martes, 5 de agosto de 2008

Después de la Operación Jaque, ¿qué?

Por Alejandro Peña Esclusa

La Operación Jaque, ejecutada impecablemente por las Fuerzas Militares de Colombia, no sólo logró la liberación de quince ciudadanos secuestrados por las FARC, sino demostró que el terrorismo se vence con actitudes audaces, valientes y eficaces, y no cediendo frente al chantaje.

Durante meses, el gobierno colombiano recibió todo tipo de presiones –nacionales e internacionales– para ceder, negociar o transar con las FARC. Políticos y personalidades de todas partes del mundo exigieron al presidente Uribe suspender las operaciones militares contra la guerrilla, otorgar beligerancia a los terroristas, renunciar al control de su propio territorio e, incluso, considerar a las FARC como un gobierno legítimo. Sin embargo, las autoridades colombianas se mantuvieron firmes, y continuaron desarrollando su estrategia militar, hasta lograr la liberación de Ingrid Betancourt y demás secuestrados.

La combinación de la Operación Fénix –que dio de baja al segundo hombre de las FARC, Raúl Reyes– y la Operación Jaque –que demostró la extraordinaria capacidad de inteligencia de las Fuerzas Militares– decretó la eliminación definitiva de las FARC. Pero todavía falta neutralizar a sus aliados políticos, que aparecen claramente registrados en el computador de Reyes.

El problema es el siguiente: los aliados de las FARC son presidentes en ejercicio, senadores, diputados, gobernadores, alcaldes y dirigentes políticos de toda América Latina. La lista es larga, e incluye a Hugo Chávez, Rafael Correa, Daniel Ortega, Evo Morales, el Frente Farabundo Martí de El Salvador, dirigentes del Partido de los Trabajadores del Brasil, miembros del Partido Comunista de Argentina, por citar sólo unos cuantos.

La Fiscalía colombiana no tiene la jurisdicción –ni la capacidad– para enjuiciar a tanta gente. Ni siquiera la INTERPOL puede afrontar semejante reto. Solamente una alianza entre todas las fuerzas democráticas del Hemisferio Occidental tiene el poder para enfrentar política y judicialmente a los cómplices de las FARC.

Por eso, urge promover la conformación de esta alianza. En mi humilde opinión, la responsabilidad de promoverla recae sobre los venezolanos, porque Chávez ha mostrado ser –sin ninguna duda– el principal aliado internacional de las FARC.

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