domingo, 8 de noviembre de 2009

Nuevo Sindicalismo y huelga S.A.

Jaime Jaramillo Panesso

El Mundo, Medellín

Noviembre 8 de 2009

Nacido de las desérticas y cavernosas griterías del sindicalismo burocrático, dominado por la mamertocracia, nace el Nuevo Sindicalismo. Duro de parir por que hay clavos que sujetan a sindicatos y sindicalistas a un modelo donde los privilegios no permiten romper con la petrificación, es decir, con el viejo sindicalismo que es conservador en su ética y en su conducta, aunque la palabra exprese la radicalidad de la lucha de clases y la destrucción del capitalismo, clásica manera de vestir los hábitos del redentor de las masas oprimidas, mientras el cuerpo y el cerebro se mantienen en el formol del manzanillismo electoral, de las componendas en los comités obrero-patronales y en las negociaciones de los pliegos de peticiones.

¡Ah! Los dulces privilegios de los permisos sindicales que consagran vacacionar todo el año sin volver a marcar tarjeta. Y los viáticos para asistir a congresos, tertulias, cursos, talleres y reuniones de la confederación y del partido. Y las invitaciones internacionales para combatir al “neoliberalismo”, para apoyar al Foro de Sao Paulo y sus bacanales georeferenciadas. Y las denuncias sobre hipotéticos atentados y amenazas para obtener del Estado, al que atacan y denigran todos los días, protección con carro blindado, gasolina gratis y escoltas trasnochadoras.

El nuevo sindicalismo se expresa en organizaciones como Sintraempaques, el Sindicato de Textiles Rionegro o el Sindicato de Profesionales de las Empresas Públicas de Medellín. Es más, la CGT, confederación nacional que dirige Julio Roberto Gómez ha dicho, en un lúcido discurso con motivo de los 55 años de existencia de Sintraempaques, que el Nuevo Sindicalismo se gesta en la CGT, lo cual es un paso decisivo en el movimiento sindical colombiano. Un compromiso que se consolidará bajo las estrategias y propuestas del Nuevo Sindicalismo, como las siguientes:

1. Contrato sindical, figura jurídica que permite a la organización sindical actuar como intermediadora para la mano de obra. De esta manera se evitan formas ajenas de enganche laboral y contribuye a calificar los empleos y a participar en la selección de los nuevos trabajadores.

2. Modificar la relaciones de confrontación con la empresa y convertirse en defensores de la existencia de ella bajo la reflexión de que sin empresa no hay trabajadores y sin trabajadores no hay sindicato. Se rechaza la política sindical de sojuzgar a los empresarios con desgaste y sometimiento a exigencias económicas insostenibles que llevan a la quiebra y al cierre de pequeñas, medianas y grandes factorías. Se utilizaría la huelga en casos excepcionales, pero no como arma que declara la muerte del capital y las empresas bajo la ideología de calificarlos como “enemigos irreconciliables de la clase obrera”.

3. Cambiar el pliego de peticiones por el pliego de ofrecimientos.

4. Estimular y apoyar los Tratados de Libre Comercio que permitan la ampliación del mercado, más allá de las fronteras. Estos tratados benefician al capital y al trabajo nacionales, por cuanto son los operarios de fábricas y empresas de servicios que transforman materias primas y compiten en un mundo globalizado. Los sindicatos de empleados del estado no producen mercancía ni agregan plus a las materias primas. Sin embargo son la mayoría de esa gran minoría que componen la masa de afiliados a los sindicatos.

5. Promoción y apoyo al Pacto Social como instrumento de cohesión nacional que ayude al diseño de una nación integrada en democracia.

6. Refutar el fatalismo y las prácticas negativas del sindicalismo burocrático y de sus escuelas asesoras, que usan las estadísticas fúnebres para autocalificarse de víctima y obtener prerrogativas y aportes internacionales, sin desconocer la violencia que segó vidas a manos de paramilitares y guerrilla. (Nadie sabe, no obstante, qué piensa o propone el sindicalismo hoy sobre reparación, reconciliación, posconflicto y paz).

El Nuevo Sindicalismo será, sin duda, acusado por la mamertocracia de “patronista, revisionista, traidor, paramilitarista y enemigo del internacionalismo proletario y del socialismo Siglo XXI”. Advertidos están. Pero habrá de dar la cara a la nación, engatusada desde 1917, para denunciar las malas prácticas sindicales de quienes se llenan la boca hablando del “pueblo sufrido”, cuando solo representan el 2% de los 18 millones de trabajadores colombianos en una población de 46 millones de habitantes.

1 comentario:

lcadavid dijo...

Doctor Jaime Jaramillo con relacion a su comentario en el periodico el MUNDO le quiero compartir lo siguiente SINTRACONTEXA, una organizacion sindical de industria tiene firmado un Contrato Sindical con la empresa Leonisa S.A. con 1300 personas, su comentario es acertado solo que en relacion con nuestro papel no es el de Intermediacion sino otra forma de Contratacion colectiva, los trabajadores que ejecutar su labor son afiliados al sindicato por lo tanto no son un tercero son ellos mismos el sindicato que contrata, por lo tanto son dos, empresa y sindicato.

Gracias

Luis Fernando Cadavid
Presidente de SINTRACONTEXA