jueves, 5 de noviembre de 2009

¿Qué busca Irán en LA?

Editorial

El Mundo, Medellín

Noviembre 4 de 2009

Eso no es lo más grave, pues al fin y al cabo cada país es libre de aliarse y buscar amigos donde quiera.

A pesar de las cada vez más insistentes denuncias del Gobierno israelí, secundado por altos funcionarios del Departamento de Estado, por instituciones que investigan las realidades del terrorismo en el mundo y por analistas internacionales de amplio reconocimiento, ni en Colombia ni, en general, en los países por fuera de la órbita del Alba, parece haber mayor preocupación por la creciente influencia del régimen fundamentalista iraní en el subcontinente, ya no sólo en el terreno diplomático y económico, legítimo por lo demás, sino en plan desestabilizador de gobiernos que no comulguen con su extremismo y arbitrariamente calificados como “peones de brega” del “imperialismo” norteamericano y del “sionismo” israelí por la activa dupla Chávez-Ahmadinejad.

La más reciente advertencia es del viceministro israelí de Asuntos Exteriores, Dani Ayalon, quien acusó el martes a Chávez de haber “convertido” a su país en una “base de avanzada iraní en el continente” americano. “El alcance del régimen iraní no termina en Oriente Medio. Es global, y llega también a África y a América Latina”, dijo el funcionario ante diplomáticos y periodistas en la sede del “Centro Jerusalén de Asuntos Públicos”, un grupo de estudios estratégicos con sede en esa ciudad.

Una denuncia semejante y mucho más amplia, había hecho en julio de este año, en su visita a Bogotá, la directora para América Latina de la Cancillería de Israel, Dorit Shavit, quien alertó acerca de que, detrás de las misiones diplomáticas, “llegan también células del Hezbollah”. Dijo que “Irán empezó con células de esa organización terrorista en la frontera entre Argentina y Paraguay y conocemos que en los últimos años se formaron células en La Guajira colombiana”. Nunca se supo qué atención merecieron de nuestras autoridades esas denuncias, que seguramente documentó la funcionaria en sus entrevistas oficiales, y que luego ratificó, a fines de julio, en su visita a Bogotá, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Liberman, en cumplimiento de una gira por Brasil, Argentina, Perú y Colombia, con el manifiesto propósito de contrarrestar la creciente influencia de Ahmadineyad en la región.

El 20 de octubre pasado, Jack Terpins, presidente del Congreso Judío Latinoamericano, en el marco del Congreso Judío Mundial en Jerusalén, que analizó los temas de mayor relevancia de la agenda judía mundial, dijo que “Irán intentó penetrar en Europa y ahora lo está intentando, cada vez más, con América Latina. Frente a esto, debemos tener mucho cuidado”. Y agregó: “Venezuela es un puente de entrada para Irán en la región. Estamos alertados porque también hay una gran frecuencia de vuelos entre Caracas y Teherán y la situación en general es peligrosa”.

Pero el más documentado ensayo que encontramos sobre el tema es el titulado “La penetración iraní en América Latina”, publicado el 4 de julio pasado por el Dr. Ely Karmon, Investigador Académico Senior del Instituto Internacional Contraterrorismo y del Instituto de Política y Estrategia del Centro Interdisciplinario Herzlyia, de Israel. Lo primero que llama la atención del experto es la activa y estrecha amistad entre los presidentes Ahmadinejad y Chávez. El primero “debe amar el trópico”, según The Miami Herald, porque desde su asunción al poder en el 2005 “ha pasado más tiempo en América latina que el presidente Bush”, y el segundo, ha realizado ocho visitas oficiales a Irán lo que hace que está en el gobierno de Venezuela.

¿Qué busca Ahmadinejad en América Latina? Él mismo lo responde en alguno de sus discursos: “... en lugar de responder pasivamente hacia el intento de Estados Unidos de aislar a Irán y convertirse en el jugador dominante en la región de Medio Oriente, Irán debería movilizarse, agresivamente, en el propio terreno de Estados Unidos como medio para ponerlo nervioso o, al menos, proponérselo”. Para Karmon es evidente que Ahmadinejad busca apoyo en América Latina para contrarrestar las presiones de Estados Unidos y Europa en relación con su proyecto de convertirse en potencia nuclear y para ello qué mejor que “metérsele al rancho” – como decimos en Colombia –, contraatacando al Imperio en su propio hemisferio y “desestabilizando a los gobiernos amigos de Estados Unidos a fin de negociar, con Washington, desde una posición de mayor fortaleza”.

Eso no es lo más grave, pues al fin y al cabo cada país es libre de aliarse y buscar amigos donde quiera, y en su ofensiva diplomática, Irán abrió, en los últimos dos años, nuevas embajadas en Chile, Colombia, Ecuador, Nicaragua y Uruguay, a más de las de Venezuela, Argentina, Cuba y Bolivia, y hoy es invitado permanente del Alba, como país observador. Lo grave es que Irán es “el Estado más activo auspiciante del terrorismo” en el mundo, según un estudio reciente del Departamento de Estado de EEUU, citado por Karmon, donde también se documentan casos que ilustran “una historia de terrorismo en este hemisferio”. El atentado suicida de la Embajada de Israel en Buenos Aires (1992) podría decirse que fue el primer ataque terrorista islámico en el hemisferio occidental. Aunque aún debe ser oficialmente esclarecido, la mayor parte de la evidencia apunta a Hezbollah. Y el del 18 de julio de 1994, en el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina, que dejó 85 muertos y 300 heridos. Ese atentado terrorista fue el de mayor número de víctimas en la historia de la Argentina, y resultó ser el de mayor número de víctimas judías, a causa del terrorismo, fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial.

Hay suficiente motivo, pues, para preocuparnos.

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