sábado, 14 de noviembre de 2009

La reforma a la salud en EEUU

Paloma Valencia-laserna

El País, Cali

Noviembre 14 de 2009

Esta reforma es de inmensas proporciones. El sector representa un sexto de la economía de ese país, que siendo sólo el 4% de la población mundial consume el 52% de las drogas de prescripción del orbe. El sistema actual es altamente costoso, así como los seguros médicos. Muchos americanos -que no tienen seguro- buscan acceso en ‘emergencias’, saturando la capacidad de respuesta y quedan con deudas astronómicas.

Se pretende otorgar una cobertura para el 96% de los estadounidenses, sin distingos de ingreso o salud. Las preexitencias, por ejemplo, será eliminadas y no podrán cobrarse primas más altas a partir de las historias clínicas de los pacientes. Así mismo, la industria de la salud perderá la dispensa según la cual las leyes antimonopolio referidas a especulación de precios, manipulación fraudulenta de licitación y asignación de mercados no le eran aplicables. Aquellos que no tomen el seguro de salud de acuerdo con los requerimientos estatales estarán obligados a pagar un impuesto.


Según muchos analistas, la reforma tendrá un costo de US$1,2 billones en una década. El Mandatario estadounidense sostiene que la reforma es prioritaria en el contexto de la crisis económica, pues son cada vez más los americanos que pierden su empleo y su casa y que no tienen acceso a salud. Los detractores señalan que la situación fiscal de EE.UU., al igual que la crisis, no son un buen contexto para la reforma, pues puede afectar las ya restadas arcas y producir impactos económicos depresivos. El Presidente insiste en que no crecerá el déficit ni afectará la economía.


Uno de los grandes temores en la reforma es si la calidad de la salud se verá desmejorada en el largo plazo. En ese país hay aproximadamente 760.000 médicos, con una formación promedio de diez años. Hay encuestas que afirman que muchos médicos considerarían abandonar la práctica en caso de que la reforma fuera aprobada. La cuestión es si la reforma desincentivará la medicina y muchos jóvenes optarán por profesiones más rentables.


Otro de los temas en debate es la creación de una aseguradora de salud que pertenezca al Estado. Los partidarios esgrimen que el mal servicio de las privadas será mejorado a través de la competencia; como la función de esta nueva entidad no será el lucro, proveerá un mejor servicio al cual tendrán que ajustarse las privadas.


Existe una prohibición según la cual los recursos federales no pueden usarse en la financiación del aborto. La inclusión, en la reforma, de los subsidios para aseguradoras que hoy en día lo incluyen generó un acalorado debate. Finalmente, se prohibió la financiación, excepto para los casos de violación, incesto o donde corra peligro la vida de la madre; aunque no es muy significativo, pues en el 2001 sólo el 13% de los abortos realizados en el país fueron cubiertos con seguros médicos. Fue esta decisión la que permitió que muchos demócratas que no están de acuerdo con el aborto votaran a favor de la reforma, que fue aprobada por
la Cámara de Representantes en una votación estrecha de 220-215. El debate pasa al Senado.


Estos temas llaman a la reflexión sobre nuestro sistema, donde las preexistencias aparecen incluso en el cambio de seguro y se dice que el 60% de las EPS del país dejarían de prestar sus servicios por falta de recursos, por una deuda de $500.000 millones que tendría el Estado con las EPS por el Plan Obligatorio de Salud.


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