viernes, 15 de agosto de 2008

¿Si Serpa le hubiese ganado a Uribe?

Por: Raúl Lombana Hernández
Si el interrogante hubiese sido afirmativo, hoy fuéramos un remedo de país comunista. La reflexión de hoy, tiene como propósito hacer una conjetura sobre lo que hubiese sido del país en estos momentos, en caso de que los resultados electorales de 2002 hubiesen arrojado resultados diferentes de los que se dieron. Si Horacio Serpa hubiese ganado las elecciones de 2002, hoy los que detentaban el poder hubiesen seguido descuadernando a este país.
El ex presidente Samper, quien se había empeñado en lograr la elección de su máximo escudero en el proceso 8000, hubiese tenido el manejo del país. Los integrantes de la logia anti-Uribe hoy, vivirían en su mundo de fantasía, disfrutando de las mieles del poder. Mientras, ellos se regodearían en la Casa de Nariño, el país se desmoronaría. Si Horacio Serpa hubiese ganado las elecciones de 2002, hoy los grupos terroristas tendrían más control territorial que en el pasado.
Las carreteras del país se mantuvieran desiertas, se habrían convertido en vías fantasma. Ante el temor de los retenes instalados, por parte de los grupos terroristas, la población no saldría a ningún lado. Si Horacio Serpa hubiese ganado las elecciones de 2002, hoy la economía del país estuviera desmantelada.
La industria nacional no existiera. La producción hubiese caído a sus niveles más bajos. Hoy, los exportadores no tendrían nada que exportar. Afortunadamente, el pueblo colombiano no sucumbió ante el deseo mezquino del séquito del ex presidente Samper, el cual está conformado por magistrados, periodistas y algunos senadores. En buena hora, el colombiano del común descubrió quienes eran los culpables de la debacle del país. Por eso, el pueblo colombiano acompañó al mandatario actual. De ahí, que se tejan alianzas malévolas entre sectores de oposición con el propósito de atacar al presidente Uribe. El país, actualmente, se encuentra atravesando una serie de eventos que por ratos hacen olvidar lo que fue aquella Colombia antes de las elecciones de 2002.
Hoy, por cuenta de la parapolítica, la Corte, en contubernio con los grupos minoritarios -que encarnan a la oposición- ha pretendido durante más de 2 años mantener al país en ascuas. Tratando, infructuosamente, de querer engañar al pueblo colombiano. Sus acciones van dirigidas a minar los avances que se han obtenido en el país en muchos frentes, especialmente, en el tema de la seguridad. El pueblo colombiano no olvida lo que se vivía en este país en la década pasada hasta mediados del año 2002.
Sin lugar a dudas, Colombia era una nación sufrida hasta llegar al extremo. Los grupos terroristas de todos los pelambres se ensañaron en contra de la sociedad colombiana. El caos y la anarquía se habían apoderado del país. Aún se mantienen frescos los recuerdos de cuando el pueblo colombiano era arrinconado por estos grupos armados ilegales. Las pescas milagrosas convirtieron a las ciudades en grandes centros de retención. El temor a ser secuestrado en el mejor de los casos, porque en el peor podría ser haber sido asesinado; obligó a que los colombianos se mantuvieran casi que secuestrados en las grandes ciudades. La presencia del estado era nula. Los colombianos de esas zonas, consideradas rojas, fueron abandonadas a su suerte. La poca inversión social, que era destinada por el gobierno central, iba a parar a las alforjas de los grupos ilegales.
El desmedro administrativo era tal, que los órganos de control no tenían acceso a las administraciones territoriales. Los ataques en contra de la infraestructura del país eran sistemáticos. Diariamente, alguna población del país era doblegada. La escasa presencia militar en esas regiones, las convertían en campos de exterminio. Los habitantes de esas regiones eran sometidos a cualquier clase de vejámenes por los grupos ilegales.
El estancamiento en el terreno económico y social llevó a que muchos municipios del país fueran un remedo de un país comunista tipo Cuba. La oposición ha utilizado a la Corte Suprema de Justicia como una trinchera. Desde allí, disparan “morteros” en contra de la institución presidencial. Da risa ver cómo, ahora, respaldan a la Corte. Este respaldo no es gratuito, obedece al deseo de perturbar los avances que se han hecho en el país. Hoy, algunos opositores ante la contundencia de los avances en muchos frentes, se ven abocados a tocar temas que no son propiamente sus fortalezas.
Hoy, cuando se ve a la oposición preocuparse por la economía, causa risa. Hoy, cuando se ve a la oposición respaldando a la Corte Suprema de Justicia, causa risa. El pueblo colombiano aún recuerda los desafueros de la justicia. El poder judicial, al igual que el poder legislativo siempre ha estado en el ojo del huracán. El colombiano del común no olvida los casos de corrupción que se dan al interior del poder judicial. La justicia selectiva, que siempre ha imperado en el país, hoy ha motivado a la Corte a querer blindarse, para eso recurre a la trapisonda. Por algo, en la sabiduría popular se habla de que la justicia es para los de ruana. La expresión anterior resume el sentir del colombiano del común.
La oposición, aliada con la máxima instancia judicial, ha pretendido enlodar los avances que se han dado en el país. Están empecinados en torpedear los logros obtenidos, tratando, infructuosamente, de pringar al presidente Uribe con el caso de la parapolítica. El pueblo colombiano se pregunta: ¿Dónde estaba la Corte Suprema de Justicia cuando se cometían todos los desafueros en contra de la sociedad colombiana? La posición de la Corte y la oposición es política. Ante la falta de respaldo popular actúan en contravía.
Aún están frescos, en la memoria del colombiano del común, los recuerdos de la toma del palacio de justicia por parte del grupo terrorista del M19. Da risa hoy, ver cómo su máximo dirigente en el Senado -Gustavo Petro- se rasga las vestiduras, dizque respaldando a la Corte: ¡Qué tal! Así que, menos mal que, para el bien de Colombia, las cosas no se le dieron a Serpa. Hoy, a pesar de las vicisitudes que aún se mantienen, el país sigue luchando para borrar esos recuerdos del pasado. El pueblo colombiano sigue apoyando la gestión del presidente Uribe. La ñapa: La Corte sigue “mamándole gallo” al país. La FARC-política la metió en el congelador. Aún sigue dando palos de ciegos en el proceso de la Parapolítica. El interés político en atacar al gobierno del presidente Uribe raya en lo delictuoso.

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