domingo, 29 de noviembre de 2009

Otra condena a Irán

Editorial

El Mundo, Medellín

Noviembre 29 de 2009

Acogemos la resolución de la AIEA como un paso adelante y como un triunfo indiscutible de la política impulsada en esta materia por el presidente Obama.

La agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA, el organismo de vigilancia nuclear de Naciones Unidas, expidió el viernes una resolución de condena a la política de Irán en esa materia, en la que expresa “su preocupación” porque el régimen de Teherán sigue “desafiando las exigencias de la comunidad internacional”, la principal de todas, la cancelación por completo del programa de enriquecimiento de uranio. La AIEA critica la construcción, sin previo aviso, de una nueva planta de enriquecimiento de uranio en la ciudad de Quom, al suroeste de Teherán, que muchos expertos consideran que, por su tamaño, no resulta creíble que pertenezca a un programa nuclear civil y con fines pacíficos. EEUU y algunos de los países más poderosos de Europa han expresado sus sospechas de que Irán está trabajando en un programa nuclear militar clandestino, con miras a poseer la bomba atómica. Las sospechas se acentuaron con la revelación, en septiembre pasado, de ese segundo sitio de enriquecimiento de uranio que Irán venía construyendo en secreto desde hace dos años y que se vio obligado a divulgar ante a presión internacional.

La resolución insta a las autoridades iraníes “a suspender inmediatamente la construcción de su nueva planta”, porque con ella “reduce el nivel de confianza sobre la ausencia de otras instalaciones y crea dudas sobre si existen otras planta nucleares en Irán que no han sido declaradas”. La decisión de la AIEA no implica sanciones inmediatas pero sí provee de mayores argumentos al Consejo de Seguridad de la ONU para que actúe en consecuencia, aparte de que marca un paso adelante en los esfuerzos de los líderes mundiales por poner en cintura al régimen iraní y evitar que - ¡Dios no lo quiera! – un puñado de extremistas y fanáticos corone su proyecto de desarrollar un arma nuclear para amenazar, no sólo al Estado de Israel, dado el furioso antisemitismo del señor Ahmadinejad, sino al mundo entero. De hecho, las recomendaciones de la Agencia pasan a estudio del Consejo de Seguridad que, como se sabe, ha aprobado hasta el momento tres rondas de sanciones a Irán que incluyen la prohibición de realizar intercambios comerciales con materiales nucleares, así como restricciones financieras y de viaje, que prácticamente han resultado inocuas como medio de presión.

La resolución de la Junta de Gobernadores de la AIEA, donde están representados 35 países, tiene varios aspectos destacables. Uno, que se trata de la primera vez en tres años que ese organismo emite un pronunciamiento específico sobre el programa nuclear iraní, pues en este tiempo la presión ha estado fundamentalmente a cargo de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, que son las que han impulsado las sanciones en el seno del Consejo de Seguridad. Más importante aun es que las cuatro potencias occidentales consiguieron, en este caso, el voto favorable de Rusia y China, sin que eso implique, según los entendidos, que éstas vayan a apoyar necesariamente nuevas sanciones en el seno del Consejo de Seguridad, pero sí es una prueba de que la contumacia del régimen iraní comienza a exasperar incluso a quienes podrían ser sus eventuales aliados, o al menos neutrales, en caso de que Occidente se viera obligado a pasar de la vía diplomática a otra más contundente. De hecho, el presidente Obama, el líder occidental que mejor ha entendido la situación, ha notificado en varias ocasiones que después de un escalamiento en las sanciones económicas y políticas al régimen de Teherán, no se excluía, en último término, la utilización de la fuerza si finalmente no se conseguía nada a través de la diplomacia. Lo que se prevé, a partir de esta decisión de la AIEA, es que las sanciones sobre las que ha venido trabajando el gobierno norteamericano lleguen a afectar los sectores energético y financiero de Irán, incluyendo un eventual veto a las inversiones en el mercado del petróleo y del gas, y restricciones a los bancos que hasta ahora no se han visto afectados.

Nos llamó la atención la manera como se votó la resolución, cuyo texto fue preparado por Alemania y apoyado unánimemente por el Grupo de los Cinco - Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido –. De los 35 miembros, 25 votaron a favor, tres lo hicieron en contra (Cuba, Venezuela y Malasia), seis se abstuvieron (Turquía, Pakistán, Afganistán, Brasil, Sudáfrica y Egipto) y Azerbaiyán abandonó la reunión antes de que se votara la resolución. Que Cuba y Venezuela hayan votado en contra es apenas lógico, dada la manifiesta solidaridad de sus gobiernos con su homólogo iraní en esta materia. En cuanto al voto de Malasia es un poco extraño, y sólo podría explicarse por su condición de país islámico. En cuanto a las abstenciones, es muy probable que los que comparten fronteras con Irán prefieran hacerse al margen para no ser objeto de su “santa ira”. En cambio, en el caso del Brasil del señor Lula Da Silva, su aspiración a convertirse en un miembro permanente del Consejo de Seguridad podría sufrir un revés con esta abstención, que lo deja mal parado con los más poderosos miembros de ese organismo, aparte de que su amigo Ahmadinejab no debe haber quedado muy contento, luego del abrazo de hace una semana en que le dijo que Irán estaba en su derecho de tener un programa nuclear con fines pacíficos.

Acogemos, pues, esta resolución de la AIEA como un paso adelante y como un triunfo indiscutible de la política impulsada en esta materia por el presidente Obama.

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