jueves, 7 de agosto de 2008

¿Pagarán justos por pecadores?

Por Álvaro Navas
El Tiempo, agosto 6 de 2008

En el proceso de la 'parapolítica', la sociedad colombiana, queriendo expiar violencias ignoradas, dio plena credibilidad a no pocas acusaciones formuladas sin un acervo probatorio suficiente. Corresponde ahora a la justicia proceder a un enjuiciamiento objetivo, desapasionado y ponderado de las circunstancias concretas de cada congresista a fin de establecer su inocencia o culpabilidad.

Uno de los casos más emblemáticos, por la carga simbólica que representa, es el de Álvaro Araújo Castro, cuyo juicio se inició esta semana. Proceso de enorme presión mediática y política, que en sí mismo constituye un enorme contrasentido si examinamos las premisas que lo soportan.

Básicamente, la acusación 'parapolítica' se infiere de votaciones "anormales" o atípicas en municipios bajo fuerte control paramilitar y que fueron determinantes para garantizar la elección de outsiders con ningún o muy bajo reconocimiento político.

No es el caso de Álvaro Araújo, que en el 2002 era ya un congresista con amplia trayectoria. Sus resultados electorales no indican atipicidad alguna, pues revelan un crecimiento sostenido, elección tras elección, de apenas cuatro puntos porcentuales.

Otra omisión mayor fue la de desestimar la ubicación geográfica de sus votos. Mientras los 'parapolíticos' confesos concentraron su votación en municipios con baja presencia estatal, fuerte control paramilitar y en donde se observaron resultados anormalmente altos -es decir, por encima del 75 por ciento- los de Araújo provienen de distintas regiones de Colombia, esencialmente centros urbanos ajenos al control paramilitar.

Así, 33.000 colombianos de distintas regiones le dieron su apoyo -de los cuales la mitad en Bogotá-, que sumados a los 17.533 votantes de Valledupar lo posicionaron como un político de respaldos esencialmente urbanos. Logrando en el Cesar el 52 por ciento y en el resto del país el 48 por ciento, sus resultados hablan por sí solos. Álvaro Araújo fue elegido con votos nacionales de origen urbano y no por los votos supuestamente constreñidos en pequeños municipios del Cesar.

¿Cómo justifican, entonces, este proceso inaudito contra Álvaro Araújo? Primordialmente, por las votaciones alcanzadas en seis municipios del sur del Cesar en donde logró resultados juzgados como atípicos, por ser superiores al 30 por ciento, que apenas representaron el 13 por ciento del total de sus votos y que por demás tampoco eran controlados por el bloque norte de las autodefensas. Sin hablar de que cualquier análisis del comportamiento electoral indica que es perfectamente normal que un candidato obtenga más del 30 por ciento de los votos en un pequeño municipio, donde 80 votos pueden representar mas del 50 por ciento.

En otras palabras, las votaciones mayoritarias cuestionadas a Araújo se explican por tradición política, ausencia de competidores fuertes del Cesar, por el bajo potencial electoral de los municipios y por sus propias capacidades electorales. Igual valor demostrativo adquieren las segundas y terceras votaciones en estos municipios, pues señalan que fueron alcanzadas esencialmente por candidatos de otros departamentos, para no mencionar que los indicadores de abstención en estos municipios se acercaron al 50 por ciento, lo que permite descartar la idea del constreñimiento.

Igualmente explícitos son los resultados de la elección del 2006 al indicar un incremento sustancial en el departamento y votaciones por encima del 30 por ciento en 14 municipios del Cesar. Esta situación es radicalmente diferente a la de candidatos caracterizadamente identificados como 'parapolíticos', cuyas votaciones se cayeron después de la desmovilización paramilitar.

La conclusión que se impone es apenas lógica: la conspiración 'parapolítica' en el Cesar -de existir en el 2002- no sólo no favoreció a Araújo Castro, sino que, contrario a lo que se afirma, le representó un grave perjuicio como lo prueban sus resultados sensiblemente superiores en el 2006.
¿Acaso la única forma de hacer justicia es condenar, aunque paguen justos por pecadores?

* Abogado y politólogo

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