideas en un combate permanente en el que detectan enemigos en los sitios más inesperados. Y el ultrafeminismo radical, que eleva el ultrafeminismo a una potencia casi infinita, encarnado en la figura menuda de Florence Thomas, la columnista de El Tiempo.

En días pasado, Florence Thomas demostró que su cruzada feminista se colombianizó. En su última columna, la señora Thomas amenazó al Polo Democrático Alternativo con abandonarlo y “seguir sola”, si ese partido acompañaba a Alejandro Ordóñez en su aspiración de convertirse en Procurador General de la Nación.

Para Florence, las convicciones religiosas del nuevo Procurador General de la Nación, a las que califica como retrógradas, son un peligro para la democracia, los derechos humanos y los intereses de la sociedad. Ordóñez no se ha posesionado, pero ya la señora Thomas asegura que actuará en detrimento de los derechos de las mujeres, de los homosexuales y de las identidades étnicas.

Ella está escandalizada de que el Polo transe con el Opus Dei y afirma que “es inadmisible que un movimiento que agrupa a una importante base de mujeres y de población LGBT pueda aliarse con los discípulos de Escrivá de Balaguer”.

Evidentemente en el proceso de colombianización que está padeciendo Florence Thomas, ella se muestra radical y amenazante porque su partido respalde a un hombre que prefiere un crucifijo a un cuadro de Francisco de Paula Santander y le generan un profundo malestar las creencias y prácticas religiosas del nuevo Procurador Alejandro Ordóñez.

Es más: amenazó con quitarse “la camiseta amarilla” si el Polo respaldaba, como ya lo hizo, al ex magistrado. Sin embargo, la muy colombiana Florence Thomas no ha musitado palabra al compartir partido con gente que secuestró y asesinó mujeres como el M-19 y se hace la de la vista gorda cuando Carlos Gaviria califica como delito altruista el reclutamiento de niñas para atender las necesidades sexuales de los comandantes y de las Farc.

Para Florence Thomas no hay problema en ponerse la misma “camiseta amarilla” de Yesid Arteta, el terrorista de las Farc que una vez cumplió con su condena, fue a parar al congreso ideológico del Polo Democrático Alternativo. Tampoco siente el menor resquemor de enarbolar la misma bandera del hermano de alias ‘Alfonso Cano’… esas, dirá la ultrafeminista radical, son indelicadezas menores frente a las creencias de un Procurador General de la Nación.

La ingenuidad e ignorancia de la señora Thomas son tan atrevidas que no se ha detenido a pensar que ella y las suyas y suyos respaldan a un partido que tiene los mismos principios y prácticas del estalinismo soviético, que persiguió de manera implacable, oficialmente desde 1930, a mujeres, homosexuales y lesbianas. ¿Sabrá Florence cuántos de los antecesores de los que dice defender, pasaron por las cárceles del comunismo soviético en la URSS y en Polonia, para solo mencionar dos casos?

Sin embargo, parece que la señora Thomas confunde la izquierda europea con ese engendro que han denominado la izquierda democrática latinoamericana, y en una visión benevolente, asegura que “si algo caracteriza a las izquierdas europeas hoy es su postura radical frente al debate moral y ético.” ¿Desde cuándo el Polo es asimilable a las izquierdas europeas de hoy?

Florence Thomas le exige a su partido que asuma una postura radical frente al debate moral y ético, pero antes de censurar a un ciudadano por sus creencias religiosas (simple intolerancia izquierdista) debería cuestionar con furor a su partido por no ser ni amigo ni enemigo de las Farc –como lo dijo el senador del PDA Jaime Duzán-, por mantener una posición tibia, vacilante y poco creíble frente a las acciones armadas del terrorismo, o frente al reclutamiento de menores y a la utilización de las mujeres como botín de guerra o sirvientas sexuales de los “distinguidos” mandos de las Farc.

Ese debería ser el debate moral y ético que la ultrafeminista radical tendría que estar exigiendo, pues mientras Florence está aterrada por la posibilidad de que el Procurador se interponga en temas como el aborto, el Polo califica como crimen altruista el obligar a abortar a las guerrilleras que resulten embarazadas.

Lo dicho: Florence Thomas se colombianizó y ahora exhibe sin pudor la doble moral que tanta sangre le ha costado a este país.

AL CIERRE: Quiero agradecerles a todos los miembros del Centro de Pensamiento Primero Colombia por la posibilidad de escribir en este blog. Dios mediante nos encontramos el próximo año en este mismo espacio, para seguir en el planteamiento y debate de las ideas que construyen democracia. Para todos, mis mejores deseos y que la Natividad sea fuente de inspiración integral en nuestras vidas.

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