lunes, 2 de noviembre de 2009

Respuesta a una pregunta de ascensor

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 1 dde 2009


Le tengo terror a encontrarme en un ascensor con algún conocido que me lance la pregunta típica: ¿y como estás viendo la cosa? Piso 6, 8, 12... ¡y uno va para el 23! La única respuesta posible es: ¿muy enredado todo, no?

Pero en estos días la pregunta de ascensor se ha complicado: Ala, ¿y tú crees que la Corte Constitucional le dé el permiso al referendo? Jaime Castro, ex constituyente, opina que es el asunto más complejo que ha tenido que resolver la Corte en sus 18 años de existencia. Y no le falta razón. Sus magistrados, de entrada, tendrán que examinar los siguientes tres problemitas, que no son de poca monta.

El primero, si el Congreso podía cambiar la redacción del texto del referendo, del 2014 al 2010, con el argumento válido de que la gente dio su firma para lo primero, pero creía estar aprobando lo segundo. Y aunque la lógica indica que el Congreso debe poder introducir cambios en los textos del referendo sometido a su consideración, no lo es tanto que pueda alterar la esencia de lo que el pueblo ha señalado previamente que quiere que se le consulte en las urnas, en este caso la reelección para un cuatrienio concreto.

El segundo problemita es que el reglamento del Congreso prohíbe que un tema que ha sido negado en una cámara sea aprobado en la otra. Eso sucedió con el cambio de la fecha del referendo. Objetivamente, hay dos sentencias contradictorias de la Corte acerca de cómo debe ser interpretada esa prohibición. Veremos cuál se impone.

El tercer punto tiene que ver con los seis representantes de Cambio Radical que se trastearon de partido la víspera de la votación del referendo. Este fue aprobado con una mayoría de escasos dos votos. La Corte podría encontrar que el cambio de partido no les permitía a esos congresistas votar el referendo, contrariando la orden de bancada y desacatando la sanción que la semana anterior les había impuesto el comité de ética de Cambio Radical. La Corte podría resolver que esos seis votos son nulos y, por lo tanto, concluir que el referendo fue aprobado sin tener las mayorías necesarias. Qué grave.

Pienso que con estos tres puntos la Corte Constitucional tiene trabajo de sobra antes de emitir su fallo sobre la constitucionalidad de la ley del referendo. No envidio a sus magistrados. Tendrán que dar la discusión en el marco de la iniciativa popular que antecede a este referendo, y no podrán dejar de considerar el hecho, que pesa mucho, de que finalmente serán los colombianos quienes con su voto decidirán la reelección presidencial, siempre y cuando el "sí" tenga la mayoría, entre un mínimo de siete millones y pico de votos.

Por lo pronto, ante la pregunta de ascensor sobre si uno cree que la Corte va a aprobar el referendo, y mientras llega el piso 23 para botarse uno al corredor, la respuesta solo puede ser una sola: quién sabe...

SE ME OLVIDA. Nunca, en los 34 años que vengo ejerciendo la libertad de expresión en el noble oficio del periodismo, me ha sucedido que un magistrado o un juez objete la publicación de mis opiniones. Quedo notificada de que eso ocurrió hace quince días, cuando cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia, encabezados por su presidente, aprovecharon una visita de cortesía al director de este periódico para quejarse de dos de sus columnistas, Mauricio Vargas y yo, a quienes consideran "quintacolumnistas" de los intereses del Presidente de la República. Ambos hemos sido críticos de recientes decisiones de la Corte, especialmente de la de mantener la interinidad en la Fiscalía. Hasta hoy, emitir ese tipo de críticas ha sido una alternativa libre y legítima en este país. Por lo cual espero que la irrespetuosa descalificación de los magistrados haya sido fruto de un acto de torpeza y no de arrogancia judicial. Sería un campanazo contra el ejercicio de la libertad de prensa en Colombia, de repercusiones nacionales e internacionales.

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