Editorial
Noviembre 14 de 2009
En Caldas, a pesar de los problemas, hay ganas, interés y capacidad para sobreponerse a los mismos y que la gente está dispuesta a salir adelante con la ayuda oficial y con el interés colectivo.
No todo en Caldas son problemas. En el Departamento, a pesar de las dificultades, muchas de las cuales viven otros entes territoriales del país, se viene dando una importante consolidación agropecuaria que tiene su fuerza en la capacidad asociativa de los productores.
De esta manera campesinos, grandes y pequeños, entre ellos algunos frustrados cafeteros agobiados por problemas económicos, pero pletóricos de optimismo, han acudido a la consolidación de cadenas productivas para sacar mejor provecho de sus tierras y garantizar significativas ganancias, evitando los intermediarios, responsables de encarecer los alimentos.
El interesante panorama quedó al descubierto con la presentación el pasado miércoles en este Diario del trabajo de Agenda y que se tituló ‘Se sueltan las cadenas productivas’. En dicho informe queda en evidencia el compromiso y la dedicación conque miles de familias se la juegan por la producción de alimentos aprovechando características como la cercanía de tierras, la ubicación geográfica, factores que complementan con decisiones como la asociación a partir de los productos y la comercialización directa.
De esto se encuentran destacados ejemplos en los distintos puntos cardinales del departamento, aunque el oriente muestra un especial empuje lo que puede tener explicación en la fuerte crisis que ha golpeado allí a los cafeteros, la recuperación en cierta forma de la tranquilidad y la paz que por años fueron esquivas, y el apoyo de programas sociales que la gente ha sabido aprovechar de la mejor manera.
Resulta sin duda significativo que hoy una 6 mil 600 familias de Marquetalia, Pensilvania y Samaná, las mismas que hace unos tres años decidieron erradicar de manera voluntaria los cultivos de coca que los armados ilegales les obligaron a sembrar en sus parcelas, sean las que estén enfocadas en siembras de café, caña, fríjol, pastos, yuca y frutales, además de tener gallineros, marranos, vacas y otros productos en sus huertas caseras que les sirven para su autoabastecimiento.
Estos grupos y asociaciones productivas han podido prosperar no sólo por su dedicación y entrega, fundamentales para el éxito alcanzado, sino gracias al apoyo que en algún momento recibieron de programas públicos como Familias Guardabosques y de fundaciones privadas como
Así, tras superar los duros momentos del conflicto y las secuelas de este, las familias se han agrupado para crear grupos los cuales les garantizan la siembra, la producción, la cosecha, el procesamiento y la venta de lo que es suyo, dejando a un lado los intermediarios.
En esta región hay cadenas productivas identificadas como las de café, cacao, caucho, miel de abejas, peces, caña panelera, ganado vacuno, plátano, fique y plantas aromáticas, mientras en Pensilvania que es fuerte en producción láctea ya hay una asociación que acopia y comercializa la leche del oriente, además de producir quesos, yogures y postres.
Marquetalia hace lo propio con la panela, y Manzanares sueña con su planta frutícola.
En la zona norte tampoco se quedan atrás y ya se ven asociaciones que trabajan e impulsan cadenas de plátano, leche y fique, mientras el occidente se ha concentrado en el plátano al punto que hoy exporta a gran escala.
En Caldas, a pesar de los problemas, hay ganas, interés y capacidad para sobreponerse a los mismos y que la gente está dispuesta a salir adelante con la ayuda oficial y con el interés colectivo. Por eso la necesidad imperiosa de que se lleve a feliz término la pavimentación de las principales vías para que ellos puedan sacar sus productos a los mercados.
Otro elemento esencial en la consolidación de ese revivir agropecuario que se viene dando está en la seguridad. Si las autoridades mantienen firmes en su empeño de acompañar y garantizar tranquilidad en las zonas urbanas y rurales el empuje de la gente, el aprovechamiento del campo y la capacidad asociativa de las personas seguirá en crecimiento y eso es lo que necesitan Caldas y el país.
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