Editorial
El Mundo, Medellín
Noviembre 23 de 2009
El conocimiento (¿una filtración?), al finalizar la semana pasada, del contenido del concepto del Consejo de Estado sobre la no vigencia de la norma de 1999 que establecía la franja para las empresas generadoras de energía eléctrica, ha reavivado el proceso de enajenación de las acciones que
Sea lo primero manifestar nuestro acuerdo con la solicitud presentada por el gerente de EPM, doctor Federico Restrepo, para que los ministros de Hacienda y Minas renuncien al privilegio de mantener reservado el concepto del contencioso-administrativo por cuatro años y lo den a conocer de inmediato, generando así transparencia en el proceso de venta que ha entrado en una etapa definitiva, según el interés reiterado del Gobierno por contar con esos recursos presupuestados.
En la discusión sobre cuál debería ser el comprador de Isagen, y con ella el control del 16% de la capacidad instalada del sistema interconectado nacional, los voceros de las multinacionales privadas que en los años noventa adquirieron la mayor parte de las empresas públicas generadoras de energía, se valen de una confusa resolución de
Contra esa determinación, con visos de ilegalidad en tanto tendría nombre propio, se alega el perjuicio que traería a empresas que pretendan legítimamente crecer aumentando su capacidad de generación eléctrica en un país que tiene en ese sector uno de sus potenciales más prometedores. Pero muy especialmente se señala que el problema de la posición dominante no estaría en que una empresa pudiera llegar a tener la mayor capacidad de generación sino en que abusara de esa situación, lo que se podría evitar mediante el adecuado ejercicio del control por parte de
Confiamos, pues, en que la preferencia manifestada hace varios meses por el presidente Uribe en el sentido de que EPM adquiera a Isagen, se pueda concretar ahora que se ha resuelto el principal escollo jurídico planteado por los Ministerios de Hacienda y Minas. Y aunque seguimos lamentando que sea necesaria la enajenación de activos para enfrentar el déficit fiscal de
Como lo habíamos manifestado el pasado agosto, esta venta implica el riesgo de ingreso de nuevos dólares por la vía del endeudamiento público, que también es el menor si el comprador es EPM, por la presión que tal hecho ejercerá sobre el revaluado peso. Pero dada su inminencia, es preferible que se haga de manera tal que evite que el Estado se desprenda del control de empresas que “tienen ese gran valor añadido de pertenecer a sectores estratégicos de cuyo control no debería desprenderse jamás por estar en juego la seguridad y la estabilidad del país y, en el caso en comento, nada menos que en el espinoso tema de las tarifas de energía eléctrica para mover la industria y atender la demanda de los hogares colombianos, que no pueden estar a merced de los intereses particulares, cuanto más si son extranjeros”.
Ahora, con la compra de Isagen por EPM “se mantendría al menos un equilibrio entre privados y públicos en el control de la generación y la distribución de energía eléctrica” y se conservaría para el país la posibilidad de convertirse en exportador a los vecinos. Son estas, pues, razones de sobra para que se atienda la solicitud que ha hecho EPM para que se aprovechen las garantías de ley para hacer la venta directa y para el Gobierno la solución de su problema de caja sin poner en riesgo activos estratégicos para la seguridad y el desarrollo del país.
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