Carlos Gustavo Gómez
El Universal, Cartagena
Noviembre 29 de 2009
El 20 de noviembre, Hugo Chávez, en una de sus alocuciones, dijo que el monstruo de Zimbabwe, Robert Mugabe y el fallecido dictador de Uganda, Idi Amín eran sus hermanos ideológicos. En relación a Idi Amín, agrego que él, a estas alturas no cree que este fuera caníbal, sino que había sido un gran patriota.
Aunque Chávez es un personaje sorprendente, estas declaraciones causaron estupor en el mundo entero. Según afirma Frank Goldberg, en su obra “Idi Amín Anatomía de un tirano”, este déspota nació en 1925, en la actual Uganda, en un poblado de la tribu de los kakwa. A los 18 años se enroló en el Ejército Colonial Inglés, en el cual obtuvo el grado de sargento. En 1966, Obote, presidente de facto de Uganda, lo nombró jefe de las fuerzas armadas. En un viaje de éste a Singapur, Amín le dio golpe de Estado y prometió lo que siempre dicen los dictadores, que haría una revolución social y que pronto habría elecciones libres.
La realidad fue que al mes disolvió el Parlamento, cerró los periódicos y se autoproclamó: “Su Excelencia, el Mariscal Idi Amín Dada, presidente vitalicio de la República de Uganda”. En cuestión de seis meses líquido a todos sus opositores y diezmo a varias tribus hostiles. Se le atribuyen a su régimen más de 300.000 muertos.
Sus excesos le valieron el apodo del “Calígula africano”. Creo que a su apellido Amín, habría que agregarle la letra “M”, ya que tuvo más de 30 concubinas (sin contar las amantes de ocasión) y 45 hijos. Otro “atributo” de Amín era el canibalismo, decía que le fascinaba comer muslo al carbón.
Para 1978, la economía de Uganda estaba en la ruina y entonces inventó una guerra contra Tanzania para lograr algo de cohesión interna, pero le salió el tiro por la culata. Las tropas de Tanzania ganaron la guerra y entraron victoriosas a la capital, Kampala, el 11 de abril de 1979 y lo derrocaron. En cuanto a Mugabe, Chávez dijo que la burguesía se reía de él, pero que lo cierto es que ha sido un luchador popular.
La verdad es que este dictador ha liquidado a más de 20.000 opositores y ha arruinado a su país tras 28 años en el poder. Zimbabwe tiene la inflación más grande de la historia, al punto de que hay billetes de 100 billones y existe según la ONU una hambruna generalizada. No obstante el dictador y su sequito hacen fiestas esplendorosas, como una en la cual celebró sus 85 años, en la cual se sirvieron 4.000 porciones de caviar, 3.000 patos y champán francés entre otras exquisiteces.
El postre de la alocución de Chávez fue decir que el terrorista Carlos Ramírez (El Chacal) era un luchador revolucionario al cual la Policía francesa había secuestrado en Sudan. La reacción de Francia, el 24 de noviembre, fue contundente: “Carlos para nosotros es un terrorista”. Hay una coincidencia entre estos tres personajes y Chávez: su odio hacia los judíos, inquina en que lo acompaña su amigo, Ahmadinejad, presidente de Irán.
Después de oír semejantes disparates, a Hugo Chávez, con estos desplantes retóricos, le va a pasar -como dice Petkoff- como a Chacumbele, un personaje de una canción cubana interpretada por Miguelito Valdés, que decía que el “mismito se mato” o tal vez le suceda lo que dice Esquilo, en Prometeo Encadenado: “A la lengua intemperante se le aplican castigos”.
*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.
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