Carolina Leal Pinzón
Vanguardia Liberal, Bucaramanga
Noviembre 25 de 2009
Hace tres años, los diarios internacionales manifestaban que Irán podría tener material suficiente para una bomba nuclear en el 2009. Finalizando este año, Irán sostiene que sus instalaciones de enriquecimiento de uranio sólo están hechas para producir combustible para reactores de energía nuclear. Sin embargo, queda la duda no solo a la AIEA (International Atomic Energy Agency) o la ONU (Organización de las Naciones Unidas), sino a todos los que nos genera incertidumbre sobre la visita del presidente Iraní a países latinos de izquierda. Además, la preocupación sobre la tecnología utilizada para producir combustible dirigidas a centrales nucleares, que también puede usarse para enriquecer uranio en niveles lo suficientemente elevados como para generar una explosión nuclear. Analizando esta situación, estoy segura de que Irán tiene muchas razones para no querer solo tener una planta nuclear generadora de combustible para fines pacíficos.
Por ejemplo, en primer lugar, Mahmoud Ahmadinejad considera a EU como su mayor enemigo. Desde muy joven fue miembro de la Asociación de Estudiantes Islámicos y el 4 de noviembre de 1979 participó en el asalto a la embajada de los Estados Unidos en Teherán, lo que generó la “Crisis de los rehenes”. El Presidente de Irán ha sido un fundador de la revolución islámica, él se ha referido al estado judío como “una mancha nefasta” que “debería ser borrada del mapa”. Irán ha sido un país muy golpeado por la violencia y por ataques sistemáticos durante ocho años por parte de Irak. Por ende, Irán ha estado desarrollando y realizando prácticas en aviones militares indetectables por radares con misiles capaces de transportar cargas nucleares hasta Israel.
En segundo lugar, sus constantes amenazas que expresan textualmente: “Esta revolución islámica trata de alcanzar un gobierno mundial”. Irán arroja esas declaraciones porque sabe que es un país rico en recursos petroleros, gasíferos y poseedor de una buena ubicación geoestratégica, lo que despierta ambiciones políticas y económicas no solo por parte de los occidentales, sino también de los mismos iraníes.
Por último, el crecimiento del poder iraní es alarmante cuando sus actividades se enfocan en desatar una guerra mundial. Dicha visita de Ahmadinejad a los países latinoamericanos es impulsada por el “Loco Chávez”, quien quiere expandir sus “ideales socialistas” en el mundo Por ende, es de ir creyendo la posibilidad de que el enriquecimiento de uranio en Irán pueda generar una guerra nuclear
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