Por Jaime Restrepo Vásquez
Ni se imaginen que el EP es el desacreditado apellido de las Farc… es mucho peor: significa Emisora Particular del clan totalitario de Hugo Chávez, esa que transmite solo la propaganda del régimen venezolano, de sus aliados en el exterior y también, ¡cómo no!, de sus socios en armas en Colombia.
Es la misma EP que prestó sus servicios para que el mundo conociera la versión oficial de la muerte de ‘Tirofijo’, con la producción completa del discurso de ‘Timochenko’, dos cámaras, switcher, micrófonos con pedestal y todo el aparataje necesario para tan “magno evento”.
Esa EP que ahora se rasga las vestiduras porque se utilizó su logotipo en la operación Jaque, asegurando que sus periodistas pierden credibilidad –como si alguna vez la hubieran tenido- y corren peligro –como si en el diccionario de los bandidos existieran las palabras lealtad y honor-; es la misma que publicó hace pocos días una entrevista con ‘Iván Márquez’ en la que nuevamente el narcoterrorismo anuncia que no habrá diálogo con el gobierno nacional.
Parece que la confianza entre las Farc y TELESUR EP quedó intacta después de la operación Jaque, y que sus “periodistas” no corren riesgo alguno al acercarse a los terroristas, pues no de otra manera se puede interpretar que un miembro del Secretariado les conceda una entrevista… un mal entendido entre socios se arregla con una llamada local en Caracas.
La entrevista no trae nada nuevo y, por el contrario, es la aburridora repetición del discurso panfletario y vacío de siempre. Dice ‘Iván Márquez’ que “la paz no es posible mientras el presidente Álvaro Uribe siga en el poder”.
Lo anterior resulta siendo un elogio para el gobierno Uribe, pues lo que está diciendo el terrorista es, ni más ni menos, que prefieren morir en un bombardeo que sentarse a negociar. Es más: Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’ está planteando la indigencia militar en la que vive el movimiento terrorista al punto de no arriesgarse a dialogar por carecer de los factores de presión que utilizaban las Farc cada vez que se sentaban en una mesa de diálogo.
Así mismo el terrorista reconoce de plano que este gobierno no hará concesiones, ni entregará zonas de despeje, ni los dejará respirar, ni les permitirá acercarse al poder y por eso para las Farc es una negociación en la que entran perdiendo y solo podrían conseguir una rendición sin muchos aspavientos.
Más adelante, ‘Iván Márquez’ asegura que “la solución política al conflicto solo es posible con otro Gobierno”. Primero persiste el lenguaje propagandístico de un conflicto que las Farc entienden como ellos contra Uribe, cuando lo cierto es que hay una amenaza terrorista –nacional e internacional- contra la democracia y el desarrollo de Colombia.
¿Qué tipo de gobierno se acomodaría a las necesidades de las Farc? Uno que claudique a favor de los secuestradores, que permita la expansión totalitaria, que siembre la semilla del asistencialismo populista, que reduzca el presupuesto militar para que la persecución no sea tan fuerte y que les permita tomar un nuevo aire y retomar la senda terrorista por la que han transitado durante tantas décadas sin que ningún gobierno tuviera la voluntad de enfrentarlos.
Lo que necesitan las Farc es un gobierno pusilánime cuyo líder vaya a tomarse fotos con ‘Alfonso Cano’ y les entregue más de 100 mil esclavos en una zona de distensión para premiarles el secuestro y la barbarie con concesiones de toda índole… nada más y nada menos que un gobierno rendido a las presiones “humanitarias”.
Eso si: ‘Marquez’ aseguró que la posibilidad del asilo político en Francia para los combatientes presos, “es una afrenta a la dignidad de los guerrilleros”. En otras palabras: los combatientes rasos, esos que sirven como carne de cañón y que en muchos casos no sobrepasan los 15 años de edad; deben permanecer en el monte mientras sus dirigentes disfrutan de la hospitalidad de gobiernos vecinos.
Lástima por los palurdos del monte y por esos niños reclutados a la fuerza, desmoralizados, atemorizados, enfermos y con hambre; quienes por las vanidades de sus jefes y de aquellos que emiten las órdenes, tendrán que enfrentar el inevitable destino de la muerte.
Ni se imaginen que el EP es el desacreditado apellido de las Farc… es mucho peor: significa Emisora Particular del clan totalitario de Hugo Chávez, esa que transmite solo la propaganda del régimen venezolano, de sus aliados en el exterior y también, ¡cómo no!, de sus socios en armas en Colombia.
Es la misma EP que prestó sus servicios para que el mundo conociera la versión oficial de la muerte de ‘Tirofijo’, con la producción completa del discurso de ‘Timochenko’, dos cámaras, switcher, micrófonos con pedestal y todo el aparataje necesario para tan “magno evento”.
Esa EP que ahora se rasga las vestiduras porque se utilizó su logotipo en la operación Jaque, asegurando que sus periodistas pierden credibilidad –como si alguna vez la hubieran tenido- y corren peligro –como si en el diccionario de los bandidos existieran las palabras lealtad y honor-; es la misma que publicó hace pocos días una entrevista con ‘Iván Márquez’ en la que nuevamente el narcoterrorismo anuncia que no habrá diálogo con el gobierno nacional.
Parece que la confianza entre las Farc y TELESUR EP quedó intacta después de la operación Jaque, y que sus “periodistas” no corren riesgo alguno al acercarse a los terroristas, pues no de otra manera se puede interpretar que un miembro del Secretariado les conceda una entrevista… un mal entendido entre socios se arregla con una llamada local en Caracas.
La entrevista no trae nada nuevo y, por el contrario, es la aburridora repetición del discurso panfletario y vacío de siempre. Dice ‘Iván Márquez’ que “la paz no es posible mientras el presidente Álvaro Uribe siga en el poder”.
Lo anterior resulta siendo un elogio para el gobierno Uribe, pues lo que está diciendo el terrorista es, ni más ni menos, que prefieren morir en un bombardeo que sentarse a negociar. Es más: Luciano Marín, alias ‘Iván Márquez’ está planteando la indigencia militar en la que vive el movimiento terrorista al punto de no arriesgarse a dialogar por carecer de los factores de presión que utilizaban las Farc cada vez que se sentaban en una mesa de diálogo.
Así mismo el terrorista reconoce de plano que este gobierno no hará concesiones, ni entregará zonas de despeje, ni los dejará respirar, ni les permitirá acercarse al poder y por eso para las Farc es una negociación en la que entran perdiendo y solo podrían conseguir una rendición sin muchos aspavientos.
Más adelante, ‘Iván Márquez’ asegura que “la solución política al conflicto solo es posible con otro Gobierno”. Primero persiste el lenguaje propagandístico de un conflicto que las Farc entienden como ellos contra Uribe, cuando lo cierto es que hay una amenaza terrorista –nacional e internacional- contra la democracia y el desarrollo de Colombia.
¿Qué tipo de gobierno se acomodaría a las necesidades de las Farc? Uno que claudique a favor de los secuestradores, que permita la expansión totalitaria, que siembre la semilla del asistencialismo populista, que reduzca el presupuesto militar para que la persecución no sea tan fuerte y que les permita tomar un nuevo aire y retomar la senda terrorista por la que han transitado durante tantas décadas sin que ningún gobierno tuviera la voluntad de enfrentarlos.
Lo que necesitan las Farc es un gobierno pusilánime cuyo líder vaya a tomarse fotos con ‘Alfonso Cano’ y les entregue más de 100 mil esclavos en una zona de distensión para premiarles el secuestro y la barbarie con concesiones de toda índole… nada más y nada menos que un gobierno rendido a las presiones “humanitarias”.
Eso si: ‘Marquez’ aseguró que la posibilidad del asilo político en Francia para los combatientes presos, “es una afrenta a la dignidad de los guerrilleros”. En otras palabras: los combatientes rasos, esos que sirven como carne de cañón y que en muchos casos no sobrepasan los 15 años de edad; deben permanecer en el monte mientras sus dirigentes disfrutan de la hospitalidad de gobiernos vecinos.
Lástima por los palurdos del monte y por esos niños reclutados a la fuerza, desmoralizados, atemorizados, enfermos y con hambre; quienes por las vanidades de sus jefes y de aquellos que emiten las órdenes, tendrán que enfrentar el inevitable destino de la muerte.
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