Jaime Jaramillo Panesso
El Mundo, Medellín
Noviembre 30 de 2009
Las andanzas del descangallado Primer Ministro de la República Islámica de Irán, Mahmmoud Ahmadineyad, por varios países del “socialismo bolivariano”, nos deben poner a pensar en la alianza diabólica de quienes se toman así mismo como Libertadores del mundo.
Irán es una teocracia donde el verdadero poder, la instancia decisoria de los asuntos públicos y privados, está en manos de los ayatolás, y en particular en uno solo de ellos. Los ayatolás son sacerdotes del culto musulmán que se apoderaron del gobierno, después de la caída del régimen militar y modernizante del Sha de Persia, Reza Phalevi en 1979. Este gobernante persa se consagró como realeza persa, la cual data desde Ciro el Grande del siglo VI. En la vida política y social de Irán siempre ha existido, en la era moderna, enormes pujas y conflictos por el petróleo. Una de esas crisis con el Reino Unido, determina el reemplazo del Sha por el Ayatolá Jomeini. El pueblo iraní apoyó el cambio, mas nunca pensó que instalaría en el poder a la más cruda autoridad cuya base legal es la religión y las inmodificables normas sagradas del Corán.
La ocupación abusiva con militares iraníes de la Embajada de los Estados Unidos en la capital, Teherán, en el mismo año de 1979, dio inicio a la confrontación que dura de manera escalonada hasta hoy. La muerte de Jomeini, diez años después, eleva a los más altos cargos a otros oficiantes del rito: Rafsanjani, Khamenei y Katami. Este último ejerce la presidencia que entregará al ex alcalde de Teherán, Ahmadineyad, 2005. Y helo aquí en los palacios presidenciales de Brasilia, Caracas y La Paz, luciendo su desgreñada pinta de reelegido en unas elecciones fraudulentas. Las protestas masivas de la oposición iraní, que es también ultranacionalista, pero laicista, han sido reprimidas con claras violaciones a los derechos humanos. Varios disidentes han sido condenados a muerte y ejecutados.
En el prontuario del Presidente iraní existen cargos que comparte con sus ayatolás protectores, en el grado de lesa humanidad, como la voladura del Centro Cultural de los israelíes en Buenos Aires, donde murieron 35 personas. Además financia, arma y apoya dos grupos terroristas: Hamas en terrenos palestinos y Hezbolá en terrenos libaneses, que no solo atacan a Israel en tregua o sin tregua, si no a sus propios nacionales que no se someten.
Irán está desarrollando la bomba nuclear con fines militares y agresivos que podrían conducir a una catástrofe universal, pues sus objetivos, explícitamente señalados por Ahmadineyad, son los Estados Unidos e Israel. Sobre este tipo de armamento, la ONU se ha pronunciado de manera negativa. Chávez comparte esta posición, pero no está en condiciones de obtener la bomba atómica. En cambio puede ofrecer bases para los cohetes. Ese es el camino que vino a abrir el Presidente iraní, como en 1961 lo hizo en Cuba la Rusia Soviética. ¿Cómo explicar desde el “socialismo” y desde la revolución “bolivariana”, que defienden los chavistas de Latinoamérica, incluyendo a los polistas y una fracción del liberalismo colombianos, esta alianza inmoral contra nosotros, alianza de un régimen teocrático, ultraconservador, represivo y criminal con los presuntos revolucionarios y progresistas del siglo XXI? ¿El reduccionismo antimperialista permite que para acusar a Colombia, se importe y aplauda, en la Bolivia de Evo, “el minúsculo”, y en la Babilonia de Lula, “el tigrillo del Amazonas”, al Presidente de un estado que desafía y ofende el Derecho Internacional? Dime lo que piensas y te diré a quien invitas.
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