Eduardo Herrera Berbel
El Colombiano, Medellín
Noviembre 6 de 2009
De nuevo, el comandante Chávez, enfoca sus baterías contra Colombia. En esta oportunidad ha calificado de retardado mental a un alto funcionario del Gobierno; continúa con el manido discurso de que existe un complot contra su país que pone en peligro la integridad de su presidente; habla de una potencial agresión del imperio, en este caso, los EE.UU., desde territorio colombiano; reitera sus ataques contra el tratado de cooperación militar firmado con esta nación y además, maneja estos temas sensibles con maña y un alto contenido mediático.
Se podría colegir que el trasfondo de esta estrategia mediática no es otro que buscar interiorizar en el imaginario colectivo de su pueblo, un factor distractor con tinte patriotero-bolivariano, que lo sustraiga de la cruda realidad social y económica que lo aflige. El debate de fondo para examinar es: si la tesis del complot para desestabilizar al gobierno venezolano es válida, o si estamos frente a otra estrategia distractora como las que acostumbra usar el comandante Chávez, a quien se le observa preocupado y nervioso, tratando de esquivar el laberinto de una crisis de gobernabilidad de su país, cada día más evidente e inocultable.
Algunos factores que inciden en esta crisis de gobernabilidad son: la inviabilidad del modelo económico bolivariano, la pérdida de liderazgo del comandante Chávez debido a la relevancia de Brasil en la región, la desbordada violencia criminal fronteriza y el poder desestabilizador del narcotráfico.
Por negar de manera insistente el Comandante presidente la presencia de la amenaza transnacional del narcotráfico en su territorio,
Más allá del complot, comandante Chávez, parecería que su expresa intolerancia tuviera origen en la preocupación de que se conozca el verdadero alcance de sus relaciones con Irán, que se reviva el oráculo de Reyes, y salgan nuevas verdades sobre las relaciones con las Farc, que la solicitud de los dos senadores republicanos de ubicar a Venezuela, en la órbita de los países facilitadores o que apoyan el terrorismo prospere y, finalmente, que los EE.UU. continúen en su plan de abrir nuevos mercados para suplir la dependencia de comprar crudo pesado a Venezuela y, por su parte, no tener otros mercados alternos para reemplazarlo más allá de
Por eso, los colombianos esperamos que las agendas presidenciables en el debate electoral que se avecina, contemplen una estrategia anticipativa integral y firme, frente a una amenaza potencial a la seguridad nacional, que por ser de visos impredecibles, puede afectar la soberanía y la integridad territorial.
¡Tranquilícese, comandante Chávez!, Colombia es una nación hermana, sin ambiciones expansionistas, que no pretende transbordar modelo socialista alguno; respetuosa de la no intervención e injerencia en los asuntos internos de otras naciones, que sólo hace lo necesario en el campo de la inteligencia estratégica, para conocer intenciones hostiles que puedan afectar los intereses nacionales y la seguridad de los colombianos.
¡Comandante Chávez!, dejar a un lado el síndrome del complot y la diatriba anticolombiana sería una señal positiva de sindéresis, confraternidad y coherente política bolivariana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario