Juan José Perfetti Del Corral
El colombiano, Medellín
Noviembre 27 de 2009
En medio de la crisis mundial y frente a las noticias tranquilizadoras de que las principales economías del mundo, como es el caso de Japón y Estados Unidos, comienzan a dejar atrás la profunda recesión económica que debieron enfrentar en estos últimos años, en Colombia hay anuncios y eventos que muestran cómo hay sectores que piensan cómo mejorar la capacidad productiva del país recurriendo a la innovación y, por ende, logrando mayores niveles de productividad y competitividad.
Ello es así, no obstante las predicciones pesimistas que hace la Cepal, a través de la economista Graciela Moguillansky, cuando señala que la tendencia futura de Latinoamérica es, a 50 años, África.
En particular, la preocupación de la reconocida economista tiene que ver con que los países latinoamericanos no están trabajando lo suficiente para ser competitivos. Esto la lleva a preguntarse ¿cuáles son los recursos que se están poniendo para impulsar los nuevos sectores? ¿Cuáles son los recursos en innovación para que ayuden a mejorar procesos y a crear nuevos productos? ¿Cuáles son los recursos para difundir y comercializar en el mundo lo que se está haciendo?
La lacónica y contundente respuesta de la señora Moguillansky es "nada, no hay nada de eso en la región, por eso cada vez está peor".
Para los mismos días en que la economista de la Cepal dibujaba un panorama tan sombrío, en la ciudad de Medellín se firmaba la creación del Centro de Innovación y Negocios con una inversión total de 245.000 millones de pesos.
Con la meta de ser una potencia mundial en ciencia, tecnología e innovación, el Centro ha definido como sus líneas estratégicas la cultura de la innovación, la internacionalización, el acceso a mercados y a capital y la gestión de la innovación.
Pero el Centro de Innovación y Negocios responde a una estrategia aún más ambiciosa que tiene la ciudad en materia de CT+I y de emprendimiento y que incluye, entre otras cosas, la creación de fondos de apoyo a la innovación y el emprendimiento, al igual que el desarrollo de clusters especializados en las cinco actividades estratégicas de la ciudad: energía, construcción, textiles y confecciones, turismo de negocios y salud.
La estrategia que está adoptando la ciudad de Medellín en materia de innovación pareciera ir en la dirección correcta, pues es claro que el desarrollo productivo basado en la innovación tiene un sentido local más que nacional y que, por tanto, el papel de los gobiernos locales resulta, dado un adecuado marco institucional de incentivos y de apoyos generales establecido por las políticas nacionales, determinante de los avances que se logren en materia de innovación y de productividad.
Adicionalmente, el desarrollo y la consolidación de los clusters están, enteramente, en manos de los actores locales.
De esta manera, la ciudad, al promover clusters especializados e impulsar la creación de activos de innovación que apoyen el desarrollo de dichos clusters y empresas, está haciendo una apuesta muy promisoria como lo muestran diversas regiones y ciudades alrededor del mundo y como lo recomienda el profesor Michael Porter en su teoría acerca de los clusters y la competitividad basada en la innovación.
Sin lugar a dudas, en la ciudad de Medellín y en algunas otras del país se encuentran empresas que tienen la innovación como práctica común en su quehacer diario y, en algunas de ellas, no sólo éste es un proceso formal, sino que además han logrado crear una cultura de la innovación.
Pero, infortunadamente como lo señala la Cepal, el país está lejos de hacer de la innovación una práctica común de su sector productivo. Esto realza la importancia del esfuerzo que en CT+I hace Medellín.
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