domingo, 8 de febrero de 2009

Volvieron

Por: Fernando Londoño Hoyos 

El Colombiano

Febrero 8 de 2009

Muchos no volvieron nunca. Y no solo los 11 diputados asesinados por la guerrilla, a mansalva y sobre seguro, que es como prefiere esas hazañas, sino miles que murieron en la soledad y el abandono, sin que queden de ellos restos para enterrar en cristiano, ni siquiera noticia para el dolor irreparable o la esperanza. Antes, cuando no había llegado el Presidente Uribe, eran por lo menos tres mil infelices compatriotas los arrancados cada año de su hogar y del calor de sus amigos, para quedar enterrados en vida, a merced de estos salvajes. Ahora la cifra no pasa de trescientos, todavía demasiados para los que puede soportar el corazón. Pero cada año se ahorran dos mil setecientas tragedias de ese estilo, lo que parece muy poco a los doctores Jara y López, para quienes el Presidente y su Ejército y su Policía no hacen nada por los colombianos en desgracia. Tampoco saben que cada año los "Gaulas" rescatan con vida decenas de víctimas, que vuelven a sus casas sanos y a salvo. Mejor, quieren ignorarlo, porque según el libreto de la señora Córdoba, cada acción militar de rescate es una sentencia de muerte.


Otros de aquellos ignorados pudieron volver. En la ruina física, en la quiebra económica, en la más espantable crisis de fe, en condiciones lamentables de desequilibrio emocional. Para ellos no hubo páginas en los diarios, ni micrófonos, ni ferias, ni fiestas, ni el espectáculo de los "Colombianos por la Paz", o por las Farc, que solo se ocupan de las penas del prójimo cuando es rentable compadecerse de ellas.


Hoy mismo, cuando asistimos al teatro televisado a propósito del conmovedor regreso de nuestros dos compatriotas, Jara y López, miles de otros conciudadanos se encuentran en la terrible condición que ellos acaban de dejar atrás. Muchos habrán muerto ya. Pero nadie lo sabe y acaso jamás llegue a saberse. Parte del éxito en las negociaciones de las Farc envuelve esa eventualidad. Para que las bolsas se abran y las voluntades se entreguen. La estrategia del terror es siempre la misma. Y para todos ellos, nuestros felices rescatados no han tenido una palabra amiga ni una propuesta cordial. Porque la solidaridad de sus rescatistas de extrema izquierda no alcanza sino a los que pueden servirles de propaganda.


Es muy grato ver en sus casas a los que volvieron. Nos complace la emoción de sus amigos y el sentimiento de que vuelvan hermanos nuestros a la dignidad de los seres libres. Pero esa emoción no pude privarnos del sentido de la crítica y de la santa virtud de la advertencia. Por cuya práctica sabemos que las Farc nunca hacen algo bueno sin contraprestación a la vista. Chávez y la Córdoba, y los demás miembros del comunismo vergonzante, deben tener lista la factura de cobro. Que comprenderá un buen despeje, con un largo diálogo que prepare el ablandamiento de la sociedad colombiana, ahora más probable cuando es posible que en unos cuantos meses no sea Álvaro Uribe Presidente de Colombia.


Los que volvieron traen un mensaje claro y un propósito inocultable. El mismo que predica Luis Eladio Pérez, y con el que trató de cautivarnos Íngrid Betancourt, desde su dorado retiro de París. Y con todo el afecto que nos mueve hacia quienes han sufrido tanto, tendremos que negarles la propuesta. Porque implica condenar a muchos miles a su misma suerte. O talvez que la condena se extienda a la Nación entera.


Nuestra hermana Venezuela es un país secuestrado, como los cubanos lo están hace cincuenta años. Y no vamos a seguir ese destino. Tenemos a la guerrilla moribunda y acariciamos el ideal de un país sin droga y sin bandidos en armas. Por eso nos hemos levantado, en un clamor unánime, en defensa de nuestro Presidente, vapuleado por los que volvieron y sobre todo por los que los trajeron. Que vale tanto como ensayar nuestra propia defensa.


Antes de que los mamertos nos hayan despojado, entre zalemas y sofismas, de todo lo que más amamos, bien vale descubrir la trampa y deshacer el lazo, que en eso de anudarlos son especialistas.

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