Editorial
La Patria, Manizales
Noviembre 28 de 2009
Definitivamente el 2009 pasará a la historia como uno de los peores años en la caficultura colombiana. Por cuenta de una climatología pocas veces tan adversa y una disminución coyuntural del área sembrada en el país, este año tendremos, según cifras oficiales, un volumen de producción que escasamente superará los ocho millones de sacos, la más baja en los últimos 35 años.
Hoy en día, a quienes menos mal les ha ido han visto caer la cosecha de sus fincas en un 30% frente al año pasado, que tampoco fue destacable en cuanto a su producción. Pero eso no es lo único malo, pues a la baja cantidad de granos se le han sumado una proliferación inusitada de la broca y el ataque de la roya, que en algunas zonas como el oriente de Caldas ha sido devastador.
Ante este panorama tan oscuro, que terminando el mes de noviembre, en el que se esperaba que mejorara la recolección por cuenta de la cosecha, y que no apareció en ninguna parte, el Gobierno decidió un paquete de ayuda que atiende a las más sentidas solicitudes de los caficultores.
Las medidas anunciadas, que sirven para anticiparse con buenas noticias al LXIII Congreso Cafetero que se inicia la semana entrante, apuntan a otorgar alivios a las deudas de los pequeños y medianos caficultores, que incluyen el perdón de hasta el 50% de créditos de los minifundistas, y siempre y cuando el monto no supere los 3,5 millones de pesos, hasta el perdón total para las acreencias de quienes estaban en el PRAN cafetero y que cobija a más 13 mil cultivadores.
También hay ayuda para los llamados cafeteros empresariales, consistente en reducciones en los intereses que tengan pendientes. Lo anterior se suma a los subsidios en las compras de fertilizantes y al nuevo precio mínimo de sustentación para la cosecha del año entrante en 650 mil pesos, disponible para quienes aseguren su producción pagando una prima de seguros equivalente a mil pesos por arroba.
Claro que así como hay que celebrar la decisión y la amplitud del respaldo ofrecido por el Gobierno a un gremio que ha sido fundamental para el desarrollo social del campo, también hay que lamentar que la Federación de Cafeteros haya estado tan despistada en sus pronósticos de producción este año, y sólo ante la evidencia innegable de los hechos ha tenido que aceptar el error garrafal de este año en sus predicciones.
No han sido pocas las veces que los cafeteros en estas mismas páginas advirtieron del desastre que se avecinaba. No fue tampoco fácil que la institucionalidad cafetera reconociera problemas tan graves como el que está sufriendo la zona oriental de Caldas por cuenta de la roya, en donde el sostenimiento de la cultura cafetera es crucial para mantener a raya la proliferación de cultivos ilícitos.
Lo importante ahora es que las ayudas prometidas lleguen sin demoras ni contratiempos a los cafeteros para que la mano amiga del Gobierno pueda servir como salvavidas en momentos en que el agua estaba empezando a pasar del cuello.
Hay que esperar que los anuncios de buen clima para el inicio del año entrante, sean además de un régimen de sol y de lluvias que favorezca una buena producción del grano, también señal de recuperación de la confianza de los cultivadores en su producto que ha sido insignia en esta región.
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