lunes, 4 de agosto de 2008

A propósito de un estudio electoral (II)

Por: Alfonso Monsalve Solórzano

Este artículo continuará analizando las afirmaciones de la doctora Claudia López en “la ruta de la expansión paramilitar y la transformación política de Antioquia”, contra personajes muy relevantes de la política antioqueña. Se tratará de demostrar que tales afirmaciones no tienen sustento empírico; que muchas son contraevidentes o falsas. O, lo que es peor, que son hipótesis sin ninguna sustentación, que demuestran ignorancia sobre la historia de la política antioqueña y que utiliza expresiones como “se intuye”, “es posible” u otras por el estilo, que no tienen valor probatorio, científico o judicial, pero que estigmatizan a personas respetables, sin haber realizado trabajo de campo alguno para verificar sus hipótesis, basadas en un concepto tan deleznable como el de ‘atipicidad’, sin definición explícita y aplicado a criterio de la autora.

En una situación tan compleja como la de Antioquia, la presencia guerrillera y paramilitar ha dejado terrible huella y el establecimiento de la verdad es una necesidad histórica. ¿Pero, con base en cuáles hechos la autora señala, por ejemplo, al doctor Álvaro Villegas Moreno de tener nexos con los paramilitares por haber tenido resultados ‘atípicos’, a nombre del Movimiento Nacional Conservador, MNC, que, acusa, no era de origen antioqueño, en Urabá (donde lo típico sería que ganaran los liberales), Nordeste y Magdalena Medio en 1997, zonas donde se daba la expansión mafiosa y paramilitar? (pp.142-143). No los dice. Pues bien, el doctor Villegas, presidente de la SAI, exalcalde de Medellín, exgobernador de Antioquia, exsenador, exconcejal de Medellín, expresidente del Directorio Nacional Conservador, tenía fuertes lazos políticos en todo el Departamento, resultado de su trabajo. Visitó, por ejemplo, a Urabá en más de cuarenta ocasiones y realizó allí importantes obras que beneficiaron a la población. López hubiera podido investigar sobre su trayectoria, pero no lo hizo. Y lo peor es que lo señala con una mera suposición, que además es falsa porque el MNC fue un respetable movimiento conservador de origen unionista: “Es posible entonces que los resultados obtenidos por el Movimiento Nacional en las elecciones de Antioquia y otras zonas del país a lo largo de las décadas del ochenta y noventa hubieran sido uno de los primero ensayos de esas dos organizaciones criminales de hacer notar su influencia electoral y política en territorios donde ya tenían gran influencia militar” (p.143).

De igual o peor manera trata al doctor Luís Alfredo Ramos, también de extracción conservadora unionista, quien tiene una gran trayectoria política: concejal de Sonsón en 1970, diputado a la Asamblea 1974-1976, representante a la Cámara 1982 -1990, Senador 1990-1991, alcalde popular de Medellín 1992 -1994, Senador 2002-2006, con 220.000 votos y fundador del movimiento Equipo Colombia. Ni apareció ayer ni tiene ningún antecedente penal.

López llama emergentes a partidos como Equipo Colombia, fundado por el gobernador, que surgen de escisiones de los partidos tradicionales. Esta emergencia no la explica, al menos parcialmente, por el fenómeno de la fragmentación electoral que la Constitución del 91 permitió y por las discrepancias internas en esos partidos, sino como consecuencia del avance del poder paramilitar, pues donde ganan, coinciden con votaciones atípicas (p.164). Ramos, decía, es de origen conservador, la tendencia predominante en Antioquia desde el Siglo XIX. Su actividad en la alcaldía de Medellín, de gran aceptación y recordación, como que fue elegido Mejor Alcalde de Colombia, le hizo ganar una gran corriente de opinión. Nadie puede explicar la gran cantidad de votos en 2007, especialmente en Medellín donde ganó y que es donde se deciden finalmente las elecciones, si no es por el gran caudal de votos de opinión, incluidos los de muchos liberales.

López critica a Ramos Botero por haber aceptado ciertos respaldos, pudiendo haber ganado sin ellos. Primero, la alianza con Alas, que tiene investigados por parapolítica a Álvaro Araujo con casa por cárcel, y a su sucesor Antonio Valencia, que hizo política en Antioquia, y a Oscar Suárez Mira, en preliminares. Recordemos que las responsabilidades penales son individuales y que aun no han sido vencidos en juicio. En general, ¿todo detenido por parapolítica es culpable? No, ya hay absoluciones. En cualquier caso, no se han podido encontrar responsabilidades políticas o penales del gobernador a pesar de que han escrutado con lupa sus actuaciones, azuzados por posturas como las de López. Segundo, el apoyo de políticos como César Pérez. La autora reconoce que éste ha sido acusado de delitos graves, pero que ha sido declarado inocente. ¿Entonces no se puede recibir respaldo de personas así, aún cuando están ejerciendo legítimamente la política (César Pérez es diputado actualmente)? Pérez no es santo de mi devoción, pero si apoyó el programa de Ramos ¿por qué no podía éste aceptar su respaldo? El representante Carlos Arturo Piedrahita, del grupo de César Pérez, ha sido vocero del Partido Liberal en la Cámara.

López guarda silencio respecto a la paraguerrilla mientras maltrata a personas como los doctores Ramos y Villegas, con falsas suposiciones carentes de fundamento empírico. Hacer claridad es, simplemente, un asunto de justicia con esas personas.

almonsol@hotmail.com

Publicado en: El Mundo, Medellín, 3 de agosto de 2008

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