martes, 17 de noviembre de 2009

"Militares de honor"

Por Vicente Torrijos

El Nuevo Siglo, Bogotá

Noviembre 16 de 2009



Dicen las Farc en su panfleto electrónico que “para suerte de Colombia y orgullo de América Latina aún hay en la institución militar no pocos hombres que preservan inmaculado el sagrado honor militar”.


Y tienen toda la razón. Pero se quedan ingenuamente cortas. Porque si de fuerzas ejemplares se trata, esas son las Fuerzas Militares de Colombia: combaten a diario contra el terrorismo para proteger al ciudadano y preservan a la democracia de las amenazas intencionales que pululan en el vecindario.


Particularizando cada vez más, las Farc tratan de endulzarles los oídos a los soldados de la patria con esos cantos de sirena amoratada, famélica y confinada al otro lado de la frontera: “cuenten con nosotros”, les dicen, “no sólo para defender la soberanía patria sino para construir una ‘Colombia Nueva’, si se atreven”.


Caballeroso gesto, habría que admitirlo, pero absolutamente fútil, desfasado de la realidad y delirante, es decir, propio de cualquier mentalidad delincuencial.


A diferencia de lo que hicieron las guerrillas de Mao cuando enfrentaron al invasor japonés y lucharon codo a codo con los nacionalistas, los secuaces de Cano son cómplices de Ortega, Chávez y Correa en la intención de contaminar la democracia con su revolución de medio pelo.


Asimismo, las Farc olvidan que ya desde comienzos de 1999, cuando el generalato en pleno se pronunció al unísono contra la república independiente del Caguán, los militares colombianos se atrevieron a construir
la Colombia Nueva, inaugurada formalmente con la Política de Seguridad Democrática.


En otras palabras, el destierro, la persecución intensiva y la parálisis operacional que padecen, están produciendo en los sobrevivientes del Secretariado alucinaciones estratégicas sólo comparables con las que salen a flote en cualquier emisión de su programa favorito, ‘Aló, Presidente’.


Si bien es cierto que esta práctica epistolar no es nueva y que ya hace varios años el propio Tirofijo se deleitaba firmando misivas para coroneles y generales, toda esa energía reprimida, toda esa frustración íntima que deben sentir los cabecillas por no llevar puesto el uniforme de
la República sino el disfraz del maleante, los está llevando a malbaratar los pocos recursos (ideológicos) de que aún disponen en las alacenas.

Situación que se agrava aún más en este momento clave de la historia del conflicto irregular, cuando en la mente de los guerrilleros rasos, en vez de redactar romanticonas esquelas, lo que debe estar primando es cómo diablos se las arreglarán para guarecerse de la tecnología de punta que ya se está comenzando a manejar desde Malambo, Apiay, Tolemaida, Larandia y Palanquero.

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