sábado, 21 de noviembre de 2009

Asia Pacífico, ¿futuro de quién?

Editorial

El Universal, Cartagena

Noviembre 21 de 2009


La Cancillería y el Grupo de Coordinación de Política Exterior (GCPE) presentaron ayer su “estrategia de inserción de Colombia en los mercados de Asia Pacífico”. La iniciativa nació mediante el Decreto 2884 (agosto 6 de 2008) creando el Sistema Administrativo de Coordinación de Política Exterior, que según la Cancillería, incluye a personas y entidades de la sociedad civil “amplia”.

En el GCPE está el sector privado, representado por la Andi, la Federación de Cafeteros y las universidades, lideradas por EAFIT y su director Juan Luis Mejía; los medios de comunicación, en cabeza de Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Internacional (FNPI); entre otras personas e instituciones.

Todo el mundo sabe la importancia política y económica que ha tomado Asia, con –según la Cancillería- el 22,6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, y si se le suman los 21 países de la Apec, éste llega a más de la mitad el PIB mundial. Y en 2030, dice la misma entidad, China será la primera economía del mundo, seguida por los Estados Unidos. Colombia, mediante el GCPE, identificará los países más importantes para nosotros y el orden en que deben ser abordados, y acerca de qué temas.
El “coordinador, promotor y gestor” del grupo –dice también la Cancillería- es el reconocido industrial paisa Alejandro Ceballos. El propósito de la iniciativa, agrega la entidad, es “adelantar la estrategia de política exterior para defender los intereses del país”.

Es una acción loable y realista, ya que los pasos de gigante del Asia hacen temblar a todos los centros tradicionales del poder mundial. El peregrinaje de empresarios y académicos colombianos a China –incluidos los cartageneros- ha sido enorme, y se nota en el comercio del país, en donde miles de artículos son de allí.

¿Cómo afectará a Cartagena la no muy lejana preponderancia de los mercados asiáticos? ¿Cómo será entonces el flujo de comercio exterior y de importaciones por nuestro puerto? ¿Qué tanto volumen nos quitarán los puertos del Pacífico, y qué podemos hacer para compensarlo? ¿Hay algunas oportunidades en esta amenaza aparente, y cuáles son?

Las autoridades de Cartagena se deberían estar haciendo esa y otras preguntas –que ya seguramente se han hecho en los terminales marítimos de la ciudad-, ya que además del puerto de Turbo, diseñado para que el Triángulo de Oro minimice el uso de los demás puertos del Caribe, especialmente de Cartagena, la nueva estrategia Asia Pacífico está totalmente en manos andinas, y más aún, de paisas.

La ciudad y la región deberían despabilarse ante esta doble amenaza: los efectos del comercio con el Oriente a través de los puertos del Pacífico, no sólo los que hay, sino los que seguramente surgirán; y el manejo de las grandes oportunidades para beneficio del interior del país.

Es un lugar común decir que de las amenazas surgen las oportunidades, pero Cartagena debería convertirlo en realidad.

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