jueves, 26 de febrero de 2009

La tentación proteccionista

Por Andrés Espinosa Fenwarth

Portafolio, Bogotá

 Febrero 26 de 2009

 

 

Dicen que la historia frecuentemente se repite, pero el problema de fondo es que sus lecciones no siempre se aplican. Esta parece ser la consigna que explica el evidente resurgimiento del proteccionismo comercial actual, que se propaga como lo hiciera a comienzos de los años treinta. En aquél entonces, la depresión económica se agravó por la Ley Smooth-Hawley de 1930, que incrementó los aranceles en 50 por ciento a casi 20.000 productos.

 

El Congreso de Estados Unidos prendió las alarmas este mes al aprobar como parte del paquete de estimulo económico (American Recovery and Reinvestment Act of 2009), la sección 1604 que contiene la controvertida disposición Buy American o compre americano, la cual prescribe que los fondos de esta ley destinados a infraestructura solo podrán ser usados si el hierro y el acero son originarios de Estados Unidos.

 

El proyecto de ley se encuentra actualmente en la fase de conciliación de las versiones aprobadas por la Cámara de Representes y el Senado, previo a la firma del presidente Barack Obama, que por cierto no apoya esta providencia. Obama dijo en una entrevista para la cadena ABC, que esta medida era "fuente potencial de una guerra comercial que no podemos enfrentar ahora que los flujos de comercio se hunden en todo el planeta". La reunión del G-7 realizada el fin de semana pasado en Roma, también fustigó esta disposición. El ministro de Finanzas de Alemania, Peer Steinbrück, declaró que "vamos a tener que hacer todo lo que sea posible para asegurarnos que la historia de los años treinta no se repita".

 

El Cono Sur también está que arde por la batalla comercial entre Brasil y Argentina; en particular por las medidas que este país austral tomó en noviembre de 2008 en materia de licencias de importación, precios de referencia para 800 productos y el aumento de los productos 'vigilados'. Brasil respondió con fuerza en enero de este año con la implementación de licencias previas aplicables a 17 sectores que representan entre el 60 y el 70 por ciento de los intereses comerciales de Argentina.


El resultado de lo anterior ha sido el desplome del 46,1 por ciento en el comercio bilateral en el primer mes de 2009. En Brasil, las decisiones adoptadas por Argentina fueron tomadas como una barrera clásica de corte proteccionista. Los representantes de la industria brasileña aclararon que "tenían que responderle a Argentina con la misma moneda", y en este escenario de la Ley del Talión, nadie gana, todos pierden.

En Europa también se palpa la tentación proteccionista. La UE decidió hace un mes reintroducir los subsidios a las exportaciones de productos lácteos que había abandonado en junio del 2007, determinación que generó una ola internacional de protestas de los países exportadores de productos agrícolas. En Francia, el Gobierno del presidente Sarkozy anunció esta semana un paquete de ayudas de 6.5 billones de euros para el sector automotriz francés, bajo la condición que no inviertan en el extranjero y privilegien el empleo local.

Al final de cuentas, el mayor riesgo actual, además de la pérdida de confianza global, es el regreso del proteccionismo comercial.

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