lunes, 23 de noviembre de 2009

No hay satélite por ahora, afortunadamente

Rafael Nieto Navia

El Nuevo Siglo, Bogotá

Noviembre 23 de 2009


EL gobierno acaba de rechazar la única propuesta para el satélite colombiano. Pero esta no es sino otra pata que le nace al cojo.

El gobierno de Turbay adelantó un proyecto llamado Satcol para instalar un satélite, el cual fue descartado durante el gobierno de Betancur. Solamente ahora se ha revivido y este gobierno parece genuinamente interesado en él.

Originalmente se trataba de un satélite geoestacionario. Ahora se habla de uno de órbita polar a 650 Kms. de altura, exclusivamente para comunicaciones. Mientras tanto Venezuela utiliza desde octubre de 2008 una posición geoestacionaria que le cedió Uruguay situada en los 78 grados oeste que le da un cubrimiento desde México hasta Argentina.

La ministra de Comunicaciones ha dicho que se trata de un “satélite propio exclusivamente para comunicaciones fijas, que no tiene elementos de fotografía o similares, y por ende no permite ninguna actividad de espionaje”. Como el satélite propuesto pasa cada 55 minutos sobre Colombia mientras le da la vuelta al mundo y no hay satélites de relevo, solamente sirve por pocos minutos y no puede cumplir ninguna de las funciones que, según el DNP, debería: cubrimiento de Internet en áreas remotas que no tienen o son muy costosas para operadores convencionales, Internet de alta velocidad para 40.000 instituciones del gobierno, y comunicaciones del sector de defensa del Estado especialmente en zonas de frontera, entre otras.

El satélite en que están pensando no sirve. Según dice la Comisión Colombiana del Espacio (CCE) tendría una duración de entre 5 y 7 años y costaría USD 94 millones (el DNP hablaba de USD 212 millones. ¿Al fin qué?) Y lo justifica diciendo que diferentes entidades gastan USD 10 millones por año comprando fotografías. Durante 5 ó 7 años, ¿a cómo van a salir éstas? Y uno se pregunta: al fin ¿toma o no fotografías?

Afortunadamente no han adjudicado semejante contrato. Necesitamos un satélite de verdad, no de juguete, ojalá fijo (si es que todavía logramos conseguir una posición aceptable. Hay una reservada hasta el 2010 para un satélite andino en los 67 grados oeste) o polar con relevos y que cumpla todas las funciones requeridas modernamente, incluso las ópticas y de detección de calor, como probablemente las tiene el venezolano. No para espiar, a menos que sea necesario. Pero sí para observar movimientos de los terroristas que van a volar oleoductos o puentes y, por supuesto, entre otras muchas cosas, para mejorar la cartografía, detectar cultivos ilícitos y, caso dado, prevenir catástrofes.

Coda. Este tema está ligado al de la manida “soberanía” sobre la órbita geoestacionaria, sostenida en una época por unos pocos países ecuatoriales que, por ser contraria a la del Tratado de Naciones Unidas sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967, murió lánguidamente de muerte natural en la UIT. Nunca supimos aprovechar este recurso natural por cuenta de sostener una tesis ambiciosa y demagógica pero tonta, en vez de defender nuestro derecho a la “explotación” del recurso y cobrar por él. La tesis del “recurso natural” fue expresamente rechazada por la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores en la época del presidente Betancur. Hoy hay varios satélites extranjeros estacionados en nuestro segmento orbital “soberano”.

2 comentarios:

Lilia Patricia Arias dijo...

Estimado Señor Nieto:
Noto con especial preocupación su nivel de confusión entre un satélite de comunicaciones con un satélite de observación de la Tierra.
Su columna genera un caos en las personas que no conocen del tema.
En conclusión hace una crítica incorrecta por su falta de conocimiento. Le sugiero que se documente más antes de causar desinformación en el público

Lilia Patricia Arias dijo...

Señor Nieto: Volví a leer su artículo y debo decir que es
impresionante que antes de entregarlo para publicación, no haya verificado las fuentes de información y no haya notado algo extraño en las cifras que publica.

Usted ha confundido dos proyectos diferentes que
está adelantando el Gobierno para la adquisición de dos satélites: uno
de telecomunicaciones y otro de Observación de la Tierra.

El primero es liderado por el Ministerio de Comunicaciones y el
segundo, por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi.

Son dos dispositivos de características diferentes en cuanto a la altura, tipo de órbita, finalidad, tipo de información que capturan,
entre otros aspectos técnicos. Por tal razón usted se pregunta sobre las diferencias en precios y si el satélite toma o no fotografías.
No es un proyecto, son dos.

A partir de estos errores, desarrolla su crítica. Esto me parece bastante delicado.
Le sugiero respetuosamente leer sobre los tipos de satélites en la wikipedia.